3 LATERCERA Lunes 14 de julio de 2014 70,7 NACIMIENTOS FUERA DEL MATRIMONIO En Chile (Por año) En % 48,3 50 51,7 55,5 53,3 58 66,6 62,4 60,5 69,7 67,7 68,9 34,3 En el mundo 27% Canadá Japón 2% EE.UU. Nueva Zelandia México Australia 2013 2011 2012 2010 2007 56% 2009 2006 2004 33% 49% 41% 55% 2005 2003 2002 1990 1980 1970 1960 2001 19 15,9 2000 28 35% Francia 36% Alemania España 48% Inglaterra En Latinoamérica 66% 55% 13 a tin en g Ar a livi Bo 67% 70% 76% Costa Rica Paragu ay Brasil FUENTE:Registro Civil / World Family Map 2014 Per ú 84% Co lom bia LA TERCERA Embarazo adolescente ya no obliga a casarse ILUSTRACION: ALFREDO CACERES R Padres ya no presionan a jóvenes a casarse para evitar nacimiento de hijos ilegítimos. Divorcios Desde mediados del siglo pasado la fecundidad femenina en Chile ha ido descendiendo. De los 5,3 hijos por mujer que el INE registraba en 1960, se pasó a 2,6 en 1985, y hoy la cifra llega a 1,8. En el fenómeno también ha influido el divorcio, observa Oyanedel. “Con la Ley de divorcio, la gente se separa y vuelve a hacer pareja, por lo que muchos de estos nacimientos pueden corresponder a hijos de segundas uniones que no necesariamente se casan”. Ramm reafirma la tesis. “Ese 70% no es que sean niños no reconocidos por el padre, no es que sean sólo hijos de madres solteras, pueden ser parejas que conviven”. La situación particular de Chile y su alto porcentaje de maternidad fuera del matrimonio, es bastante inusual, señala Viviana Salinas, del Instituto de Sociología de la U. Católica. “Hemos llegado a cifras realmente impresionantes, muy pocos países en el mundo tienen esa cifra”, destaca. La magnitud del cambio en Chile es superior a la de otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos la cifra alcanza el 41%, Brasil 66% y Bolivia 55% y en España 36% según establece el World Family Map 2014 (ver infografía). El matrimonio no es sinónimo de hijos, y se ha convertido más bien en símbolo de estatus, indica Salinas. “Antes la gente se casaba joven, e iba juntando recursos para lograrlo. Ahora, en general, se tiene la idea que hay cosas que se deben lograr antes de casarse, como estudiar, encontrar un buen trabajo, una casa y de ahí uno recién se casa con una gran fiesta y muchos invitados”. Un porcentaje, agrega Viviana Salinas, que refleja que hoy la prioridad está en las aspiraciones de autonomía personal, en la búsqueda de relaciones de género más igualitarias y rechaza la influencia de institucionales, tanto religiosas como estatales, en la vida privada.b P. Sepúlveda Otro aspecto que influye en el alto porcentaje de fecundidad fuera del matrimonio son los cambios en el modo en que los padres se relacionan con sus hijos, resalta Alejandra Ramm, socióloga de la Universidad Diego Portales. Desde la década del 70, sostiene, la relación con la figura paterna pierde el tono autoritario que tenía en décadas anteriores. Un escenario que favorece, por ejemplo, que ante un embarazo adolescente, el matrimonio ya no sea la única opción. “La principal e inmediata razón de ese cambio, es que en la década de los 90 el embarazo de la hija deja de significar que la obliguen a casarse. Eso, porque había tipos de hijos, naturales e ilegítimos, según lo indicaba el Código Civil, lo que forzaba ese cambio”, plantea Ramm. Históricamente en Chile, que una joven quedará embarazada significaba casarse. Una tendencia que se inició en la clase media y alta, dice Ramm. “Padres que querían tener una mejor relación con sus hijos. Cuando se termina la dictadura en los 90, se da un contexto social que valora a los jóvenes y que busca que tengan su propia voluntad, ello porque los padres querían tener una relación cercana con sus hijos”. Otro elemento crucial, señala la experta, es que corresponde al consejo de padres que fueron obligados o presionados a establecer un matrimonio por esa causa y que muchas veces vivieron desafortunadas experiencias por esa circunstancia. La pareja adolescente puede convivir o la madre asume el cuidado de su hijo con el apoyo de su familia extensa, probablemente con sus propios progenitores. Hoy las madres solteras más acomodadas optan por no casarse ni convivir, mientras que las de menor nivel socioeconómico conviven, pero no se casan.b