LA ESPADA Y EL ESPADACHÍN Autora: Salome Manuela Urquizo Ya hacia el amanecer y Diego un humilde jovencito caminaba a orillas del rió san Fermín, ciertamente el muchacho agobiado por su amarga existencia decidió quitarse la vida lanzándose a las aguas en frente suyo. Sin trompetas de gloria ni familiares que lo despidan una sombra cayo sobre el rió, y cuando el espíritu del suicida estaba a punto de abandonar su miseria, Una Espada sumergida en las aguas evito su trágico final, cual calamidad que aun en la hora de su muerte lo perseguía. Tiritante y mojado el desafortunado salió del rió arrastrando una larga espada corroída por las a aguas, luego en las orillas cual regaño hiriente contemplaba la vieja espada. Al limpiar la empuñadura con ojos de asombro una inscripción ya hacia en la misma “Narsil”, y cual imaginación empezó a oír una grave voz en su cabeza, “hola no me votéis al rió pues soy espada de reyes, limpiadme pulidme y descubriréis mis secretos” El muchacho aterrado dejo caer la metálica hoja, y luego de pensar sobre lo oído decidió obedecer, pues que más podría pasarle, mejor aun afilada la hoja le ayudaría en su trágico propósito. “Por que queréis morir pregunto la espada”, pues soy pobre y no tengo mas que comer respondió el muchacho, “pues empuñadme e iremos de caza dijo el metal”. Y así se fueron los dos. Mas tarde mientras el hambriento comía una deliciosa presa, la espada le pregunto “Queréis descubrir mis secretos”, a lo que el comelón respondió afirmativamente. Pues bueno debéis prometerme dos cosas dijo la espada, la primera nunca llevéis el luto con mi hoja pues innumerables batallas he vivido y el llanto de muchos seres e oído. Y la segunda cuando alcancéis el éxito no me abandonéis sed fiel y llevadme contigo a la tumba, pues la fidelidad es un don muy raro y digno de reyes. Y así fue que el harapiento muchacho comenzó a conocer los dones de la espada, rápidamente se hizo un gran cazador, conoció los dones de la lectura y la escritura luego la espada también le había enseñado a dar el hombro a los necesitados, día a día noche a noche el muchacho se ilustraba hasta que logro convertirse en un hábil esgrimista de culta labia y buen corazón. Cierto día cuando ingresaban a la ciudad de los cuatro nombres la espada le dijo “habéis aprendido bien, ciertamente las riquezas son efímeras pero te enseñare a conquistarlas” y así fue que hombre y espada ganaban torneos medievales y la riqueza sonreía con cada triunfo al noble espadachín. Pasado el tiempo una riqueza mas grande había llegado a la vida del afortunado, era una dulce esposa y el fruto de su profundo amor, pero la envidia del hombre puede ser infernal y así fue con el extinto suicida, pues una noche entre sombras un grupo de envidiosos malhechores segó la vida de la madre de su hijo. Furibundo el Noble muchacho persiguió a los asesinos, ojo por ojo diente por diente vida por vida decían sus grandes pupilas. Y así fue que Empuñando a Narsil este arrebato el suspiro del asesino. Empapada en sangre la espada expreso un grito de dolor, como preludio de una catástrofe para quien la empuñaba. Aun con el cielo azul y el sol brillante los días se tornaron negros y aciagos para el muchacho rápidamente sus riquezas se extinguieron en trago y cantina y su fino hablar se transformo en un vulgar balbuceo. O espada amiga háblame ayúdame sin tu concejo ya no soy nada decía el embriagado zarrapastroso sin lograr respuesta alguna, cierto día ya sobrio el espadachín decidió participar de una contienda para ganar unas monedas, pero cuando luchaba con un fornido caballero, como sepultando toda esperanza su contrincante partió por la mitad a su metálico amigo, y al ver su muñeca sersenada el hábil espadachín se desmayo. Meses después a la escasa Luz del amanecer la silueta de un hombre derrotado ya hacia a orillas del rió san Fermín, despidiéndose de su única y hábil mano. Cuando este ya se disponía a terminar con su infortunada vida “una voz resonó en su cabeza”, “Por que queréis morir”, dijo la espada que ya hacia con su hoja partida en el fondo del rió. OH! magnifico amigo sin ti a mi lado vivir ya no tiene sentido, entonces la espada le dijo al espadachín; Escucha bien pues esto es lo único que no has aprendido. “Para haber alcanzado el éxito en vuestra vida tu nunca habéis necesitado de mi, pues todo en tu ser ya lo habéis tenido recuerda siempre “Que no es la espada si no el Espadachín”, quien gana el torneo ahora ve por tu retoño vive en paz y enséñale bien todo lo que junto a mi habéis aprendido. Ahora una hermosa espada ya hace colgada en el dintel sobre la puerta de Don Diego el mas hábil de todos los herreros y como recordando su gloria pasada, Alejandro su hijo mayor un hábil esgrimista de fina labia y buen corazón ayuda y aprende de los consejos de su padre cada día. FIN