S2G .А1ЯАИА0 .Ш^^^ШШТвПШЧШЯХЪАМВЭтвЧ (9X8). la diagonal del'cuadrado que queda dividido por ellas en dos triángulos, de los cuales uno está cubierto de rombos y otro ocupado por tres hileras de triángulos paralelos á los,lados que dejan uno hueco en el centro (fig. 7, lám ¡ Уи). En las triangulares se encuentra la disposición que muestra la fig. 6 de la lám. vil, en la cual las-partes en relieve y en hueco son paralelas á dos de los, lados. En las circulares las hileras ocupan un espacio circular separado del centro por una esco-tadura (fig. 6, lámUyi) :¿»H»№a 0 W&ÍLÍUS afo w»s\¿bSoi»^\§ Otro tipo de ornatos se encuentra en un objeto oblongo, representado en la fig. 8, lám. vil, y consiste en siete cuadrados concéntricos en relieve, desprovistos del cuarto lado. En ciertas pintaderas circulares se ve otra ornamentación que Consiste en circunferencias concéntricas combinadas con otros dibujos: una cortína de diversas figuras,(triángulos,, dientes romos, etc.) rodea la base (fig. 1, lám. v i ; 4 y 5 , l á m i " Ш,'^)э$Щр1Шшу$1ЩяШ:а,у una en que el centrMcLeblen baseestá ocupado por cuatro pequeñas circunferencias yuxtapues^ffl$^^^4fóffil$tK$ ¿ аошэ'пэйВотс[э*1 .ioias íeb mbí &l I,BS Los dibujos se combinan en otros casos dei diverso modo: en una pintadera cuadrangular se ven cuatro cuadrados concéntricos de los cuales los dos de fuera están formados por: triángulos y los otros por líneas que. dejan en el centro una pequeña circunferencia (figv6, lám.-vníi^aíenpíq 3Biosi ssealí эЬ En fin, la más regular de las pintaderas que conocemos pre'senta en el interior de la circunferencia que forma el borde externo una estrella de ocho puntas con un círculo en el een°ШбКЩ- Щ $Mi?m$íí ; вчэявяг в*зэ эЬ nisdBsifotfaiia fií bsb овя na -isaica-iQisb msq \ aoín-ga¿ñí ао;1аэ эЬ aohjsv о т я в О -яш aoí эЬ ояп-gain эдр гэЬвПиоЫЬ аэтет§ яоо obfiS9qoií ed .diaecushoíosísüsa оНэяазт с й з ш obsíinanos sd эир aodo ивд" эа эЬяоЬ oífloq 1э vj Bohó-gaÍB snrau Bíae o-giB<Sía3 ni8 -ib^GiíálíeíaíieliUSo'de lossobjétos que hemos descrito sucinta­ mente? Tal es la cuestión que nos toca ahora resolver. Pocos autores se han ocupado de semejante asunto, y sólo en las obras más recientes encontraremos algunos pasajes referentes á él. Cuando vimos las primeras pintaderas durante nuestra permanencia en Canarias, pensamos que quizás hai , ! { 0 9 : { 1 t ( cuerpo, á pesar de la opinión generalmente ádm,itida <y.,q,ue f