COMENTARIO NACIONAL EL SINDICALISMO AGRARIO JAIME RUIZ-TAGLE P. En un artículo anterior nos referíamos a las perspectivas del sindicalismo urbano en Chile. Ahora, en este nuevo Primero de Mayo, ocupémonos de los trabajadores agrícolas, cuyos problemas y luchas son frecuentemente desconocidos por la opinión pública.1 (creado por la ley 16.62S, de 1967). Por último, el DL 2,346 (del 20-101978) declaró disueltas siete organizaciones sindicales de carácter nacional, y entre ellas dos Confederaciones Agrícolas: la Unidad Obrero Campesina y la Ranquil. Algunos antecedentes La situación reciente: los cambios estructurales El sindicalismo agrario se desarrolló en forma extraordinaria en el período 1964-1973, constituyéndose grandes organizaciones nacionales con una intensa actividad. A partir de 1973 el cuadro cambió radicalmente. La represión, sobre todo en los primeros años, fue muy violenta. Todo esto condujo a la disolución de hecho de un importante número de organizaciones, como lo testimonian las cifras oficiales: CUADRO N ° 1 Afiliación a sindicatos agrícolas: 1972 -1975 Anos N° de afiliados 1964 1972 1973 1974 1975 1.658 224.237 215.492 114.112 104.666 Fuentes: Boletín de ta Dirección de Estadística y Censos, y Mensaje del general A. Pmochet, 11-9 1976. Además, las Federaciones provinciales y las Confederaciones nacionales fueron privadas de su financiamiento, algunas desde 1973 y otras a partir de 1976, luego que se eliminó el Fondo de Educación y Extensión Sindical 154 El modelo de desarrollo imperante se basa en la apertura al exterior y en el aprovechamiento de las ventajas comparativas. Ahqra bien, en el agro existen ventajas comparativas en sectores que ocupan muy poca mano da obra permanente (fruticultura, viñas, plantaciones forestales, etc.). Esto limita, evidentemente, las posibilidades de la acción sindical. Sin embargo, en esos sectores las relaciones sociales han llegado a ser predominantemente capitalistas: se compra la fuerza de trabajo por un salario en dinero; no existen "regalías"; los obreros viven fuera del predio, etc. Este proceso se puede caracterizar como un desarrollo cualitativo de la proletarización en el agro, lo que crea nuevas condiciones para las luchas sociales. Por otra parte, la apertura al exterior tiende a reducir las tasa de ganancia en los cultivos tradicionales (trigo, arroz, etc.), que enfrentan una fuerte cumpetencia externa. A esta competencia se ha sumado la disminución de la demanda de bienes de consumo masivo (debida al descenso de los ingresos reales de las capas populares), lo que ha influido para que los precios al productor sean muy bajos. La consecuencia de La respuesta de los campesinos a la acció sido muy positiva esto para la acción sindical ha sido doble: en primer lugar, ha dificultado las reivindicaciones de los trabajadores frente a empresarios agrícolas que se encuentran en una situación crítica. En segundo lugar, corno los campesinos deben concentrai su producción en los bienes que pueden ser autoconsumidos y éstos corresponden a los cultivos tradicionales, sus ingresos son muy bajos. Esto los obliga a buscar en los trabajos temporales una entrada complementaria para poder subsistir. De manera que el sector de la pequeña propiedad familiar cumple lafunción de concentrar mano de obra semí-ocupada, que sirve como reserva para los trabajos temporales de las explotaciones capitalistas2. En fin, la alta tasa de desocupación urbana ha tendido a frenar el proceso migratorio campo-ciudad, lo que ha aumentado la oferta de mano de obra en el agro. Todo esto dificulta la tarea de los sindicatos agrícolas, ya que los campesinos se ven obligados a defender antes que nada su puesto de trabajo, amenazado por un ejército de cesantes y subempleados, postergando así acciones que les permitirían mejorar sus ingresos y sus condiciones de trabajo. 1 Para un desarrollo mas amplio de este tema, véase "El Movimiento Sindical Agrario", OCAC, Santiago, octubre de }980, -Véase ¿I respecto: GIA, "Capitalismo y Campesinado en el agro chileno", Santiago, noviembre de 19 /9. MENSAJE N° 298. MAYO 1981 COMENTARIO NACIONAL CUADRON°2 Afiliación a las Confederaciones Sindicales Agrarias: 1972- 1980 Confederación II III 1972 1980 (11:1) Libertad Ranquil Triunfo Campesino Unidad Obrero Campesina Federación Sargento Candelaria 43.798 132.294 62.073 39.675 16.150 20.000 24.162 18.000 36,9°/o 2.989 2.000 66,9% Total 280.289 80.132 28,6% eactivadora de sus organizaciones ha El nuevo marco jurídico El DL 2200 (del 1°-5-1978) prolongó hasta dos años el período durante el cual los trabajadores pueden ser contratados en calidad de aprendices (con remuneraciones equivalentes a un 60°/o del mínimo legal) o de asalariados temporales. Esta norma facilita a los empleadores la disminución de los trabajadores permanentes, lo que les permite bajar los costos de la mano de obra, sobre todo cuando existe una alta tasa de cesantía y de subocupación. Pero eso no es todo: el Plan Laboral excluye a los aprendices y temporales de la negociación colectiva (DL 2758, dej 6-7-1979), de manera que aun si bajara la tasa de desocupación ellos no podrían presionar para obtener mejores remuneraciones. Vemos así hasta qué punto están bien articulados los diversos elementos del sistema neo-liberal imperante: modelo económico, contrato individual de trabajo y normas respecto a la negociación colectiva. Según la ley de 1967, la base para ia constitución de sindicatos era la comuna. Ahora la negociación debe realizarse al interior de cada predio o fundo. Para emplear una imagen forjada por un dirigente: los campesinos, que habían dejado la casa paterna, han sido obligados a volver a ella. Se facilita así la producción y reproducción de relaciones sociales de tipo paternalista que caracterizaron al inquilinaje tradicional. MENSAJE N° 298, MAYO 1981 N ° de miembros I 15,1% 38,9% 45,4% Fuentes: Para 1972: Dirección del Trabajo. Para 1980: Informes de las Confederaciones (OCAC, op.cit.) Por otra parte, al rebajar a ocho el número mínimo de trabajadores para constituir un sindicato —en lugar de 100 como establecía la ley 16.625- se facilita la creación de sindicatos pequeños y débiles, y se excluye de la negociación colectiva a los que laboran en predios con menos de 8 asalariados permanentes (caso muy frecuente en ciertas zonas). Antes, en cambio, podía negociar incluso un trabajador que fuera el único asalariado de un predio. Los campesinos excluidos de los sindicatos de empresa pueden integrarse a los sindicatos interempresas, pero éstos no tienen derecho a participar en la negociación colectiva. A fortiori, tampoco tienen derecho a negociar las Federaciones Provinciales. Por último, según la ley 16.625, la huelga podía ser indefinida, el patrón debía seguir pagando las imposiciones provisionales, se mantenían las regalías y se podía pactar el pago de los días no trabajados. El contrato de trabajo se consideraba sólo parcialmente suspendido. Ahora se considera que el contrato queda totalmente suspendido: el empleador puede contratar a nuevos trabajadores, los asalariados deben costear sus imposiciones, se suspenden las regalías (un patrón podría dejar a los inquilinos en huelga sin talaje para sus animales, sin huerto, sin leña, sin casa, sin pan...). Además la huelga no puede durar más de 60 días y se prohibe negociar el pago de los días no traoajados. La reorganización y las nuevas formas de acción sindical A pesar de todo lo anterior, no se ha producido el aplastamierjto definitivo del sindicalismo agrario. La necesidad de readecuar las organizaciones a la nueva legalidad ha permitido su reactivación, y se han abierto ciertos espacios que estaban cerrados desde 1973. Los dirigentes de las Confederaciones han estado activando a las bases para salvar los sindicatos comunales, creando sobre esta base territorial sindicatos interempresas y de independientes. Así se logra organizar a los asalariados de predios pequeños, integrar a los trabajadores temporales y a los jóvenes, mantener sindicatos de mayor tamaño y dar más poder a la clase campesina. Aunque a estos sindicatos no les está permitido participar directamente en la negociación colectiva, pueden prestar y de hecho prestan servicios y asesoría. El proceso de readecuación está todavía en marcha, pero se pueden indicar desde ya algunas cifras respecto a la afiliación a las diferentes confederaciones (ver cuadro N°2). 155 COMENTARIO NACIONAL La Columna III del Cuadro N ° 2 indica el porcentaje de afiliados en 1980 con relación a 1972, último año respecto al cuat existen datos oficiales. Dada la disminución de los trabajadores permanentes en el agro, es poco probable que las Confederaciones recuperen la afiliación de 1972. Además los datos de ese año estaban probablemente abultados, ya que los aportes del FE ES dependían del número de afiliados de cada Confederación.Sin embargo, es también probable que una parte importante de los antiguos socios vuelva a afiliarse, en la medida en que las organizaciones encuentren formas eficaces de acción. Ahí donde se ha podido extender la acción reactivadora, la respuesta de los campesinos ha sido muy positiva: han aceptado masivamente la reafiliación y el descuento de las cotizaciones por planilla. El procesa de readecuación ha permitido legitimarse a los antiguos dirigentes, y en las elecciones las bases han respaldado a quienes "se han jugado" en los momentos más difíciles. En cuanto a la negociación colectiva,, ella ha permitido lograr algunos avances a ciertos grupos de trabajadores. Pero se estima que no han pasado de 7.000 los que han negociado, lo que representa menos de un 10°/o de los 80.000 asalariados permanentes en la agricultura. Se hanconsegui- Es conveniente señalar también que a partir de 1979 se han intensificado las tareas de capacitación, especialmente respecto al Plan Laboral y al Nuevo Sistema de Pensiones . También se ha extendido la atención jurídica (especialmente en los casos de despido) y se han ampliado los programas de ayuda social, tanto en las bases como a partir de las Confederaciones. Estas actividades se ven limitadas por el problema del financiamiento. Las organizaciones tienen dificultades para recibir aportes desde la base, no sólo debido a (a pobreza de los asalariados agrícolas, ya que muchos patrones se niegan a hacer los descuentos por planilla, sino también debido a la tradición histórica según la cual las organizaciones de cúpula tenían un financiamiento propio. Perspectivas Hay que destacar, antes que nada, el hecho de que las organizaciones sindicales han sobrevivido, a pesar de la fuerte represión. Pero ellas han resistido permanentemente no sólo las medidas que han afectado al sindicalismo agrario, sino también a los campesinos en general. En este sentido, las Confederaciones se han convertido en actores sociales que han representado los intereses del campesinado frente a la opinión pública y frente al Estado, En términos más generales en cuanto han cuestionado el modelo econó- "...se han abierto ciertos espacios que estaban cerrados desde 1973". do aumentos salariales que varían entre un 5 y un 30°/o por sobre el 1PC, según los casos. Otras formas de acción hasta el momento muy incipientes han sido los "tarifados", que se han establecido por ejemplo en tareas de vendimia o de forestación. En la medida que descienda el nivel de cesantía, se puede esperar que la fijación de tarifas mínimas podrá extenderse, lo que constituye un gran avance para los trabajadores temporales. 15ti mico y han defendido los intereses de las mayorías nacionales, se han transformado en actores de un incipiente movimiento social, que promueve un desarrollo nacional y popular. Aunque su "llegada" a las instancias de poder ha sido muy limitada, las autoridades han debido tomar conciencia de que frente a ellas se yerguen organizaciones sociales disidentes, que son las únicas que representan legítimamente a los campesinos. Al no contar con la mediación de los partidos políticos, las Confederaciones han recurrido a las instituciones de apoyo y en particular a las vinculadas a la Iglesia Católica. Sin embargo, ni estas instituciones ni las agencias extranjeras de Cooperación al Desarrollo han podido cubrir el vacío dejado por la renuncia del Estado a su rol subsidiario, tanto en lo que se refiere a la asistencia técnica como a la provisión de fondos. Las Confederaciones se ven, por lo tanto, obligadas a reactivar las bases para poder financiar sus actividades y cumplir eficazmente su rol de defensa de tos intereses campesinos. Si, a pesar del miedo y de la desocupación, se descubren e implementan nuevas formas de acción capaces de movilizar a las bases, podrá surgir un movimiento campesino más autónomo que en e! pasado frente a los partidos políticos, menos burocratizado y más democrático en la toma de decisiones. Queda por decir una palabra respecto a la relación de las Confederaciones entre sí. El conflicto ideológico entre ellas tiene una larga historia, a tal punto que las Confederaciones afines a la Democracia Cristiana nunca formaron parte de la Central Única de Trabajadores (CUT). Sin embargo, todas ellas se encuentran hoy unidas en el rechazo a! régimen autoritario y al capitalismo neo-liberal. Si se renuevan a partir de las bases, realizando acciones comunes, el acercamiento ideológico puede acentuarse y tomar formas positivas en la perspectiva de un nuevo proyecto de organización económico social del agro. El hecho de que no exista una central sindical única a nivel nacional puede en este caso facilitar el acercamiento en torno a un nuevo proyecto social. D 3A través do convenios con el Departamento campesino de la Vicaria de la Solidaridad, con I L A D E S , OCAC, etc. Es necesario mencionar también el rol de la revista Haciendo camino, publicada en 15.000 ejemplares por ICECOOP, que ha llegado a camDoslnos de lodas las tendencias. MENSAJE N° 298, MAYO 1981