HERMANAS ADORATRICESLos inicios de la congregación

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Adoratrices
HERMANAS ADORATRICES
INICIOS DE LA CONGREGACIÓN HERMANAS ADORATRICES
El Padre Bustamante fue un hombre que supo amar y
entregarse hasta las últimas consecuencias, de fortaleza
y espíritu profundo, fiel, recto y sencillo, que en todo sirvió a Dios y buscó hacerlo conocer y amar; dominado por
los dos polos de atracción más grandes de su vida: Jesús
Sacramentado y su Santísima Madre.
En 1884, el presidente Julio Argentino Roca y su ministro
de Instrucción Pública sancionaron la Ley de Educación
Común 1420, que imponía la enseñanza obligatoria y gratuita con suspensión de la enseñanza religiosa en las
escuelas.
Este fue un motivo de inquietud para el P. Bustamante
que conocía la importancia de la educación en la formación integral del hombre. En estas circunstancias, veía
con claridad la necesidad de contar con maestros católicos, capaces de crear en la comunidad educativa un
ambiente de fe auténtica y operante. En consecuencia,
con este sentir y su capacidad de discernir en los acontecimientos el llamado de Dios, concibió la idea de dar
origen a una congregación religiosa que tuviera como
finalidad la formación de maestras católicas, templadas
en la fe, con una sólida formación doctrinal y espiritual.
En aquellos días de preocupación por las dificultades del
ambiente político y por la influencia del positivismo europeo, sus íntimos confidentes fueron el Señor y el Inmaculado Corazón de María. Ante ellos recobraba fuerzas y,
esperanzado, no bajaba los brazos.
Con la urgencia del momento, expresó sus planes al Obispo de Córdoba Mons. Juan Ticera, y numerosas personas
se ofrecieron para colaborar aportando su esfuerzo, su
ayuda material y sus oraciones.
El 24 de septiembre de 1885, en la ciudad de Córdoba,
abrió sus puertas la primera casa de las Hermanas Adoratrices. Hoy, a más de un siglo de aquel momento, esta
historia parece un sueño. Un sueño de quien supo mirar
la adversidad con serenidad y coraje.
Reunió a sus primeras religiosas alrededor de Jesús Eucaristía para que El fuese en la dura tarea a realizar, su
LUZ, su SOSTÉN y su FORTALEZA.
Poniendo su mirada en los que fueron conceptos primordiales de su espíritu: la Adoración Eucarística y la educación cristiana de la niñez y juventud, continuó su obra
con la fundación de nuevos colegios Adoratrices en Santa Fe, Montevideo, Villa de Rosario, Concordia y Buenos
Aires. Más tarde se ampliaron estas fundaciones en
distintas ciudades, como en Capital Federal, Rosario, Mar
del Plata, Ascochinga, Puerto Madryn en Chubut, donde
se abrió un centro misional, y en Puerto Iguazú.
He aquí sintetizado el origen de nuestra Congregación,
que con otras casas se extiende a lo largo y a lo ancho de
nuestra patria y el Uruguay, como la expresión más pura
de un alma ardiente que supo hacer de la Eucaristía y la
educación un apostolado para alcanzar la más alta
perfección.
LA VIRGEN NIÑA
La devoción y el cariño a la Virgen Niña han estado presente desde siempre. Es nuestro fundador, el Padre José
María Bustamante s.j., quien transmitió esta especial
devoción a las Hermanas, y les dijo que la Congregación
contaría con la ayuda y la guía de María, en su advocación de Virgen Niña.
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