ARMADA ARGENTINA DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS NAVALES CREACIÓN DE LA BASE AERONAVAL “COMANDANTE ESPORA” (1939) Foto DEHN – Base Aérea Comandante Espora La inauguración de los diques del Puerto Militar, en 1905, en la ría de Bahía Blanca, marcó el inicio de una etapa de consolidación del poder marítimo argentino, mientras que la región se afianzaba como nuevo eje del poder naval militar en nuestro país. Durante las primeras décadas del siglo XX, la Base Naval Puerto Belgrano creció a un ritmo acelerado y continuo, generado por un cambio en el pensamiento estratégico argentino que, por esos momentos, se encontraba orientado hacia una proyección naval y marítima. Esta nueva concepción puso de manifiesto que, además de la modernización de los medios navales, se debía fomentar el desarrollo de los demás componentes de la Armada: la Infantería de Marina y la Aviación Naval. En efecto, ésta última reconocía sus orígenes en los albores del siglo XX y en poco menos de 30 años había logrado justificar su existencia como soporte fundamental de las operaciones navales. La ARMADA ARGENTINA DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS NAVALES incorporación de aeronaves creó la necesidad de contar con las instalaciones necesarias para operarlas y repararlas, y, asimismo, para instruir el personal que las maniobrara. Entonces, se concretó la instalación del Parque y Escuela de Aviación y Aeroestación de la Armada en Fuerte Barragán (1916) y, luego, de la Escuela de Aviación Naval en el Puerto Militar (1921). A pesar de las numerosas vicisitudes que debió sortear desde sus orígenes, hacia 1936, la Aviación Naval se orientó hacia su organización definitiva, mediante la creación de la Dirección General de Aviación, cuyo primer comandante fue el capitán de navío Marcos Zar. Si bien la presencia de la aviación militar en Puerto Belgrano estuvo aparejada a un gran incremento en la actividad aeronáutica en la región, los medios de los que disponían no resultaron los más apropiados, pues las instalaciones –pista de aterrizaje, edificios y hangares- y los factores meteorológicos dificultaban las operaciones. Los alumnos debían completar su formación en la Aeroposta Argentina de Villa Harding Green, en las proximidades de Bahía Blanca. Debido a estas circuntancias, las autoridades de la Armada decidieron instalar una base que estuviese a la altura de las crecientes demandas del componente aéreo. La tarea recayó en el capitán de fragata Enrique Brown, que tras un minucioso análisis de los posibles terrenos para su instalación, se decidió por uno de grandes dimensiones, aledaño al Aeródromo Civil de Bahía Blanca, a escasos 5 kilómetros de esa ciudad. Las obras se iniciaron en 1936, y tuvieron prioridad los hangares Nº 1 y Nº 2 que, por entonces, además de cumplir con su función específica oficiaban de oficinas, alojamientos y almacenes. El jefe de la base en construcción, alférez de navío Julio Bachini, tenía su despacho en el hangar Nº 1. Para llevar adelante las obras, el Estado Nacional contrató a las empresas Polledo Hnos., Costabarzi y Esconamiglio que se abocaron a la edificación de las casas de oficiales, suboficiales y cabos principales, pabellón de oficinas, sanidad, taller y depósito de automotores, edificio de artillería, estación de transmisiones radiotelegráficas, pañoles, guardia, lavadero, la cuadra Nº1 de tropa, casamatas y polvorines. ARMADA ARGENTINA DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS NAVALES No fueron pocas las vicisitudes que debieron sortearse para la instalación de la Base: en un principio los servicios básicos –luz y electricidad- eran precarios: la alimentación eléctrica se realizaba a través de un generador portátil y el agua para consumo se transportaba desde Villa Harding Green, en carros tirados por caballos. La situación habitacional era igualmente deficiente: no se contaba con alojamientos apropiados, el personal dormía en los hangares sin distinción de jerarquías, y para su aseo debía movilizarse hasta la Base Puerto Belgrano. Hacia fines de 1938 y principios de 1939, la fisonomía de aquel campo desértico se había transformado. La base contaba con una red de tuberías que transportaba el agua potable. El trabajo en conjunto de la Compañía Argentina de Electricidad, la Compañía Otto Deus y la empresa Siemens, logró la instalación de una usina y de una red subterránea que permitiría el suministro de energía eléctrica. También se instaló un radar, se construyó la casa del comandante y se finalizaron la instalación de calderas, calefacción y red de vapor. Desde el surgimiento del proyecto hasta su inauguración formal, la base recibió varias denominaciones: “Campo Aeronaval de Grumbein”, “Base Aeronaval de Puerto Belgrano”, “Aeródromo Puerto Belgrano” y “Base Aeronaval de Bahía Blanca”. La inauguración oficial tuvo lugar el 16 de Junio de 1939 por Orden General Nº 127/939 del presidente, Dr. Ramón Ortiz. A la ceremonia asistieron todas las autoridades navales residentes en la zona, y por Decreto Nº 33.684 del mismo año, pasó a denominarse “Base Aeronaval Comandante Espora”. Desde el surgimiento del proyecto hasta su creación y su posterior desempeño, la Base Aeronaval Comandante Espora supo formar y capacitar al personal de la Marina de Guerra y convertirse en el eje de las operaciones aeronavales en la región. Teniente de Fragata Sebastián Matías Roa