La socialización en la familia y la educación en valores 1. Introducción. Concepto de socialización La acción educadora podemos considerarla como acción socializadora. La socialización es un proceso a través del cual el sujeto aprende a interiorizar unos contenidos socioculturales a la vez que desarrolla y afirma su identidad personal bajo la influencia de unos agentes exteriores y mecanismos a veces intencionados. Socializarse se entiende como hacerse social a la vez que va acompañado de hacerse persona. Cuando hablamos de socialización incluimos bajo un mismo proceso la enculturación y la personalización. Tenemos que señalar agentes y/o agencias socializadoras tales como la familia, la escuela, grupo de iguales o medios de comunicación. Decimos que la familia es agencia primaria de socialización porque cada uno de sus componentes es a la vez socializador y socializado, y el agente socializador iría a más en una sola dirección. Puede decirse que la familia es un ámbito o marco privilegiado para la socialización de los hijos/as. La pedagogía familiar ha de tener en cuenta que las relaciones familiares tienen lugar en una sociedad industrial y en un microsistema específico, la familia como grupo primario. La socialización primaria recibida en la familia atraviesa una crisis que constituye un serio problema para la escuela y los profesores: el alumnado accede al centro educativo con un núcleo básico de socialización insuficiente para encarar con éxito la tarea de aprendizaje. Cuando la familia socializaba la escuela podía ocuparse de enseñar. Ahora que la familia no cubre la socialización la escuela le empiezan a realizar demandas para las que no está preparada. 2. La socialización en la familia La socialización es un proceso a través del cual el individuo aprende e interioriza unos contenidos socioculturales. Socializarse significa hacerse social en la sociedad en que uno vive. El individuo no puede llegar a desarrollarse como persona sin el soporte de unos contenidos culturales específicos, necesita asimilar un lenguaje y unos modos concretos de pensar, de sentir y de actuar, unidos a la aceptación de unos valores. 1 La familia es la primera que actúa socializando el carácter cualitativo de su influencia. Cada uno de los componentes del grupo doméstico son a la vez socializadores y socializados. La influencia más estudiada es la acción socializadora de padres sobre hijos e hijas que es la que en este artículo se aborda. Es preciso prestar atención especial a los aspectos procesuales de la socialización. La socialización implica además la interiorización de esos elementos culturales, convirtiéndolos de alguna manera en la sustancia de la propia personalidad. Por eso, la socialización ideal será la que conduce a la interiorización. 3. Características de la socialización en la sociedad actual De socialización se puede hablar desde dos perspectivas: desde una perspectiva macrosociológica y desde una perspectiva microsociológica. Por una parte, veremos las características de las diferencias actuales como consecuencia de los cambios macrosociales o de la sociedad industrial y por otra parte, descubriremos las posibilidades socializadoras que tiene la familia como microgrupo específico. En los últimos veinticinco o treinta años se han producido cambios sustanciales en tres ámbitos, en el de producción económica, en el ámbito de poder polítoco y en el ámbito de experiencia cotidiana. Se ha producido un cambio global de escenario de relaciones e intercambios de los seres humanos. Seguidamente aparece un medio omnipresente que se ha configurado como la suprainstitución privilegiada en cuanto a la extensión a intensidad de influjos de socialización. La revolución electrónica que preside los siglos XX y XXI parece abrir las ventanas de la historia a una nueva forma de ciudad, espacio y tiempo. También se han producido cambios sustantivos en el ámbito de las relaciones de experiencia, tienen que ver con la transformación de la familia tradicional. La familia extensa ha pasado a ser nuclear. Las mujeres se van incorporando al trabajo y a otras actividades extradomésticas. Se ha producido un cambio radical en el escenario que rodea la vida de los individuos. La comunidad inmediata se ha hecho mayor y cualitativamente más impersonal y hostil. La calle ya no es una prolongación del hogar, sino su contrapunto. Hay cambios fundamentales en las instituciones suprafamiliares. La iglesia ha pasado de una fuerte integración a una relación superficial con la comunidad y de un lugar principal a un escenario secundario en la socialización. Por otra parte los centros educativos también han cambiado. Los colegios e institutos han barrido a todas las instituciones extrafamiliares antes encargadas en la socialización de la infancia y ha ido arrinconando a la propia familia en la comunidad y en el trabajo. Se trastoca la clásica división de funciones entre la familia que cuida y educa y la escuela que enseña. La escuela tiene necesariamente que atender las funciones de atención y cuidado al desarrollo físico, afectivo y de comportamiento al igual que el desarrollo cognitivo y cultural. 2 Los niños de las sociedades industriales viven saturados de información. El déficit de nuestros alumnos y alumnas es la organización de la información. La saturación de la información produce dos efectos: la sobreinformación y la desinformación. Se produce la socialización de la mayoría de los individuos de las sociedades contemporáneas por lo que en función de estos influjos se desarrollan sus habilidades, conocimientos, esquemas de pensamiento, actitudes, afectos y formas de comportamiento. Por tanto, algunos de los valores y tendencias que de manera sutil, ambigua y anónima configuran estilos de vida son la importancia transcendental de la información como fuente de riqueza y el poder, el individualismo exacerbado y conformismo social, la obsesión por la eficacia como objetivo prioritario en la vida social que parece sinónimo de calidad o la emergencia y consolidación de los movimientos alternativos entre otros. 4. La socialización en los centros educativos La escuela tiene como función socializar a los individuos. Si por socialización entendemos la transmisión de normas, valores, a un individuo cara a su adaptación a un grupo humano o sociedad, debemos pensar que la escuela socializa a los individuos. La educación supone un proceso de reconstrucción personal y de recreación cultural. La función educativa de la escuela supone autonomía e independencia intelectual y se caracteriza precisamente por el análisis crítico de los mismo procesos e influjos socializados que cada individuo ha integrado de una manera particular. El objetivo central de la educación obligatoria es su utilización como herramientas privilegiadas para que los individuos reconstruyan progresivamente y de forma reflexiva sus modos espontáneos de pensar, sentir y actuar su cultura experimental, por tanto, el docente ha de actuar como un investigador que diagnostica cada situación concreta en el aula, comprobando las reacciones, esperadas o no, lógicas o irracionales de los alumnos/as y evaluando el significado del intercambio. De esta forma todo el profesorado y el alumnado puede aprender de las situaciones que se dan en el aula. 5. La educación en valores Educar en valores no significa imponer, sino proponer, mostrar diferentes caminos y opciones y ayudar para que cada uno vea cuales son los mejores para él. Educar es ayudar a desarrollar la capacidad de elección. Los valores no se enseñan, hay que vivirlos. Por tanto educar en valores significa liberar las fuerzas existentes en la persona. Requiere un ambiente donde la persona pueda expresarse tal y como es. En definitiva, ayudarle a descubrir los valores que vive, a analizarlos o criticarlos, contrastarlos hasta que lleguen a ser verdaderamente suyos. La captación de un valor parte de un proceso de percepción. Cuando una persona descubre un valor, se adhiere al mismo. El papel de la educación es el de animar a los jóvenes a que actúen de acuerdo con sus metas e ideales expresados, e impulsar la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. 3 6. Tendencia en valores en la nueva sociedad La sociedad actual está en continuo cambio, y junto a ella está cambiando la educación en valores. Se están produciendo cambios que se pueden resumir en los siguientes: Se está pasando de la cantidad a la calidad, es decir, la educación ha de implicar consciente y decisivamente a la persona en un proceso permanente y vitalicio que empiece en el hogar y la familia, y que continúe en un ambiente académico adecuado y, después, en el trabajo y en las actividades de ocio, y se prolongue llegada la jubilación. Se está pasando de la independencia a la interdependencia. El individuo va cediendo su sitio poco a poco a la carencia de que hoy no es posible realizar ninguna cuestión si no se hace desde la colaboración y el trabajo en equipo. También se está pasando de la satisfacción de necesidades privadas a la solución de necesidades públicas, ya que ante el confort y el consumismo se abre paso una corriente que lucha para vencer la desigualdad. También se ha pasado de la eficacia técnica a la justicia social, de la uniformidad al pluralismo y la diversidad, de la información a la formación de criterios de opinión, etc. La educación en valores como construcción de la personalidad y como prevención de actitudes discriminatorias y machistas, debe ser un tema transversal a todos los proyectos de intervención de los diferentes sistemas de protección. Vivir el valor de la cooperación e igualdad, dentro y fuera de los centros educativos, es la verdadera solución para prevenir que en un futuro inmediato ningún ser humano sea maltratado. El desarrollo de la educación en valores implica que se defina el Proyecto Curricular de cada centro, etapa y ciclo. Debemos señalar que hay que huir de prácticas puntuales en el proceso educativo en relación con la transversalidad, como si fuese la educación en valores algo accidental y ocasional en la formación académica y personal del alumnado. En la realidad educativa, los ejes transversales figuran insertos en las programaciones como contenidos integrados dentro de los diversos ámbitos educativos. Debemos resaltar la importancia que en el tratamiento de estos temas tiene la colaboración de la familia. La participación de los padres y madres en la gestión de los centros educativos a través de los Consejos Escolares es fundamental para aunar criterios educativos. 7. Los valores en la maduración humana El proceso de maduración transcurre por las etapas evolutivas de la persona, en conexión con su maduración personal. El proceso de valoración son etapas por las que pasa un valor desde el momento en que lo captamos hasta que llega a formar parte de nuestra identidad personal. En este proceso hay una serie de elementos que deben tenerse en cuenta al plantear una educación en valores: la dimensión cognitiva y la dimensión del comportamiento, por lo que podríamos decir que los valores se contagian. 4 Por el contrario llamamos contravalores a todo cuanto se opone al crecimiento armonioso de la personalidad. Los valores forman parte de nuestra identidad, los valores existen de forma jerárquica. Con frecuencia no coinciden los valores que proclamamos como nuestros con los que realmente vivimos, a esto es lo que llamamos diferencia entre las creencias de valores que mantenemos y los valores realmente vividos. 8. La motivación como herramienta de socialización La motivación fue una de las necesidades identificadas por Murray en 1938. Es una tendencia recurrente a dirigir nuestros pensamientos y tendencias hacia aquellos actos que nos permiten lograr la excelencia. El incentivo elemental es “hacer algo mejor” por la única razón de mejorar (Funder, 2001; McAdams, 1999; Ruiz Caballero, 2003). Es este sentido de realización personal el que, al enfrentarse a nuevos retos, motiva a las personas con alta motivación de logro a esforzarse, tener éxito y tratar de superar a los demás. Por otra parte, los miembros de sociedades colectivistas definen el logro como la disposición a esforzarse para alcanzar objetivos que promuevan la armonía social o que potencien al máximo el bienestar social de los grupos a los que pertenecen. Dweck y Leggett (1988, Elliot y Dweck (1988) y Grant y Dweck, (1999) han presentado un modelo de aproximación a la motivación de logro en términos de metas. En opinión de estos autores, en una situación de logro, las personas pueden perseguir dos clases de metas: metas de rendimiento, cuando se busca obtener juicios favorables sobre la competencia o habilidad personal así como evitar los desfavorables (lo importante es el resultado), y metas de aprendizaje, donde lo principal es aumentar la propia competencia, bien desarrollando nuevas habilidades, bien mejorando las existentes (lo importante es el proceso). Para estos autores estos dos tipos de metas son importantes en muchas áreas de la vida porque producen diferentes reacciones ante el fracaso. Una persona con una meta de aprendizaje responderá al fracaso con un patrón de conducta caracterizado por trabajar más duro. Una persona con una meta de rendimiento responderá ante el fracaso con una reacción de indefensión, que sólo garantiza el fracaso futuro. Estos autores han encontrado que los niños orientados al dominio (aquellos que perseveran ante el fracaso porque creen que mejorarán su competencia si se esfuerzan más) suelen establecer metas de aprendizaje, mientras que los niños co una orientación hacia la indefensión aprendida (aquellos que atribuyen sus éxitos a factores inestables y sus fracasos a factores estables) suelen adoptar metas de rendimiento. Desde el marco de la familia esto se ve aplicado ya que en el caso de niños introvertidos puede darse una tendencia al fracaso, por lo cual es recomendable motivarles para evitar caer en el mismo. 9. Conclusiones Para concluir puedo decir que los padres son agentes socializadores no sólo cuando se proponen unos objetivos concretos y explícitos y unas estrategias calculadas ya que los objetivos explícitos pueden ser negados por los mecanismos intencionados de socialización. 5 Por otra parte los valores transmitidos a los hijos e hijas dependen de los valores personales de los padres y madres. Los valores tienen una importancia capital en la socialización de los hijos porque son los principios orientadores del sistema de creencias y de la conducta social del sujeto. 10. Bibliografía Campoy, T.J. y Pantoja, A. (2000). Orientación y calidad docente. Pautas y estrategias para el tutor. Madrid: Editiorial EOS. Curwin, R. L. y Mendler, A. R. (1987). La disciplina en clase. Organización del centro y del aula. Madrid: Nancea. Cury, A. (2007). Padres brillantes, maestros fascinantes. Barcelona: Editorial Planeta. El Plan de Orientación y Acción Tutorial (2001). Córdoba: Delegación Provincial de Educación y Ciencia. 6