EL TERCER MANDATO, EL DESARROLLO Y LOS NUEVOS DESAFÍOS DEMOCRÁTICOS. En el marco actual, ya cercano el fin del segundo mandato y con un tercero en el horizonte, analizaremos los desafíos primordiales para la izquierda. Los buenos resultados económicos de los años del progresismo fueron acompañados de mejoras sociales y laborales inéditas en nuestra historia. Como el FA accedió al gobierno tras una de las mayores crisis, estos resultados indican que los objetivos de alcanzar equilibrios macroeconómicos, retomar el dinamismo y distribuir los resultados se lograron claramente. Sin embargo, tras ocho años de gobierno, es preciso profundizar transformaciones en áreas fundamentales, en particular en la estructura productiva y en el sistema educativo y cultural. Porque hemos creado las condiciones para pasar del modelo de crecimiento con equidad social, que dio coherencia a estos ocho primero años, al desarrollo sustentable con mayores grados de libertad y de igualdad. Asumir el nuevo contexto internacional y fortalecer la respuesta regional Se debe considerar el contexto internacional, donde continúa la crisis en los países centrales y sus efectos comerciales, financieros y cambiarios; consecuencias ciertamente desfavorables para quienes nos contamos entre los países emergentes y los países pobres. Estas economías centrales procuran exportar su propia crisis, favorecer sus balanzas comerciales, y aprecian las monedas de los países emergentes con sobreabundancia de liquidez (pesos altos y dólar bajo) generándonos un problema de competitividad. A pesar de esto, se mantienen buenas perspectivas para algunos de los productos de la canasta exportadora uruguaya, pero se visualizan problemas en otros. En este contexto deberemos acelerar el proceso de unidad, encare común de las cuestiones internacionales, e integración a escala sudamericana y latinoamericana. Consolidar reformas, ampliar derechos, apuntar al desarrollo, incidir en los valores sociales. En los próximos años es necesario consolidar el proceso de cambios pero también introducir innovaciones, propiciando nuevos desarrollos, y que estos sean con el protagonismo de la gente. Con ese objeto es preciso: Afianzar y mejorar las reformas en curso, principalmente en los sistemas de salud, tributario, de protección social, de seguridad; y avanzar hacia el sistema nacional de cuidados. Continuar el trabajo de ampliación de derechos y de introducción de nuevas políticas para promover la diversidad en la sociedad, al tiempo que se da la batalla política, ideológica y cultural por el No a la Baja, y en favor de nuevos sistemas de valores que confronten con el imaginario del consumismo como vía rápida a la felicidad. Sentar las bases que cimentarán otras reformas en el tercer mandato progresista: entre ellas la democratización de los medios de comunicación, el propio sistema de cuidados, nuevos enfoques en materia de adicciones y drogas, políticas activas en materia productiva y redistributiva, nuevos desarrollos de la economía social, cambios educativos, culturales, ambientales, de protección de los recursos naturales, y de transformación del Estado. Impulsar la línea del desarrollo productivo sustentable -con políticas activas sectoriales y de generación de capacidades- para incorporar valor agregado, buscando el mayor desenvolvimiento de los sectores económicos intensivos en conocimiento. Buscaremos así contrarrestar la excesiva primarización productiva que inducen los buenos precios de algunas materias primas, sin ignorar el cambio estructural que se ha producido en el agro con notables incrementos de productividad. Considerar estratégica la inversión en infraestructura y equipamiento para renovar y poner en funcionamiento la red ferroviaria, el proyecto de puerto de aguas profundas e infraestructuras asociadas. También deberemos avanzar en la inversión en materia de generación y distribución energética y de sistemas de saneamiento, el despliegue de la fibra óptica y de las telecomunicaciones, el impulso a la logística y a la diversificación, y la concreción de obras de infraestructuras que favorezcan la sustentabilidad. Jerarquizar la educación y la producción de cultura Necesitamos avanzar en la cuestión educativa sin demoras, a punto de partida de las decisiones e innovaciones institucionales de este período, con las universidades tecnológica y de formación docente y el instituto de evaluación educativa, a lo que debemos sumar el actual proceso de fortalecimiento de la UTU y de la enseñanza tecnológica, de la mano de la humanística. La reforma educativa no puede esperar. Necesitamos innovaciones con centro en una revolución político-pedagógica fundada en el alumno como eje, en la descentralización, en la atención de las particularidades y en la diversidad y pertinencia de los saberes, en la participación comunitaria y de los actores educativos, en la extensión y calidad del tiempo educativo. Por otra parte, la política de formación de capital humano no debe limitarse a lo educativo. El desarrollo cultural es clave en materia de inclusión e integración social. Necesitamos más política pública y más recursos en materia de promoción de la cultura, en particular de los contenidos nacionales en la comunicación colectiva. Reformar el estado, descentralizar y producir bienes públicos. Y es estratégico también avanzar en aspectos concretos de la Reforma del Estado. Debemos trabajar en las reestructuras, en la reingeniería e informatización de los procesos. En el tercer período de gobierno se deberá incluir un rediseño estructural del gabinete ministerial, fortaleciendo la coordinación general entre ministerios sectoriales, y la coordinación transversal entre quienes generan políticas públicas hacia la producción. Urge el anclaje territorial de las políticas públicas en un país con un desarrollo de su interior muy desigual. Necesitamos fuertes políticas de acción afirmativa territorial, priorizando las regiones de menor desarrollo relativo. Todo ello demanda un impulso específico en la descentralización política y el desarrollo del nivel de gobierno departamental y de los espacios regionales, jerarquizando el nivel local o municipal. Defender los recursos naturales En lo que resta del período y en el siguiente hay que continuar trabajando en el control y la defensa de la soberanía sobre los recursos naturales, en especial sobre la tierra y en la minería de gran porte. Contamos con la base de datos como para legislar en materia de concentración de tierras y asegurar su uso racional como patrimonio común, fuente de seguridad alimentaria y base de la soberanía. La defensa del uso responsable y la conservación de los recursos naturales supera las visiones cortoplacistas y productivistas. Esta línea de trabajo incluye el fortalecimiento de la DINAMA y del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (¿por qué no un Ministerio de Medio Ambiente?), proyectos de gran envergadura en materia de acumulaciones de aguas compartidas por los productores, de uso y manejo responsable de los recursos, como ya se está realizando, de promoción de un desarrollo costero alternativo, ordenado y compatible con el turismo y la conservación de la naturaleza. Avanzar en la redistribución de la riqueza Necesitamos profundizar en materia de política económica hacia el cumplimiento de nuestro Programa. Atender aún más el crecimiento de la economía, la distribución más equitativa del ingreso y la riqueza, la mejora del empleo, la innovación, la productividad, y la potenciación de los bienes públicos. Para esas metas es posible alterar selectivamente la presión tributaria, cuando el contexto externo e interno lo habiliten. Es necesario perfeccionar un sistema tributario que desde su implantación se vio como evolutivo. Así haremos posible un uso más selectivo de la promoción de inversiones, el incremento del IRPF a los sectores de muy altos ingresos y del IRAE a los sectores con ganancias extraordinarias, u otras medidas alternativas en relación con el impuesto al patrimonio a los sectores muy poderosos. Fortalecer la base social del cambio Las políticas sociales han tenido éxito en el combate a la pobreza y la indigencia, desarrollado un mercado de trabajo con registros avanzados en sus principales indicadores. Es preciso continuar, pero como complemento, necesitamos también políticas que redistribuyan más hacia los sectores de bajas capas medias. Los cambios no son sencillos de implementar: requieren apoyo activo y decisivo de las mayorías sociales. Es hora de sentar las bases de una auténtica concertación para el desarrollo que ayude a encarar etapas más ambiciosas, y que incluya no solamente a los asalariados, empresarios y cooperativas, sino también a los emprendedores de clases medias, a los intelectuales y los actores culturales, a las comunidades del interior y especialmente a los sectores que persisten en situación de exclusión social. Revitalizar el pensamiento estratégico Hay que avanzar en materia programática y de pensamiento estratégico para enfrentar adecuadamente esta etapa político-electoral y apuntar al tercer período de gobierno; pero el desafío también es pensar el país de las próximas décadas. Nuestra tarea consiste en construir desde el hoy un futuro más alentador, con prosperidad y justicia social. Es el mensaje de los fundadores del Frente, el mensaje de Seregni: pensar siempre en la mañana siguiente. | LA REPUBLICA