curación del paludismo crónico tipo «vivax» con la

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ANALES DE MEDICINA Y CIRUCIA
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teínas, da por resultado la elevación lenta del azúcar sanguíneo, lo que evita
la hipoglucemia secundaria. Además del régimen antedicho, se ha recomendado·
la absorción de aceite de oliva antes de las comidas, así como las inyecciones
de efedrina o de atropina. Según nuestra experiencia, el síndrome mejora considerablemente con las medidas dietéticas, pero no se halla alivio, en la mayoría
de las circrunstamcias, con los medicamentos; la atropina, por ejemplo, empeora alguna de las molestias. Todavía no hay datos suficientes que permitan apreciar el decto de la vagotomía en los pacientes del síndrome de la postgastrectomía. Debe mencionarse, de todos modos, que uno de nuestros pacientes, quien
sufrió la vagotomía al mismo tiempo que la gastrectomía, 'presentó uno de
los cuadros más intensos del síndrome que hemos comentado.
.
Para terminar, el tratamiento. psicosomático ha dado algún resultado netamente favorable en la corrección de los síntomas «precoces», sin modificar, sin
embargo, los «tardíos».
•
CURACIÓN DEL PALUDISMO CRÓNICO TIPO «VIVAX» CON
LA PENTAQUINA
Dres. L. T. CONGGESHALL y FRED. A. RICE
De la Sección de Medicino de la Universidad de Chicoga.
bien sabido que el tratamiento del paludismo no ha podido alcanzar curaciones permanentes ·en buen número de casos, no obstante el hechode que la quinina o el clorhidrato de quinacrina (diclo:Dhidrato de quinacrina, didorhidrato de atebrina( deciden la mejoría rá,pida de los ataques.
agudos; las recaídas se presentan en gran porcentaje de pacientes, en particular
en aquellos atacados de paludismo vivax y de fiebre cuartana.
Durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, se emprendieron estudios intensos que pudieran llevar al descubrimiento de una substancia curativa, no tóxica y con posibilidad de administrarse en forma práctica. Aunque
como resultado de esta labor experimental se pr.esentaron multitud de preparados, estas líneas sólo se refieren a la pentaquina (8 (s-isopropilaminoamilamino) 6-metoxiquinolina). Con ella se obtuvieron resultados favorables
en 185 licenciados de filas, infectados cO'n «vivax» y en quienes habían fracasado
o.tros medios conocidos de tratamiento.
La pentaquina es una substancia sintetizada por DRAKE y experimentada
en clínica por ALVING. Es un producto derivado de la plasmoquina «naftoato
de pamaquina), agente al que algunos experimentadores habían comprobadO'
su acción de reducir las recaídas del tipo «vivax», aunque su toxicidad obligó a
suprimirla del arsenal farmacéutico del ejército. Los estudios en los animales.
revelaron que la pentaquina era muy superior a la plasmoq'llina con respecto
a su reducida to.xicidad, además de que su actividad terapéutica resu,ltó mayor. Un hecho ·curioso de la misma fué la necesidad de la administración simultánea de quinina; ALVING y sus colaboradores demostraron que la dosis
de !l.0 gm. diarios de quinina, tomados junto a 60 mg. de pentaquina
durante 14 días, eran suficientes para curar a gran número de los pacientes in~
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J. A. M. A. 12 febrero 1949.
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fectados por vía natural en los parajes del Pacífico del Sur. Como se dió el
caso de que se observaron algunas reacciones tóxicas, se imentó obtener resultados semejantes con dosis de pentaquina reducidas a la mitad.
Material y métodos
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Sujetos. - El presente estudio se inició en julio de 1946, únicamente en
los pacientes con extensiones hemáticas positivas de parásitos del paludismo en
los momentos de una recaída, precaución que se consideró necesaria para eliminar toda posibilidad de curación espontánea. Hasta la fecha se han tratado
18 5 individuos, de los cuales 170 han sido observados durante 6 meses y 15
durante 4 meses. La infección, diagnosticada siempre como «vivax», la adquirieron 154 enfermos en el Pacífico del Suroeste, 14 en Oriente, 7 en el Mediterráneo y 3 en las Indias Occidentales. Las recaídas habían sido numerosas
según los mismos enfermos, aunque su número exacto no pudo apreciarse. La
enfermedad se contrajo entre 1942 y 1948. Las substancias empleadas contra d
ataque inicial y en las recaídas fueron variadas; co:n predominio de la atebrina.
Dosis. - Como se ha dicho antes, la dosis de pentaquina en la presente
investigación fué de 30 mg., o sea 1 tableta tres veces al día; esta cantidad se
prescribió simultáneamente con 2 gID. de sulfato de quinina, ambas substancias
sostenidas durante un período de 14 ,días. Como la cantidad de quinina se
eligió de modo arbitrario y a causa de que muchos de los pacientes tratados se
quejaron de cinconismo, la dosificación previa se redujo a la mitad, o sea 1 gm. ,en
el segundo tiempo del estudio.
Resultados
Tox.iádad. - Los recuentos hemáticos, diarios al prinCIpIO y después semanales, no revelaron anormalidades, aparte ligera disminución del número de
hematíes; como todos los tratamientos se iniciaron en el momento de una recaída, no resultó 'posible acusar al medicamento de ser el causante de esta anemia, puesto que su grado se apreció como semejante a las que se registran durante la infección. Unicamente 4 hombres rehusaron completar el tratamiento,
ante el alegato de que les provocaba molestias gastrointestinales. Cuarentitr,es
de los pacientes experimentaron en mayor o menor grado alguna reacción tóxica, en especial zumbidos de oído, mareos, calambres abdominales y sordera,
los cuales se atribuyeron justificadamente a la quinina. Uno de los enfermos
presentó eritema, posiblemente medicamentoso, al segundo día' del tratamiento.
Reca.z'dJas. - De los 185 pacientes tratados, se consideró el experimento
fracasado en 10 (extensiones hemáticas con parásitos al final del tratamiento);
otros 10, aunque no se comprobó la parasitemia, sufrieron escalofríos típicos.
No se halló relación entre estos casos y la reducción de la dosis de quinina .
. Síntomas subjiCt'ivos. - Además de que 163 de los 185 de los sujetos expenmentados ~o volvie~on a pres,entar ningún signo objetivo de paludismo,
fueron d.e ,consld.erablle Importancia para nosotros las apreciaciones entusiastas
de los mIsmos sUJetos o de sus respectivos médicos, sobre el alivio notable de los
síntomas subjetiv<?s aso~iados al paludismo crónico. En 46 casos se comprobó
aumento~e ~e~o mmedIato, el cual lle~ó en algunas ocasiones hasta 14 Kg. En
bastantes mdIvlduos tratados desapareCIeron ,las cefalalgias persistentes, que con
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anterioridad no habían respondido a ninguna otra medida. Prácticamente todos acusaron un decisivo sentimiento de bienestar.
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AUREOMICINA
NTRoDUCIDO en los Estados Unidos hace poco tiempo, el nuevo antibiótico aureomicina está demostrando en las pruebas clínicas su eficacia contra numerosas enfermedade.s. Procedente del mismo grupo de microorganismos que la estreptomicina, la nueva substancia fué de.scubierta por el
doctor B. M. DUGGAR, de los Laboratorios LederIe, en P,earl River, Nueva York,
después de haber estudiado muestras de ti'erra recogidas en muchas partes del
mundo.
Al discutir las pruebas llevadas a cabo en varios hospitales norteamericanos, la revista Scientific A merica,rli dice que «en wn junto, sus informes 'indican
que inclusO' lentre los más espectaculares antibióticos, la aureO'micina es extraordinaria .. Parece atacar a mayor número de enfermedades que cualquier otra
droga descubierta hasta ahora. A diferencia de los antibióticos penicilina y estreptomicina, la aureomicina no ha mostrado hasta ahora indicios de producir
resistencia entre las bacterjas atacadas parella.
»Lo más notable es el hecho de que ha resultado eficaz contra ciertas enfermedad'es producidas por virus y rickettsias que hasta ahora se habían mostradO' invulnerables a toda quimioterapia.
»En sus pruebas clínicas, la aureomicina ha demostrado su eficacia contra
muchas infecciones que no habían respondido o que se habían hecho resistentes
a las sulfonamidas, a la penicilina y a la 'estreptomicina ... La aureomicina ha
mostrado notablemente actividad contra enfermedades bacterianas tales como
la fiebre ondulante aguda, peritonitis, infecciones del tracto urinario, bienorragia y neumonías neumocócicas.
»Ha dado resultados excepcionalmente buenos en enfermedades rickettsianas tales como la fiebre exantemática de las Montañas Rocosas, el tifus exantemático y la fiebre Q.»
La aureomicina ha detenido muchas otras infecciones. Entre ellas figuran
el linfogranuloma, ciertas in6ecciones oculares y la neumonía atípica. También
disminuye la intensidad y la duración de la tos ferina.
Las más recientes comunicaciones, respecto a las pruebas clínicas indican que
la aureomicina puede ser eficaz cO'ntra enfermedades causadas por protozoos.
Muy importante entre éstas es la disentería amebiana, particularmente extendida ,en los climas tropicales. Investigadores de la Universidad de Tennessee comunican que la aureomicina generalmente hizo desaparecer la disentería amebiana en los pacientes en el plazo d'e 24 horas.
Dermatólogos del Hospital Presbiteriano de Nueva York afirman que la
aureomicina, si se utiliza al principiO' de la enfermedad, cura rápidamente el
herpes zóster, generalmente tan duradero y doloroso.
El Dr. E. WOODWARD, UIU médico de BaJltimore, MARJLAND, cO'munica que,
utilizando aureomicina sola, logró curar a cinco niñO's pequeños afectos de
meningitis por el hemoPhilus inflUielnlZlZ, que es habitualmente mortal.
Aunque ha demostrado ser ampliamente eficaz, «la aureomicina nO' puede
considerarse len modo alguno como una panacea», subraya el Scientitic Ame'ri-
I
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