OROBJTG, Gemma Les Pumé et leur Reves. Étude d'un gvoupe indien des Plaines du Venezuela, Paris: Éditions des Archives Contemporaines, 1998, 331 pp. Joan Bestard i Camps Departament d'Antropologia Social, Universitat de Barcelona Después de leer este libro es dificil olvidar tanto el poblado de Riecito atravesado por una pista de aterrizaje prácticamente en desuso como todo el mundo mítico que se nos abre en la etnografía, siguiendo los relatos de los Pumés y los atentos análisis de la autora. Palabras como Tohé, Pumetos, Otés i Tiós, Handikhia. Kanehe y Handivaga se convierten en aglutinantes de sentido de las concepciones nativas de su propio mundo mítico, de su concepción de persona y del sueño como intermediario entre el mundo de "aquí" y el mundo de "allí". Por otra parte, conceptos centrales en el análisis como "estructura dualista con dispositivo ternario", las tres categorías de lo onírico y la dinámica centrífuga de la cultura permiten entender la cultura Pumé que ha puesto en el sueño el elemento básico de su actividad cultural. Si al leer esta etnografía nos queda el sentido vivo tanto de la pista de aterrizaje en desuso de Riecito como del rico ceremonial nocturno del Tohé ello es debido a que la autora sabe introducirnos en este mundo cultural tanto de la mano de su propia experiencia con los Pumé como a través de conceptos y problemas que preocupan a la antropología actual. La tensión entre el aspecto de la experiencia que todo trabajo de campo implica y la necesaria descripción de un mundo cultural objetivo está magistralmente resuelta al presentarnos un sueño de la etnógrafa y la interpretación local como un instrumento para introducirnos en el tema central de la etnografía. Siguiendo la interpretación que le dan los propios Pumés a Gemma Orobitg lo importante en la cultura es la continuidad entre el mundo de aquí y el mundo de allá. El sueño es el instrumento adecuado para llegar al mundo de allá y mantener la relación y el sentido con el mundo de acá. Ello implica una 1 240 Llibres concepción pluralista de la persona y una concepción inmanentista del mundo, así como una gran plasticidad y creatividad en el panteón mítico. Para la concepción cultural Pumé, los dioses no están encerrados en un conjunto finito de personajes que trascienden al mundo y a la persona humana, sino que hay un constante fluir entre el mundo social, natural y mítico. Esta fluidez es lo que confiere riqueza e interés al mundo onírico de los Pumés, al mismo tiempo que es el reto para una descripción etnográfica detallada que tiene constantemente que cruzar categorías conceptuales. Quisiera señalar algunos aspectos de la etnografía que me parecen originales: El sueño con sus relatos no aparece como una actividad especial de la cultura Pumé, sino como el centro de esta cultura y la clave para que podamos entender su dinámica. El mundo mítico de los Otés y los Tiós no aparece como una especie de superestructura de la organización social Pumé, sino que es, como dice la autora, su parte constituyente y el motor de su dinámica sociocultural. Estamos aquí ante una etnografia que si elige el sueño como parte central del análisis, es porque el espacio de los dioses Pumés está en continuidad con el espacio social y es la clave para entender la persistencia de la cultura Pumé, así como los cambios sociales que han sufrido y la historia de su resistencia. La continuidad entre el mundo de aquí y el mundo de allá implica una búsqueda constante de mediación entre los dos espacios, es decir, la presencia de una estructura dualista con dispositivo ternario. Ello implica una dinámica centrífuga del espacio social que sólo se reconoce en un espacio mítico en constante movimiento y renovación. Una concepción del tiempo que no es ni lineal (esto implica la existencia de un mundo trascendente) ni cíclica (ello implica un conjunto cerrado en el mundo de la trascendencia), sino un tiempo que integra en el presente tanto el pasado como el futuro. "El presente se inscribe en la historia, el pasado perdura en la actualidad, el futuro está constantemente evocado en el presente y relacionado con el pasado". Es esta concepción del presente como mediador entre el pasado el futuro el que confiere una dinámica centrífuga a la cultura Pumé y define el mundo mítico como un mundo inmanente y central Llibves a la dinámica sociocultural Pumé. La teoría Pumé de la ancestralidad implica un reciclaje constante de los antepasados. Una concepción de la persona que yo definiría como relaciona1 y plural. En la teoría Pumé, no hay una elaboración de la transmisión de substancias entre personas y de los principios substanciales como formadores de la persona. Los fluidos del cuerpo tienen un papel muy poco elaborado en la formación de la persona, en cambio son los diferentes pumethos los que constituyen la identidad individual. Una identidad que se define como plural y que hace posible el viaje al mundo mítico durante el sueño, mientras que la persona sigue estando en el mundo de aquí y puede contar sus sueños a los de aquí. Por último, quiero resaltar un tema que aparece a lo largo de todo el libro y que preside toda la narración etnográfica. La relación que en la teoría Pumé de los sueños se establece con el Otro, es decir, la relación con el mundo Occidental, con el mundo de lo que ellos denominan los Nivés. Es una relación desigual que adquiere en la narración un aspecto trágico, donde el héroe es la misma cultura Pumé en busca de su continuidad a través del tiempo, a pesar de los profundos cambios sociales sufridos a través de la historia. Por una parte, los Pumés aparecen como conscientes de esta situación y lo expresan a través de la idea de un constante alejamiento del panteón de los dioses míticos del mundo social de los humanos. Por otra parte, integran el mundo mítico aspectos centrales a la modernidad como son sus narraciones de sueños en grandes ciudades, viajando en avión o en coche, y con todos los elementos que definen el consumo de las grandes ciudades occidentales. La dinámica centrífwga del mundo mítico Pumé permite integrar todos estos elementos de la modernidad, pero su presencia exclusiva en forma de sueño convierte esta dinámica en centrípeta. El sueño cierra la cultura en sí misma, y, al mismo tiempo, es la consciencia de un malestar en la propia cultura Pumé. La confrontación con la cultura occidental se centra en las imágenes y en las narraciones de los sueños, en la ceremonia del Tohé que se hace exclusivamente por la noche, pero de cada vez el día que prepara esta noche se hace más corto, monótono, improductivo y más lleno de desgracias y enfermedades. 242 Llibres Lo que no aparece, sin embargo, en la narración etnográfica es la nostalgia por el pasado ni el paternalismo por una cultura aparentemente frágil. Ambas actitudes serían etnocéntricas y no tendrían en cuenta la paradoja que organiza la teoría de los sueños de los Pumé: el rechazo de los Nivés y al mismo tiempo su integración en el mundo mítico Pumé. Esta paradoja convierte el análisis de los sueños en el elemento central de la dinámica social de la cultura Pumé. La constatación de este hecho y la minuciosa descripción de sus implicaciones es lo que da valor a esta etnografia.