Opinión Desigualdad territorial e inequidad Carlos Ayala Director RADIO YSUCA Se ha dado a conocer un informe latinoamericano sobre la relación entre pobreza y desigualdad en el 2011 En él se recuerda que América Latina es la región más desigual del mundo, incluso por encima de África. Según el Banco Mundial, el 10% más rico de la población latinoamericana recibe el 48% del ingreso total, mientras que el 10% más pobre recibe solo el 1.6%. El documento analiza la pobreza y la inequidad desde la desigualdad territorial, una perspectiva que impacta sobre todo en los sectores rurales. Más determinante que dónde se nace o se vive, es más el lugar de residencia. Determina la situación socioeconómica y las posibilidades de acceso a bienes que garanticen cierta calidad de vida. Territorios significativamente rezagados generan menos oportunidades de educación, capacitación, empleo y acceso a salud, mermando así la calidad de la fuerza de trabajo y, por ende, la productividad. Y además, es sabido que la pobreza y la inequidad crean un entorno favorable a la violencia y el conflicto social extremo. Según el Informe se puede romper con la historia de desigualdad en la región si se fija la atención en los lugares, no en los sectores; y en las inversiones, no en los subsidios. Y si, además, se toman acciones decisivas para enfrentar los mecanismos que la causan. Esto implica por un lado, la aplicación de políticas públicas en territorios pequeños, homogéneos y socialmente unidos, y reducir el desigual acceso a la tierra e igualar la calidad de la educación. Y, por otro lado, hacer que las instituciones del mercado ofrezcan mayor protección a los trabajadores, con políticas monetarias y fiscales más rigurosas, estrictas y eficientes De El salvador el documento afirma que vivir en sus territorios fronterizos —calificados como “subnacionales rezagados”— supone menor acceso a la salud y educación. Algunos de esos municipios son Torola, en Morazán; Guaymango, en Ahuachapán; Candelaria de la Frontera, en Santa Ana; y Santo Domingo de Guzmán, en Sonsonate, los cuales figuran en el mapa de extrema pobreza. En términos de analfabetismo, el texto señala que en 2007, el promedio simple municipal de población analfabeta de 15 y más años era de 24.8%, con diferencias importantes entre municipios. En Lislique (San Miguel) la tasa de analfabetismo es de 55.9%, y en Antiguo Cuscatlán (La Libertad) es de solo 4.3%. Sobre salud infantil, a nivel nacional mueren 20 de cada mil niños menores de un año, según estadísticas de 2007. Entre los 262 municipios del país, once registran un índice de mortalidad infantil menor de 20, llegando a un mínimo de 18 en Cuscatancingo (San Salvador) y de 15 en Antiguo Cuscatlán (La Libertad). En el otro extremo, municipios fronterizos como San Fernando (Chalatenango) y Cinquera (Cabañas) registran las mayores tasas: 40 y 46 fallecidos por cada mil nacidos vivos, respectivamente. Sobre malnutrición infantil, se señala que en 2008 un 20% de los niños menores de cinco años presentaba una talla por debajo del rango normal para su edad y sexo. Y mientras La Unión registra un porcentaje cercano al 11%, en Sonsonate, Chalatenango y Morazán (departamentos fronterizos) los índices superan el 25%. El informe no solo constata estas graves diferencias. También insiste en la necesidad de fijarse en los territorios de menor desarrollo para invertir en lo social y en las capacidades humanas, y conseguir así un crecimiento rural incluyente, favorable a los pobres. Es lo que se ha dado en llamar la dimensión territorial del desarrollo. Supone hacer visibles a los ignorados e invertir en los vulnerables. Cambia el concepto de territorio. No es solo un espacio pasivo donde se ubican potencialidades humanas, naturales e institucionales. Es también un espacio en el que convergen los intereses, la identidad y la cultura de una comunidad. 9