Carlos Arniches (1866-1943) Carlos Arniches[1] fue un hombre de teatro que supo explotar unas fórmulas teatrales de corte artesanal que agradaron al público de su época, de tal manera que gozó de un gran éxito. En sus obras está el costumbrismo que aparece en series televisivas y en la obra de autores actuales como Alonso de Santos, que se apartan de él al evitar cierta moralina o finales en los que la virtud siempre sale recompensada. En su obra aparecen una serie de tipos peculiares que forman parte de un imaginario español (cascarrabias, chulapos) que aparecen paralelamente en la zarzuela. Obra Comenzó cultivando la farsa, los sainetes y otras modalidades del "género chico". Sin embargo, sin abandonar dichos géneros, incluyó en su obra la tragedia grotesca y la comedia burguesa (a partir de 1915), lo que le valió, además, el aplauso de la crítica, pues aquí obtuvo sus mayores logros, como ocurre con La señorita de Trevélez (1916). Los sainetes Su obra está unida a la ciudad de Madrid, donde destacó como autor del denominado "género chico", caracterizado por la producción de obras de corta duración y por representar a menudo temas ligeros de corte popular. El sainete ya había sido cultivado por Ramón de la Cruz (siglo XVIII). Las obras, que duraban alrededor de una hora, podían incorporar música y se representaban en teatros modestos con precios muy populares. Su objetivo era la diversión del público, con unos textos basados en las posibilidades histriónicas de los actores y en el consumo inmediato por parte del público. El argumento no importaba demasiado y se basaba en el diálogo, con toques de suave erotismo y casticismo. Combina humor, melodrama, sentido común y ternura. Tuvo mucho éxito de público y algunas de sus obras concitaron el ataque de la crítica. Carlos Arniches escribe obras en colaboración con otros creadores, como Gonzalo Cantó o Celso Lucio, siguiendo modelos prefijados y teniendo en cuenta las aptitudes y los registros en los que los actores y actrices que iban a representarlas, destacaban. La principal aportación de Arniches en esta etapa es el sainete (El santo de la Isidra, La fiesta de San Antón), en los que mezcla elementos costumbristas y casticistas. La tragedia grotesca Según afirma el propio Arniches se trata de un género cómico nuevo, donde expresaba sus inquietudes sociales y regeneracionistas y aspiraba "a estimular las condiciones generosas del pueblo y hacerles odiosos los malos instintos". En La señorita de Trevélez mezcla el humor con la tensión dramática y desarrolla una burla cruel organizada por un grupo de desocupados que pretenden reírse de los deseos de matrimonio de Florita. En ¡Que viene mi marido! (1921) cuenta la historia de un hombre que debe morir para que se cobre una herencia. Es mi hombre (1921) nos muestra la conversión de un pobre hombre sin carácter en el espantamatones de un antro. El señor Badanas (1931) y La diosa ríe (1931) son otras tragedias grotescas. La comedia burguesa En un intento por atraer público al teatro, que cada vez se decantaba más por el cine, Arniches escribe obras de evasión, con ciertos aires mundanos, a medida de un público burgués. La tragedia de Marichu (1922) se ambienta en San Sebastián, ciudad de veraneo de la burguesía, en la que un joven matrimonio lleva una vida que discurre entre fiestas y casinos. Un cura vasco consigue reconciliar al matrimonio apartándolo del ambiente "corruptor" de San Sebastián. [1]Basado en Ríos Carratalá, Juan Antonio: Carlos Arniches. Disponible en http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcf76b0