TEMAS POÉTICOS DE MIGUEL HERNÁNDEZ El desarrollo temático de la obra de Miguel Hernández coincide plenamente con su experiencia personal, como corresponde a la obra de un hombre que hizo de su vida entera materia prima de su producción poética. El mundo poético de Miguel Hernández se puede concentrar en el siguiente tríptico: VIDA = AMOR + MUERTE MUERTE = VIDA + AMOR AMOR= MUERTE + VIDA Estos tres temas serán sus tres heridas que, en realidad, pueden concretarse en una sola: Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor, la de la muerte. Con tres heridas yo: la de la vida, la de la muerte, la del amor. Estos temas fundamentales cabría añadir la naturaleza y el compromiso político-social que acaban de configurar los ejes fundamentales de su obra NATURALEZA A pesar de haber tenido una infancia realmente dura, bajo la autoridad de un padre intolerante que nunca comprendió el interés de Miguel Hernández por ser poeta y que lo obligó a dejar los estudios y pastorear un rebaño de cabras, la mayor parte de sus primeros poemas son vitalistas y de un optimismo natural. En esta etapa son muchos los poemas que rinden homenaje a la naturaleza, a la que siempre ha estado muy ligado como poeta y como persona. M.H. es un hombre que nace y vive en contacto con la naturaleza. No es de extrañar, por tanto, que este sea uno de los temas más presentes en toda su obra poética, sobre todo en sus primeras producciones. La temática de sus poemas de adolescencia es la naturaleza, una naturaleza viva, exultante, con aire de égloga garcilasiana. En esta primera etapa encontramos una naturaleza real, con ligeros toques de imitación modernista. Esta naturaleza está ligada a su vez con dos puntos esenciales en M.H: Dios y la invención del lenguaje y la retórica. a.- naturaleza y Dios.- en sus primeras obras la visión majestuosa de la naturaleza la retrata en todo su esplendor y hermosura. Esta visión deriva hacia el hecho religioso. En sus primeros poemas la naturaleza es símbolo de pureza y de virginidad. En algunos poemas la naturaleza es símbolo de la bondad y la virtud, mientras que el mal y el pecado se concentran en la ciudad (rescata así el tópico clásico de menosprecio de corte y alabanza de aldea). b.- la naturaleza y la investigación sobre el lenguaje poético.- La naturaleza da pie a M.H. para investigar en la expresión literaria, evolucionando hacia la poesía pura (aquella que tiene como único objetivo la creación de la belleza). En su primer libro, Perito en lunas, sigue embelleciendo lo natural a través del empleo de numerosos recursos literarios. En este libro M.H. ensaya su vertiente más gongorina, y por ende, más vanguardista y atrevida, creando una poesía hermética (la obra se basa en el acertijo poético) basada en la combinación de cristianismo y panteísmo. El poeta percibe las cosas como vivas y provistas de conciencia (de ahí que los elementos poéticos aparezcan humanizados). Evoca la belleza mediante la flora y la fauna. Pero pese a la exaltación de la naturaleza y el sensualismo en Perito en lunas hay un toque de muerte, de melancolía lunar que inunda de tristeza el paisaje. En este contexto se produce la fusión total entre naturaleza y hombre, donde la tierra es símbolo de vida (recordemos el poema “Me llamo barro, aunque Miguel me llame”). Pero pese a la exaltación de la naturaleza y el sensualismo en Perito en lunas hay un toque de muerte, de melancolía lunar que inunda de tristeza el paisaje. De esta manera la tierra se convierte, al mismo tiempo, en símbolo de vida (es madre, es amor) y también en símbolo de muerte (es tumba, es sepultura). De la naturaleza surgen algunos de los símbolos más productivos de M.H.: la luna, la tierra, el barro, el viento, el rayo, el toro… A medida que su obra evoluciona hacia posturas más políticas la naturaleza se convierte en el espacio de la reivindicación social, siempre al lado del jornalero y de los más desfavorecidos. La naturaleza es también símbolo de la libertad en sus últimas etapas de prisión. En esta etapa intimista, cuando la prisión ha acabado con la esperanza, el tema de la naturaleza reaparece como un escenario ideal que protege de la injusticia y del odio. AMOR, VIDA Y MUERTE El amor (a Dios, a la naturaleza, a la mujer, al hijo, a los amigos, al pueblo, a la libertad, a la vida) marca la poesía de M.H. Es el gran eje que marca su poesía y que irá adoptando diversas formas a lo largo de su evolución poética. En todo caso M.H. es maestro en mostrar un amor verdadero, real, sin huir de la expresión de la sensualidad o de la sexualidad. Dejando a un lado la poesía religiosa, encontramos diferentes enfoques del amor en la poesía de M.H.: a.- el despertar sexual.- El sentido natural del amor está ligado al sexo. En sus primerísimos poemas hay directas referencias a la sexualidad (aunque camufladas bajo la ambientación mitológica). En la 1ª etapa esta profunda pulsión erótica entra en contradicción con el no menos profundo sentido religioso, el cual implica la negación de la sensualidad. b.- amor lamento/ amor ilusión.- en sus primeras obras el amor está imbuido por los modelos literarios (el amor cortés, el petrarquismo, la literatura bucólica e incluso algunos poetas románticos). Se trata de un amor más abstracto que real, basado en el lamento por la ingratitud de la amada o en la ilusión de la esperanza. c.- el amor dolor.- el amor se convierte aquí en un sentimiento real e intenso. Es la etapa de El rayo que no cesa. El amor es amenaza y tortura (no por no ser correspondido, sino por no poder ser gozado sexualmente). Es un amor unido explícitamente al sexo. Superado el catolicismo conservador el poeta encuentre que el amor hacia otra persona es la base del yo. El poeta necesita a la amada para vivir, para ser. La imposibilidad del amor genera el dolor, la herida, la pena. En El rayo que no cesa es donde la herida de amor-vida-muerte cobra toda su intensidad. Es el “cancionero” de la pena amorosa y del sentimiento trágico del amor y de la vida (que es muerte por amor). El poeta en esta obra, simbolizado en el toro, está destinado a la muerte; muerte que le provocan las heridas de amor, retratadas en toda una constelación de símbolos cortantes: cuchillo, rayo, espada, cornada. El tema amor-vida-muerte también aparece en este poemario mediante otros símbolos que hacen referencia a la naturaleza, como el limón. El tríptico amor-vida-muerte seguirá siendo el eje temático del resto de su producción poética, sin olvidar la constante presencia de la naturaleza, de la que se nutre para crear metáfora y símbolos, por ejemplo el del toro: símbolo de la libertad, de la potencia sensual, de la virilidad, de la nobleza, de la muerte y del dolor. d.- el amor alegría / el amor fraternidad.- tras su boda y la noticia del primer embarazo de su esposa el tema se centra en la ternura, la protección, la esperanza del futuro. La visión del amor como refugio perdurará en su etapa más desesperada, cuando la prisión y la enfermedad amenacen su vida. El amor vencerá al odio y será fundamento de todo cuanto existe. Viento del pueblo es un poemario de testimonio y denuncia; la Guerra Civil despierta en Miguel Hernández una conciencia de responsabilidad colectiva, la poesía tiene ahora una función social y política. Así que aquí las tres heridas (la del amor, la de la vida y la de la muerte) pasan de la esfera del yo lírico a la del pueblo. Es una poesía de amor hacia el pueblo oprimido, en la que la muerte es parte de la lucha por la vida. Ahora el amor se supedita a un enfoque político-social, como podemos ver en “La canción del esposo soldado” y la muerte aparece como elegía por los héroes del pueblo. e.- el amor-odio.- según avanza la guerra el espectáculo cruento del enfrentamiento fratricida se intensifica y la voz del poeta se hace mucho más íntima y pesimista en El hombre acecha. Aquí ya no se canta, con tono épico, un amor encendido por la pasión erótica (como ocurría en Viento del pueblo), sino que el amor es ahora la única esperanza ante la crueldad y la muerte de la guerra. f.- el amor-esperanza.- al acabar la guerra llega la cárcel, la enfermedad y la desolación más cruel, que tiñen su última obra, Cancionero y romancero de ausencias, de desengaño y tristeza. La fuerza y la rebeldía de Miguel Hernández comienzan a resquebrajarse y se vislumbra un final inevitable. El poeta canta los pedazos de vida que va dejando en el camino, la agonía hacia la que vuela y la tristeza de las armas y de los hombres. Se trata de un libro íntimo, que se abre hacia la realidad cotidiana. Estos poemas están marcado por la “ausencia” (de justicia, de los seres queridos, de libertad) y en ellos el amor es la única fuente de la esperanza El ciclo de vida y muerte se cierra volviendo al amor, porque no hay salvación si no se ama. Por encima de todas las calamidades quedan el amor y la libertad (ej.- “Antes del odio”). Vida, amor y muerte, las heridas del poeta, cierran el círculo en su cancionero final para hacerlo inmortal: “Boca que desenterraste el amanecer más claro con tu lengua. Tres palabras, tres fuegos has heredado: vida, muerte, amor. Ahí quedan escritos sobre tus labios” (“La boca” de Cancionero y Romancero de ausencias) EL COMPROMISO SOCIAL Y POLÍTICO El compromiso político es el otro eje que fundamente la obra de M.H. Una vez superada su etapa católico-tradicionalista M.H. descubre que la única manera de influir en el entorno es mediante el compromiso político. Abandona entonces la poesía pura y se concentra en la poesía impura, aquella poesía que se convierte en un medio para influir en el mundo que rodea al poeta. M.H. se implica en la política de forma efectiva, no es una pose poética. Cumple sus compromisos ideológicos hasta las últimas consecuencias y es este compromiso el que le lleva a la muerte en prisión. El poemario Viento del pueblo es la muestra más perfecta de este tipo de poesía concebida como arma. En este poemario se ensalza a los héroes que luchan por la libertad, se vive la solidaridad con las víctimas y con los oprimidos y se denuncia los opresores viles y cobardes que viven a costa de la sangre, el trabajo y el sufrimiento ajenos. Sin embargo el desarrollo de la guerra, que M.H. vivió en primera línea, enfrenta al poeta con la brutalidad de la guerra, el dolor y el horror de la muerte. Aquí el poeta pierde la esperanza: el hombre se convierte en verdugo. Esta desesperanza culmina cuando, después de la guerra, el poeta es detenido y encarcelado. Sin embargo es incapaz de renunciar a su compromiso y a su ideario. Al borde de la muerte sólo consiente en realizar el matrimonio religioso con su esposa para que esta pueda ser reconocida como viuda y sus hijos tengan un padre conocido en el nuevo sistema legal que ha proscrito el matrimonio civil.