Tratado 2

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La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus
fortunas y adversidades, Tratado II
AN ÓNIM O
fallecer—morir.
fiero—salvaje.
garrote (m.)—palo grueso.
hacienda—bienes; posesiones.
lumbre (f.)—luz.
menear—mover; mudar
mezquindad—tacañería; avaricia.
ofrenda—ofertorio.
osar—atreverse (a).
plegaria—rezo; oración; petición a Dios.
quijada—mandíbula; hueso en que se afirman los dientes
inferiores.
ratonera—trampa.
recelo—sospecha; desconfianza.
rendir—entregar.
ruin—mal, pésimo.
sacar provecho—obtener beneficio.
sarta—hilera; tira; serie de objetos enlazados.
sesos—cerebro.
sobresalto—sorpresa; susto.
sombrío—oscuro.
ventura—suerte.
Antes de leer
En el tratado primero, Lazarillo recibe muchas
lecciones de su primer amo. Observa el destrón
Lázaro, jugando con palabras, que «después de Dios,
éste me dio la vida y, siendo ciego, me alumbró y
adiestró en la carrera de vivir».
Quedan por delante más lecciones que extreman la
miseria que sufre el protagonista. Aumentan la
escasez, la mezquindad y la desventura cuando
Lazarillo se asienta con su segundo amo, el clérigo de
Maqueda.
Vocabulario
a deshora—en momento inoportuno.
afligido—el que sufre algún mal.
avaricia—tacañería; codicia.
carcomido—roído por comejenes.
chorrear—fluir abundantemente.
cogote (m.)—parte posterior del cuello, más abajo que la
nuca.
comprobar—confirmar.
corteza—cáscara.
costura—puntos hechos con hilo.
cotidiano—diario.
criatura—niño pequeño; bebé.
cuita—infortunio; mal; aflicción.
curandero—especie de médico popular, sin título
profesional, que cura, o intenta curar, mediante
procedimientos naturales, o a base de hierbas o
brebajes.
desdicha—infortunio; infelicidad.
desmigajar—quitar pedacitos.
despensa—cámara donde se guardan los alimentos.
desvelado—despierto; sin poder dormir.
dicha—felicidad.
diligencia—precaución; cuidado; medida de seguridad.
disfraz (m.)—traje que oculta la verdadera identidad de
alguien.
escarbar—remover la superficie de algo con las uñas.
estruendo—ruido grande.
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Al leer
Consúltese la Guía de estudio como herramienta
para comprender mejor esta obra.
Después de leer
Conviene saber que en el Lazarillo no pocos
estudiosos han notado una posible influencia
erasmista. El erasmismo fue una ideología humanista
del Renacimiento, reformista en materia de religión y
basada en los escritos de Erasmo de Róterdam (1466–
1536)1. Se caracteriza por un punzante humor irónico
que critica tanto el abuso de las funciones del clero
como las guerras religiosas de la época. Se nota un
1
Erasmo, sacerdote católico, escribió, entre otras cosas, Elogio de la
locura (1511), sátira sobre las clases sociales, en especial el clero.
1
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paralelo en el Tratado VII entre el arreglo deshonroso
del matrimonio de Lázaro—«en mi prosperidad y en
la cumbre de toda buena fortuna»—y la entrada
victoriosa del emperador a Toledo. Muchos toman
aquella victoria por la de Pavía, en Italia, en 1525,
una consecuencia de la cual fue la prisión del rey de
Francia—príncipe cristiano—contra quien luchó
Carlos V.
Se debe señalar que la crítica erasmista no va
dirigida contra la fe cristiana, sino contra los abusos
de quienes, siendo los encargados de su defensa, la
profanan. El mundo reflejado en el Lazarillo es un
mundo en el que a clérigos y a laicos les faltan por
igual las virtudes cristianas. Pecan por crueles, por
avarientos, por escabrosos, por altaneros, y por
lascivos. Recuérdese que Lázaro no tarda en decir,
después de la primera lección que aprende a manos
del ciego: «…debo abrir más los ojos y estar alerta,
pues estoy solo y he de pensar cómo
componérmelas».2
Conviene saber que, al andar falto de sueño por
vigilar de noche su acceso al arcaz, Lazarillo dice:
«cierto en aquel tiempo no me debían de quitar el
sueño los cuidados del rey de Francia» (pág. 108);
parece ser una referencia al rey Francisco I de
Francia, a quien, en 1525, Carlos V, en la batalla de
Pavía, hizo preso, llevándolo a Madrid. Algunos
críticos toman esto como otro dato más en la
búsqueda de un año más fijo para la redacción del
Lazarillo.
Conviene saber que al decir que le pareció más
seguro meter la llave en la boca porque «yo, desde
que viví con el ciego, la tenía tan hecha bolsa que me
acaeció tener en ella doce o quince maravedís, todo
en medias blancas, sin que me estorbasen el comer»
(pág. 110), da a entender a su lector que tenía
capacidad en la boca para hasta sesenta medias
blancas; en el Renacimiento, había cuatro medias
blancas en un maravedí.
Conviene saber que cuando Lázaro habla
figuradamente de cómo pasó los tres días después de
sufrir el garrotazo a manos del clérigo de Maceda, su
amo, se refiere al libro bíblico de Jonás 1:12 (pág.
110–111); en él, Jonás pasó tres días en la oscuridad
del vientre de una ballena. Lázaro quiere decir que
estuvo inconsciente durante aquellos días, y que él
nada puede atestiguar acerca de lo sucedido en ellos.
Como narrador de esta parte de su relato, tiene que
depender de lo que oyó decir al respecto en los quince
días subsiguientes mientras se reponía.
Bibliografía
Bataillon, Marcel. Pícaros y picaresca (1969)
del Monte, Alberto, Itinerario de la novela picaresca
española. (1971)
Fernán-Gómez, Fernando. Historias de la picaresca.
(1989)
Lázaro Carreter, Fernando. La vida de Lazarillo de
Tormes, y de sus fortunas y adversidades. (1976)
Parr, James A. “Rhetoric and Referentiality:
Historical Allusiveness and Artful Innuendo”,
Crítica Hispánica. (1997)
2
Para más sobre este tema, véase Francisco Rico, La novela picaresca y
el punto de vista, págs. 47–55. Editorial Seix Barral, S.A. Barcelona, 1970.
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