Octavo Coloquio Interdisciplinario de Doctorado - Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla La inversión en capital físico como determinante del progreso tecnológico en México. (1970-2010) Fernando Camacho Acevo Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla josefernando.camacho@upaep.edu.mx Resumen Los avances tecnológicos constituyen un elemento que ha jugado un papel fundamental en el aumento del nivel de vida de los últimos doscientos años. Desde los albores de la ciencia económica se consideró el papel de la tecnología, sin embargo, el tema no se encontró presente de manera sistemática en los diferentes enfoques hasta épocas muy recientes, en que se le caracterizó como la fuente del crecimiento económico. En los últimos años se ha desarrollado una discusión para entender el papel de la tecnología, los conceptos de conocimiento, innovación, y cambio tecnológico, han permeado estas discusiones. Algunos de estos enfoques plantean que el progreso tecnológico es el resultado de la inversión en capital físico por lo que ésta es determinante en el crecimiento. Desde otro enfoque, se da preminencia a la inversión en capital humano como determinante del crecimiento. En México, la caída de la inversión ha determinado un menor ritmo de acumulación de capital con la consecuente disminución del ritmo de innovación tecnológica y, consecuentemente, una reducción en el ritmo de crecimiento económico. Ante la falta de inversión que incremente el stock capital físico, el capital humano no puede incidir en el crecimiento de la productividad. Palabras clave Cambio tecnológico, crecimiento económico, inversión. Introducción El progreso tecnológico ha generado mejoras en la forma en que se producen bienes y servicios, ha creado nuevos bienes y ha mejorado procesos productivos que han dado como resultado un aumento en la productividad. En buena medida, el progreso tecnológico es el elemento que hace la diferencia entre las economías que tienen un rápido crecimiento y aquellas de lento crecimiento, el ingreso promedio de los países más ricos del mundo es más de diez veces mayor que el de los países más pobres (Mankiw, 1995). Los países desarrollados con altos niveles de ingreso per cápita, muestran un alto nivel de innovación tecnológica, mientras que los países en desarrollo son fundamentalmente importadores de tecnología, por lo que el papel que juegan las innovaciones es marginal, y el progreso tecnológico es insuficiente para resolver la compleja problemática de estos países. Villarroel y Pantoja, (2009) señalan que existe una relación entre tecnología y desarrollo, de tal manera que el empleo correcto de ciertas tecnologías incide en un mayor desarrollo humano, mientras que el mejoramiento de las capacidades humanas contribuye a un mayor desarrollo tecnológico. La tecnología es la piedra angular del progreso y el desarrollo humano, a ella se deben los avances de los últimos siglos. Las innovaciones están relacionadas con un mayor crecimiento del PIB per cápita, y éste con un mayor crecimiento del ingreso. Por ejemplo, el ingreso per cápita en los Estados Unidos es hoy ocho veces mayor que hace cien años (Mankiw, 2009). De una manera menos clara, las innovaciones tecnológicas tienen efectos en los países en desarrollo. De acuerdo al Banco Mundial (2008), al elevar el PIB per cápita y el ingreso, el progreso tecnológico permitió reducir la proporción de personas que viven en pobreza extrema en los países en desarrollo de 29 % en 1990 a 18 % en 2004. El progreso tecnológico marca la diferencia entre las economías desarrolladas, y las economías en desarrollo. En los países desarrollados el grado de avance de la tecnología se puede apreciar en el gasto en investigación y desarrollo como proporción del PIB, el personal ocupado en las actividades de ID, el número de patentes registradas, sin embargo, para medir el grado de avance tecnológico en los países en desarrollo no resulta relevante el número de patentes registradas o el número de artículos científicos publicados (Banco Mundial, 2008). En la última década del siglo pasado e inicios del actual siglo, en los países en desarrollo resultó ser más importante el mayor uso de tecnologías existentes en vez de invenciones de vanguardia. En estos países es más importante el grado en que se aprovechan las tecnologías antiguas. Uno de los aspectos importantes que aporta la tecnología a los países en desarrollo es el hecho de utilizar tecnologías relativamente sencillas que pueden mejorar las condiciones de vida de la población (Banco Mundial, 2008). Fernando Camacho Acevo Justificación El progreso tecnológico es un elemento vital para el desarrollo y el crecimiento económico de un país o región. El avance de la tecnología está ligado a una mejor forma de hacer las cosas, a la innovación de productos y de procesos, lo cual se materializa en un aumento de la productividad, y con ello, en un mejoramiento en las posibilidades de ofrecer empleo y aumentar el bienestar de la población. De esta manera, la relación entre el progreso tecnológico y aumento de la productividad se considera como un elemento crucial para el desarrollo económico. El tema resulta teóricamente relevante dado que se inserta en la temática del crecimiento económico, la cual transitó de un enfoque que daba un carácter exógeno al progreso tecnológico, a un enfoque que considera al cambio tecnológico como un elemento endógeno del crecimiento. En los últimos treinta años el tema del crecimiento endógeno ha constituido uno de los temas más relevantes del quehacer científico en la disciplina por lo cual el valor teórico del tema de estudio es importante. Por otra parte, la relevancia social del tema es clara dada la importancia que tiene para el desarrollo económico el elegir un modelo tecnológico acorde a las necesidades del país. Cuando hablamos de política tecnológica y de la formación de recursos humanos, existe el peligro de considerar que, dado el papel de las innovaciones tecnológicas para el desarrollo económico, la mejor política será realizar considerables inversiones en investigación y desarrollo y apostar por un gasto fuerte en el nivel educativo más elevado, creyendo que así, el país logrará tasas de crecimiento elevadas y sostenidas, para encontrarnos al paso de los años con que esos gastos y esas inversiones no lograron el efecto deseado. Por esto es importante tener un marco conceptual que nos permita ubicar el estado actual del desarrollo tecnológico del país y en base a éste, se pueda optar por la política tecnológica y de formación de recursos humanos adecuada a las condiciones del país. Elegir un modelo tecnológico adecuado a las necesidades del país es una decisión con las mayores consecuencias económicas y sociales, pues de ello depende que el país pueda transitar por una ruta de crecimiento económico y generación de empleos. La caída en los ingresos de la población, en el producto y en el empleo que ha sufrido México en los últimos treinta años, nos muestra las consecuencias de decisiones equivocadas en distintos ámbitos de la política económica. Si bien, generalmente se hace alusión a la política monetaria o la política fiscal como los instrumentos idóneos para fomentar el crecimiento económico y el empleo, es preciso señalar la importancia de la inversión en capital físico como vehículo de la innovación tecnológica y del crecimiento económico. La investigación se orienta a indagar cual es la situación con respecto al nivel del progreso tecnológico de México, analizar cuáles son los determinantes del proceso de innovación tecnológica y determinar cuál es su papel tanto en el crecimiento económico como en los procesos de desarrollo económico. La determinación del papel que juegan las innovaciones tecnológicas en el desarrollo económico es fundamental para establecer estrategias que permitan aprovechar las potencialidades en esta materia tan sensible al desarrollo. Asimismo, conociendo la importancia que juegan las innovaciones en la aparición de nuevos productos o de nuevos procesos, tanto para aplicación de nuevas técnicas como para elevar el bienestar de las personas, es necesario saber cómo se pueden aumentar las capacidades tecnológicas del país a efecto de elevar su competitividad. Existen una serie de temas relevantes al desarrollo como es la brecha tecnológica, la convergencia, la difusión de la tecnología, la formación de recursos humanos, los cuales se pretende abordar a lo largo de esta investigación. Marco Teórico. El concepto de tecnología se refiere a la forma como se combinan los factores de la producción, a las instrucciones para combinar los insumos a efecto de producir bienes y servicios aptos para el consumo. La tecnología representa el conocimiento, mientras que el cambio tecnológico, son los cambios en los procesos productivos que producen bienes y servicios. Las materias primas que se utilizan no han cambiado respecto de las que se usaban hace un siglo, sin embargo, las instrucciones para combinarlas se han vuelto mucho más refinadas como resultados de la experiencia, la experimentación y la investigación científica (Romer, 1990). Un ejemplo de esto lo proporciona el óxido de hierro, el cual fue utilizado como pigmento desde la prehistoria para realizar pinturas rupestres. Actualmente es usado por las empresas para almacenar grandes cantidades de información en cintas magnéticas. La materia prima es la misma, sin embargo, las instrucciones cambiaron sustancialmente, la tecnología es distinta. 2 Fernando Camacho Acevo Diversos autores han señalado la importancia y el papel del progreso tecnológico en el crecimiento y el desarrollo económico. Para los propósitos de esta investigación resulta importante destacar la existencia de dos posturas confrontadas: por un lado está el modelo neoclásico de Solow y Swan, el cual caracteriza al progreso tecnológico como una variable exógena. Junto a este modelo se encuentra la nueva teoría del crecimiento endógeno que, no obstante que señala el carácter endógeno del progreso tecnológico y que admite los rendimientos crecientes, mantiene sus raíces neoclásicas y su visión del crecimiento económico desde una óptica de oferta. Por otra parte identificamos una línea de investigación que va desde Adam Smith, hasta A. P. Thirlwall y que se caracteriza por considerar los rendimientos crecientes, el papel de la demanda en el crecimiento y una concepción del progreso tecnológico como un elemento endógeno del sistema. Esta segunda línea de investigación inicia con Adam Smith, para quien la división del trabajo y la especialización desempeñan un papel de importancia en el crecimiento de la productividad. Continúa con los rendimientos crecientes de Allyn Young, la dinamización del modelo keynesiano por Harrod y la función de progreso técnico de Kaldor. Finalmente, están presentes Raúl Prebisch como representante de la visión latinoamericana del desarrollo económico y Anthony Thirlwall, quien sostiene que el crecimiento económico en las economías atrasadas se encuentra restringido por el equilibrio de la balanza de pagos, con lo cual subraya la importancia de considerar las restricciones del lado de la demanda, que enfrenta el crecimiento, y que entran en acción antes que las restricciones de la oferta. Dentro de esta línea de investigación se pone énfasis en el progreso tecnológico como un fenómeno de carácter fundamentalmente endógeno, y en que la innovación está ligada a la inversión en capital físico. Economía clásica y neoclásica Al estudiar el sistema económico los autores clásicos se interesaron por la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones (Smith, 1997), se preguntaban por qué hay países ricos y países pobres, en palabras actuales, se interesaron por el fenómeno del crecimiento económico. La dinámica del crecimiento en David Ricardo (1993), señalaba el papel de la acumulación de capital en el crecimiento y los rendimientos decrecientes en la agricultura, lo que en su momento conducía a la economía al estado estacionario, concepto que resumía la preocupación clásica por el advenimiento de una época en la que el crecimiento se detendría. Con la aparición de la escuela neoclásica hacia 1870, se perdió el interés por el proceso del crecimiento y el análisis de la economía como un sistema, para dar paso al estudio del comportamiento de agentes individuales. La economía neoclásica consideraba el papel que desempeñaban los factores de la producción, tierra, capital y trabajo, en el análisis de los determinantes del crecimiento económico, mientras mayor cantidad se utilizara de dichos factores, mayor sería el crecimiento. Estos autores incluyeron a la tecnología como uno de los factores en la función de producción junto con el capital y el trabajo, pero la consideraron bajo el supuesto Ceteris Paribus, es decir, que permanece sin cambios, y por lo tanto no se ocuparon de ella. Al respecto Joseph Schumpeter (1944) señalaba que los economistas “de la vieja escuela”, aun cuando reconocieron a la tecnología, no analizaron su mecanismo ni sus efectos. Para Smith, la riqueza de las naciones y el progreso son resultado de la división del trabajo, la cual engloba el concepto de progreso técnico. La división del trabajo es originada por la tendencia al intercambio y da como resultado un aumento de la productividad del trabajo. Su límite es el tamaño del mercado. La división del trabajo, propia de las manufacturas, trae consigo el progreso para la sociedad y, al aumentar el número de productos por hombre empleado, es generadora de rendimientos crecientes, lo cual da al planteamiento de Smith un carácter innovador. Joseph Schumpeter Schumpeter (1939) consideraba que el desarrollo económico es el resultado de las innovaciones tecnológicas, y que el cambio tecnológico implica un reordenamiento de los procesos productivos, cuyo resultado genera un cambio en la función de producción. Cuando hablamos de tecnología, es necesario distinguir lo que es una invención y lo que es una innovación tecnológica. Schumpeter, quien analizó el impacto de las innovaciones tecnológicas en el desarrollo económico, señaló una diferencia importante entre invento e innovación tecnológica: un invento es la creación de algo nuevo, un invento no ejerce, por sí mismo, influencia alguna en el aparato económico, mientras que la innovación tecnológica implica un desplazamiento de la función de producción (Cazadero, 1995). Es decir, la innovación tecnológica debe penetrar en el sistema económico y emplearse de manera amplia, transformar la manera de producir, de tal manera que desplace la función de producción agregada. 3 Fernando Camacho Acevo En Schumpeter existe una clara diferencia entre crecimiento económico y desarrollo económico. El primero, es el resultado de un cambio en la disponibilidad de los factores productivos, su impacto en la sociedad es cuantitativo pero no produce transformaciones socioculturales importantes, provoca un cambio gradual en el sistema económico. Por su parte, el desarrollo económico es el resultado de los cambios tecnológicos y sociales: tecnología, innovación y ambiente sociocultural, ejercen un impacto dinámico en el sistema económico. El desarrollo económico es un fenómeno dinámico, implica un proceso de transformación cualitativa de la sociedad. Schumpeter (1944) atribuía las modificaciones en el aspecto actual del mundo a los cambios tecnológicos, es decir, a los constantes esfuerzos que despliega la población por mejorar sus métodos comerciales y productivos, a los cambios en la técnica de la producción, a la conquista de nuevos mercados, a la introducción de nuevas mercancías. Señalaba que la innovación tecnológica era la causa de los ciclos económicos y que el ciclo económico se originaba por la forma en que las cosas nuevas se introducen en el proceso económico. Harrod y Domar No obstante que los clásicos consideraban entre sus preocupaciones fundamentales el crecimiento económico, éste no volvió al escenario hasta que Harrod (1939) y Domar (1946), plantearon un modelo fundado en el enfoque keynesiano a través del estímulo a la inversión. Harrod se interesó por la macrodinámica, es decir, el análisis de las fuerzas determinantes de las tasas de crecimiento de los componentes de la demanda. Este modelo, que destacaba la inestabilidad del sistema, fue conocido como crecimiento al filo de la navaja porque, en ausencia de progreso técnico, no había un mecanismo en el modelo que garantizara un crecimiento sostenido con pleno empleo. En los años cincuenta aparece un modelo que refuta las conclusiones del modelo Harrod-Domar y que está llamado a convertirse en la corriente principal del crecimiento económico. El modelo de Solow (1956), toma como base una función de producción con características neoclásicas y llega a la conclusión de que el crecimiento de largo plazo sólo es atribuible al cambio tecnológico el cual, sin embargo, tiene un carácter exógeno. Solow En un artículo del año cincuenta y siete, Solow desarrolla una metodología para medir el progreso tecnológico. A partir de evidencia empírica, Solow (1957) observó que el factor capital tenía poca participación en el crecimiento de la economía de los Estados Unidos, una parte significativa del crecimiento no era atribuible a este factor, el progreso tecnológico o la productividad total de los factores contribuía en mayor parte a explicar dicho crecimiento. De esta manera, describe una forma elemental de separar las variaciones del producto per cápita debidas al progreso técnico frente a las variaciones causadas por cambios en la disponibilidad de capital per cápita. Es decir, el progreso tecnológico es calculado de manera residual, tomando el crecimiento del producto per cápita y restando el crecimiento del capital per cápita. El llamado residuo de Solow, ha sido llamado la medida de nuestra ignorancia, porque calculado así, resulta que una gran cantidad de eventos son considerado “progreso tecnológico”. El mismo Solow lo admite al señalar que por cambio tecnológico se entiende cualquier desplazamiento de la función de producción y que en esa descripción entran toda suerte de cosas, pueden ser recesiones, expansiones o educación de la mano de obra, todas entran en el residuo. Sin embargo, el residuo se interpretó como evidencia de la importancia del progreso técnico dando así paso a una gran cantidad de investigación empírica y discusión teórica. Nicholas Kaldor Kaldor (1966) emplea como un indicador del grado de dinamismo del progreso técnico el incremento de la productividad, medido por la tasa de crecimiento del producto per cápita 𝑞̇ , y señala que el crecimiento de la productividad es una función de la tasa de inversión neta, esto es la función de progreso técnico: 𝑞̇ = 𝑓(𝑘̇) La función de progreso técnico, (ver figura 1), refleja los efectos de la inversión sobre el nivel de productividad. Para Kaldor, el cambio tecnológico no genera de manera inmediata cambios en la productividad. Es necesario que el progreso técnico se plasme en nuevo equipo y que las innovaciones sean incorporadas al proceso productivo a través de la inversión. 4 Fernando Camacho Acevo Figura 1 Función de progreso técnico. Fuente: Thirlwall, A. P. (2003) La naturaleza del crecimiento económico. Un marco alternativo para comprender el desempeño de las naciones. México: Fondo de Cultura Económica. Teoría del crecimiento endógeno Durante los años setenta del siglo pasado, la aparición de la inflación y la crisis de los energéticos dieron paso a la estanflación con lo cual la preocupación por el crecimiento decayó. No es sino hasta mediados de los años ochenta que aparecen en escena Paul Romer y Robert E. Lucas, quienes retoman el interés por estudiar el crecimiento desde una perspectiva distinta, pues enfatizan el carácter endógeno del cambio tecnológico. Con respecto a la denominación de “crecimiento endógeno”, Romer (1994) señala que este concepto surge a partir de diversos trabajos teóricos y empíricos realizados en los años ochenta, y argumenta que el crecimiento económico es un resultado endógeno del sistema y no el resultado de fuerzas externas. El modelo de Romer (1990) hace énfasis en que una economía con un mayor acervo de capital humano experimentará un crecimiento más rápido. Sugiere que los bajos niveles de capital humano pueden ayudar a explicar la falta de crecimiento en las economías subdesarrolladas cerradas, es decir, lo importante no es una economía con una gran cantidad de gente, sino una economía con una gran cantidad de capital humano. La argumentación de Romer se basa en tres premisas: la primera es que el cambio tecnológico –un mejoramiento de las instrucciones para la combinación de las materias primas- se encuentra en la base del crecimiento económico. La segunda se refiere a que el cambio tecnológico surge de las acciones intencionales de las personas que responden a los incentivos del mercado, por lo que el modelo es de cambio tecnológico endógeno. Finalmente, la tercera premisa es que las instrucciones para trabajar con las materias primas son inherentemente distintas de otros bienes económicos. Una vez que se incurre en el costo de crear un nuevo conjunto de instrucciones, éstas pueden usarse una y otra vez sin un costo adicional, esta es la característica definitoria de la tecnología. Dentro de la corriente del crecimiento endógeno, ha cobrado importancia el papel de la educación y el concepto de capital humano. Éste adquirió relevancia a partir de los trabajos de Schultz (1961), quien señala que las habilidades y conocimientos que adquiere la gente, son una forma de capital, y que ese capital es producto de una inversión deliberada, el cual ha crecido a una tasa más rápida que el capital convencional y que su crecimiento es la característica más distintiva del sistema económico. Schultz, llama la atención acerca de que mucho de lo que se cataloga como consumo constituye inversión en capital humano. Los gastos en educación, salud, y migración interna para aprovechar oportunidades de un mejor trabajo, son claros ejemplos. Por su parte, Arrow (1962) acuña el concepto de Learning by doing, el aprendizaje mediante la práctica donde se plantea que la inversión en capital genera conocimiento. 5 Fernando Camacho Acevo Por otra parte, la idea de volver endógeno el cambio tecnológico no es nueva, la podemos encontrar en Kaldor que había manejado una “función de progreso técnico” que hace énfasis en el cambio tecnológico, y su consecuente mayor ritmo de productividad por la vía de la formación de economías de escala e inversión (De la Rosa, 2006). En los modelos de crecimiento endógeno se postula rendimientos crecientes a escala, a diferencia del modelo de Solow en el que existen rendimientos decrecientes de los factores. Asimismo, se refuta la teoría de la convergencia basada en el modelo de Solow, lo cual ha dado pie a una amplia controversia en el campo empírico aportándose evidencia en uno y otro sentido. Algunos de los principales representantes de la corriente del crecimiento endógeno son Lucas (1988), Romer (1990), Barro (1991), Rebelo (1991), Mankiw, Romer y Weil (1992). En los años noventa surge la corriente neoschumpeteriana representada, entre otros autores, por Phillippe Aghion y Peter Howitt, una vertiente que, a partir del concepto de destrucción creativa de Schumpeter, destaca el papel de las innovaciones tecnológicas en el crecimiento. Aghion y Howitt (1992) describieron al capital humano como el motor del crecimiento a través de la innovación. Vandenbusshe, Aghion y Meghir (2004) analizan el crecimiento económico poniendo énfasis en la distancia a la frontera tecnológica que tiene la economía de un país, y en la composición del capital humano, ya sea mano de obra calificada o no calificada. Analizan la contribución del capital humano a la mejora tecnológica de la economía a través de los canales de la innovación y la imitación Muestran que el trabajo calificado tiene un efecto favorable al crecimiento en aquellas economías que están cercanas a la frontera tecnológica bajo el supuesto de que la innovación es una actividad que hace un uso relativamente más intensivo de trabajo calificado a diferencia de la imitación. La frontera tecnológica es medida por el ratio entre la productividad total de los factores del país con su correspondiente variable en los Estados Unidos. Señalan que, dada la dotación de factores, si un país está muy lejos de la frontera, empleará todos sus recursos en imitación, por el contrario, si está muy cerca de la frontera se especializará en innovación. Solamente para valores intermedios, es que perseguirá tanto imitación como innovación. La innovación produce un nuevo insumo o bien de capital que tiene mayor productividad que los insumos anteriormente creados, el nuevo input es mejor que los anteriores por lo que el innovador se apropia del mercado y obtiene una renta de monopolio. Cuando una empresa innova existen externalidades positivas sobre las empresas seguidoras, aunque afecta negativamente a las empresas que producen el input viejo. En una investigación sobre educación y crecimiento económico Krueger y Lindhal (2001) encontraron que la educación es estadísticamente significativa y esta positivamente asociada con el crecimiento sólo en países con el más bajo nivel de educación. La fuente del progreso tecnológico es dual: por un lado, resulta de la adopción de tecnologías existentes mientras que, por el otro, es resultado de la innovación pura, especialmente en economías tecnológicamente avanzadas. Las funciones de innovación e imitación requieren diferentes tipos de capital humano. El capital humano no calificado es más adecuado para la imitación. Tomando en cuenta la asignación del trabajo en esas dos actividades, el impacto del tipo de capital humano en el crecimiento depende del nivel de desarrollo tecnológico del país. Es necesario poner atención en la distancia a la frontera tecnológica de la economía y en la composición de su capital humano, así como en su nivel. La principal suposición es que la innovación hace un uso relativamente más intensivo de trabajo calificado. Los autores demuestran que la contribución del capital humano al aumento de la productividad puede ser separado en un efecto nivel y en un efecto composición. Manteniendo la composición de capital humano constante, un incremento en su nivel agregado es siempre favorable al crecimiento. Sin embargo, si se mantiene constante su nivel, las propiedades de estímulo al crecimiento del capital humano, dependen de ambos, de su composición y de la distancia a la frontera. Esta complementariedad surge porque la reasignación del trabajo provocada por un incremento marginal en la cantidad de trabajo calificado es más grande cuando la productividad de la innovación es mayor, y por lo tanto su contribución marginal al crecimiento es más grande. A la inversa, el impacto de estímulo al crecimiento del trabajo no calificado disminuye con la proximidad a la frontera. En economías avanzadas, el potencial para la “actualización” es muy pequeño por lo que el capital humano no calificado contribuye poco a la mejora tecnológica. Por lo tanto, el margen relevante no es el total del capital humano sino el capital humano calificado. Problematización 6 Fernando Camacho Acevo México es considerado la onceava economía mundial según The World Factbook publicado por la Central Intelligence Agency (2014). Desde 1994 pertenece a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), organismo que aglutina a las principales economías del mundo, formada por 34 miembros que en conjunto representan el 80% del PIB mundial (Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales, s.f.), asimismo, desde 1994 forma parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, tratado comercial con Estados Unidos y Canadá. México ha modificado la estructura de sus exportaciones dejando de depender del petróleo y ha multiplicado sus exportaciones por siete desde 1993, año en que las exportaciones petroleras representaban el 70% de las exportaciones totales, mientras que en 2012 las exportaciones manufactureras representaron el 87 % (Forbes, 2014). Por su parte, la inversión extranjera directa alcanzó un monto de 38,285 millones de dólares en 2013, según datos del Banco de México (2014), lo que muestra el atractivo que representa el país para los inversionistas internacionales. No obstante estos indicadores, la situación referente al tema del progreso tecnológico es, por decir lo menos, incierta. Se esperaría que un país miembro de la OCDE mostrara una actividad relevante en cuanto a innovación tecnológica, lo que implicaría una importante actividad de investigación y desarrollo (I y D). El ingreso per cápita del país en el año 2013 era de $ 16,110 USD, mientras que el de su principal socio comercial, Estados Unidos, era 3.3 veces mayor, alcanzaba $ 53,960 USD según el Banco Mundial (2014). Esta disparidad en el ingreso per cápita encuentra su contraparte en el nivel de desarrollo tecnológico, el cual no es acorde a lo que se esperaría de un país perteneciente a una organización que aglutina a los países más ricos del mundo. Una forma de aproximación para mostrar el nivel del progreso tecnológico que tiene México es a través del gasto en investigación científica y desarrollo experimental, el cual es la inversión que se realiza en proyectos de investigación básica y aplicada. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2012), en México, el gasto en investigación y desarrollo experimental apenas alcanzó el 0.46 % como proporción del PIB en el año 2011, cifra inferior al 1 % que establece, como mínimo obligatorio, la Ley de Ciencia y Tecnología. En el ámbito internacional, México tiene una posición desfavorable en indicadores de investigación y desarrollo experimental. Los países desarrollados dedican un porcentaje elevado del PIB a estas actividades. El promedio de la OCDE es de 2.37 %, mientras que países como Finlandia dedicó el 3.78 % en el año 2011. En el año 2010, México se encontraba muy por debajo de los países desarrollados y por debajo del promedio no sólo de Latinoamérica, que fue de 0.69 %, sino de sus socios comerciales, Canadá 1.80 % y Estados Unidos, 2.90 %, este último en el año 2009. Asimismo se encontraba por debajo de los BRIC, Brasil 1.24 %, India 0.80 % en el 2007, China 1.70 % en el 2009, y aún por debajo de países como Cuba 0.64 % (CONACYT, 2012). En el cuadro 1 se muestra un resumen del gasto en investigación y desarrollo por regiones del mundo donde podemos advertir que los países miembros de la OCDE presentan la mayor proporción del gasto en investigación y desarrollo a nivel mundial, situación que contrasta con el nivel de este gasto en México. Cuadro 1. Gasto en investigación y desarrollo (% del PIB) Región GIDE % del PIB América Latina y el Caribe (países en desarrollo) 0,84% 2011 Asia meridional 0,76% 2011 Asia oriental y el Pacífico 1,98% 2012 Europa y Asia central 0,71% 2011 Miembros OCDE 2,40% 2012 Mundo 2,13% 2011 Unión Europea 2,06% 2012 Zona del Euro 2,14% 2012 Fuente: Banco Mundial recuperado de http://datos.bancomundial.org/tema/ciencia-y-tecnologia 7 Fernando Camacho Acevo Esta información ofrece un panorama de la situación del país en materia de desarrollo tecnológico y es de utilidad para establecer el nivel real del progreso tecnológico y las opciones que existen para el desarrollo de las capacidades tecnológicas del país. El promedio del gasto en investigación y desarrollo como proporción del PIB en los países de la OCDE es cinco veces mayor al gasto que se realiza en México. Por esto, es necesario aclarar la siguiente cuestión: Si la descripción del país hecha anteriormente es correcta, significa que existe una actividad tecnológica que no está acorde a la que se esperaría de un país miembro de la OCDE. Caso contrario, el hecho de pertenecer a la OCDE y estar clasificada como la decimoprimera economía mundial no se corresponde con la realidad, por lo que México no puede considerarse como una economía desarrollada, lo cual explicaría la pobre actuación en cuanto a actividades de investigación y desarrollo tecnológico. Por otra parte, es importante considerar que el cambio tecnológico es consustancial a la nueva inversión en capital, y que de acuerdo a Kaldor, el progreso técnico está incorporado en el capital invertido. Atendiendo a esto, si observamos la tendencia de la inversión en el país en la Figura 1, observamos un lento crecimiento desde el año 2001 que se prolonga durante toda la década, a excepción del año 2003 que tiene un elevado crecimiento debido a que el año anterior se observó una caída del orden del 30 %, lo cual nos estaría dando una razón más de porque el progreso tecnológico se encuentra tan rezagado. Figura 2 Tasa de crecimiento de la inversión. Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, Banco de Información Económica . En esta controversia entre las dos posturas teóricas presentadas en el apartado anterior, interesa aclarar lo siguiente: considerando que el progreso tecnológico está incorporado en el capital invertido ¿qué papel ha jugado la caída de la inversión en el atraso del progreso tecnológico en México? Por otra parte, confrontando esta postura con la ofrecida por la teoría del crecimiento endógeno, se plantea la pregunta ¿Son los bajos niveles del capital humano los que explican la falta de crecimiento observado en México? O más bien será que ¿el capital humano requiere necesariamente de capital físico para trabajar y tener resultados sobre la productividad? De acuerdo a esto, es necesario determinar cuál es el nivel real del desarrollo tecnológico del país pues de ello dependen importantes decisiones respecto al desarrollo tecnológico futuro y respecto a la formación de 8 Fernando Camacho Acevo recursos humanos que tal desarrollo requiere. Asimismo, se requiere aclarar las causas del lento crecimiento de la economía mexicana y su relación con el la baja tasa de inversión. Hipótesis de trabajo. La caída de la inversión ha determinado un menor ritmo de acumulación de capital con la consecuente disminución del ritmo de innovación tecnológica y, consecuentemente, una reducción en el ritmo de crecimiento económico. El capital humano, ante la falta de nuevas inversiones que incrementen el stock de capital, no puede tener incidencia en el crecimiento de la productividad, ni en el crecimiento del producto. Objetivo general. Determinar cuáles son las causas de la situación del progreso tecnológico en México través de un análisis econométrico que permita identificar el papel de la inversión en capital físico en el avance del progreso tecnológico y explicar el papel del capital humano en el crecimiento de la productividad. Objetivos específicos. 1) Realizar una evaluación del desarrollo tecnológico en México, determinando la distancia a la frontera tecnológica mundial. 2) Determinar cuál es el impacto del capital humano en el crecimiento de la productividad en ausencia de un nivel adecuado de inversión en capital físico. Referencias Aghion, P. y Howitt, P. (1992). A Model of Growth through Creative Destruction. Econometrica, 60(2), 323351. Arrow, K. J. (1962). The Economic Implications of Learning by Doing. Review of Economic Studies, 29(3), 155-173. Banco de México (2014). Componentes de inversión extranjera directa en México. Recuperado el (5 de julio de 2014) desde la base de datos en línea Estadísticas de Banxico en internet: http://www.banxico.org.mx/estadisticas/index.html Banco Mundial (2008). Conclusiones del informe del Banco Mundial titulado: Perspectivas económicas mundiales 2008: Difusión de la tecnología en los países en desarrollo. Washington D.C. Recuperado de http://siteresources.worldbank.org/INTGEP2008/Resources/BrochureSpanish.pdf?cid=EXT_BoletinES_W_EXT Banco Mundial (2014). INB per cápita, PPA (a $ internacionales actuales). Recuperado el (26 de septiembre de 2014) desde la base de datos en línea del Banco Mundial en internet: http://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GNP.PCAP.PP.CD Barro, R.J. (1991). Economic Growth in a Cross Section of Countries. The Quarterly Journal of Economics, 106(2), 407-443. Cazadero, M. (1995). Las revoluciones industriales, México: Fondo de Cultura Económica. Central Intelligence Agency (2014). The World Factbook, https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/mx.html Recuperado de Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. (2012). Informe general del estado de la ciencia, la tecnología y la innovación, 2011. México: CONACYT. Recuperado de http://www.conacyt.gob.mx/siicyt/index.php/estadisticas/publicaciones/informe-general-del-estado-de-laciencia-y-tecnologia-2002-2011/informe-general-del-estado-de-la-ciencia-y-la-tecnologia-2002-2011-b/18142011-informe-2011 David Ricardo, (1993). Principios de economía política y tributación. México: Fondo de Cultura Económica. (Versión original 1817) 9 Fernando Camacho Acevo De la Rosa Mendoza, J. R. (2006) Dos enfoques teóricos sobre el proceso de crecimiento económico: con énfasis en las exportaciones manufactureras. Análisis Económico, 21(48), 93-119. Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales. (s.f.). ¿Qué es OCDE? Recuperado de http://www.direcon.gob.cl/ocde/ Domar, E. D. (1946). Capital Expansion, Rate of Growth, and Employment. Econometrica, 14(2), 137-147. Forbes. (2014). México se perfila como la economía 10 a nivel mundial. Recuperado de http://www.forbes.com.mx/mexico-se-perfila-como-la-economia-10-nivel-mundial/ Harrod, R. F. (1939). An Essay in Dynamic Theory. The Economic Journal, 49(193), 14-33. Kaldor, N. (1966). Causes of the Slow Rate of Economic Growth of the United Kingdom, Cambridge University Press, Cambridge. Krueger, A. y Lindhal, M. (2001). Education for Growth: Why and for Whom. Journal of Economic Literature, 39, 1101-1136. Lucas, R. (1988). On the Mechanics of Economic Development. Journal of Monetary Economics, 22, 3-42. Mankiw, N. G. (2009). Principios de Economía. México: Cengage Learning Editores. Mankiw, N. G. (1995). The Growth of Nations. Brookings Papers on Economic Activity, 1995(1), 275-326 Mankiw, N. G., Romer, P. y Weil, D. (1992). A Contribution to the Empirics of Economic Growth. Quarterly Journal of Economics, 107, 407-437. Rebelo, S. (1991). Long Run Policy Analysis and Long Run Growth. The Journal of Political Economy, 99(3), 500-521. Romer, P. M. (1990). Endogenous Technological Change. Journal of Political Economy, 98(5), 71-102. Romer, P. M. (1994). The Origins of Endogenous Growth. Journal of Economic Perspectives, 8(1), 3-22. Schultz, T. (1961). Investment in Human Capital. The American Economic Review, 10(1), 1-17. Schumpeter, J. A. (1939). Business Cycles. A Theoretical, Historical and Statistical Analysis of the Capitalist Process, New York: Mc Graw Hill Company. Recuperado de http://www.espiritodafenix.com/index_arquivos/Arquivo/50_Schumpeter_Ciclos_de_Negocios/schumpeter_b usiness_cycles.pdf Schumpeter, J. A. (1944) Análisis del cambio económico. En Urquidi, V. L. Ensayos sobre el ciclo económico, (17-34) México: Fondo de Cultura Económica. Recuperado de www.eumed.net/cursecon/textos Schumpeter, J. A. (1978) Teoría del desenvolvimiento económico. México: Fondo de Cultura Económica Smith, A. (1997). Una investigación acerca de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, Madrid: Alianza Editorial. (Versión original 1776) Solow, R.M. (1956). A Contribution to the Theory of Economic Growth. The Quarterly Journal of Economics, 70(1), 65-94. Solow, R. M. (1957). Technical Change and the Aggregate Production Function. The Review of Economics and Statistics, 39(3), 312-320. Thirlwall, A. P. (2003) La naturaleza del crecimiento económico. Un marco alternativo para comprender el desempeño de las naciones. México: Fondo de Cultura Económica. Thirwall, A. P. (2006), Growth and Development, with special reference to Developing Countries, 8th Ed. Palgrave-Mc Millan 10 Fernando Camacho Acevo Vandenbusshe, J., Aghion, P. y Meghir, C. (2004). Growth, Distance to Frontier and Composition of Human Capital. The Institute for Fiscal Estudies. Recuperado de http://www.ifs.org.uk/wps/wp0431.pdf Villarroel, V. y Pantoja, M.A. (2009) Tecnología para el desarrollo humano: un eje fundamental para la cooperación en el sur (III/V), Anales de mecánica y electricidad Revista de la Asociación de Ingenieros del ICAI, 86(3), 56-60. Recuperado de https://www.icai.es/contenidos/publicaciones/index.php?fascic=III&anyo=2009 11