IRRITACIÓN FARÍNGEA Concepto La faringitis

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IRRITACIÓN FARÍNGEA
Concepto
La faringitis supone una inflamación de la faringe. Frecuentemente, asociado al término de
faringitis va el de amigdalitis, que implica la inflamación de las amígdalas palatinas. Los
síntomas de la faringitis pueden variar desde sensación de picor o de sequedad en la
garganta, hasta un dolor intenso que
impide tragar. Generalmente, el
aspecto de la mucosa varía desde un
leve enrojecimiento con congestión
vascular, hasta manifestaciones de
hipertrofia del tejido linfoide, con
producción de exudado purulento y
formación de membranas y úlceras,
todo ello dependiendo de la etiología,
evolución y gravedad del proceso.
La faringe es un órgano tubular
músculo-membranoso que sirve a los
aparatos respiratorio y digestivo como
vía de paso de aire, alimentos y
líquidos. Este órgano se encuentra
estrechamente relacionado con otros
órganos próximos. Así, en su tramo
superior, está en conexión con las
fosas nasales a través de unos
pequeños orificios, las coanas, y con el oído, a través de las aberturas de la trompa de
Eustaquio. La zona media u orofaringe está relacionada con la cavidad oral y se sitúa tras la
úvula y el paladar blando.
A un nivel inferior está la unión con la tráquea y el esófago, protegida por una membrana
denominada epiglotis, que se cierra al paso de los alimentos para impedir el acceso de las
sustancias sólidas o líquidas al aparato respiratorio. Alrededor de ella hay un importante
anillo de tejido especializado en la defensa frente a las infecciones: las adenoides
(vegetaciones) y las amígdalas palatinas.
Etiología
La faringitis puede tener diversas causas:
I)
Inflamatoria, de origen mecánico, químico o alérgico. Así, la sequedad en el
ambiente, por la calefacción o el aire acondicionado, es una de las causas frecuentes
de faringitis. El mismo efecto ejercen el humo o la respiración bucal. Esta acción
irritante puede estimular además la aparición de tos, irritante a su vez, creando así
un círculo vicioso.
II)
Infecciosa. La faringe no es un medio estéril, viviendo de forma permanente en ella
una rica gama de microorganismos, mientras que otros la colonizan de forma
eventual. El sistema inmunitario actúa para que estos microorganismos se
mantengan en unos niveles no infecciosos; por ello, la disminución de las defensas
del organismo puede favorecer la proliferación de alguno de estos gérmenes, que se
comportan como patógenos oportunistas. Dentro de las faringitis infecciosas
conviene diferenciar entre los procesos virales y los bacterianos. Así, la faringitis es
un síntoma común a la infección por el virus de la gripe, el del resfriado común la
mononucleosis infecciosa. En cuanto a las bacterianas, los estreptococos, y
corinebacterias son los más relacionados con las faringitis.
III)
Origen desconocido. Existe un grupo de faringitis no infecciosas, cuyo origen es
variado: neurológico, tumoral o autoinmune.
Tratamiento
En general, el tratamiento de la faringitis aguda incluye siempre medidas dirigidas a aliviar
las molestias faríngeas y los síntomas generales o respiratorios asociados. Mientras persista
la inflamación, es recomendable ingerir sólo alimentos de consistencia blanda e incrementar
el consumo de líquidos, evitando en todo caso los zumos cítricos, debido a su acidez,
susceptible de irritar la mucosa inflamada.
Asimismo, deberá evitarse el consumo de tabaco, de alcohol y de comidas picantes,
especiadas o muy calientes. También es recomendable evitar los ambientes polucionados,
por lo que es menester ventilar adecuadamente las habitaciones, y evitar los cambios
bruscos de temperatura ambiental.
I)
FARINGITIS IRRITATIVA. La debida a deshidratación por calefacción, o aire
acondicionado es la causa más frecuente de faringitis no infecciosa. El tratamiento
se orientará a mantener adecuada hidratación (evitando la sequedad ambiente, etc.)
y al tratamiento sintomático (analgésicos, anestésicos locales, sustancias que
suavicen la garganta –demulcentes como el regaliz, caramelos, etc.–).
II)
FARINGITIS DE ORIGEN VIRAL . El tratamiento debe limitarse al alivio sintomático de las
molestias faríngeas y los síntomas generales o respiratorios asociados. Las gárgaras
con solución salina tibia y algunas medidas de sostén como analgésicos y
antitérmicos (paracetamol, ibuprofeno) y la ingesta de líquidos son suficientes en la
mayoría de los casos de faringitis viral.
III)
FARINGITIS DE ORIGEN BACTERIANO. Si se confirma infección por estreptococos del
grupo A el fármaco de elección es la bencilpenicilina o la fenoximetilpenicilina. En los
pacientes alérgicos puede emplearse eritromicina. En caso de resistencia a la
eritromicina, pueden ser apropiadas cefalosporinas como cefalexina o cefadroxilo, si
bien con estas últimas existe un cierto riesgo de alergia cruzada con las penicilinas.
Las formas farmacéuticas de aplicación local más utilizadas son líquidos de enjuague
aplicados como colutorios y gargarismos, así como en forma de aerosol. Además de éstas,
también se emplean formas sólidas, generalmente tabletas, comprimidos o pastillas
desleíbles en la boca. Su composición es muy variada, incluyendo uno, o más
frecuentemente, varios de los siguientes tipos de fármacos de acción local:
– Antisépticos. Cloruro de dequalinio, cloruro de cetilpiridinio, clorhexidina, cloruro
debenzetonio, alcohol diclorobencílico, amilmetacresol, cineol, hexamidina, clorato
potásico, cloruro de benzalconio, etc.
– Antibióticos de acción local. Bacitracina, tirotricina, neomicina, polimixina B, etc.
– Antiinflamatorios. Bencidamina, enoxolona y corticoides (hidrocortisona, dexametasona,
etc).
– Descongestionantes, demulcentes y expectorantes. Mentol, terpineol, esencia de pino,
eucalipto, etc.
– Anestésicos locales. Lidocaína, benzocaína, clorobutanol, lidocaína, procaína,
tetracaína, etc.
Valoración
Es importante tener en cuenta que la faringitis es una condición patológica muy variable y es
un ejemplo de cómo la evolución de procesos aparentemente banales puede dar lugar a
complicaciones importantes. En este sentido, una faringitis irritativa (debida al tabaco) o
faringoamigdalitis recurrente pueden dar lugar a un cuadro de faringitis crónica. As imismo,
un paciente con faringoamigdalitis puede presentar dolor de oídos, que puede deberse a la
afectación de los nervios por la inflamación o bien a una otitis si la infección se extiende.
Es difícil diferenciar si una faringitis infecciosa es de origen viral o bacteriano. En ambos
casos la mucosa faríngea aparece inflamada leve o intensamente y puede estar recubierta
por una membrana y pus. Se produce fiebre, los ganglios se inflaman y se incrementa el
número de leucocitos en ambos casos, aunque de forma más intensa en la estreptocócica.
En el 50% de los cuadros de faringitis no se puede precisar el microorganismo responsable.
De la otra mitad, entre el 70 y el 80% se deben a procesos virales y el resto (20-30%) son
causadas por bacterias (estreptococo ß-hemolítico). Los casos de faringitis virales se suelen
acompañar de moqueo persistente, tos, ronquera, conjuntivitis y diarrea y por lo general son
procesos leves y autolimitados. Si se sospecha un cuadro de naturaleza infecciosa, se hace
necesario realizar una exploración local, regional y general. Si no existen síntomas de
gravedad se puede tratar a nivel ambulatorio. Si el paciente presenta signos de gravedad,
como trismus o torticolis, debería ser hospitalizado o sometido a exploraciones más amplias.
En ocasiones, la progresión de una infección viral, si el sistema inmune del individuo no es
capaz de combatirlo, puede favorecer la infección secundaria por bacterias. En el caso de
infecciones por estreptococos ß-hemolíticos de grupo A (S. pyogenes), la evolución
espontánea, sin tratamiento, supone un riesgo importante de complicaciones serias como la
fiebre reumática o la glomerulonefritis.
Por todo ello, existe un amplio grupo de pacientes que deben ser derivados de forma
automática al médico, como son o
l s niños menores de 10 años con fiebre y ganglios
inflamados, los mayores de 10 años con fiebre elevada y pus en las amígdalas, los
pacientes de cualquier edad con enfermedades crónicas (diabetes, asma, afecciones
cardíacas), y aquellas personas con antecedentes de fiebre reumática, con dificultad
respiratoria o con alteraciones renales.
En definitiva, el tratamiento sintomático se debe recomendar por el farmacéutico sólo
cuando no existan procesos febriles, que los ganglios no estén inflamados, que el
enrojecimiento y el dolor sean leves, que los síntomas de la patología faríngea tengan pocos
días de evolución, que se presenten erupciones, que no haya complicaciones del tipo otitis o
sinusitis, y que no aparezcan placas blanquecinas.
Si una vez instaurado el tratamiento sintomático el dolor no remite en 4-5 días, también se
debe aconsejar la visita médica, ya que si se sigue el tratamiento se pueden enmascarar
otras enfermedades más graves que cursan con la misma sintomatología.
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Estas especialidades no son EFP, aunque pueden ser dispensadas sin necesidad de receta médica.
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Matricaria
Papaína
Hidrocortisona
Enoxolona
Dexametasona
Bencidamina
Laurel-cerezo
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Cineol
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Trioxano (formaldehído)
Tirotrocina
Resorcinol
Polimixina B
Neomicina
Lisozima
Hexamidina
Dequalinio
Clorhexidina
Clorato potásico
Cetilpiridino
Benzalconio
Bencetonio
Bacitracina
Amilmetacresol
Tetracaína
Procaína
Oxetacaína
Mentol
Lidocaína
Diclorobencílico, alcohol
Cllorobutanol
Benzocaína
EFP
ANGILEPTOL
ANGIOFONIL
ANGISEPTINA
BUCODRIN
BUCOMETSANA
BUCOSPRAY
CLORASEPTIC
DEQUADIN
DERATIN
DIFORMIL
DIFORMILTRICINA∗
DRILL PASTILLAS
EDIFARINGEN*
EUPNOL*
FARINGENILO
FARINGESIC
GARTRICIN
GARYDOL
GRADIN*
HIBITANE
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KAMILLOSAN
LIZIPAÍNA
MIOZETS
PAST. ANTISEP GARG.
PASTILLAS KOKI
PHONAL SPRAY*
PHONAL*
RESORBORINA*
ROBERFARIN*
STREPSILS
TANTUM BUCAL
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