Carmen A n ó n LOS JARDINES BOTÁNICOS EN ESPAÑA. ANTECEDENTES A u n q u e la tradición árabe, en España, había mantenido vivo u n especial interés por la Botánica, fue Andrés Laguna (15101581), médico distinguido de reconocida reputación europea, filósofo y humanista célebre, el que hizo una llamada a la atención pública y al rey, en su carta nuncupatoria, escrita en Amberes el 15 de septiembre de 1555, impresa a la cabeza de la primera edición de su Dioscórides y dedicada al príncipe Felipe, sobre la importancia de los Jardines Botánicos. En ella dice: «Siendo cosa justísima que, pues todos los príncipes y las Universidades de Italia se precian de tener en sus tierras muchos y muy excelentes jardines, adornados de todas clases de plantas que se pueden hallar en el Universo, también V . M . provea y dé orden, que al menos tengamos uno en España, sustentado con estipendios reales. Lo cual V . M . haciendo, hará lo que debe a su propia salud tan importante al mundo y a la de todos sus vasallos y subditos; y juntamente dará gran ánimo a muchos y muy claros ingenios que cría España, para que viendo ser favorecida de V . M . la disciplina herbaria, se den todos con grandísima emulación a ella; del cual estudio redundará no menor gloria y fama que fruto a la nación española, que en lo que más la importa es tenida en todas partes por descuidada.» Y llevado de este mismo amor a las plantas y a la naturaleza, dice, en la m i s m a epístola, «como Dios dio al hombre huertas, jardines y praderas en que para siempre habitasen; entre jazmines, violetas y olorosos narcisos habíamos de vivir perdurablemente» . Este libro, cuyo título completo es Pedacio Discórides Anazarbeo, acerca de la Materia Medicinal y de los venenos mortíferos, traducido del griego al castellano, con numerosas anotaciones y dibujos, fue, durante más de dos siglos, el más leído y traducido en toda Europa, después de la Biblia, y el más importante tratado de Botánica que existió durante m u c h o tiempo. Laguna lo terminó de escribir en Amberes, y en el año 1555 salió la primera edición . La recomendación hecha por Laguna sirvió para poner de relieve una necesidad patente. Pero también es cierto, y de ello hay numerosas pruebas, que Felipe II sentía una especial predilección por los jardines y las flores, que testimonió a lo largo de toda su vida con delicada sensibilidad. Y a en 1550 dio las primeras instrucciones para reforzar y mejorar las plantaciones de Aranjuez, ordenando por una real cédula, tres años después, la creación de un jardín botánico en este sitio . Por estas fechas S i m ó n Tobar mantenía en Sevilla un jardín botánico, del cual Clusio cita los catálogos correspondientes de 1595 a 1596, especializándose sobre todo en plantas americanas. Nicolás Monardes tenía además u n pequeño museo botánico que Bekman cita c o m o existente en 1554, siendo uno de los primeros de su tiempo. Francisco Franco, catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares, animó al Ayuntamiento de Sevilla para que estableciese un jardín botánico en esta ciudad , con motivo de la visita de u n herbolario del rey en 1568, que traía la comisión de «llevar m u c h a 1 2 3 suma de árboles curiosos y grande suma de yerbas» para el jardín de Aranjuez. Por otra parte, hay noticias de que existía u n pequeño huerto de plantas medicinales en la Casa de Campo, dirigido por Sebastián Fernández, y durante algún tiempo dos farmacias madrileñas fueron servidas por don J u a n Manuel Rodríguez de Luna, aragonés que fue boticario del Papa y que vivió en Madrid hasta 1716, y se tiene también conocimiento de una insigne mujer llamada Hipólita, con huerta de plantas medicinales en el Hospital de S a n Lázaro, en Barcelona . Hubo en Madrid u n «Jardín de Yerbas» mandado establecer por Felipe III a instancias de su médico, Honorato P o m a r , en el año 1598, en la llamada «Huerta de la Priora», que estaba hacia fuera de la Puerta de Valnadú o Puerta de los Baños, en lo que hoy es la Plaza de Oriente, próxima al Real Alcázar, cogiendo hasta la plaza de Isabel II y las calles de Arrieta y Felipe V . Tenía su origen en u n a fundación personal de Santo Domingo de G u z m á n en el año 1217, sobre una donación hecha por el rey Fernando III el Santo a la priora Doña Constanza de Castilla, nieta de don Pedro el Cruel, por lo que fue conocida desde entonces por Huerta de la Priora . También tenemos noticia de un pequeño jardín botánico o «Huertecillo de Plantas», que dice Huerta tenía en Madrid en el siglo xvii Diego de Cortadilla y Sanabria, autor de algún escrito botánico . Riqueur, boticario de Felipe V, había formado en Migas Calientes u n jardincillo y, después, otro mejor en el sitio de S a n Ildefonso, aunque sólo tema por objeto el cultivo de algunas plantas oficinales, lo mismo que Abolín, que también tenía en Madrid u n a huertecilla . En Barcelona, a principios del siglo xvn, surge u n a ilustre familia de naturalistas que dio gran impulso a la botánica en Cataluña y en el resto de España. Don J u a n Salvador y Bosca, primero de la dinastía que tuvo nombradía científica, nació en 1589 en Calella y pasó a Barcelona para estudiar Farmacia, casándose con la hija única de don Gabriel Benito Pedrol, célebre y rico boticario de dicha ciudad. A partir de entonces la botica llevó su nombre y se convirtió en un centro de interés científico. Don Jaime de Salvador y Pedrol, a quien Tournefort llamó después el Fénix de su país, nació el 20 de julio de 1649, mostrando desde joven u n a decidida inclinación por la Historia Natural y la Botánica. Se recibió de boticario en el Colegio de Barcelona a los veinte años y después fue enviado por su padre a estudiar en Montpellier, donde conoció a los más ilustres naturalis6 7 8 9 10 4 1 COLMEIRO ( 1 8 5 8 : 2 LAGUNA ( 1 5 5 5 ) . 150-151). 1 En España no se conocen m á s que tres ejemplares. El de la Biblioteca de Palacio: X / 1 7 9 3 ; el de D . A . RODRÍGUEZ M O Ñ I N O y u n magnífico ejemplar en la Biblioteca Nacional, en vitela, con grabados iluminados a mano, editado especialmente para Felipe I I , R / 8 4 1 4 . 4 A S S Ó D E L Río 5 (1801). COLMEIRO ( 1 8 5 8 ) . 6 Á L V A R E Z LÓPEZ, Enrique, en La Real Expedición del Nuevo Reino de Granada, t. I , cap. V . 1 9 5 4 , editado por Cultura Hispánica. 7 BELLOT ( 1 9 6 7 : 4 ) . 8 COLMENARES Y O R G A Z ( 1 9 4 7 ) . COLMEIRO ( 1 8 4 2 ) . ASSÓDEL RÍO (1801). 5 9 1 0