LEY Con la guerra civil permanente todo progreso es imposible, el progreso moral sobre todo, es el que funda la voluntaria obediencia a la ley. La guerra civil es la barbarie, la negación de todo derecho porque conduce a la supremacía del más fuerte. La Constitución escrita puede ser pródiga en promesas de todo lo bueno, ¿pero de qué valen tales promesas si no tienen ni pueden tener cumplimiento? La ley en estos países —incluyendo a Colombia— ha sido por tanto entidad teórica, puesto que la regla, el estado normal, ha sido la revolución, la guerra. En Colombia, por ejemplo, no teníamos pena de muerte jurídica, pero sí teníamos las matanzas colectivas de las batallas. Teníamos garantías individuales escritas, pero sobre ellas prevalecía el derecho de gentes, la dictadura militar o la anarquía demagógica peor que ésta. La ley no pasaba de accidente, de pasajera excepción. Sobre la prometida inviolabilidad de la vida estaba el combate; sobre la de la propiedad, el empréstito forzoso o el saqueo; sobre la libertad personal, el reclutamiento y el atropello de toda especie; sobre la libertad de imprenta, la imposición de las bayonetas; y así lo demás. {El Porvenir.—Cartagena, 8 de febrero de 1891.) -7 146 RAFAEL NÚÑEZ LIBERALISMO Observadores perspicaces notan con razón como fenómeno moderno la extinción del viejo liberalismo europeo en el seno de la democracia. Producto originario de las clases medias y del gobierno de éstas que lo difundieron y adoptaron a manera de credo, su doctrina y su fraseología parecen ya sumergidas en el limbo de las cosas olvidadas como si por ellas hubieran pasado las ondas del Leteo. Flotaron un poco en la atmósfera política como hojas secas de otoño haciendo el ruido lúgubre de tocio lo que cae y parece a espíritus superficiales continuación de vida; pero el deterioro final ha sido continuo y hoy es pafjyrus propio apenas para capítulo de historia. Pudiera aun sospecharse que ni agradecimiento le tributan los mismos a quienes él abrió la puerta cuando reinaba omnipotente, sin prever, eso sí, todo lo que ha sobrevivido por ley de inexorable lógica. Una de sus hazañas fue la de extender la jurisdicción del Estado hasta donde le era vedado antes intervenir, con lo cual labró al fin su propia ruina. Su historia, no podría negarse, ha sido ilustrada por el impulso decisivo dado a la industria y al comercio, a la formación de general riqueza, por la supresión de trabas y privilegios injustos, la lucha con todas las tiranías y el amparo de los pueblos oprimidos. Se aduce la emancipación y unidad de Italia como obra de sus esfuerzos o de sus doctrinas. No así la creación de Alemania, en la cual ninguna parte tuvo. En 1848 tentó hacerla, pero falló completamente, y al ser al fin realizada, lo fue más bien a favor, a expensas del liberalismo. Este tiene gran poder para destruir abusos que embargan la libre acción de las fuerzas producto- DICCIONARIO POLÍTICO 147 ras; pero su genio no es especialmente adecuado para reconstruir con u n positivo método; y es a esta limitación a lo que se debe su súbito desprestigio. Lo que estaba en sus posibilidades está cumplido. Lo que ahora se necesita es u n a política de reconstrucción sobre un campo convenientemente preparado, y u n partido que haga derivar el orden de la democracia para reconciliar las contendoras fuerzas de la industria y la vida social. El proceso de reconciliación ha de ser lento, muy deliberado, de ensayos, con prescíndencía de las panaceas inventadas por los socialistas. Poco útil, por otra parte, suministrará el viejo liberalismo cargado ya de supersticiones sectarias e intransigentes. Nótese así, de pasada, la causa de la falibilidad de ese liberalismo, no obstante sus parciales victorias. H a carecido y carece de poder reconstructivo. En cuanto a la desconfianza que inspira a la democracia, ella depende de q u e ésta, con razón, lo encuentra frío, duro, antipático. En sus buenos días se encontraba engreído, dogmático, orgulloso, seguro de sí mismo. Hoy aparece melancólico, pequeño, sin iniciativa; pero sufre menos por sus virtudes que por sus vicios. Ha tenido por costumbre fundar doctrinas sobre hechos exteriores materiales, tangibles, imbuido en el "dos y dos son cuatro", y haciendo caso omiso en absoluto de incógnitas. Es el error idéntico del positivismo y del agnosticismo en religión, la ignorancia de las fuerzas y elementos invisibles. T a m b i é n el empleo inmoderado de la línea recta; el desconocimiento de que la curva conduce en muchas ocasiones mucho más pronto al deseado punto. La democracia no acepta limitaciones, ni retóricas, ni aritmética, sino soluciones rápidas y completas. T o d o el m u n d o debe tener asiento en el banquete y sin demora, porque el hambre no espera ya después de h a b e r 148 RAFAEL NÚÑEZ tanto esperado. El liberalismo no es bastante utilitario para los socialistas en este concepto, y su lógica cerrada no le permite creer en infalibilidad, ni su honradez ofrecer lo que no podrá cumplir. Su absoluta desaparición hará probablemente falta como contrapeso de un impulso que tiene la ceguedad del instinto y la cólera del resentimiento. En las repúblicas hispanoamericanas generalmente el liberalismo ha expirado en brazos de dictaduras, a veces grotescas, no obstante lo que dicen los cuadernos constitucionales. En Colombia se ensaya otra cosa distinta del régimen de las libertades absolutas —que suprimen la acción protectora del Estado y el predominio indispensable del interés colectivo, en beneficio del más osado—, y los nueve años de paz que gozamos y el racional progreso que en todas direcciones se siente, a pesar de la neurosis, demuestran que el reinado de la democracia convenientemente dirigida, es en la práctica mucho más liberal que el liberalismo egoísta. (Tomado de La Reforma Polilica en Colombia. Tomo vu. Ola que Sube.) ^ LIBERTADES EN COLOMBIA No hay un país en donde se viva con menos restricciones legales que en Colombia. La imprenta es irresponsable en absoluto, aun cuando injurie, calumnie y predique descaradamente todas las formas del crimen, inclusive el asesinato. La palabra oral también es inmune como la imprenta. El derecho de sufragio es un paciente mecanismo. El motín, la asonada, la insurrección, quedan de hecho ordinariamente impunes. Los más atroces delitos, como el parricidio y el incendio, son castigados —cuando se castigan— con muy poco más de DICCIONARIO POLÍTICO 149 seis años de encierro o presidio. La lista de reos prófugos en todos los Estados se llama legión, n o tanto porque se cometan muchos delitos, sino porq u e poco se persigue a los delincuentes. Sin embargo, no hay en Colombia menos seguridad práctica q u e en Chile, por ejemplo, donde las restricciones a la libertad individual son incomparablemente mayores y más severas, pues allí hay todavía pena de muerte y de azotes, penas corporales perpetuas, y muy serios reglamentos de policía urbana y rural. Nosotros no tenemos policía rural sino teórica, y la policía urbana es insignificante, y en ocasiones contraria al objeto de su institución. <Et Porvenir.—Cartagena, 21 de enero de 1883.) LIBERTAD COLECTIVA Tuvimos una época de idealismo sincero, de nobles aspiraciones. Se trataba de fundar la libertad en la justicia, pero se incurrió en el enorme error de creer que podía existir libertad colectiva. La barbarie nos invadió en breve; la guerra civil se volvió nuestro estado normal, y la ruina interior y el descrédito exterior fueron el general resultado de la gran quimera. T o d o esto es asunto de estadísticas; y si no entramos en detalles lastimosos, es porque el patriotismo lo veda. (23 de enero de 1887.) L I B E R T A D DE I M P R E N T A La absoluta libertad de imprenta ofrece el beneficio de dar a conocer, por entero, lo que pasa en el fondo de la conciencia de los partidos, de modo que no pueda haber duda acerca de sus quilates de moralidad. La hojarasca ampulosa se diseca así virtualmente, y el fango intrínseco queda en com- 1,50 RAFAEL NÚÑEZ pleta exhibición. El freno de la penalidad, cuando ¡a oratoria o los escritos son justificables, pone una sordina en el tambor de la vocinglería de los difamadores de profesión, legatarios de Pasquinero, y es causa de una moderación engañosa que embaraza el criterio de los observadores imparciales. Pero cuando ese freno falta, los instintos se muestran en toda su desnudez y la perversidad se suicida al desplegar sin temor todos sus pestilentes harapos. {La Luz.-Bogotá, 14 de febrero de 1882.) LIBERTADES CONSTITUCIONALES Muchas de las libertades que prometen las Constituciones americanas son nominales; pero ellas en todo caso sirven como de ideal siempre presente; como de una especie de delenda est C art hago, si así podemos expresarnos, que aguija constantemente nuestra voluntad y no deja que nos entreguemos, por entero, al sueño de la servidumbre. {El Poivenir,—Cartagena, 3 de febrero de 1884.) LIBERTAD CONTROLADA La libertad económica no debe, además, vincularse a mera libertad mercantil, pues todos los impuestos y todos los reglamentos embargan el desarrollo de la riqueza. ¿Por qué no se concede a la gran masa de agricultores la libre explotación de ese poderoso agente natural —la tierra—, dado gratuitamente por Dios a la especie humana, como el calor, la electricidad y la luz? La libertad es muy fecunda fuerza ciertamente, como lo son el vapor y el agua; pero ella necesita también, para cumplir su misión, de reguladores, válvulas y cauces. Pudiera creerse que un salvaje, que a nadie obedece, es más libre que un hombre civilizado; DICCIONARIO POLÍTICO 151 pero hay entre uno y otro la misma diferencia gue entre la arboleda silvestre cuajada de serpientes, de maleza y espinas, y el gracioso jardín fomentado cuidadosamente por el arte, y circuido de cincelada verja de hierro. ¿Qué árbol florece y fructifica más y más y mejor: el que se poda y se injerta, o el que crece sin ninguna restricción? (El Porvenir.—Cartagena, i de marzo de 1884.) LIBERTADORES "¡Conciudadanos! Desde muy remotas épocas, y acaso desde el principio de las sociedades políticas, todos los propagadores de la verdad han tenido que sufrir la cólera ensañada de los duros de entendimiento y de los duros de corazón. Los perseguidos se han llamado unas veces Sócrates o Arístides, divino Jesús, Galileo, Colón, Gutenberg. . . los perseguidores. Demagogia, Nerón, Tiberio, Fariseos, Felipe 11, Torquemada. . . Y ¡cosa deplorable! con frecuencia ha sucedido que aquellos a quienes se trataba de libertar, han sido los primeros en sublevarse contra sus mismos libertadores. En este aparente caos de injusticias y errores recíprocos, un historiador ilustre ha encontrado elementos para formular esta síntesis melancólica: "El destino de la humanidad es progresar padeciendo"; aunque también es verdad C]ue, como Moisés alcanzaba a descubrir desde el árido desierto los jardines de la tierra de promisión, así la mirada del filósofo alcanza a divisar al través de este cuadro de tristezas, armonías y auroras inmortales. "Ahí están, como elocuente testimonio, ésos nue\ e nombres de mártires de nuestra Independencia, que encima de estas columnas simbólicas resplandecen heridos por los rayos del poniente sol. "Ese sol se dirige, conciudadanos, a otro hemisferio, a promulgar entre sus moradores la historia 152 RAFAEL NÚÑEZ de este gran sacrificio, y a contarles también esta patética escena de un pueblo entero que viene a este lugar clásico, unido y trémulo de emoción, a inclinarse, como las ramas de un inmenso ciprés, ante la imagen imperecedera de esos nueve sepulcros venerandos. "Para redimirnos por completo, y para redimirnos a todos sin excepción, esos nueve insignes varones rindieron su vida en los cadalsos. Un acendrado amor de justicia en que no podía caber la más ligera sombra de odio, fue el sentimiento que hizo latir sus generosos corazones; y como el Mártir del Gólgota, ellos al expirar pronunciaron también sublimes palabras de fraternidad y perdón. "Egregio monumento es éste que deja en eclipse las soberbias pirámides de los Faraones, que sólo representan orgullo. Inmateriales como son las formas de éste, nuestros ojos no pueden percibirlas: pero sí se reflejan gloriosas en el fondo de nuestras almas agradecidas con caracteres indelebles. Manos inocentes van a ofrendarles frescas rosas, acompalladas de angélicas sonrisas; pero nosotros, hombres más o menos marcados con las cicatrices de la experiencia, estamos en el deber de tributarles un homenaje que pueda competir con toda su severa grandeza moral. "Larga y costosa en sacrificios fue la obra estupenda de nuestra independencia política, y no sabemos, en verdad, qué corrió con más abundancia en aquellos tormentosos años, si la sangre de los mártires y de los héroes, o las lágrimas de desolación de las madres, de las viudas y de los huérfanos. Y sin embargo, aquél fue apenas el primer avance realizado en el camino de la libertad, cuyos horizontes sin cesar se transforman; a la manera de esos paisajes que se ofrecen sucesivamente al intrépido viajero que entre nieblas y relámpagos. DICCIONARIO POLÍTICO 153 escala las alturas del Chimborazo y el Himalaya. Para obtener luego el pleno reconocimiento de los derechos inmanentes del hombre, nuevos y terribles conflictos fueron necesarios, porque preocupaciones inveteradas e intereses pequeños oponían al esfuerzo regenerador resistencia implacable. Hoy mismo nos encontramos empeñados en restablecer el movimiento político sobre el eje incorruptible de la justicia, y en dar a los pueblos la libertad práctica, que procede del trabajo debidamente remunerado, porque es ese trabajo la única fuente segura de subsistencia. Comencemos, pues, por emanciparnos de los odios políticos, que no sólo nos hacen moralmente esclavos, sino que quitan al problema de nuestra redención económica todo el vigor intenso que podría darle el unísono concurso de las voluntades enteramente satisfechas. "En homenaje digno de la memoria de esos nueve patricios que por la libertad se inmolaron, obremos de manera que nuestras necesarias desavenencias futuras no pasen de discusiones razonadas y tranquilas, y desterremos para siempre del escenario político, ya que no el desacuerdo, porque esto no es posible, sí esas pasiones siniestras que envenenan nuestras almas, turban nuestro criterio y ponen con frecuencia en nuestras manos la espada, fratricida de Caín. "Consignando aquí este noble propósito, conciudadanos, hagamos dos veces memorable esta clásica fecha. Que sea ese propósito como una gran guirnalda tejida por el reconocimiento popular para ofrecerla en oblación a estas nueve gloriosas víctimas." (Discurso pronunciado en Cartagena el 12 de noviembre de 1878, en el acto de la coronación de las columnas simbólicas de los mártires de la patria.) (£/ Pon/eniV.-Cartagena, 16 de noviembre de 1878.) 154 RAFAEL NÚÑEZ LIBERTAD ECONÓMICA En años pasados no habría sido posible fomentar la riqueza pública por estos medios. "La libertad económica lo arregla todo", era la gran máxima, parte integrante de cierto Syllabus laico de que hemos a veces hablado en este periódico. Según ese cierto Syllabus, todos los impuestos indirectos debían abolirse y ser reemplazados con directos, proporcionales o progresivos, y el gobierno limitarse a hacer efectivas las garantías individuales, cobrando a los asociados por la prestación de este único servicio, que resumiría todas las tareas administrativas, un tanto por ciento semejante al que perciben las compañías de aseguros. Si alguno se avanzaba a decir algo en contra de la llamada "libertad económica", anathema sil, ¿Cómo argumentar, cómo proceder contra principios tan claramente definidos y demostrados por esos grandes apóstoles de la ciencia que se llaman Adam Smith, J. B. Say, Federico Bastiat y otros? La libertad económica debía traerlo todo, porque así lo afirmaban los maestros: bancos, ferrocarriles, industria, agricultura. . . todo aparecería y se propagaría en el país naturalmente a su debido tiempo. Pero habiendo aguardado más de lo suficiente sin feliz resultado, y prestando, por otra parte, atención al hecho alarmante de encontrarnos cada día con más generales y doctores, a la vez que con menos empresas sólidas de producción, por carecer de los primeros elementos del trabajo útil, y oyendo además resonar con frecuencia el siniestro clarín de la guerra civil, fruto legítimo de la miseria creciente, algunos hombres pensadores y patriotas comprendieron que era de necesidad urgente un cambio de rumbo en materias económicas y fiscales como lo DICCIONARIO POLÍTICO 155 era también en materias políticas indubitablemente. (El Pori'enir.—Cartagena, 25 de noviembre de 1883.) LIBERTAD ESCRITA El edificio que fundaron nuestros proceres se halla incompleto, y los vergeles de la tierra prometida parecen alejarse más y más. No tenemos virreyes, pero sí anónimos dominadores. Tenemos libertad escrita, pero no libertad práctica. Tenemos república, pero sólo nominal, porque la opinión no funciona por ^u legítimo medio, que es el sufragio. {La Luz.—Bogotá, 12 de noviembre de 1884.) LIBERTAD LIMITADA Sólo Dios es absoluto. En la tierra nada es absoluto. La libertad no lo es, y así lo demuestra el hecho histórico de que cuando ella se ensaya como tal, degenera prontamente en el extremo opuesto: el despotismo. Los Césares de Roma, los Cromwell, los Napoleones, fueron gajes legítimos de la libertad ilimitada. En Inglaterra hay amplia libertad de testar, y esa amplia libertad mantiene allí los mayorazgos de sangre, abolidos en todo el mundo donde la libertad de testar no existe. El libre interés del dinero genera la usura opresiva. El derecho de hipotecar la persona —que es una libertad exagerada— hace al deudor esclavo del acreedor. Si fuera permitido a los ciudadanos hacerse siervos, no faltarían quienes emplearan su libertad de acción en esclavizarse. La vergonzosa prostitución, que en las grandes ciudades extranjeras pulula, ¿qué otra cosa es sino la más horrible de las servidumbres? (£/ Pon/eniV.—Cartagena, 2 de marzo de 1884.) 156 RAFAEL NÚÑFÍ LIBERTAD RELIGIOSA En Hispanoamérica el dilema que los antecedentes imponen es éste: o catolicismo o exclusión del sentimiento religioso. Navegar con la corriente, o en contra. Como si dijéramos: derecho de propiedad, o nihilismo. No sabemos por qué —como el argimiento de los abusos— se irrespeta por los legisladores el más poderoso de los sentimientos humanos —porque tiene doble raíz en la ciencia y en la esperanza—, y se rinde culto a intereses menores. Entre nosotros se ha, al fin, llegado, como queda visto, a la verdadera, a la auténtica libertad religiosa: puesto que no hay compulsión en ningún sentido. Si no hay compulsión, es claramente que hay libertad. (La Nación.—Bogotá, 23 de enero de 1887.) LIBERTAD Y TOLERANCIA Si se logra inculcar en los ánimos la necesidad de hacer de la libertad y de la tolerancia dos entidades homogéneas, la labor regeneradora habrá realizado las dos terceras partes de su camino. Liberales y conservadores somos muy intolerantes. Unos y otros pretendemos la infalibilidad, y lo cierto es que unos y otros somos muy falibles. La verdad, como la chispa eléctrica, resulta del choque de contradictorios elementos; y por ese motivo precisamente, el exclusivismo conduce, como por la mano, a la inanición y a la muerte. (El Porvenir.—Cartagena, 16 de junio de 1879.) LÓGICA POLÍTICA Hay en el arte una ley que se llama simetría o congruencia. Todo el éxito de un trabajo de escultura, o de pintura, o de música, o de arquitectura. DICCIONARIO POLÍTICO 157 depende del cumplimiento estricto de esa ley. Si al tallar en el mármol de Carrara su estatua de Moisés, hubiera Miguel Ángel prescindido de realizar la armonía de las formas con que debía ser representado plásticamente el libertador de los. israelitas, en lugar de haber producido una obra admirable, habría consagrado su cincel a la producción de una extravagancia. Hay en política una ley equivalente que se llama lógica, considerada la política también como un arte. No se puede faltar a esa ley sin que se cosechen desgracias. El principio fundamental dé toda estructura republicana es la justicia; esto es, el amparo constante y sin restricciones, de todo derecho. Ningún partido político, en general, tiene obligación de profesar tal o cual dogma: pero el que se titula con orgullo jmrtido liberal no puede, sin suicidarse, enarbolar el estandarte de la persecución o el exclusivismo. Los Césares romanos no se apellidaron reyes porque aquel pueblo había concebido implacable aborrecimiento a ese nombre que le recordaba el odioso Tarquino; pero en cambio del nombre de reyes tomaron el de emperadores. Si hubieran adoptado el de cónsules, que equivalía al de presidentes, habrían infringido la ley fundamental del sistema político inaugurado por Augusto sobre los escombros de la república, y se habrían expuesto a contradicciones en el ejercicio del poder, que habrían ocasionado un prematuro cataclismo. Nuestro antiguo y ya disuelto partido liberal quiso, en su degeneración radical, realizar estas do& cosas inconciliables, a saber: 1' Ser el promotor y guardián de una Constitución singularmente republicana, y 2» Reservar a unos pocos el privilegio exclusivo de gobernar al pueblo de Colombia. 158 RAFAEL NÚÑEZ Era lo primero hacer bella y valerosa gala de la más absoluta fe en el reinado del derecho. Era lo segundo demostrar la mayor falsía en la manifestación de esa fe absoluta en la fecundidad, para el bien, de los principios liberales. {La Luz.—Bogotá, 14 de julio de 1882.) LUCHA DE CLASES Es privilegio de los verdaderos estadistas anticiparse al porvenir. Ha como treinta años que M. Gladstone dijo que el siglo xix se llamaría "el siglo de los obreros", y lo que ocurre actualmente parece justificar su previsión. Después de la célebre conferencia de Berlín, y de tantos proyectos en que se ocupan los gabinetes y los parlamentos, dándoles cierta preferencia y particular énfasis, tenemos ya, en letra de molde, la anunciada carta Encíclica de León xn, sobre la Condición de los obreros. El egregio Pontífice trata in extenso con magistral sabiduría, como era de esperarse, el complicado y urgente problema "no fácil de resolver ni exento de peligro", según sus palabras. "Es difícil, en efecto —agrega—, precisar en justicia los derechos y deberes que deben unir recíprocamente la riqueza y el proletariado, el capital y el trabajo; y hay por otra parte peligro en discutir el asunto, porque los hombres audaces y turbulentos tratan, con frecuencia, de desnaturalizar el sentido del problema y aprovechar la ocasión para excitar a las multitudes y fomentar trastornos." Pero la Encíclica no disimula los errores que han contribuido a agravar la condición de los obreros. "El último siglo, dice, destruyó, sin reemplazo, los gremios antiguos que para ellos eran una protec- DICCIONARIO POLÍTICO 159 ción. T o d o principio y todo sentimiento religioso han desaparecido de las leyes y de las instituciones públicas, y debido a esto se ha visto que, poco a poco, aislados y sin defensa, los trabajadores se han encontrado, con el transcurso del tiempo, a merced de patrones ordinariamente inhumanos, y víctimas de la codicia de una competencia sin freno. La voraz usura ha venido a exacerbar el mal, porq u e no obstante haber sido condenada por el juicio de la Iglesia, repetidas veces, no cesa de ser practicada, en una u otra forma, por hombres ávidos de lucro, insaciables en su avaricia. Y a todo esto hay aún que agregar el monopolio de la industria y de los artículos de comercio, que realizada en provecho de un pequeño número de ricos, pesa como yugo casi servil sobre la innumerable multit u d de proletarios." Los remedios propuestos por el socialismo, en c u a n t o tienden a la abolición de la propiedad individual y al menoscabo de la familia, no entran desde luego en el plan recomendado por la Encíclica, pues ésta, bien al contrario, los contradice y refuta con argumentos prácticos irresistibles; los que demuestran, al mismo tiempo, que tales remedios empeorarían la situación de todos sin beneficio particular durable de ninguno. "Sea, pues, bien entendido —dice en resumen la Encíclica— que la inviolabilidad de la propied a d privada es el primero de los fundamentos de q u e deben valerse todos los que sinceramente se interesan por el bienestar del pueblo." El Padre Santo recomienda naturalmente la caridad y sobriedad a los grandes, así como la paciencia a los pequeños, y entra en muchos detalles, q u e significan consejos para los gobiernos acerca de puntos importantes relacionados con el mejoramiento de la condición de las clases trabajadoras. 160 RAFAEL NÚÑEZ No se preconiza la intervención inmoderada o inoportuna del Estado en lo que llaman problema social; pero sí la que sea necesaria para resguardar el interés común contra abusos de los poderosos. "Está, pues, en el orden —continúa la Encíclica—, que ni el individuo ni la familia sean absorbidos por el Estado; es justo que ambos tengan la facultad de obrar libremente, en tanto que el ejercicio de esta facultad no se oponga al bien general ni cause injuria a nadie. Sin embargo, es deber de los gobernantes proteger a la comunidad y a sus partes: a la comunidad, porque la naturaleza ha confiado su conservación al poder soberano, de tal manera, que la salud pública no es sólo la ley suprema, sino la causa misma y la razón de ser del gobierno; a las partes, porque, por derecho natmal, el gobierno no debe mirar el interés de los que tienen el poder en sus manos, sino el bien de todos los que obedecen a ese poder. Tal es lo que enseñan la filosofía y la fe cristiana. Por otra parte, como toda autoridad viene de Dios, y es una participación de su autoridad suprema, los que son depositarios de esa autoridad deben ejercerla a semejanza de Dios, cuya paternal solicitud protege a cada una de sus criaturas en particular y a todas en general. Si, pues, los intereses generales o el interés de una clase en particular se hallan lesionados o simplemente amenazados, y es posible poner i-emcdio a ello u obviarlo de otro modo, es de toda necesidad solicitar la intervención de la autoridad pública. Ahora importa a la salud general y privada cjue por todas partes reinen el orden y la paz; que toda la economía doméstica esté fundada en los mandamientos de Dios y en los principios de la ley natural; que la religión sea honrada y observada; que se vean florecer las costumbres privadas y públicas; que la justicia se observe religiosamente a DICCIONARIO POLÍTICO 161 fin de que jamás pueda una clase oprimir impunemente a otra; que crezcan generaciones robustas, capaces de ser el sostén y, en caso necesario, defensoras de la patria. Por eso, si sucede que los obreros, abandonando el trabajo o suspendiéndolo por medio de las huelgas, amenazan la tranquilidad pública; si los lazos de la familia se relajan entre los trabajadores; si se menosprecia la religión de los obreros dificultándoles el cumplimiento de sus deberes para con Dios; si la promiscuidad de los sexos, u otras excitaciones al vicio, constituyen en las fábricas peligro para la moralidad; si los patrones agobian a los obreros bajo el peso de fardos inicuos, o deshonran en ellos a la personalidad humana por medio de condiciones indignas y degradantes; si atenían a su salud por un trabajo excesivo y desproporcionadfj a su edad y a su sexo; en todos esos casos es de absoluta necesidad aplicar en ciertos límites la fuerza y autoridad de las leyes. Esos límites serán determinados por el fin mismo que solicita el apoyo de las leyes; es decir, cjue éstas no deben hacer ni emprender nada que exceda a lo que es necesario para reprimir los abusos y apartar los peligros. "Los derechos en dondequiera que se encuentren, deben ser religiosamente respetados, y el goIjierno debe asegurarlos a los ciudadanos, previniendo o castigando su violación. Sin embargo, en la protección de los derechos privados debe preocuparse de una manera muy especial de los débiles y de los indigentes. La clase rica tiene en su fortuna una especie de escudo y necesita menos de la tutela pública. La clase indigente, al contrario, sin riquezas que la pongan al abrigo de las injusticias, cuenta sobre todo con la protección del gobierno. Debe, pues, el Estado, muy particularmente, ser la 162 RAFAEL NÚÑEZ providencia de los obreros, que pertenecen a la clase pobre en general." Pero donde luce con todo su esplendor la Encíclica es, como debía ser, en la parte estrictamente moral y religiosa. El hombre debe, ante todo, resignarse a la suerte que le haya cabido como pasajero del m u n d o ; porque la igualdad de condiciones es imposible. Los socialistas tienen sin duda en mira la nivelación, pero la lucha con la desigualdad es natural escollo en q u e siempre se estrellarán sus vanos esfuerzos. Jamás se conseguirá que todos los hombres tengan idéntica inteligencia, idéntica salud, idéntica fuerza corporal. Y las diferencias de capacidades son necesarias para la mutualidad de servicios y la final confraternidad a que conducirán necesariamente las deficiencias de cada cual, cuando la verdad filosófica —por no decir simplemente la verdad cristiana— penetre en todas las conciencias. El goce perpetuo y absoluto es aspiración absurda. El trabajo es imprescindible, los dolores lo son también, así como la ociosidad sería el peor de los tormentos, y el goce continuado acabaría con toda sensibilidad agradable. "Los cjue prometen al pobre una vida libre de sufrimientos y penas, de constante fruición y reposo, lo engañan arteramente preparándole calamidades futuras mayores que las presentes." Las dos clases en apariencia rivales no lo son realmente. Se necesitan y se complementan; la u n a perecería sin la otra. A la manera que en el cuerpo h u m a n o los miembros, no obstante su diversidad, se adaptan maravillosamente los unos a los otros para un todo exactamente proporcionado q u e podría llamarse simétrico, así también las dos clases tienen el natural destino de unirse armónicamente para mantenerse en equilibrio. La una vive de la DICCIONARIO POLÍTICO 165^ Otra, puesto que no puede haber trabajo sin capital, ni capital sin mano de obra. Pero si al obrero se recomienda la paciencia, al patrón se le recomienda la liberalidad, la caridad, que es, en muchos casos, simple justicia. "Ecce merces operariorum quas fraúdala est a vobis, clamat: et clamor eorum in aures Domini Sabaoth introivit." He aquí palabras que debieran ser leídas diariamente en todas las escuelas: "Cuando nos separemos de esta vida empezaremos a vivir, y sólo entonces: esta verdad, que la naturaleza misma nos enseña, es un dogma cristiano sobre el cual reposa, como sobre su principal fundamento, toda la economía de la religión. No; Dios no nos ha creado para esas cosas frágiles y caducas, sino para las celestes y eternas, y no nos ha dado este mundo como mansión fija, sino como lugar de destierro. Nade uno en la abundancia de riqueza o de todo lo que se reputa como bienes de fortuna, o carezca uno de todo, eso poco importa a la beatitud eterna: lo que interesa es el usa de todo ello. Por medio de su superabundante redención, Jesucristo no ha suprimido las aflicciones, que forman casi toda la trama de la vida mortal, sino las ha convertido en estimulantes de la virtud y fuentes del mérito; de tal manera que no hay hombre que pueda pretender y conseguir las recompensas eternas, si no sigue las huellas dolorosas de Jesucristo: "Si sufrimos con El, reinaremos con El." "Por otra parte, al escoger El la cruz, los tormentos, ha aliviado singularmente su peso y amargura; y con el fin de hacernos más soportable aún El el sufrimiento, al ejemplo añadió su gracia y la "promesa de una recompensa sin fin: "pues el momento, tan corto y ligero de las aflicciones cjue sufrimos 164 RAFAEL NÚÑEZ . en esta vida, produce en nosotros el premio eterno de una gloria soberana e incomparable." "Así, los afortunados de este mundo quedan advertidos de que sus riquezas no los libran del dolor, que ellas no son de ninguna utilidad para la vida eterna, antes bien son un obstáculo, que deben temblar ante las amenazas que Jesucristo profiere contra los vicios; y, en fin, que llegará un día en que deberán dar a Dios, su Juez, rigurosa cuenta •del uso que hayan hecho de su fortuna." Imposible es dar idea completa de la Encíclica por estos simples extractos. Habrá que leerla entera, y después de leerla, meditar sobre cada una de sus palabras, por no decir sobre cada una de sus sílabas, para llegar a comprender, o a sospechar siquiera, todo el caudal de verdades que encierra. He aquí los párrafos de despedida: "Ya veis, venerables hermanos, por quiénes y por qué medios, tan difícil cuestión debe ser tratada y resuelta. Emprenda cada cual la tarea que le incumbe, sin demora, por temor de que, al diferir el remedio, se vuelva incurable un mal ya tan grave. Hagan uso los gobernantes de la autoridad protectora de las leyes e instituciones; recuerden sus deberes los ricos y los patrones; traten los obreros, cuya suerte está en juego, de recabar sus derechos por las vías legítimas; y ya que la religión, como lo hemos dicho desde el principio, es la única capaz de destruir el mal en su raíz, recuerden todos que la primera condición que debe realizarse es la restauración de las costumbres cristianas, sin las •cuales, aun los medios sugeridos por la prudencia humana como más eficaces, serán poco aptos para producir saludables resultados. En cuanto a la Iglesia, su acción no dejará de hacerse sentir, y será tanto más fecunda cuanto mayor sea la libertad ^con que pueda obrar; y deseamos que esto lo com- DicaoNARio POLÍTICO 165 prendan bien, sobre todo los que tienen la misión de velar por el bien público. Desplieguen los ministros sagrados todas las fuerzas de su alma y todas las industrias de su celo, y, bajo la autoridad de vuestras palabras y ejemplos, venerables hermanos, inculquen a los hombres de todas condiciones las reglas evangélicas de la vida cristiana; trabajen con todo su poder en favor de la salud de los pueblos, y sobre todo, dediqúense a alimentar en ellos mismos y en hacer nacer en los demás la caridad, reina y señora de todas las virtudes. En efecto, la salud no se puede esperar sino de una abundante efusión de caridad. Nos, hablamos de la caridad cristiana, q u e resume todo el Evangelio y que, presta siempre a sacrificarse por el bien del prójimo, es seguro antídoto de la arrogancia del siglo y el amor inmoderado al yo; virtud cuyos oficios y rasgos divinos describe el Apóstol San Pablo con las siguientes palabras: "La caridad es paciente, benigna . . . ella no busca su propio interés. . .; ella lo soporta todo." Ese amor inmoderado del yo es el gran enemigo en efecto. Hagamos votos porque modere siquiera sus pretensiones absorbentes. Caridad verdadera, amplia, en la cúspide, y reí signación cristiana en la base, tal es la Sola solución eficaz. Fe; no cálculo. (El Porvenir.—Cartagena, 5 de julio de 1891.) LUCHA POR EL PODER PUBLICO Hay un error grave, generalmente aceptado entre nosotros, y es que todo el desiderátum de u n partido político y todos sus esfuerzos deben encaminarse a la posesión del poder público, representado en el jefe del Ejecutivo Nacional. I k 166 RAFAEL NÚÑEZ Ese error es síntoma evidente de decadencia, por que atestigua una lastimosa desconfianza en la fuerza moral, que es la verdadera alma mater de las agrupaciones políticas. La posesión mencionada es, en muchas ocasiones, causa de desgracia para un partido, como lo es en otras, la pérdida de esa posesión, causa de influencia, vigor y engrandecimiento. "Todo ideal sufre al ponérsele en obra", ha dicho alguno. Ampliando este exacto pensamiento, tendremos la explicación del desconcierto y de las angustias que aguardan a toda comunidad política cuando llega el momento de cumplir sus promesas y de hacer efectivos sus propósitos, entretanto que sus oponentes crecen en crédito y prestigio en la misma proporción en que cobran cuerpo las contrariedades inevitables del partido que se encuentra en el poder. {La Luz.—Bogotá, 14 de julio de 1882.)