FACUNDO, EL ESTADISTA En mi libro “Don Juan Facundo” evité referirme a los acostumbrados tópicos sobre la biografía de Quiroga: su valor inmenso, sus acciones guerreras, su intervención en las luchas civiles y su final trágico. Y es que nuestra historia está plagada de acciones de guerra, de batallas sangrientas y mil cuestiones que ocultan muchas veces el sentido de por qué lucharon tantos caudillos y tantos hombres en aquellos años de la formación del país. Pareciera que lo más importante de esas décadas hubiera sido la matanza indiscriminada de connacionales y no establecer debidamente por qué peleaba cada cual. Estudiando el extenso y bien ordenado archivo de Quiroga vemos que surge un personaje muy alejado de lo convencional, que las guerras civiles no fueron para él la principal motivación de su accionar sino que fue arrastrado a ellas por los acontecimientos históricos y anoto como principal motivación de esa participación la indignación que le produjo el asesinato de Dorrego. A partir de ese acontecimiento Facundo se meterá de lleno en algo que en el fondo ni deseaba ni quería, pues era fundamentalmente un hombre de paz y de trabajo pues su fortuna cuantiosa no la hizo sino con mucho sudor y esfuerzo. Hay una notoria y significativa parte de su archivo hacia los años 1822 y 1823 en la que vemos surgir al Quiroga que más me ha interesado: el estadista, el hombre que serenamente elaboró un plan integral para el desarrollo de la Argentina postrada y empobrecida por los años de lucha por la independencia no solamente del país sino de América. Y ese plan de desarrollo en el que interviene activamente es el de troquelar moneda para utilizar esa enorme máquina de poder económico en el desarrollo no solamente de La Rioja sino de la región. Poseer esa herramienta era tener en sus manos un instrumento realmente valiosísimo pero no fue obra ni de un instante ni algo pasajero fue algo minuciosamente elaborado y muy bien llevado a término. En ese sentido Quiroga compra en Inglaterra las máquinas necesarias para llevar a cabo esa idea brillante, contrata técnicos ingleses que sufren ya llegando al Río de la Plata el hundimiento del barco. No se arredra el riojano e insiste en su obsesión y así contrata técnicos alemanes que serán los que en definitiva concreten su proyecto. Muchas son las páginas en su archivo que hablan de esta tarea original y valiosa. Encargar, por ejemplo a su lugarteniente el Zarco Brizuela desde San Antonio, estacionado aquel en Polco que realice las tareas necesarias para la construcción de un camino La Rioja-Córdoba y para ello dispone de $3000 pesos de la época, siendo como vemos el primero que se dedica a abrir una ruta esencial con objeto de facilitar el transporte de la pesada maquinaria que vendría a La Rioja. Brizuela cumplió en tiempo y forma y comenzó la elaboración en la Ceca riojana de una moneda realmente de muy buena calidad. Tal era la obsesión de Facundo para que esto fuera así que le hizo notar al encargado de esas tareas en las primeras comunicaciones con él y luego de recibir algunas monedas terminadas que algunas de ellas tenían pequeños defectos por lo que se debía esmerar en que ello no ocurriera más. El resultado fue una moneda de alta calidad que indudablemente sirvió en estos primeros años de su empresa para el comercio interregional. Según los autores Ortega Peña y Duhalde en su libro “Facundo y la Montonera” el enfrentamiento del riojano con Rivadavia por quién explotaba el Famatina sería el origen de la división entre unitarios y federales, teoría que en parte es cierta aunque no es toda la verdad pero lo recordamos porque ese enfrentamiento sí mostraba que los intereses que se atacaban con el proyecto del estadista Quiroga afectaba y mucho los intereses portuarios. Muerto Quiroga la Ceca o Casa de Monedas de La Rioja llevaría una vida con muchos altibajos fundamentalmente por el mal obrar de un empresario cordobés que en tiempos de finalizar la dictadura de Rosas elaboraba una moneda de tan baja calidad que el comercio de la región pidió al gobierno de La Rioja que sacara del mercado dicha moneda porque afectaba seriamente las transacciones comerciales. Y mostrando que los lugartenientes de Quiroga conservaban la idea de aquel en esto de la moneda un interesante documento de 1848 enviado por Peñaloza a Felipe Ibarra, gobernador de Santiago del Estero solicitando un préstamo de $1000 para continuar con la idea de Facundo nos habla de un proyecto que a pesar de su desaparición seguía todavía vivo en el espíritu de sus seguidores. Ibarra no le prestó ese dinero al Chacho pero el testimonio quedó para la historia. Facundo protagonista de muchas hazañas de guerra, de algunas victorias y de muchas batallas perdidas no merecía pasar a la historia solamente por ellas sino creemos el pensamiento de Quiroga iba mucho más allá de todas estas luchas intestinas y así como quería para La Rioja un destino de grandeza así también quería para el país una Constitución que muchos años después de su muerte recién se concretaría. Fue sin duda uno de los caudillos que con más inteligencia pensó el país. Miguel Bravo Tedin