La solución del Acueducto es politica, no jurídica. ( II )

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La solución del Acueducto es politica,
no jurídica. ( II )
Por Lic. Marco Antonio Andrade A. / Dossier Politico
Dia de publicación: 2014-07-29
Publicar en:
De acuerdo con el estatus procesal de los juicios de amparo promovidos por la tribu yaqui y de las diversas
controversias constitucionales de los municipios de cajeme, bacum y hermosillo, actualmente en trámite ante la
suprema corte de justicia de la nación, es de suponerse que debido a la complejidad de los intereses que significa
el control político y económico del agua, nuestro máximo tribunal se encuentra en una verdadera encrucijada al
tener que normar un criterio de interpretación jurídica y de justicia social trascendental para el presente y el futuro
del país.
Los temas de fondo de dichos litigios en su conjunto es que también obligan a la corte a decidir el significado y los alcances de los
equilibrios y la armonización politica entre la razón de estado, intereses étnicos, derechos humanos y las garantías sociales de
acceso y uso del agua.
Por ello, no podemos desconocer que la insuficiencia o carestía del agua representa un problema común para muchas ciudades,
estados o regiones de mexico, mismo que el gobierno y los ciudadanos debemos resolver con oportunidad, generosidad y
corresponsabilidad social.
En ese sentido, también es importante que los gobiernos actuales, antes que enfrentar situaciones críticas o confrontaciones
mayores, por la reclamación de derechos exclusivos o por la exigencia y reconocimiento a la conservación de privilegios históricos
concedidos durante la reorganización social del país en la primera mitad del siglo XX, afronten la necesidad de resolver
preventivamente este problema, ya que de lo contrario, pudiéramos presenciar una negación de los hechos de la historia, como los
sucesos agrarios de 1975, corriendo el riesgo de repetirlos, y de nuevo, repetirse.
El gobernador de la época no acepto nunca la sugerencia de la conciliación, ni valoro la importancia de la negociación. No termino
su sexenio. Otro resolvió en su lugar. Los vacios en politica, como las intransigencias personales permanentes, no existen, o se
acaban.
Sin embargo, el asunto del agua en sonora es un conflicto de solución injustificadamente diferida que se convirtió, por el transcurso
del tiempo, en un problema central de la agenda y la politica interior del estado.
Además, otro elemento que podría contribuir a la potencial escalada del conflicto, es la cuestionable dilación de la autoridad judicial
federal por no resolver con prontitud ni en forma prioritaria, como lo ordena el artículo 4º de la ley de amparo, los múltiples juicios
contra el gobierno del estado, mismo que aunado al inusitado desinterés por la búsqueda de acuerdos políticos negociados entre las
partes, la resolución definitiva que en su momento emita la corte, lejos de resolver el problema, podría agudizarlo.
En efecto, en cualquier sentido que resuelva la SCJN, declarando procedentes los amparos y concediendo la protección de la
justicia federal a la tribu yaqui, o en su caso, resolviendo a favor del gobierno del estado, decretando la improcedencia y
sobreseimiento de los amparos por la no afectación de derechos personales ni colectivos, ni violación a la esfera jurídica de la etnia,
actualizándose la falta de interés para demandar o por evidentes actos consumados, debido a la terminación y funcionamiento del
acueducto, estaríamos en la antesala de una problemática mayor a la que se pretende resolver.
La tardanza de la corte se convierte en los hechos en una circunstancia adicional para la aceptación o el rechazo social del fallo. La
incertidumbre se profundiza debido a la ausencia de una operación política conciliatoria que durante casi cuatro años no se realizo, y
si acaso se hizo, produjo nulos resultados, al no lograr destrabar en lo mínimo la confrontación, diferencias y acusaciones reciprocas
entre la tribu yaqui, el gobierno del estado y los ciudadanos cajemenses.
Es decir, la resolución judicial vendrá a substituir el enorme vacío de autoridad, la omisión política y la evasiva intervención del
estado para resolver el problema, como sucedió con la reciente resolución del tercer tribunal colegiado que revoco la orden del juez
octavo de distrito para cerrar la llave del acueducto, excluyéndose así la posibilidad de una solución intermedia que equilibre los
intereses en pugna. Esperan una sentencia judicial para resolver un problema político. El director de Conagua declaro hoy mismo
que no hay avances de los juicios en ningún sentido.
Por eso, es obvio que sin dialogo y ante la falta de reuniones que acrediten en los hechos el interés real y la voluntad del estado,
resulta imposible avanzar rumbo a una solución pactada del conflicto. En su momento propusimos, como ciudadano, la discusión de
un consenso para el desarrollo social, étnico e industrial de sonora, sin interés alguno para nadie de los involucrados.
Resulta inverosímil que ningún nivel de gobierno implemente una estrategia de acercamiento, ni de negociación ni acuerdos
mínimos para evitar una solución judicial que en términos reales tiene pocas posibilidades de resolver satisfactoriamente el problema
y la oposición regional del trasvase de agua del novillo a la capital del estado. Adalberto Rosas decía hace unos días que el
acueducto definirá las elecciones y la próxima gubernatura de sonora. Parece tiene razón.
Una obra de interés público y utilidad social fundamental, sin duda.
La importancia del acueducto es socialmente incuestionable y su construcción plenamente justificable, debido a la escasez del
recurso en la ciudad y en el estado. Debemos aceptar serenamente que la garantía constitucional del derecho al agua para consumo
humano preferente es una responsabilidad del estado y de los gobiernos municipales.
http://www.dossierpolitico.com/vercolumnas.php?artid=146399&relacion=dossierpolitico&categoria=292
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humano preferente es una responsabilidad del estado y de los gobiernos municipales.
El acueducto no representa pues, ni un capricho ni una ocurrencia, sino el cumplimiento de una obligación publica irrenunciable,
misma que mas allá del merito político de su construcción o de las conveniencias partidarias, es una obra de interés social
fundamental para la ciudad capital. El agua y la obra del acueducto son la palanca del futuro económico del estado.
La escases del agua podrá traducirse en el futuro, según expertos en el tema, en un potencial conflicto en el mundo. En sonora ya
existe, gracias a la impericia politica y a la irresponsabilidad de los operadores jurídicos del estado, sin duda.
Aunado a lo anterior, en hermosillo hemos vivido un crecimiento urbano ilimitado, anárquico, sujeto a la inercia de la movilidad
poblacional. La ciudad no fue oportunamente planificada para soportar la población actual. De 1,622,000 habitantes de sonora, más
de 800,000 equivalentes al 50%, vivimos en la capital del estado. Una desmesura poco ponderada para justificar la necesidad
inaplazable de construir el acueducto, como una de las alternativas posibles de obtención de agua.
También, el boom demográfico trajo consigo múltiples problemas inherentes a la concentración de la población, como el incremento
de la demanda por construcción de casas, servicios públicos, nuevos centros comerciales, creciente población estudiantil de nivel
básico y universitario, así como la crisis del transporte público y el abrumador desorden vehicular, entre otros.
Además de una desenfrenada dinámica de migración local y nacional a los principales centros urbanos y productivos del estado
como hermosillo y cajeme. De allí que la razón del acueducto tiene explicaciones lógicas que no se han dicho ni sabido informar de
manera suficiente ni convincente a la tribu yaqui, a los ciudadanos de cajeme, ni a los sonorenses. El problema como tal pudo
evitarse en su momento. Ahora es necesario remendar y convencer a muchos otros.
Posible resultado judicial.
La corte tiene, en nuestra opinión, tres grandes opciones para resolver el conflicto:
1) Procedencia de los amparos a favor de la tribu yaqui por la afectación de derechos adquiridos en la resolución presidencial
dotatoria de tierras y aguas de 1937-38, y por la consecuente inconstitucionalidad del acceso, trasvase y aprovechamiento de aguas
propias o excedentes de la presa el novillo.
2) Improcedencia y Sobreseimiento en razón de que la obra no perjudica derechos colectivos por el uso de volúmenes de agua
superiores a los legalmente comprendidos en la resolución histórica inicial de la etnia, o por posibles actos consumados al haberse
realizado en forma irreversible la licitación, construcción, terminación y funcionamiento operativo del acueducto.
3)Improcedencia por imposible reparación del acto reclamado, no obstante la ilegalidad del proceso administrativo y la
inconstitucionalidad del funcionamiento del proyecto, debido a la finalidad social de una obra de interés público que permite al estado
cumplir la obligación constitucional de satisfacer el derecho humano y la garantía social al agua para consumo domestico;
ordenando en consecuencia que, en razón de existir violaciones a derechos históricos e intereses étnicos, el Gobierno del Estado de
Sonora y el Estado Mexicano procedan a indemnizar a la tribu yaqui por la afectación a sus derechos y actividades productivas,
validando así la operación permanente e indefinida del acueducto a través de Conagua. Una decisión salomónica.
La corte también podrá determinar que el acueducto no perjudica el uso agrícola ni la disposición suficiente de aguas para cualquier
actividad productiva en la región de cajeme ni sur del estado, ni compromete tampoco el destino y distribución de un bien de interés
público, como es el agua, por tratarse de una propiedad natural de la nación de acuerdo al artículo 27 constitucional, al igual que los
hidrocarburos y minerales del subsuelo del país.
Duda razonable.
El único riesgo para el gobierno del estado es, como única posibilidad de perderlo todo y convertir el acueducto en un elefante
blanco, que la corte determine que durante los juicios incurrió en diversos incumplimientos, violaciones o desacato a suspensiones
concedidas a favor de la tribu yaqui, por cuya razón es improcedente considerar como actos consumados la terminación y
funcionamiento del acueducto, por transgredir los principios de legalidad y debido proceso que exige y caracterizan, teóricamente, al
estado de derecho constitucional y derecho democrático vigente en el país.
En ese sentido, la resolución definitiva de la corte será histórica. Tendremos un criterio de análisis legal, académico, estudio y
argumentación jurídica recurrentes para el litigio y la discusión política por el agua en los próximos años. Los amparos de la tribu
yaqui pasaran a la memoria de gobernantes, ciudadanos y abogados, no obstante tratarse de uno de los problemas más agudos y
perdurables de los últimos 40 años en la entidad.
Concluimos que el agua es pues sinónimo de desarrollo y bienestar social. Algunas ciudades y estados se transformaron en centros
industriales altamente competitivos al haber resuelto un problema similar al de hermosillo.
La solución al tema del agua es un asunto prioritario y estratégico para todos. Los gobiernos de otros estados lo resolvieron
aplicando los instrumentos consubstanciales de la política; dialogo, conciliación, negociación y acuerdos. Actualmente no tienen
problemas de disposición ni suministro de agua para cualquier uso y aprovechamiento domestico, agrícola o industrial. Todos
cedieron, todos ganaron. La solución es politica, no jurídica.
Salud.
andrade.aguirre@hotmail.com
Opiniones sobre esta nota
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Roberto del Pardo 2014-07-29
La poblacion de Sonora no es de 1,622,000 habitantes, sino de 2,662 mil habitantes. Si Hermosillo cuenta con 800 mil
habitantes, éstos corresponden al 30% del total.
Andres Miranda C. 2014-07-29
Excelente análisis Lic. Andrade...
Rodrigo González 2014-07-30
Lo cierto es que no se puede fincar el desarrollo de una región a costa de la limitación del desarrollo de otra. Hermisillo si
teniente agua, sólo que la tienda acaparada el usuario agrícola quien usufructúa el 90% del total del agua disponible en esa
cuenca. La demanda de agua potable sólo implica dejar de sembrar 10 mil hectáreas de uva de la zona de Zamora o de la Costa
de Hermosillo. En todo caso se pudo evitar conflictos entre usuarios ya que se ignoró la opción de desalar aguas marinas o
subterráneas salobres, esta fuente de abastecimiento es prácticamente inagotable y su costo es competitivo. En cambio, el
acueducto del Novillo es obra más costosa, genera daños a terceros y al medio ambiente
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Marco Antonio Andrade Aguirre ·
Universidad de Sonora
Comparto mi articulo: La solución del
Acueducto es política, no jurídica. Saludos
Reply · Like · July 29 at 11:58am
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