Historia Alfonso I, el Batallador Rey de Aragón y de Navarra

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Historia
Alfonso I, el Batallador
Rey de Aragón y de Navarra (?, 1073 - Poleñino, Huesca, 1134). Accedió al trono
de ambos reinos en 1104, al morir sin descendencia su hermano Pedro I. Intentó
un acercamiento a Castilla, materializado en su casamiento con doña Urraca, por
consejo de Alfonso VI (1109); pero dicho matrimonio, contestado por algunos
grupos privilegiados, estuvo lleno de desavenencias, que terminaron con su
anulación (1114). Más tarde llegaría a tener enfrentamientos con su hijastro,
Alfonso VII de Castilla, a propósito de territorios fronterizos en disputa (toma de
Burgos, que permanecía en poder de Aragón); las Paces de Támara (1127)
pusieron fin al conflicto, obligando a Alfonso I a renunciar al título imperial.
Alfonso dio un impulso definitivo a la reconquista del valle del Ebro: tras tomar
Egea de los Caballeros, Tauste (1106), Tamarite (1107) y Morella (1117), y detener
una ofensiva musulmana en la Batalla de Valtierra (1110), concentró sus fuerzas
sobre Zaragoza; para ello obtuvo del Concilio de Toulouse los beneficios de
Cruzada, consiguió ayuda económica del obispo de Huesca y concentró en Ayerbe
un ejército expedicionario en el que predominaban los francos, mandado por
Gastón de Bearne; con él puso sitio a Zaragoza durante siete meses, hasta que se
la entregaron los almorávides (1118). El empuje reconquistador prosiguió en los
años siguientes con la toma de Tudela, Tarazona, Borja, Épila y Ricla (1119), la
repoblación de Soria (1120) y la derrota de la contraofensiva almorávide en la
Batalla de Cutanda (1120). Su empresa más audaz fue, sin embargo, una
expedición contra Granada, en la que se adentró profundamente en territorio
musulmán, al frente de un ejército de aragoneses, normandos y bearneses: en
menos de un año (1125-26) recorrió Teruel, Valencia, Játiva, Murcia, Baza,
Granada, Motril, Málaga, Lucena, Córdoba, Alcaraz, Cuenca y Albarracín. Aunque no
hizo conquistas en aquella ocasión, sí logró un gran botín y se le incorporaron
muchos mozárabes que, a su regreso, contribuyeron a repoblar el valle del Ebro.
Más tarde puso sitio a Valencia (1129), con la intención de tomar un puerto desde
el que poder embarcarse para proseguir la Cruzada hacia Jerusalén; ocupó
Mequinenza (1133) empleando una flota fluvial, con la que pretendía dominar el
Ebro hasta su desembocadura; entró en conflicto con el conde Ramón Berenguer III
de Barcelona por las aspiraciones de ambos a la conquista de Lérida; y fracasó en
un largo asedio sobre Fraga (1133-34). Otras acciones de este rey eminentemente
guerrero se orientaron hacia el norte de los Pirineos, para mantener su poder sobre
sus vasallos del sur de Francia (1131). Al morir dejó sus reinos para las órdenes
militares; pero los nobles no aceptaron dicho testamento, procediendo a dividir la
herencia entre Ramiro II el Monje (Aragón) y García V el Restaurador (Navarra). El
desorden de aquel momento fue aprovechado por los almorávides para lanzar una
gran ofensiva, en la que recuperaron algunos territorios del valle del Ebro.
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