EL ESPACIO URBANO I. EL CONCEPTO DE CIUDAD. Definir la ciudad no es fácil. Suelen utilizarse diversos criterios, cuya consideración conjunta permite una definición más completa del fenómeno urbano: número de habitantes, actividades económicas (industria, servicios), morfología de la ciudad (tipo de edificaciones, densidad de las edificaciones, etc.). 1) Criterios cuantitativos o estadísticos: basados en cifras y fijados por el INE, considerando una población urbana a los municipios con más de 10000 habitantes. 2) Criterios cualitativos, basados en características: - morfológicas, aspecto formal de la ciudad: alta densidad de población/edificios, tipo de edificaciones, generalmente colectivas y en altura (dependiendo de política industrial). - funcionales, basadas en actividades económicas urbanas (industria y servicios). - sociológicas, posee una cultura urbana (estructura familiar menos tradicional, relaciones sociales diversificadas, etc.). - espaciales, capacidad de la ciudad de organizar el espacio que le rodea, influyendo en otros núcleos de población e interrelacionando con otras ciudades. II. EL PROCESO DE URBANIZACIÓN EN ESPAÑA. Es la progresiva concentración en la ciudad de la población, las actividades económicas, etc. En este proceso pueden diferenciarse tres etapas: 1. La urbanización preindustrial. Comprende desde el origen de las ciudades al inicio de la industrialización en siglo XIX.. La tasa de urbanización fue escasa (no superaba el 10%) y las ciudades raramente superaban los 5000-10.000 habitantes. Los primeros asentamientos urbanos aparecieron en España durante la Edad de los Metales, en el sureste peninsular. Fenicios, griegos y cartagineses fundaron enclaves comerciales y estratégicos, como Cádiz (fenicia), Ampurias (griega), Cartagena, Sexi, Abdera, Malaka, mainake, etc. La romanización dio lugar a la fundación de numerosas ciudades, lo que explica que muchas ciudades españolas tengan un origen romano: Barcino, Caesar Augusta, Hispalis, Lucus Augusti, etc. (Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Lugo). Los romanos crearon la primera red urbana unida por vías de comunicación (calzadas), que tenían una finalidad comercial y militar. Roma introdujo un modelo urbano de trazado regular y cuyo plano se organizaba en damero (calles paralelas que se cortan en ángulo recto y se vertebran en torno a dos ejes el cardus maximus y el decumanus maximus. Durante la Edad Media se produjo una nueva fase de urbanización, en dos espacios distintos, el musulmán y el cristiano. En el espacio musulmán se aprovecharon los asentamientos anteriores (Zaragoza, Toledo, Granada, Córdoba, Málaga) pero fundaron nuevas ciudades (Madrid). En espacio cristiano (inicialmente la áreas montañosas del norte que escaparon al dominio musulmán) la vida urbana era escasa (Jaca, Pamplona, Logroño). Desde el siglo XIII, el proceso de urbanización experimentos un gran avance debido al crecimiento demográfico, la reactivación económica y las grandes conquistas (Medina del Campo, Burgos). Durante la Edad Moderna la urbanización experimentó vaivenes en función de la situación demográfica, económica y política de cada momento: en el siglo XVI, hubo un crecimiento urbano continuado debido al aumento de la población, a la expansión económica basada en el comercia con América, y al poderío políticomilitar de los Austria; en el siglo XVII el crecimiento urbano se estancó (crisis demográfica, económica y pérdidas territoriales); en el siglo XVIII, con la nueva dinastía de los Borbones, el proceso de urbanización se reanimó, gracias al fortalecimiento del poder real y a la recuperación demográfica y económica. La construcción de una red radial de carreteras aceleró la articulación urbana del territorio e incrementó el papel integrador de Madrid 2. La urbanización industrial. Comprende desde el inicio de la industrialización a mediados del siglo XIX hasta la crisis económica de 1975. La tasa de urbanización experimentó una gran crecimiento (población urbana superó el de la población rural). Hasta mediados del XIX la concentración demográfica en las ciudades era baja (24,6%) afectando principalmente a las capitales de provincia (1833, división del territorio en provincias. Desde mediados del siglo XIX a la Guerra Civil el crecimiento de las ciudades fue elevado (la tasa de urbanización casi se dobló), debido a que la industria atraía a una creciente población del campo a las ciudades industriales (País Vasco, Asturias). Durante la Guerra Civil y la posguerra, el crecimiento urbano se ralentizo debido a los problemas de deterioro y de abastecimiento que afectaban a las ciudades. Además, el régimen franquista favoreció las políticas agrarias destinadas a retener a la población rural en el campo. No obstante, comenzó a formarse el triángulo de desarrollo urbano-industrial del nordeste, con vértices en Madrid, Barcelona y Bilbao. La etapa del desarrollo (1960-1975) fue la de mayor crecimiento económico y urbano del siglo XX. La causa principal fue la expansión de la industria, que atrajo mano de obra del campo a las grandes ciudades unido al elevado crecimiento natural (baba boom). La creación de polos de desarrollo potenció la formación de metrópolis regionales (Zaragoza, Valladolid) 3. La urbanización postindustrial (a partir de 1975) La crisis industrial iniciada en los años setenta paralizó el crecimiento urbano vinculado a esta actividad económica (las regiones del norte peninsular las más afectadas). Las actividades terciarias ganan relevancia como factor de urbanización, especialmente en las grandes metrópolis donde se localizan las actividades punta y los centros de decisión (Madrid y Barcelona), en las regiones turísticas (Baleares, Canarias). En esta etapa se frena el proceso de crecimiento de las mayores ciudades a favor de las ciudades medias y pequeñas. Este proceso se debe a la saturación de las grandes urbes y a la tendencia actual a la descentralización (dispersión de la urbanización o “urbanización difusa”). III. MORFOLOGÍA DE LAS CIUDADES La morfología es el aspecto externo que presenta la ciudad. Está influida por el emplazamiento y la localización urbana, y resulta de la combinación del plano, construcción y los usos del suelo. El emplazamiento es el espacio concreto sobre el que se asienta la ciudad (colina, río, etc.) La localización es la posición relativa de la ciudad respecto a un entorno geográfico amplio (situación). El plano es la representación gráfica, a escala, de una ciudad. Puede ser: irregular (presenta calles estrechas y tortuosas y plazas sin formas definidas), radiocéntrico (tiene un centro del que parten calles radiales, cortadas por otras que forman anillos en torno al centro) y ortogonal, en cuadrícula o damero (calles que se cortan formando ángulo recto). La construcción incluye la trama urbana (es la disposición de los edificios de los edificios y puede ser compacta o cerrada) y la edificación (puede ser colectiva y en altura formando bloques o individual con viviendas exentas o adosadas). Los usos del suelo son las diversas utilizaciones que se hacen del suelo urbano (comercial y de negocios, residencial, industrial, etc.). IV. LA ESTRUCTURA URBANA. Se llama estructura urbana a la división de la ciudad en áreas con morfología y funciones características. a) El casco antiguo es la parte de la ciudad urbanizada desde su origen hasta la industrialización del siglo XIX. Está rodeado de murallas (en general); el plano suele ser irregular (aunque también hay ejemplos de planos radiocéntricos-Vitoria, en cuadrícula-Tarragona); la trama urbana era cerrada y en la edificación predominaban las casas unifamiliares de baja altura); los usos del suelo eran diversos (comercios, talleres, edificios públicos). Durante el Renacimiento se crearon nuevos barrios de plano regular, plazas mayores. Durante el Barroco y la Ilustración las ciudades se embellecieron, se construyeron edificios monumentales, religiosos y civiles y se mejoraron las infraestructuras de abastecimiento e higiene. A lo largo del siglo XIX (desamortización) y del siglo XX se modificaciones importantes en el casco antiguo de las ciudades: se ensancharon calles y plazas, se construyeron grandes vías (Gran Vía de Madrid), se sustituyeron edificios antiguos por otros de mayor altura, el uso del suelo experimentó una progresiva terciarización y a partir de 1960 se consolidó como centro comercial y de negocios de la ciudad, con el consiguiente desplazamiento de los usos residenciales. En la actualidad funcionan como centro de actividad económica (comercio, turismo, etc.) El número de residente ha disminuido y en las áreas más antiguas y de peores condiciones medioambientales se convierten en espacios degradados material y socialmente. b) El ensanche urbano (desde mitad siglo XIX) intentó dar respuesta al crecimiento de las ciudades de acuerdo con los intereses de la burguesía. Se conciben como áreas residenciales destinadas a la burguesía y a las clases medias. Para ello se derribaron las murallas. Se adoptó el plano regular (ortogonal) en cuadrícula con calles rectilíneas y más anchas que las del casco antiguo y trama de baja densidad con manzanas amplias. La edificación incluía palacetes y villas ajardinadas. El uso de suelo predominante fue residencial burgués. Los primeros ensanches se hicieron en las ciudades más dinámicas (Barcelona y Madrid). Con el paso del tiempo la trama se densificó y se verticalizó al edificarse áticos, sobreáticos y bloques de pisos; en los usos del suelo el ensanche comenzó a recibir funciones terciarias. En la actualidad han sido objetos de operaciones de modernización y embellecimiento con el fin de atraer las actividades más especializadas del sector terciario. c) Los barrios obreros e industriales del extrarradio fueron creados a partir del siglo XIX para el proletariado. Las industrias se establecieron en la periferia urbana, junto a los caminos que conducían a la ciudad o junto a las estaciones del ferrocarril. Los trabajadores que emigraron a las ciudades industriales no podían instalarse en el casco histórico ni en el ensanche porque eran zonas caras. Los barrios obreros adoptaron un plano diverso. La trama se hizo cerrada y densa y en edificación predominaron las viviendas de escasa dimensión y calidad. En los usos del suelo se entremezclaron las residencias obreras con industrias, talleres y almacenes. Estos barrios se convirtieron en focos de enfermedades infecciosas y de descontento social. En la actualidad los antiguos barrios proletarios han quedado plenamente incorporados a la ciudad. Los más próximos y mejor conectados se han revalorizado y remodelado (cambio en la población residente). Los menos accesibles y desorganizados se mantienen como espacios marginales cuyo deterioro se acentúa. d) Los barrios ajardinados fueron creados a finales del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX pretendiendo acercar el campo a la ciudad: la ciudad-jardín (barios de vivienda unifamiliar con jardín que fueron ocupadas por las clases medias y el proletariado). En la Ciudad Lineal de Arturo Soria pretendía superar la segregación social incluyendo viviendas de distinto nivel y precio, aunque apenas se instalaron obreros en ellas. V. LAS RECIENTES TRANSFORMACIONES URBANAS. Los años posteriores a la Guerra Civil fueron de depresión económica, carencia de materiales, etc., por lo que la transformación urbana fue poco importante. En cambio, desde la década de los 60, las principales ciudades españolas iniciaron un enorme crecimiento debido al incremento demográfico y al desarrollo de la industria y de los servicios. El área edificada de las ciudades se amplió considerablemente, creándose extensas periferias a lo largo de los principales ejes de transportes. En la actualidad, la tendencia a la desconcentración de la población y de la actividad económica urbana hacia periferias cada vez más alejadas está dando lugar a una creciente extensión de la ciudad por el territorio (ciudad difusa), cuyas manifestaciones principales son la aparición de áreas periurbanas o suburbanas de límites imprecisos entre el campo y la ciudad (espacios dedicados a la agricultura mezclados con industrias, transportes, abastecimientos urbanos, etc.) y la constitución de diversos tipos de aglomeraciones urbanas. a) Áreas periurbanas (periferia). Dentro de estas zonas podemos distinguir: Barrios residenciales de la periferia. Responden a diversos tipos: barrios marginales de infravivienda o chabolas; barrios de viviendas de protección oficial; polígonos de vivienda de promoción privada y áreas de vivienda unifamiliar. Áreas industriales y de equipamiento de la periferia (centros comerciales, infraestructuras sanitarias, centros escolares, etc.) b) Aglomeraciones urbanas. Algunas ciudades han crecido hasta conectar con otros núcleos de población. Se crean así aglomeraciones urbanas de diferentes tipos: El área metropolitana es una zona muy poblada y urbanizada bajo el control de una ciudad central. La red de transporte es muy densa y los desplazamientos son numerosos y frecuentes (Madrid) La conurbación que es un área urbana continua formada por el crecimiento paralelo de dos o más ciudades hasta unirse. Cada ciudad mantiene su independencia (Málaga y Marbella). La megalópolis es un espacio muy urbanizado que incluye ciudades de diferente tamaño y agrupa una población de más de veinte millones de habitantes a lo largo de cientos de kilómetros. Incluye áreas metropolitanas, conurbaciones, pequeñas ciudades, etc. (desde la frontera francesa hasta Cartagena). La región urbana es un área urbana discontinua, integrada por ciudades dispersan, pero lo suficientemente densa como para que todo el territorio posea características urbanas (centro de Asturias) VI. EL SISTEMA URBANO ESPAÑOL Las ciudades constituyen un sistema, la red urbana, que cumple un destacado papel en la organización del espacio. El sistema urbano español está formado por unos elementos (las ciudades) y por las relaciones que se establecen entre ellas. Las ciudades tienen unas características (tamaño y funciones) a partir de las cuales ejercen su influencia sobre un área más o menos amplia (local, regional, nacional o mundial) y ocupan una posición jerárquica dentro del sistema urbano. 1. El tamaño de las ciudades. El tamaño demográfico de las ciudades es una de las bases de la jerarquía urbana. Se establece de acuerdo con la regla rango-tamaño, que relaciona la población de una ciudad y su rango (número de orden) en el sistema urbano. En España, el mayor tamaño demográfico corresponde a siete áreas metropolitanas, que superan el medio millón de habitantes. De ellas, Madrid es la que cuenta con mayor población y ocupa el rango número uno en el sistema. Barcelona tiene un tamaño mucho mayor del que suele corresponder a la segunda ciudad de un sistema nacional, de modo que se produce un brusco salto entre ella y la tercera aglomeración del sistema, Valencia. A esta le siguen en tamaño Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Tras ellas, existe un elevado número de ciudades con población entre 300.000 y 400.000 habitantes. La distribución espacial de las aglomeraciones urbanas por su tamaño demográfico se caracteriza por dos rasgos principales: a) En la Península, las grandes ciudades se disponen de forma semianular en la periferia, rodeando a un espacio interior poco urbanizado en cuyo centro está la mayor aglomeración urbana del país, Madrid, rodeada de pequeñas ciudades. El crecimiento de estas áreas metropolitanas ha contribuido a la configuración de ejes territoriales, surgidos como líneas de contacto entre ellas, en los que se concentra la población y la actividad económica. Al localizarse las mayores ciudades en la periferia, salvo Madrid, estos ejes son principalmente periféricos: el septentrional, el mediterráneo y el andaluz. El del valle del Ebro funciona como corredor entre los dos primeros. El eje septentrional es discontinuo y está integrado por el eje atlántico de Galicia y las ciudades interiores que dependen de él (Orense y Lugo); y por el eje cantábrico, comprendido entre el triángulo asturiano (OviedoGijón-Avilés), el País Vasco y Pamplona, también con ramificaciones hacia el interior (León, Burgos y Logroño). El eje mediterráneo comprende desde Girona a Cartagena, y es el más dinámico. El eje andaluz se dispone a lo largo de un doble eje: el valle del Guadalquivir (desde la costa atlántica a Jaén) y el eje litoral (desde Almería a Huelva) El eje del valle del Ebro funciona como corredor de comunicaciones entre el Cantábrico y el Mediterráneo y tiene como ciudad principal a Zaragoza. b) Las grandes metrópolis se concentran en el nordeste, donde se localizan cinco de las siete aglomeraciones con más de 500.000 habitantes: los cuatro grandes polos de actividad económica (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia) y Zaragoza, que ocupa una posición estratégica como lugar de encrucijada. 2. Las funciones de las ciudades españolas. Las funciones que realizan son otro de los factores que determina la posición de las ciudades en el sistema urbano. Entendemos por funciones las actividades socioeconómicas que desempeñan las ciudades hacia el exterior, no las encaminadas al servicio interno de la ciudad. Las ciudades suelen ser multifunciones. Cuanto más grande es la ciudad, desarrolla más funciones puesto que ha de satisfacer las necesidades de una extensa área. De acuerdo con su función las ciudades pueden clasificarse en diversos tipos: Ciudades primarias. Tienen una especialización en actividades del sector primario. Destacan por su importancia las agrociudades andaluzas, manchegas, murcianas y levantinas, y las ciudades mineras, como muchas asturianas. Ciudades secundarias. Unas están especializadas en la industria como las primeras ciudades que se incorporaron a la revolución industrial (en el País Vasco, Cataluña, y Asturias) o como muchas de las que forman parte de las áreas metropolitanas. En otros casos, están especializadas en la construcción, como ocurre con ciudades de gran dinamismo económico y demográfico o muy afectadas por el turismo. Ciudades terciarias. Están especializadas en servicios, que son las actividades que mejor definen el rango de una ciudad y su papel organizador del espacio, como las grandes metrópolis nacionales. Estos servicios pueden ser comerciales, administrativos, culturales, sanitarios, religiosos o turísticos. 3. El área de influencia urbana. Por las funciones que desempeñan hacia el exterior, las ciudades se consideran como lugares centrales, que abastecen de bienes y servicios a un área más o menos extensa, denominada área de influencia. Esta será mayor cuanto más diversas y especializadas sean las funciones urbanas. El área de influencia también recibe el nombre de hinterland. El geógrafo alemán Christaller, clasifica los lugares centrales de acuerdo con la variedad y calidad de las funciones que desempeñan. El resultado es un territorio organizado según las áreas de influencia de cada uno de los lugares centrales (en España, Madrid es el lugar central principal y su influencia se extiende por todo el territorio nacional. Le siguen en influencia Barcelona, Valencia, Sevilla, A Coruña y Bilbao) 4. La jerarquía urbana española. El tamaño demográfico, las funciones y la extensión del área de influencia dan lugar a una organización jerárquica del sistema de ciudades. Las categorías son las siguientes: a) Metrópolis. Son las ciudades que se encuentran en la cima de la jerarquía del sistema urbano. Su población supera los 250.000 habitantes. Desempeñan funciones más especializadas y diversificadas que las restantes ciudades, relacionadas con el sector terciario de mayor nivel y con la industria (cada vez en mayor medida de alta tecnología). Su área de influencia es amplia. Dentro de las metrópolis existe una jerarquía en función de su tamaño, de sus funciones y de la extensión de su área de influencia. Las metrópolis nacionales son las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona. Su población supera los 4 millones de habitantes y cuentan con las funciones más diversificadas. Su área de influencia se extiende por todo el territorio nacional y se encuentran estrechamente relacionadas con otras metrópolis mundiales, actuando como enlace entre el sistema urbano europeo y global y el español y local. Las metrópolis regionales son las áreas metropolitanas de Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Tienen una población entre 1.5 millones y 500.000 habitantes y cuentan con servicios de alto rango (principalmente administrativos y comerciales). Tienen un área de influencia regional y mantienen relaciones intensas con las metrópolis nacionales. Las metrópolis subregionales o regionales de segundo orden. Son ciudades como Valladolid, Oviedo, Murcia, Alicante, A Coruña, etc. Tienen una población entre 500.000 y 250.000 habitantes y todavía cuentan con funciones y algunos servicios muy especializados (universidad). Su área de influencia es subregional o regional en el caso de comunidades autónomas uniprovinciales. Mantienen intensas relaciones con las capitales regionales. b) Ciudades medias. La mayoría son capitales de provincia no incluidas en los apartados anteriores. Su población está en torno a los 250.000-50.000 habitantes y sus funciones son principalmente terciarias, pero menos especializadas. c) Ciudades pequeñas. Tienen una población de menos de 50.000 habitantes, como Astorga, etc. Sus funciones son mucho menos especializadas (educación secundaria y profesional). Su área de influencia es comarcal. 5. Las relaciones urbanas en el sistema español de ciudades. Las relaciones entre las ciudades de un sistema pueden ser unidireccionales (implican dependencia de un núcleo respecto a otro) o recíprocas. Ambas pueden ser directas entre un núcleo y otro o indirectas, a través de centros intermedios. De acuerdo con las relaciones que establecen entre sí las ciudades, el sistema urbano español se caracteriza por los siguientes rasgos: Madrid, mantiene relaciones intensas con las demás metrópolis. Barcelona tiene una influencia general más débil, aunque intensa en el sector oriental. En el resto del sistema el grado de integración es más reducido e incompleto (Ej. las relaciones entre las metrópolis andaluzas y levantinas son poco intensas). VII. PROBLEMAS DE LAS CIUDADES ESPAÑOLAS. (pg 336 del libro, leedlo) Las ciudades y las aglomeraciones urbanas españolas presentan problemas de diversa índole: problemas de vivienda, de abastecimiento y equipamiento, problemas de tráfico, problemas sociales, problemas ambientales (contaminación atmosférica, acústica, producción y eliminación de residuos, microclima urbano, etc.) VIII. ORDENACIÓN DEL ESPACIO URBANO De la ordenación del espacio urbano se encarga el urbanismo. La planificación urbana incluye la totalidad del término municipal, es decir, el suelo rústico y el urbano, y tiene como fin proyectar nuevos espacios para el futuro crecimiento y transformar los existentes en función de las demandas sociales de cada momento histórico. 1939-1960 (época de la autarquía) la planificación se centró en tres objetivos: la reconstrucción de las ciudades más dañadas por la Guerra Civil, La elaboración de leyes sobre vivienda (viviendas protegida, sociales) y la organización del crecimiento urbano, para ello se aprueba la Ley del Suelo y Ordenación Urbana (1956) o los planes generales de ordenación urbana. 1960-1975 (época del desarrollo) se mantuvo la Ley del Suelo, pero no se logró evitar que surgiera toda una serie de problemas en las ciudades (problemas de vivienda, destrucción del patrimonio histórico-artístico, aumento de los problemas medioambientales). Desde 1975, las CCAA adquieren competencias sobre ordenación del territorio. Su legislación sobre estos temas debe ser seguida por los ayuntamientos: el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) es el instrumento básico para la ordenación urbanística integral de un municipio. IX. LA INTEGRACIÓN EN EUROPA Y EN EL SISTEMA URBANO EUROPEO. La incorporación de España a la CEE en 1986 ha supuesto la integración de las ciudades españolas en la jerarquía urbana y en el sistema de ciudades europeo. En la jerarquía europea se distinguen metrópolis globales (no figura ninguna ciudad española); locomotoras europeas (Madrid y Barcelona); metrópolis europeas potenciales (Bilbao, Valencia y Palma de Mallorca) y metrópolis europeas débiles (Sevilla). El resto de las ciudades españolas tiene proyección principalmente te nacional, regional o local. El sistema de ciudades europeo se compone de varios ejes: - La dorsal europea (entre el sur de Gran Bretaña y el norte de Italia) que es la zona más dinámica europea. - El eje mediterráneo europeo - Área estancada de los finisterres - Periferia urbana europea (sures) La novedad más importante es la formación de un eje diagonal Lisboa-MadridZaragoza-Barcelona que conecta con el arco mediterráneo y la dorsal europea. Nota: Esto es un resumen, para completar información con el libro o conmigo.