MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA EUCARISTÍA Colección Liturgia 11 COMISIÓN DIOCESANA DE LITURGIA DIÓCESIS DE CHOSICA (LIMA-ESTE) “Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden también los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos, suplirles em algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada comunión, según las prescripciones del derecho” (Código Derecho Canónico, 230 § 3) 1. LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA a) Misterio que celebramos: La Eucaristía es el Memorial del amor de Cristo que él dio a su Iglesia la víspera de su pasión. En ella actualiza su sacrificio y se ofrece a sí mismo c o m o a l i m e n t o. D e C r i s t o recibimos este encargo: “Hagan esto en memoria mía”. Y la Iglesia a través de los siglos ha repetido estos gestos y palabras de Cristo. Desde el comienzo los cristianos se han reunido, sobre todo el domingo, “día del Señor” (porque ese día Jesús resucitó) para dar gracias al Padre - la palabra Eucaristía significa “acción de gracias” - por el don de su Hijo, para cumplir su encargo haciendo presente la muerte del Señor y para alimentarse con su Palabra y con su Cuerpo. Por eso la plena participación en la Eucaristía requiere la comunión sacramental en la que se recibe la gracia del sacrificio de Cristo. Así damos cumplimiento a su Palabra: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6, 55-56) Jesús resucitado sigue presente en su Iglesia y por su Espíritu actualiza su sacrificio para renovar la vida 1 personal y comunitaria de los fieles. La Eucaristía mira al pasado, a la persona y obra del Jesús histórico, hace presente su misterio en el presente para alimento de la fe de sus fieles y nos proyecta hacia el futuro, ya que la participación en la Eucaristía es garantía de resurrección: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6, 54). La Iglesia, por encargo de Jesús, celebra la Eucaristía y la Eucaristía construye la Iglesia. Por eso la Celebración de la Eucaristía es el centro de la vida de toda comunidad eclesial y las comunidades que carecen de la celebración de la Eucaristía están privadas de la fuente de su propia vida cristiana. La Eucaristía es el origen de toda la vida de la Iglesia y la cumbre de todas sus manifestaciones. Todos los demás Sacramentos, los Ministerios eclesiásticos y las obras de Apostolado están íntimamente relacionadas con la Eucaristía y se ordenan a ella (Presb. Ord. 5). La Eucaristía recibió en el N.T. y en los primeros siglos el nombre de Fracción del Pan (por el gesto que hizo Jesús en la última Cena). Más tarde se le llamó Misa (por el sentido de misión o envío a la vida) y también Eucaristía (que significa “Acción de gracias”) b) Estructura de la celebración de la misa: La Celebración de la Misa tiene dos partes bien diferenciadas: ! Después de unos ritos introductorios que pretenden prepararnos (canto de entrada, saludo del celebrante, peticiones de perdón, Gloria y oración del celebrante en nombre de la comunidad y durante los cuales estamos de pie), comenzamos la primera parte llamada: ! 2 ! Liturgia de la Palabra: Sentados. Los domingos escuchamos una primera lectura del A. T. (en el tiempo pascual es del libro de los Hechos de los Apóstoles). Luego cantamos al Salmo Responsorial con el que interiorizamos poéticamente el mensaje de la primera lectura. A continuación escuchamos la segunda lectura que suele ser de las cartas de los Apóstoles o del Apocalipsis. De pie cantamos el Aleluya o Aclamación a Cristo para acoger su Palabra en el Evangelio. Escuchamos atentos el Evangelio como cumbre de esta parte de la Misa. Sigue la homilía del celebrante que aplica la Palabra de Dios a nuestra vida y que escuchamos sentados. Después de pie hacemos profesión de nuestra fe (Credo) y terminamos esta parte con la Oración de los fieles o peticiones por las necesidades de la Iglesia, del mundo y de nuestra comunidad. ! Liturgia de la Eucaristía: Nos sentamos y se presentan las ofrendas y sobre todo el pan y el vino para la Eucaristía. El sacerdote en silencio o en voz baja bendice a Dios por estos dones. Nos ponemos de pie y escuchamos la oración del sacerdote sobre las ofrendas. Ahora comienza la gran Acción de Gracias (esto significa la palabra “Eucaristía”) que se inicia con el Prefacio y el Santo, sigue con la alabanza a Dios, la invocación al Espíritu sobre el pan y el vino, el relato de la Institución de la Eucaristía, la adoración en silencio (de rodillas si es posible) del Cuerpo y Sangre de Cristo y la aclamación “Este es el sacramento de nuestra fe”. De pie, sigue la alabanza a Dios, 3 nueva invocación al Espíritu sobre la Iglesia y comunidad, peticiones por la Iglesia y sus pastores, por los difuntos y termina con la gran aclamación final del “Amén” solemne. Y ahora nos preparamos para la comunión con el rezo o canto del Padrenuestro, los ritos de la paz y de la fracción del pan y la comunión. ! La conclusión es muy breve: Se ha hecho costumbre guardar unos momentos de silencio sentados. Luego nos ponemos de pie para la oración que dice el sacerdote, escuchamos los avisos y recibimos la bendición final. c) El Domingo Desde los orígenes la iglesia celebra el misterio pascual cada ocho días, en el “día del Señor” o “Domingo”. El Domingo tiene muchos significados en la teología cristiana. Los que recoge la Carta Apostólica “Dies Domini” del Papa Juan Pablo II del 31 de mayo de 1998 son los siguientes: ! Es el Día del Señor: celebración de la obra del Creador y del descanso, día bendecido por Dios y dedicado a celebrar su obra. El pueblo judío celebró el sábado y lo expresó en el tercer mandamiento. “santificarás el sábado”. Los cristianos, reconociendo la nueva etapa de salvación inaugurada por Cristo, asumieron como día festivo el primer día después del sábado, porque en él tuvo lugar la Resurrección de Cristo. 4 ! Es el Día de Cristo: el día que inaugura la nueva creación con la Resurrección del Señor. Y es el día del don del Espíritu que realiza la obra de Cristo a través de los siglos. El domingo es la celebración semanal de la Pascua del Señor. ! Es el Día de la Iglesia: en él los cristianos se reúnen en asamblea (la palabra “Iglesia” significa “reunión, asamblea”) para escuchar la Palabra de Dios y cumplir el encargo de Jesús de hacer presente su sacrificio en la celebración de la Eucaristía. No es suficiente que cada cristiano recuerde en su interior a Cristo y le rece. Por el bautismo no hemos sido salvados a título personal sino como miembros del Cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia. Y en la asamblea dominical es donde expresamos nuestra condición de miembros de la Iglesia, proclamamos nuestra fe común en el Señor resucitado y salimos fortalecidos para ser sus testigos en el mundo. Por eso todo cristiano tiene la obligación de participar en la Misa del domingo. ! Es el Día del Hombre: Es el día dedicado a la alegría, al compartir y al descanso de la dura tarea del trabajo diario. En este ritmo semanal el hombre supera la dimensión del interés por las cosas materiales y da paso al cultivo de los valores del espíritu. Un valor que se debe cultivar el domingo es el de la solidaridad con los propios familiares. Por eso es un día especialmente propicio para cultivar la vida familiar. Y a la vez la solidaridad con los que sufren (enfermos, ancianos, presos...) 5 2.CULTO A LA EUCARISTÍA FUERA DE LA MISA a) La reserva de la Eucaristía: “La Celebración de la Eucaristía en el Sacrificio de la Misa es realmente el origen y el fin del culto que se rinde fuera de la Misa” (Ritual 2). Pero el sacramento de la Eucaristía no se agota con su Celebración. Cristo sigue presente en las especies consagradas de pan y vino que se reservan después de la Misa y a él rinde la Iglesia culto de adoración. Con todo este culto debe llevar a los fieles a participar más asidua y plenamente en la Celebración de la Misa. En este sentido hay que evitar dos extremos: uno sería considerar la reserva eucarística como igual a la Misa y el otro consistiría en dar sólo importancia a la Misa e ignorar la reserva eucarística. Estos extremos llevan a dos clases de abusos: uno consiste en adorar la reserva y orar ante el sagrario mientras se celebra la Misa y el otro desconocer la presencia real de Cristo en la reserva eucarística. Por eso mientras se celebra la Misa no se debe tener expuesto el Santísimo (Ritual de la sagrada comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa Nº 6). La Iglesia desde los primeros siglos reserva el pan consagrado para compartirlo con aquellos que no han podido asistir a la Celebración. Entre ellos cuentan sobre todo los enfermos y también los impedidos por otros motivos justificados. Posteriormente se desarrolló la práctica del culto y adoración a Cristo presente en el Sagrario. 6 B) El viático, fin primero de la reserva: “El fin primero y primordial de la reserva de las sagradas especies fuera de la Misa es la administración del viático” (Ritual de la sagrada comunión...5). Este fue el objetivo primero por el que se conservó la Eucaristía fuera de la Misa, para llevarla a los moribundos. “La comunión en forma de viático ha de considerarse como signo peculiar de la participación en el misterio que se celebra en el sacrificio de la Misa, esto es, la muerte del Señor y su tránsito al Padre” (Ritual de la unción y de la pastoral de enfermos, 26). El viático reviste especial significación por ser la comunión otorgada a los que están en peligro de muerte. Quiere hacerles compartir la muerte de Cristo y alimentar en ellos la esperanza de compartir su resurrección. En él se le pide también al creyente que renueve sus compromisos bautismales. c) Otros fines de la reserva: Fines secundarios de la reserva eucarística son la comunión fuera de la misa (aquí se incluye la comunión a los enfermos o a los impedidos de participar en la Misa) y la adoración de Cristo presente en el Sacramento ( Ritual de la sagrada comunión...5). ! La comunión fuera de la Misa: Los fieles cuando comulgan fuera de la Misa también se unen al Sacrificio de Cristo. La administración de la comunión a los fieles fuera de la Misa debe ser una excepción a favor de aquellos que no pueden asistir a la Celebración. Lo 7 normal es comulgar dentro de la Misa. Los principales impedidos de asistir a la Misa son los enfermos, los ancianos, los impedidos y los presos. Llevar la comunión a los enfermos, ausentes o presos en los primeros siglos era práctica normal. Luego se reservó a los clérigos. En 1973 se permitió nuevamente a los laicos distribuir y llevar la comunión bajo algunas condiciones. Este servicio está abierto también a las mujeres. ! La comunión a los enfermos: Los enfermos son personas que sufren en su cuerpo y también en su espíritu y por eso se les debe una atención especial para que puedan unirse a la pasión de Cristo en la comunión eucarística. Aunque ausentes de la Celebración dominical, se les reconoce como miembros de la comunidad cristiana y participan con ella en la oración y en compartir con la Iglesia el Pan de la Palabra y el Cuerpo de Cristo. Aquí cumplen su función principal los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía. En cuanto se pueda se ha de llevar la comunión a los enfermos el domingo para expresar su unión con la comunidad eclesial que celebra el día del Señor. No es tanto un favor que se les hace sino el cumplimiento de un derecho que tienen como cristianos. ! La adoración eucarística: Puede tener forma privada o pública. La adoración privada es la que realiza cada fiel adorando y haciendo oración ante el Sagrario o ante el Santísimo expuesto. La pública es la que se hace en grupo o asamblea ante el Sagrario o ante el Santísimo expuesto en el copón o en la custodia. Manifestación 8 extraordinaria del culto a la Eucaristía son las Procesiones eucarísticas, en las que el pueblo cristiano rinde público testimonio de fe y piedad a Cristo presente en el Sacramento. Esta expresión pública de fe se celebra sobre todo en la Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo. Una devoción muy popular es la Visita al Santísimo que puede ser personal o en grupo. La intención de todo culto al Santísimo Sacramento es una mayor vivencia de la Celebración eucarística: dar gracias a Dios por su obra salvadora, profundizar la gracia de la unión con Cristo en la comunión y revisar nuestro compromiso cristiano en la vida. En el culto comunitario a la Eucaristía no deben faltar nunca la celebración de la Palabra de Dios y el silencio meditativo. También deben tenerse en cuenta los tiempos litúrgicos para dar al culto eucarístico el matiz que cada tiempo destaca en relación con el misterio de Cristo. Las hostias c o n s a g ra d a s d e b e n renovarse con frecuencia. Y los templos y capillas donde se reserva la Santísima Eucaristía deben estar abiertos todos los días durante varias horas para que los fieles puedan orar ante el Santísimo Sacramento. (Ritual de la sagrada comunión...7 y 8) 9 3.EL MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA EUCARISTÍA El ministro ordinario del Sacramento de la Eucaristía en todos sus aspectos es el Obispo y el sacerdote como colaborador del Obispo. También en todos los aspectos, menos la Celebración de la Misa, es ministro ordinario el Diácono. Pero para facilitar el servicio de la comunión eucarística está permitido elegir a personas idóneas, hombres y mujeres, para que desempeñen por un tiempo determinado este ministerio de distribuir a los fieles el Pan eucarístico y de llevarlo a los enfermos en sus casas. Esto lo hacen en virtud del sacerdocio bautismal o sacerdocio común de los fieles y por delegación de la Iglesia. Es atribución del Obispo conceder este permiso. También el sacerdote que preside la celebración puede conceder este permiso para un caso excepcional e imprevisto (Instrucción Inmensae Caritatis 1). Las funciones que pueden cumplir los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía son las siguientes: 10 ! Llevar la comunión a los enfermos. ! Administrar el Viático. ! Ayudar a dar la comunión en la Misa y fuera de la Misa. ! Exponer el Santísimo sin dar la bendición. Las circunstancias que justifican la actuación de un Ministro Extraordinario de la Eucaristía son: ! Cuando no hay sacerdote, diácono o acólito instituido. Aquí se consideran los casos de poblaciones distantes que no tienen sacerdote ni diácono. Con permiso del Obispo puede haber algún Celebrador de la Palabra y distribuidor de la comunión. ! Cuando el sacerdote, el diácono o el acólito instituido están impedidos por el ejercicio de otro ministerio pastoral, por enfermedad o edad avanzada y no hay ningún otro sacerdote o diácono presente. ! Cuando los fieles que desean comulgar son tantos que se prolongaría excesivamente la celebración de la Misa o la distribución de la comunión fuera de la Misa. También cuando se ha de dar la comunión bajo las dos especies. ! Cuando el número de enfermos que deban atender los pastores sea muy numeroso. 11 Las condiciones para poder ser Ministro Extraordinario de la Eucaristía son: ! Distinguirse por su vida cristiana, por su fe y buenas costumbres. Se esforzará por ser digno de este nobilísimo encargo, cultivará la devoción a la Sagrada Eucaristía y dará ejemplo a los demás fieles de devoción al Santísimo Sacramento del altar. ! Ser personas adultas (hombres o mujeres) que hayan recibido el sacramento de la Confirmación. ! Los candidatos deben ser presentados por el párroco al Obispo y es conveniente que el párroco pida sugerencias por ejemplo al Consejo Parroquial. El Obispo o Vicario encargado por él expedirá el c o r r e s p o n d i e n t e nombramiento por un plazo determinado (2, 3 ó 5 años) ! Los candidatos deben ser debidamente preparados según el programa que determine el Obispo. Una formación básica cristiana y también el conocimiento de las responsabilidades que asumen, las rúbricas que deben observar y la disciplina de admisión a la sagrada Comunión. Para ello es oportuno organizar cursos de formación en que se enseñe la recta doctrina y el clima sea verdaderamente espiritual. (Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes, Art. 8 Nº 2. y Art. 13. Roma, 15 agosto 1997). 12 ! Los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía, cuando son autorizados por primera vez, deben ser presentados a la comunidad parroquial y asumir el encargo en una celebración pública presidida por el Obispo o su delegado. (Ver más abajo, No. 10). ! Los ministros deben tener sentido eclesial. Ser Ministro Extraordinario de la Eucaristía no es una cuestión de prestigio personal ni de ostentar un poder. Es más bien un acto de servicio. Con sencillez y humildad se debe acoger el encargo y con la misma sencillez y humildad se debe aceptar que otros lo ejerzan. La vestidura litúrgica del Ministro Extraordinario de la Eucaristía es la que se acostumbra en la región o bien otra que haya sido aprobada por el Obispo (Ritual de la sagrada comunión... 19). 4. AYUDANTE DE LA COMUNIÓN EN LA MISA Una de las funciones del Ministro Extraordinario de la Eucaristía es ayudar al sacerdote a distribuir la comunión en la Misa. Lo ha de hacer en las circunstancias que hemos señalado más arriba. 13 Modo de proceder: Suben al altar después de la comunión del sacerdote. En cada Misa se han de consagrar el número suficiente de hostias para la comunión de los asistentes. El sacerdote les da la comunión a los Ministros, les entrega el copón o cesto con las hostias consagradas y bajan a dar la comunión a los fieles. Al terminar depositan sobre el altar los copones, purifican los dedos y se retiran a su lugar. Deben dar la comunión en la boca o en la mano según la voluntad del comulgante, pues ambas formas están aceptadas por la Iglesia. 5. LA COMUNIÓN A LOS ENFERMOS a) Sentido: La Iglesia ha mantenido desde los comienzos su preocupación por atender a los enfermos y a todos los que no pueden acudir a la Iglesia y por subrayar su pertenencia a la comunidad de los fieles. Ahora los Obispos pueden autorizar a laicos hombres y mujeres a llevar la comunión a los que están impedidos de participar en la Misa. Esto incluye no sólo a los enfermos sino también a los que los cuidan, a los que están impedidos de salir de casa o están recluidos en prisiones, reformatorios u otros lugares. Los pastores de almas deben procurar que los enfermos, ancianos e impedidos, aunque no padezcan una enfermedad grave, tengan facilidades para recibir la Eucaristía con frecuencia, principalmente en el tiempo pascual. 14 Los fieles deben ser instruidos sobre la finalidad de la comunión fuera de la Misa. En ella se unen al sacrificio de Cristo que se actualiza en la Misa, renuevan la Nueva Alianza entre Dios y los hombres sellada con la sangre de Cristo y anticipan en la fe y en la esperanza el Banquete glorioso en el Reino del Padre, anunciando la muerte y proclamando la resurrección del Señor hasta que venga (Ritual de la sagrada comunión... 13-15). b) Condiciones: ! Estado de gracia: Es una condición para todo el que se acerca a comulgar: estar libre de pecado grave. A los enfermos e impedidos, ante todo hay que preguntarles si necesitan confesarse y en este caso llamar a un sacerdote antes de administrarles la comunión. También es conveniente que los enfermos que comulgan con frecuencia se confiesen con cierta regularidad y cada vez que ellos lo requieran. ! Ayuno eucarístico: La norma general para todos es guardar una hora de abstenerse de tomar alimento o bebida antes de la comunión. Siempre se puede beber agua o tomar medicinas. Las personas de edad avanzada o enfermas y los que las cuidan pueden recibir la comunión aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior. A ellos no les urge la norma del ayuno eucarístico. 15 ! Espíritu de oración: Los enfermos deben contemplar con fe el don recibido y dar gracias para que el Sacramento produzca frutos más abundantes de caridad. Después de la comunión recibida se les recomienda que permanezcan algún tiempo en oración. ! Otras condiciones: La comunión a los enfermos e impedidos debe llevarse preferentemente el domingo después de la Misa, como signo de unión con la Iglesia celebrante. Si el enfermo desea confesarse hay que ponerlo en contacto previamente con el sacerdote. Lo mismo si desea recibir la Unción. También si el enfermo está conviviente o sólo casado por civil. La comunión se debe dar a enfermos que están conscientes. Si el enfermo no puede pasar la hostia entera, se le da un trocito con un poco de agua 6. RITUAL DE ENFERMOS: LA COMUNIÓN A LOS Preparativos: Para la comunión se prepara un pequeño mantel blanco, se coloca un crucifijo, dos velas encendidas y una flor. Las hostias se llevan o en un corporal plegado o en una cajita para este fin. Las hostias consagradas se recogen en la misa en el momento de la comunión, sobre todo el domingo. Si sobran hostias deben devolverse al sagrario y de ninguna manera llevarlas a casa hasta el día siguiente. El esquema para la comunión a los enfermos es el siguiente: Proponemos sólo el rito para un laico Ministro Extraordinario de la Eucaristía. Al llegar, el ministro saluda al enfermo y a los familiares con estas palabras: 16 Ministro: Paz a esta casa y a los que viven en ella. Coloca el Sacramento sobre la mesa y lo adora junto con los presentes. E invita a todos al acto penitencial. Acto penitencial Ministro: Hermanos, reconozcamos nuestros pecados, para que podamos participar dignamente en esta sagrada celebración. (Breves momentos de silencio. Luego se dice alguna de las siguientes fórmulas). Fórmula 1: Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión; por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa (golpes de pecho). Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Ministro: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleva a la vida eterna. Todos: Amén. Fórmula 2: Ministro: Tú que por el misterio pascual nos has alcanzado la salvación, Señor, ten piedad. Todos: Señor, ten piedad. Ministro: Tú que renuevas siempre, por medio de los sacramentos, las maravillas de tu pasión, Cristo, ten piedad. 17 Todos: Cristo, ten piedad. Ministro: Tú que nos haces participar del sacrificio pascual por la comunión de tu Cuerpo, Señor, ten piedad. Todos: Señor, ten piedad. Ministro: Dios todopoderoso tenga nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. misericordia de Todos: Amén. Liturgia de la Palabra (Luego el ministro lee alguno de los siguientes textos bíblicos. Comienza: Jesús dice:) ! El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es comida verdadera y mi sangre es bebida verdadera (Jn 6, 5455). ! Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí (Jn 14, 6). ! Si alguien me ama, guardará mis palabras y mi Padre lo amará y vendremos a él para hacer nuestra morada en él. (Jn 14, 23). ! Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. La rama no puede producir frutos si no permanece unida a la planta. Tampoco ustedes pueden producir frutos si no permanecen unidos a mí (Jn 15, 4). ! Cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están anunciando la muerte del Señor hasta que venga (1 Cor 16, 26. 18 (Si las circunstancias lo permiten, se puede hacer una lectura más larga y que tenga sentido eucarístico. Luego se puede guardar un momento de silencio o hacer una breve reflexión. A continuación se pueden hacer las Peticiones de la misa de la comunidad parroquial, añadiendo alguna por el enfermo). Comunión Ministro: Y ahora, hermanos, oremos juntos a Dios nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó. Todos: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. (El ministro toma la hostia consagrada y elevándola un poco dice:) Ministro: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la mesa del Señor. Enfermo y comulgantes: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Ministro: El Cuerpo de Cristo. Enfermo: Amén. 19 (Si otras personas quieren comulgar, reciben la comunión de modo habitual. El ministro purifica el portaviático si no lleva la comunión a más enfermos. Puede seguir un momento de silencio. Luego el ministro dice alguna de las siguientes oraciones con la invitación “Oremos”. ! Señor Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, te suplicamos con fe viva, que el Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que nuestro(a) hermano(a) acaba de recibir, le conceda la salud corporal y la salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. ! Oh Dios que has querido hacernos partícipes de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir tan unidos a Cristo que demos frutos con gozo para la salvación del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. ! Señor, por medio del Misterio pascual de tu único Hijo llevaste a plenitud la obra de salvación de los hombres; concede a los que celebramos estos sacramentos proclamar con fe viva la Muerte y Resurrección de tu Hijo y avanzar por el camino de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén. Despedida (El ministro haciendo la cruz sobre sí mismo dice) Ministro: El Señor nos bendiga, nos guarde todo mal y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén. O bien. Ministro: El Señor todopoderoso y misericordioso, Padre, Hijo y Espíritu Santo nos bendiga y nos guarde. R/. Amén. 20 7. EL VIÁTICO Aquí ponemos el rito del Viático cuando (por ausencia o impedimento del sacerdote) lo administra un laico Ministro Extraordinario de la Eucaristía. Debe haberse previsto que el enfermo se haya confesado si lo necesita y que haya recibido la Unción. El rito es el mismo de la “Comunión a los enfermos” menos lo siguiente. El Ministro Extraordinario de la Eucaristía llega a la habitación y con sencillas palabras saluda al enfermo y a los que están con él: Ministro: Paz a esta casa y a los que viven en ella. Coloca el Sacramento sobre la mesa y lo adora junto con todos los presentes. Y luego dice esta monición: Ministro: Queridos hermanos, nuestro Señor Jesucristo, antes de pasar de este mundo al Padre, nos dejó el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre para que, robustecidos con su viático, prenda de resurrección, nos sintamos protegidos a la hora de pasar también nosotros de esta vida a Dios. Unidos en la caridad por nuestro(a) hermano(a), oremos por él(ella). Invita a todos al acto penitencial. Liturgia de la Palabra: Luego lee algún texto breve de la Sagrada Escritura. (Ver “Comunión a los enfermos”). Después es muy conveniente que el enfermo, antes de recibir el viático, renueve las promesas de su bautismo. El Ministro hace una introducción adecuada y luego pregunta al enfermo: 21 Profesión de fe bautismal: Ministro: ¿Crees en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra? Enfermo: Sí, creo. Ministro: ¿Crees en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Enfermo: Sí, creo. Ministro: ¿Crees en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna? Enfermo: Sí, creo. Súplica por el enfermo: Después, si las condiciones del enfermo lo permiten, se hace una breve súplica en estos o parecidos términos: Ministro: Queridos hermanos: unidos en la misma fe, invoquemos a nuestro Señor Jesucristo en favor de nuestro(a) hermanos(a) N. ! A ti, Señor, que nos amaste hasta el extremo y te entregaste a la muerte para darnos la vida, te rogamos por nuestro hermano(a) N. Todos: Te rogamos por nuestro(a) hermano(a) N. ! A ti, Señor, que dijiste: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”, te rogamos por nuestro(a) hermano(a) N. Todos: Te rogamos por nuestro(a) hermano(a) N. 22 ! A ti, Señor, que nos invitas al banquete donde ya no habrá más dolor ni llanto, ni tristeza ni separación, te rogamos por nuestro(a) hermano(a) N. Todos: Te rogamos por nuestro(a) hermano(a) N. Viático: El Ministro invita a recitar el Padrenuestro y da la comunión en la forma acostumbrada (Ver “Comunión de los enfermos”). El Ministro, después de dar al enfermo la comunión, añade: Ministro: Cristo te custodie y te lleve a la vida eterna. Enfermo: Amén. Los presentes que deseen comulgar reciben la comunión en la forma acostumbrada. El Ministro hace la purificación y después puede guardarse un momento de silencio. Conclusión del rito: El Ministro dice esta oración: Dios todopoderoso, cuyo Hijo es para nosotros el camino, la verdad y la vida, mira con piedad a tu siervo(a) N. Y concédele que, confiado(a) en tus promesas y reconfortado(a) con el Cuerpo de tu Hijo, pueda llegar en paz a tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. 23 Y el Ministro termina con estas palabras: Ministro: El Señor esté siempre contigo, te proteja con su poder y te guarde en su paz. Y tanto él como los presentes pueden dar el signo de la paz al enfermo. 8. CELEBRACIONES DE LA PALABRA EN AUSENCIA DE SACERDOTE (Directorio para las celebraciones dominicales en ausencia de Presbítero, 2 junio 1988) a) Condiciones Todos los fieles cristianos tienen el derecho y el deber de participar el domingo en la Mesa de la Palabra y en la Mesa de la Eucaristía. Pero si la escasez de sacerdotes no permite tener la Celebración de la Eucaristía, la Iglesia ha autorizado que se pueda tener la Celebración de la Palabra y la distribución de la Sagrada Comunión. Esta facultad debe cumplir ciertas condiciones. ! Ante todo se ha de motivar a los fieles para que se acerquen a alguna Iglesia a participar en la Misa completa (N 18). 24 ! Si esto no es posible, no se les debe privar de las riquezas de la Sagrada Escritura y de la plegaria de la Iglesia (lecturas del año y oraciones litúrgicas) (N 19). ! Estas Celebraciones tienen carácter de suplencia y no son la mejor solución ni se deben adoptar por comodidad. Se debe evitar la confusión de equiparar estas Celebraciones con la Misa completa que es la única que hace cumplir a los fieles el precepto dominical. Por eso no se deben tener estas Celebraciones de la Palabra en lugares en los que se ha celebrado la Misa en la tarde precedente. (N 21-22). ! El párroco es el que informa al Obispo sobre la conveniencia de estas Celebraciones en su jurisdicción. Debe preparar a los fieles con una catequesis adecuada que explique el sentido y los motivos de la autorización, visitar las comunidades con la frecuencia que pueda para confesar a los fieles y celebrar la Eucaristía (N 2627). Los más indicados para estas Celebraciones de la Palabra son los diáconos si los hay y también los acólitos instituidos(N 29). Procure el párroco que las hostias se renueven con frecuencia y se conserven en lugar seguro (N 29). ! El Obispo, oído el parecer del C o n s e j o Presbiteral, establecerá si en la diócesis puede haber Celebraciones dominicales sin Eucaristía y dar normas para ello, determinando el lugar, la duración del permiso, las condiciones y el presbítero responsable (Instrucción sobre algunas cuestiones... Art. 7 párr. 1). Nunca se deben organizar estas Celebraciones sin el permiso del Obispo y sin la tutela pastoral del párroco. 25 Los Celebradores no deben llamarse “coordinadores”, “moderadores” o títulos semejantes; son ministros extraordinarios para un tiempo determinado (N 24-25). El Obispo nombrará un delegado o comisión para que cuiden que se desarrollen correctamente (N 26). ! Los Celebradores laicos elegidos (hombres o mujeres) deben ser ejemplares por su conducta de vida y aceptados plenamente por los fieles. Su designación se hace por un tiempo determinado y se comunica públicamente a la comunidad. El párroco debe darles oportuna y continua formación y preparar con ellos las celebraciones (N30). ! Los elegidos consideren este cargo no como un honor sino como un servicio a los hermanos bajo la autoridad del párroco. Ellos tienen sólo una función supletoria y deben ejercerla con sincera piedad y con orden. Si no se puede tener Celebración, es bueno orar en familia o unirse a las transmisiones de radio o TV (N 31-32). b) La Celebración ! Los textos de la Celebración se han de tomar de los libros oficiales de la Iglesia según el año litúrgico. No se deben introducir ni la presentación de los dones ni la oración sobre las ofrendas ni el Prefacio ni la Plegaria Eucarística. El párroco, al preparar a los laicos, puede hacer algunas acomodaciones. Se encienden las velas y luces como de costumbre y se reparten funciones entre lectores, salmista y cantores (N 35-37). 26 ! El laico no debe emplear el saludo “El Señor esté con ustedes” ni dar la bendición final, que son fórmulas propias del Ministro ordenado (N 39). ! Puede llevar una túnica pero sin estola. No use la sede presidencial sino otro asiento fuera del presbiterio. El altar solo se usa para poner las hostias consagradas sobre el corporal antes de la comunión como se hace en la comunión fuera de la Misa (N 40). ! Para la comunión debe usarse el pan consagrado el mismo domingo en la Misa celebrada en otro lugar y llevado por el diácono o un laico autorizado o bien el pan consagrado en la última Misa celebrada en el lugar. El Celebrador de la Palabra antes del Padrenuestro trae la Eucaristía del tabernáculo o del lugar donde está depositada, la coloca sobre el altar y comienza el Padrenuestro (N 47). c) Esquema de la celebración ! Canto de entrada, breve monición, rito de perdón y oración. ! Liturgia de la Palabra (lecturas con breves moniciones, el salmo responsorial y la aclamación antes del evangelio). La lectura del Evangelio la inicia un laico diciendo: “Escuchen, hermanos, el santo Evangelio según san N.”. Puede haber una explicación de las lecturas o guardar silencio, pero no homilía. ! Credo y Oración de los fieles. Alguna fórmula de acción de gracias a Dios (Salmos 99, 102, 117, 135, 150, Magníficat, Gloria...). 27 ! Padrenuestro y Rito de la comunión (si la hay). El responsable trae el copón y lo coloca en el altar sobre los corporales, padrenuestro rezado o cantado (luego puede haber saludo de paz) y comunión según la forma prevista para fuera de la misa: “Este es el Cordero...” (Cantos). ! Breve silencio. Acción de gracias si no se hizo antes. Oración de después de la comunión, avisos parroquiales (recordar cuándo y dónde se celebra la Eucaristía ese domingo o el siguiente), se puede hacer una colecta al terminar y se indica el objetivo. Rito de conclusión bendiciendo a Dios y santiguándose. Canto final. 9. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO a) Criterios y condiciones La Iglesia recomienda vivamente la devoción tanto privada como pública a la Santísima Eucaristía, aún fuera de la Misa que es la fuente y culminación de toda la vida cristiana. Los fieles, al adorar a Cristo presente en el Sacramento, deben recordar que tal presencia deriva del Sacrificio celebrado en la Misa y que tiende a la comunión sacramental. Y esta devoción debe llevarlos a realizar buenas obras y a agradar a Dios con toda su vida. No se debe hacer la exposición del Santísimo mientras se celebra la Misa en el mismo recinto de la Iglesia. Y si la exposición es prolongada y debe celebrarse la Misa, antes 28 debe reservarse el Santísimo. En presencia del Santísimo, tanto si está en el sagrario como si está expuesto a la pública veneración en el copón o la custodia, se hace genuflexión con una sola rodilla. El ministro ordinario de la exposición del Santísimo es el sacerdote o el diácono. Pero en ausencia del sacerdote o diácono, o legítimamente impedidos, el acólito instituido o el Ministro Extraordinario de la Eucaristía pueden exponer públicamente la santísima Eucaristía a la adoración de los fieles y reservarla después. (Ritual de la sagrada comunión... Nº 91). Todos éstos pueden hacer la exposición abriendo el sagrario, o también, si se juzga oportuno, poniendo el copón sobre el altar, o poniendo la hostia en la custodia. Al final de la adoración guardan el Sacramento en el sagrario. No les es licito, sin embargo, dar la bendición con el Santísimo Sacramento (ib.). Estos ministros lleven o la vestidura litúrgica tradicional en el país, o un vestido que no desdiga de este sagrado ministerio y que el Obispo apruebe (ib. 92). b) Modo de proceder: ! Canto de entrada mientras se expone; algún texto bíblico eucarístico y salmo responsorial, evangelio, homilía (sacerdote o diácono), adoración en silencio o motivada por diferentes grupos, preces u oración de los fieles. ! Para la reserva: Canto eucarístico y oración final. Se pueden agregar las Alabanzas al nombre de Dios. Bendición y canto final. Si es un laico cierra la puerta del Sagrario sin dar la bendición. 29 10. RITO DE INSTITUCIÓN DE LOS MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA EUCARISTÍA Las personas designadas por el ordinario del lugar o por su delegado deben recibir este mandato según el rito siguiente. La ceremonia la preside el obispo o su delegado o el párroco. Puede hacerse dentro o fuera de la misa, pero en presencia del pueblo. Es conveniente que sea un domingo o día de fiesta. Si es fuera de la misa se toman las lecturas del día. Después de la homilía los elegidos para este ministerio son presentados al pueblo. Presentación (Alguien distinto del celebrante) Acérquense los que van a ser instituidos en el ministerio de Ministros Extraordinarios de la Eucaristía. (Seguidamente dice sus nombres y cada uno responde “Presente” y se acerca al celebrante). Alocución (El celebrante les habla con estas o parecidas palabras) Queridos hermanos: Van a recibir el encargo de ser Ministros Extraordinarios de la Eucaristía. Podrán distribuir la sagrada comunión a los fieles, llevarla a los enfermos y también administrar el viático. Ustedes, que han sido elegidos para tal oficio en la Iglesia, procuren, por su fe viva y por su caridad ser modelo para los hermanos y vivir con fervor este misterio de unidad y de amor fraterno. Y recuerden que los que participamos del mismo pan y del mismo cáliz formamos un solo cuerpo. 30 Al dar a sus hermanos la sagrada comunión, ejerciten la caridad fraterna según el precepto del Señor que dijo a sus discípulos cuando les daba su cuerpo en alimento: “Esto es lo que les mando: que se amen unos a otros como yo los he amado”. Diálogo (A continuación los interroga con estas palabras) Celebrante: ¿Quieren recibir el ministerio de dar la comunión a sus hermanos para servicio y edificación de la Iglesia? Elegidos: Sí, quiero. Celebrante: ¿Se comprometen a desempeñar con todo respeto el encargo que hoy se les encomienda de dar la sagrada comunión? Elegidos: Sí, me comprometo. Bendición (Los elegidos se arrodillan y el celebrante invita a los files a orar) Celebrante: Hermanos: Oremos con fe viva a Dios nuestro Padre para que se digne bendecir a estos hermanos nuestros que han sido elegidos para distribuir la sagrada comunión. (Todos oran unos momentos en silencio y luego el celebrante prosigue) Dios Padre nuestro, maestro y guía de la gran familia de tus hijos, dígnate bendecir (+) a estos hermanos nuestros para que, al distribuir con fe el alimento de vida a los fieles, 31 también sean fortalecidos con el poder de este sacramento y tengan parte en el banquete celestial. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén. (En la oración de los fieles se hace alguna petición por ellos. En la procesión de ofrendas ellos presentan la patena con el pan y el cáliz. Pueden recibir la comunión bajo las dos especies). 11. V O C A B U L A R I O L I T Ú R G I C O MINISTRO EXTRAORDINARIO DEL COPÓN: Es el recipiente en forma de copa en que se ponen las hostias. CUSTODIA: Es un soporte de metal ornamentado en el que se coloca la hostia consagrada para exponerla a la pública veneración de los fieles. MINISTRO: Se designa con este nombre a todo aquel que cumple un servicio continuado en la comunidad cristiana. Los hay “ordinarios” que se configuran con Cristo servidor por el sacramento del Orden (Obispos, sacerdotes y diáconos) y “extraordinarios” que reciben el encargo por parte de los pastores de la Iglesia. MINISTRO EXTRAORDINARIO: Es el ministro que recibe un encargo especial por parte del Obispo y para un tiempo determinado. . 32 MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA EUCARISTÍA: Es el que recibe este encargo para el servicio de la Eucaristía (dar la comunión en la Misa, llevarla a los enfermos, exponer el Santísimo). Pueden ser hombres o mujeres LIBROS OFICIALES: Son el Misal (para las oraciones y plegarias eucarísticas), el Leccionario (para las lecturas de las celebraciones), los Rituales para los diversos sacramentos, el Pontifical (oraciones y ritos propios de los obispos), el Libro de la Sede (que contiene las oraciones y Peticiones de cada domingo) y el Libro de la Oración de los fieles (Plegarias para la oración de los fieles en las diversas circunstancias). TIEMPOS LITÚRGICOS: Tiempos del año en los que se celebran diversos aspectos del misterio de Cristo. TIEMPOS FUERTES: Son los tiempos del año litúrgico en los que se subraya de manera especial algún aspecto del misterio de Cristo. Son Adviento y Navidad, Cuaresma, Semana Santa y Pascua. ADVIENTO: Palabra que significa “venida” Es el tiempo que inicia el año litúrgico y nos prepara para la venida del Señor. Comprende cuatro semanas antes de Navidad. NAVIDAD: Palabra que significa “Natividad, Nacimiento”. Es la fiesta del Nacimiento de Jesús y el tiempo que celebra este hecho salvador y que va desde la fiesta de Navidad hasta la del Bautismo del Señor. CUARESMA: Palabra que significa “cuarenta”. Es el tiempo que nos invita a la penitencia y a la conversión para 33 celebrar el misterio Pascual. Comienza el miércoles de ceniza y llega hasta el Jueves Santo en la mañana. PASCUA-MISTERIO PASCUAL: Palabra que significa “paso”. Es la fiesta que celebra el paso del pueblo judío de la esclavitud de Egipto a la libertad (Pascua judía). Y la fiesta que celebra el paso de Cristo de esta vida a la vida de Dios a través de su muerte y resurrección y nuestro paso del hombre viejo al hombre nuevo (Pascua cristiana). Es el misterio central del cristianismo que celebramos una vez al año en el Triduo pascual y Tiempo Pascual y también cada domingo y en cada Sacramento. TRIDUO PASCUAL: Son los tres días en que celebramos la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Comienza en la tarde del Jueves Santo con la Misa de la última cena del Señor, sigue el Viernes Santo como día de su Muerte, el sábado como día de la Sepultura y culmina en la Vigilia Pascual y día de Pascua como celebración de la Resurrección. VIGILIA PASCUAL: Es la madre de todas las Vigilias y desde los primeros siglos los cristianos permanecían en oración celebrando las maravillas de Dios y sobre todo la más excelsa que es la Resurrección de Cristo. Se celebra en la noche entre el sábado santo y el domingo de Pascua. En ella se celebran también los bautismos como vida nueva en Cristo. PENTECOSTÉS: Palabra que significa “el día cincuenta”. En él se celebra el don del Espíritu Santo a la Iglesia. TIEMPO ORDINARIO: Tiempo del año en el que no se destaca ningún aspecto especial del misterio de Cristo. 34 Comprende unas semanas entre el tiempo de Navidad y Cuaresma y la mayoría de semanas entre Pentecostés y Adviento. CICLOS LITÚRGICOS: Períodos de años en los que está dividido el Leccionario para ofrecer a los fieles el conjunto de los Libros sagrados de la Biblia. Para los domingos hay tres ciclos que se llaman A, B y C. Para los días ordinarios hay dos ciclos que se llaman: año par y año impar. PLEGARIA EUCARISTICA: Solemne Acción de gracias de la Misa en la que se hace presente el sacrificio de Cristo. Comprende desde el Prefacio hasta el Amén solemne antes del Padre nuestro. PRESBITERIO: Es el lugar de la iglesia donde está el altar, el ambón y la sede y donde se ubican los ministros que actúan en la celebración. AMBON: Es el lugar destacado desde el que se proclama la Palabra de Dios. SEDE: Es el asiento reservado al sacerdote que preside la Celebración cuando no está en el altar. SAGRARIO: Es el pequeño armario o urna en que se guarda la Eucaristía después de la Misa para llevarlo a los enfermos y para orar ante él. CORPORAL: Es una pieza de tela blanca cuadrada que se coloca sobre el altar para poner encima la Santísima Eucaristía. 35 ALBA: Es una túnica blanca que cubre todo el cuerpo y es el vestido básico de todos los ministros de toda celebración litúrgica. CÍNGULO: Cordón que a veces se usa para ceñir el alba a la cintura. PORTAVIATICOS: Es la cajita en la que se lleva la comunión a los enfermos e impedidos. PURIFICADOR: Pequeño pañuelo blanco para limpiar el cáliz y la patena y para purificar los dedos después de dar la comunión. LAVAVO: Pequeño pocillo con agua para purificar los dedos después de dar la comunión. SACRAMENTOS DE INICIACIÓN: Los tres primeros sacramentos que se exigen a todo cristiano para vivir su vida cristiana. Son el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía o primera comunión. SACRAMENTALES: Son ritos que la Iglesia aplica en diversas circunstancias: oraciones de la Iglesia dirigidas a Dios para consagraciones de personas, bendiciones de personas o cosas, intercesiones por los difuntos y exorcismos. En ellas suele usarse el agua bendita. LITURGIA DE LAS HORAS: Oración oficial de la Iglesia que rezan los obispos, sacerdotes, diáconos y también las comunidades religiosas. 36 COLECCIÓN LITURGIA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. La Liturgia El año litúrgico Los Sacramentos Catecumenado de adultos El Bautismo La Confirmación La Eucaristía Los Acólitos Lectores y Monitores Ministerios Musicales Ministros Extraordinarios de la Eucaristía La Confesión La Unción de los enfermos El Matrimonio Oración por los difuntos OBISPADO DE CHOSICA Calle Fray Martín de Porres s/n Urbanización El Descanso (Huaycán) Ate - Vitarte Telf. 359-4141 Fax 359-4074 INDICE Pág. 1.- LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA 1 2.- CULTO A LA EUCARISTÍA FUERA DE LA MISA 6 3.- EL MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA EUCARISTÍA 4. AYUDANTE DE LA COMUNIÓN EN LA MISA 5.- LA COMUNIÓN A LOS ENFERMOS 6.- RITUAL DE ENFERMOS LA COMUNIÓN A LOS 7.- EL VIÁTICO 8.- CELEBRACIONES DE LA PALABRA EN AUSENCIA DE SACERDOTE 9.- EXPOSICIONES DEL SANTÍSIMO 10.-RITO DE LA INSTITUCIÓN DE LOS MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA EUCARISTÍA 11.-VOCABULARIO LITÚRGICO DEL MINISTRO EXTRAORDINARIO