INVESTIGAR EN TIEMPOS REVUELTOS sujetos repartidos por distintas localidades del Distrito Sanitario de Jaén. La gran presión asistencial sanitaria a la que nos enfrentamos los profesionales de la salud hace que tomar la decisión de dedicar parte de tu tiempo libre a investigar sea, como mínimo, una decisión extraña. Sin embargo, ¿realmente es lícito culpar solo a esa presión asistencial de nuestra falta de motivación para investigar? De este modo, obtuvimos una muestra representativa que nos permitiera extrapolar nuestras conclusiones a la población que pertenece a la zona de cobertura asistencial de Complejo Hospitalario de Jaén. Los datos se recogieron 'in situ' en los distintos Centros de Salud. El usuario firmaba el consentimiento informado correspondiente, lo que nos permitía obtener una muestra analítica y realizar una entrevista donde recogíamos datos antropométricos y nutricionales. Vivimos envueltos en la rutina de tener que cumplir con nuestras obligaciones laborales y, en ocasiones, este hecho puede hacernos perder esta motivación inicial de nuestro trabajo, que no es otra que buscar siempre el beneficio del paciente. Pero este fin no sólo se consigue cumpliendo con las obligaciones que nuestro puesto lleva implícito, sino que podemos lograr una mejor práctica clínica emprendiendo nuevas líneas de investigación relacionadas con nuestra labor habitual. En mis años como residente de este hospital, mientras realizaba mi formación como médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, las diferentes rotaciones que realicé me permitieron profundizar en las distintas especialidades y reconocer cuántos aspectos me quedaban por mejorar. Los profesionales que integran el hospital comenzaron a transmitirme sus conocimientos y la motivación para continuar indagando sobre muchos de los casos clínicos que se nos planteaban. Fue de esta motivación donde, guiado por una gran profesional como la Dra. Santiago (Endocrinóloga de nuestro hospital), comenzó mi andadura en la investigación. Investigar en el ámbito de la clínica, supone establecer una hipótesis desde la que se van a obtener unas conclusiones basadas en evidencias científicas, que intentaremos convertir en hechos concretos, con el fin de beneficiar a nuestros pacientes. Comenzamos así un proyecto de investigación nada fácil: un estudio que tenía como fin obtener datos acerca de la función tiroidea de la población general, para lo cual recogimos información mediante entrevistas clínicas y datos analíticos de más de 1100 Nos interesaba conocer, sobre todo, los datos referentes al consumo de alimentos ricos en yodo, que pudieran estar en relación directa con los niveles de yoduria y niveles de hormonas tiroideas de los sujetos, parámetros de estudio de nuestro trabajo. Las muestras analíticas eran analizadas por el Servicio de Análisis Clínicos de Complejo Hospitalario de Jaén, y volcadas posteriormente a una base de datos para poder comenzar a obtener conclusiones. Este trabajo, que a priori parece sencillo, se extendió durante al menos dos años, tiempo en el cuál en no pocas ocasiones nos planteamos abandonarlo porque iban surgiendo demasiados contratiempos, que fuimos solventando con trabajo y mayor dedicación. Es obligado destacar la gran ayuda de todo el personal sanitario de los distintos Centros de Salud, así como del Servicio de Análisis Clínicos y, cómo no, de los usuarios que aceptaron participar en el estudio. Todos estos años de trabajo cristalizarán muy pronto en una tesis doctoral. Ha sido un camino largo y de mucho esfuerzo, pero resulta enormemente satisfactorio investigar en tiempos revueltos como los que nos ha tocado vivir. Esta labor complementa y mejora notablemente nuestro trabajo asistencial, incrementa la satisfacción personal y la de las instituciones para las que trabajamos, considerando por tanto, que deberíamos ser muchos más los sanitarios que emprendiéramos esta carrera investigadora tan apasionante. Pablo Olmedo Carrillo abril 2016 · p. 1