Poder Legislativo de la Provincia de Córdoba DICTAMEN DE LA COMISION DE ASUNTOS INSTITUCIONALES Y MUNICIPALES. Los legisladores abajo firmantes en estas actuaciones caratuladas “CUESTIÓN DE PRIVILEGIO PROMOVIDA POR EL LEG. DANIEL A. PASSERINI C/ EL LEGISLADOR MIGUEL ÁNGEL ORTIZ PELLEGRINI” (Expediente Nº 2871/N/ 09), en cumplimiento de preceptos legales de aplicación, en tiempo y forma, presentan dictamen a los fines de su elevación al PLENARIO DE LA LEGISLATURA para que -en definitiva- sea ésta quien resuelva acerca de la cuestión de privilegio articulada en los términos del art. 88 de la CONSTITUCIÓN PROVINCIAL. Y VISTOS: 1).- La cuestión de privilegio planteada en contra del Legislador Miguel Angel Ortiz Pellegrini, por el Legislador Daniel Passerini cuyo origen data del 20 de mayo del cte. año en ocasión que tomó la palabra el legislador Daniel A. Passerini -U.P.Cpara introducir la cuestión sobre la base de los siguientes hechos que brevemente se resumen –en la parte pertinente- según versión taquigráfica de la fecha: ”Sr. Presidente (Campana).- ….Conforme lo acordado en Labor Parlamentaria, corresponde dar la palabra a quien ha planteado la cuestión de privilegio. Previamente, por Secretaría se dará lectura al artículo 130 del Reglamento Interno. Sr. Secretario (Arias).- (Leyendo): Fundamentación de la Cuestión de Privilegio. Artículo 130: Para plantear una cuestión de privilegio el Legislador dispondrá de cinco (5) minutos debiendo anunciar en forma concreta el hecho que la motiva. Acto seguido, la Presidencia debe someterla de inmediato y sin debate a votación del Cuerpo, quien resolverá con el voto de los dos tercios de los presentes, si la cuestión planteada tiene carácter preferente. Si resulta afirmativa, se entrará a considerar el fondo de la cuestión de acuerdo con las reglas establecidas en los capítulos relacionados con la discusión. En caso contrario, pasará el asunto a comisión. Aprobada la cuestión de privilegio, el Cuerpo resuelve lo que corresponda.” Sr. Presidente (Campana).- Tiene la palabra el señor legislador Passerini.- Sr. Passerini.Señor presidente: como es público, en los últimos días ha trascendido un hecho de significativa importancia que lesiona gravemente a la Legislatura de la Provincia de Córdoba; un hecho que ha afectado y afecta a la Legislatura de todos los cordobeses, protagonizado por un legislador provincial, a su vez, presidente de un importante bloque legislativo de esta Cámara, el doctor Ortiz Pellegrini. Digo que este hecho es de suma gravedad porque el doctor Ortiz Pellegrini no solamente preside un bloque legislativo -como ya lo mencioné- sino que también acredita una vastísima experiencia personal en el ámbito legislativo. El 10 de diciembre de 2007, en oportunidad de asumir el mandato que nos confirió el pueblo de Córdoba como legisladores, todos juramos -más allá de los credos particulares de cada uno- defender y cumplir la Constitución de la Provincia de Córdoba. Pues bien, la Constitución –que el doctor Ortiz Pellegrini conoce muy bien-, en su artículo 88, prescribe: “Ningún legislador puede patrocinar causas de contenido patrimonial en contra del Estado Nacional, de la Provincia, o de los Municipios, salvo en caso de actuar por derecho propio”. Hemos tomado conocimiento que el doctor Miguel Ángel Ortiz Pellegrini, letrado originario de centenares de juicios laborales contra la Empresa TAMSE y la Municipalidad de Córdoba, ha seguido patrocinando estas causas de neto contenido patrimonial en pleno ejercicio de su mandato legislativo. Como es de público conocimiento, el legislador Ortiz Pellegrini, con fecha 23 de diciembre del año 2008, compareció ante la Secretaría Laboral del Tribunal Superior de Justicia, a cargo de la doctora María Cristina Crespo, y se notificó personalmente en representación de algunos actores. También ha tenido trascendencia pública que, en representación de José Luis Ortega, le solicitó al señor Jefe de Policía el pago de una cuestión patrimonial con el adicional de que se computen los intereses devengados. Se produce, entonces, la colisión entre el ejercicio profesional de la abogacía en causas de contenido patrimonial contra el Estado, tanto municipal como provincial, con el desempeño simultáneo del mandato legislativo. Esta violación de una norma constitucional, que el legislador Ortiz Pellegrini juró acatar, significa lisa y llanamente un agravio a esta Legislatura provincial, tanto en su dignidad colectiva cuanto desde la integridad de su actuación, considerando la infracción como una “grave inconducta que lesiona al Parlamento como órgano representativo de todos los cordobeses”. Estos dos hechos por sí solos justifican la presente cuestión de privilegio que planteamos en contra del legislador Ortiz Pellegrini, en defensa de este Poder Legislativo. Pero teniendo conocimiento de que existen otros hechos igualmente graves que vendrían a tipificar una reiterada inconducta en violación a las normas constitucionales, solicito que la presente cuestión de privilegio sea girada a la Comisión de Asuntos Institucionales, Municipales y Comunales, tal como lo indica el artículo 65 y concordantes del Reglamento Interno de este Cuerpo. Así lo dejo planteado poniendo a disposición de la comisión toda la documentación que sobre el particular tiene el bloque que represento. Muchas gracias, señor presidente.” (….) Más adelante agregó Dr. Passerini: “Señor presidente, tal cual lo planteáramos en la Comisión de Labor Parlamentaria, quedó muy claro que la intención de este bloque es investigar a fondo toda la documentación que, de acuerdo a nuestro criterio y a la verificación que hemos realizado, demuestra claramente que el legislador Ortiz Pellegrini ha incumplido con el mandato que le dio la Constitución, ha continuado litigando en contra del Estado, no ha revocado ninguno de los poderes que tiene en todas las causas de las que él se jacta diciendo que se ha enriquecido litigando contra el Estado. Tal cual lo expresáramos en la Comisión de Labor Parlamentaria, nuestra intención es que el legislador, como corresponde y tal cual lo manda el Reglamento Interno, tenga derecho a la defensa, basado en la documentación y, tal cual nosotros lo hemos planteado, lo hemos mocionado y ha sido aprobado por los dos tercios, que el tema sea girado a la comisión y que sea en ésta última en la cual se presente la documentación. No obstante lo señalado, el debate está planteado. Lo que pretendemos es que esta Legislatura goce de buena salud y que ningún legislador por prácticas impropias -tal como lo señalan la Constitución y el Reglamento Interno- “manche” al resto. No tenemos ningún problema en debatir, tal cual lo hemos expresado en la Comisión de Labor Parlamentaria. Se ha aprobado que el tema sea girado a la comisión; en dicha comisión le vamos a dar a su presidente todas las pruebas y el legislador tendrá derecho a la defensa, tal cual lo establecen la Constitución y el Reglamento. No tenemos ningún problema si el doctor quiere iniciar hoy el debate. Entendemos que los legisladores, de acuerdo con la reforma de la Constitución del año 2001, no gozamos de ningún fuero y carecemos de privilegios, por lo que no hace falta iniciar ninguna cuestión especial. No tenemos inconveniente –eso es lo beneficioso- en que la Legislatura apruebe todos los mecanismos, y ha sido aprobado ya el mecanismo mediante el cual las pruebas serán remitidas a la comisión, en la cual el legislador hará su defensa, más allá de que no hay ningún inconveniente –si así se quiere– en debatir este tema en este recinto. Por tal motivo, como es de forma, solicito que esta Cámara se constituya en comisión para comenzar el debate”. De este modo quedó planteada la cuestión de privilegio que nos ocupa; 2).- Seguidamente toma la palabra el legislador BIRRI para destacar que “…. atento a lo expresado por el presidente del bloque de la mayoría para que se abra el debate, sin perjuicio de considerar que era innecesaria esa aclaración, ya que el tema había sido sometido correctamente a tratamiento por usted –en el marco de una adecuada interpretación del Reglamento-, y haciendo asimismo reservas en el sentido que debió ser el bloque del oficialismo el que iniciara, con su discurso, el debate de este tema, por ser sus integrantes quienes impulsaron el proyecto o la “iniciativa” –así lo establece el Reglamento-, vamos a introducirnos en el tema en función del análisis que realizamos sobre el asunto que hoy se trae a debate. Debo reconocer que, dentro de mi propio imaginario como legislador, nunca antes me había representado la idea de tener que abordar en el recinto un tema como el que nos ocupa, al menos con estas características. (….) Verdaderamente, se trata de situaciones no deseadas, desde cualquier punto de vista que se las enfoque, incluso para el caso que exista una inconducta manifiesta por parte de algún legislador que nos obligue a poner en marcha los mecanismos que prevé el Reglamento, e incluso la Constitución de la Provincia de Córdoba, hasta para excluirlo de este ámbito legislativo, y, mucho menos aún, cuando se trata –como en este caso- de una “picardía criolla” donde arteramente se utiliza este ámbito de la democracia para intentar denostar a un legislador. Creemos que el tema se tiene que abordar desde dos ángulos: primero, -y como corresponde en todas las cosas de la vida- analizar cuáles son los hechos que pueden haber motivado una decisión, diría de gravedad institucional, como es la de activar el mecanismo que pone en marcha el procedimiento previsto en los artículos 129 y 130 del Reglamento Interno de la Legislatura de la Provincia de Córdoba, que refieren a aquellas cuestiones que “afectan los derechos de la Legislatura colectivamente, su seguridad, dignidad y la integridad de su actuación y sus procedimientos...”; el inciso 2° dice: “Las que afectan los derechos, reputación y conducta de los legisladores individualmente y sólo en lo que hace a su idoneidad representativa, entendiéndose por tal el conjunto de condiciones morales, intelectuales o físicas que son necesarios para el cargo de legislador, y cuya ausencia inhabilitaría para su desempeño”. Fíjese, señor presidente, que con la sola la lectura del texto de este artículo del Reglamento se ve la gravedad institucional que encierra activar el mecanismo previsto en el artículo 129. Los hechos -y por lo que ha expresado el miembro informante, a menos que se pretenda jugar a las escondidas en este Poder de la República- serían dos: el patrocinio por parte del legislador Ortiz Pellegrini de causas promovidas en defensa de los derechos como trabajadores de los empleados de TAMSE en contra de la empresa, y una denuncia penal realizada por un concejal del Concejo Deliberante de la ciudad de Córdoba por considerar que hay abuso de autoridad. Cualquier ciudadano desprevenido que viniera hoy a presenciar este trámite legislativo, ante tamaña severidad expresada en el texto de la ley, diría: “o bien esta gente tiene una montaña de expedientes que llevan, después del 10 de diciembre de 2007, la firma del legislador patrocinando causas en contra de esta empresa, o bien se trata de un proceso penal donde el legislador está por lo menos procesado o imputado”. Sin embargo, señor presidente, no hay nada, nada de eso existe, no están los expedientes, y en la denuncia penal ni siquiera se avocó algún fiscal; quizás podrá -si uno imagina fantasmas- haber algún reclamo administrativo, pero acá hay muchos legisladores que tienen formación jurídica y saben que en absoluto resulta incompatible patrocinar o presentar un reclamo administrativo y que en modo alguno eso se puede confundir con patrocinar causas con contenido patrimonial en contra del Estado. La otra reflexión que nos merece, señor presidente, es que si los señores legisladores devenidos hoy en acusadores, tuvieran alguna prueba concreta, lo que correspondería es que cumplan con su obligación ciudadana de presentarla en la fiscalía que corresponda para que se avoque a una investigación o presentarla ante este Plenario. Pero, en verdad, no creo que esto ocurra. Entonces, la reflexión es: ¿cuál es el sentido de montar este verdadero show, cuál es el propósito que anima para montar este escenario? Creemos, señor presidente, que lo único que hay es una campaña electoral de por medio, donde al partido del Gobierno le está yendo muy mal, donde todas las encuestas le dan 30 puntos debajo de quien encabeza las encuestas y cuando se viene la noche –en términos electorales- algunos apelan al golpe bajo, a la zancadilla y al vale todo, porque, en definitiva, el verdadero motivo de esto es afectar indirectamente la honorabilidad del candidato que encabeza todas las encuestas de opinión. Es tan burda la maniobra, señor presidente, que ayer el mismo concejal que promoviera la denuncia contra el legislador Ortiz Pellegrini presentó otra denuncia en contra del doctor Luis Juez, adjudicándole que tomó acciones de gobierno intencionadas para favorecer la industria del juicio que iba a explotar el legislador Ortiz Pellegrini; le faltó decir que después de eso se iban a repartir la plata de la cobranza. Me pregunto si es posible subestimar de tal manera la inteligencia y la capacidad de reflexión de los cordobeses, como para tomarlos de estúpidos. Al mismo desprevenido –y con esto ingreso al segundo plano de la cuestión– le diría: “cuánto celo que tienen estos legisladores de la Provincia de Córdoba, que a la primera crónica policial o ante una sola denuncia ponen en marcha los mecanismos de la investigación parlamentaria; cuánta autoridad moral, cuánto contenido ético”. En verdad, uno tendría que decirle a ese ciudadano desprevenido que es un espejismo; que ésta no es la casa de Teresa de Calcuta ni la de monjas de clausura; es, en definitiva, una Casa de la Democracia que tiene las mismas flaquezas y debilidades que la sociedad argentina, y que, por lo tanto, es casi lógico que este no sea el primer caso, ni probablemente el último, en que un legislador pueda llegar a tener, incluso como consecuencia de una denuncia oportunista, algún conflicto con la ley penal o con el texto de la Constitución. Diría –y este no es un hecho nuevo del cual nadie se alegra- que no solamente existe esa posibilidad sino que hubo hechos sumamente graves que han involucrado a legisladores de este Pleno, que actualmente hay causas o denuncias que vinculan a legisladores de esta Casa de la Democracia con investigaciones de hechos sumamente graves: por enriquecimiento ilícito, por defraudación calificada en contra de la administración pública, o por vender cupos de viviendas vinculados a Hogar Clase Media. Fíjese, señor presidente, ¡qué casualidad! que ante hechos –de los cuales no nos alegramos en absoluto, porque objetivamente quisiéramos que ningún legislador de este recinto tuviera un solo conflicto con la ley penal- que ocurrieron hace algún tiempo, pero durante el mandato que tiene este Cuerpo, ese bloque del oficialismo que hoy levanta el dedo acusador por una supuesta incompatibilidad en el ejercicio de la actividad privada con la de legislador, no movió un solo dedo para iniciar trámite alguno que supusiera una investigación de esos hechos que son, al menos a priori, mil veces más graves. (…) Quiero concluir manifestando nuestra convicción de que se está utilizando una herramienta legítima que posee esta Legislatura, como la que se trae a cuestión, como cobertura y fundamento del hostigamiento personal y político a un legislador. Por eso, una vez más, vamos a sostener -como en otros proyectos donde se trataron cuestiones institucionales-, que este bloque va a aceptar dentro de la Constitución todo, pero fuera de la Constitución nada. Este es un hecho de arbitrariedad manifiesta, con fines sólo políticos y electorales, ya que justo hoy el oficialismo advierte alguna irregularidad por supuesta incompatibilidad en un legislador que es precisamente el presidente del bloque de la oposición política al gobierno. No tengo dudas, ni la tiene ninguno de los legisladores de este bloque, que se intenta lograr el desprestigio no sólo de un legislador sino de todo el espacio político al cual pertenece el frente político con mayores chances electorales el 28 de junio. En definitiva, se ha tratado de montar un show, un circo romano para mostrar el hostigamiento político de un legislador opositor. Como dice Bertrand Russell, la búsqueda de la verdad puede ser relativa, aún más en los cuerpos políticos porque, en definitiva, la verdad no es nada más que una correspondencia entre los hechos y las creencias.”. A su vez el Legislador Passerini retomando la palabra expresó que “…de las aseveraciones expresadas por el legislador Birri queda claro que el Frente Cívico no quiere interpretar lo que hemos planteado, porque sabe de la situación comprometida de su presidente de bloque. En primer lugar, no vamos a permitir que se confundan los argumentos que hemos sustentado en esta situación. Existen muchas actuaciones judiciales, no solamente dos, en las cuales queda claramente demostrado que el doctor Ortiz Pellegrini no ha cejado en su intento de litigar contra el Estado. En segundo lugar, no vamos a dejar que quede flotando la sensación que el doctor Birri, consciente o inconscientemente, recién expresó acerca de que acá hay una actitud corporativa, porque si hay que castigar a un legislador porque incumplió la Constitución esta Legislatura tiene la obligación de hacerlo. De ninguna manera vamos a dejar que quede flotando la sensación de que hay alguna injerencia de este Poder en otro. No se ha probado ninguna actuación donde le pidamos al Poder Judicial que intervenga en una cuestión que es atinente a los legisladores. Hemos sido claros en la fundamentación de esta situación; planteamos que la Constitución y el Reglamento de esta Legislatura claramente establecen los mecanismos para resolver estas situaciones. Lo hemos dicho en Labor Parlamentaria y lo sustentamos aquí. Argumentos muy pocos sustentables como los que esgrimió recién el legislador preopinante no van a modificar el destino de esta situación. Queremos que en la comisión se estudien todas y cada una de las pruebas que nosotros vamos a presentar y como corresponde, porque así lo establecen la Constitución y el Reglamento, para que el legislador Ortiz Pellegrini tenga derecho a ejercer su legítima defensa; acá no hay ninguna otra cosa. De ninguna manera vamos a dejar que aquí se instale la idea de que existe una actitud corporativa o de códigos porque nunca la hubo. Si un legislador incumple con la Constitución, como nosotros entendemos y lo presumimos con muchos fundamentos que el doctor Ortiz Pellegrini lo ha hecho, le corresponde lo que indica la Constitución y el Reglamento de esta Legislatura. De ninguna manera vamos a permitir que se tienda un manto de sospecha sobre que exista alguna actitud corporativa para defender a alguien. Tal como lo dije en el discurso, nosotros no tenemos fueros ni ningún tipo de beneficio con respecto al resto de los ciudadanos, estamos haciendo lo que marca el Reglamento y lo que dice la Constitución. Ante una prueba fundada contra un legislador, como en este caso el doctor Ortiz Pellegrini –que, reitero, no debe defenderse hablando de las elecciones, ni de cuestiones que no tienen nada que ver con esto- éste tiene que probar que revocó sus poderes el 10 de diciembre de 2007, cuando juró por la Constitución -y nosotros entendemos con las pruebas que tenemos que él ha incumplido con eso. Que no vengan a hablar de otras cuestiones, nosotros damos el debate para que a la gente le quede claro que en esta Legislatura, si alguien incumple con lo que juró, debe ser sancionado.”. Seguidamente tomó la palabra el legislador Miguel Ángel Ortiz Pellegrini quien replicó: “….. como comparezco a esta sesión en carácter de imputado voy a responder sobre los cargos que se me han hecho, dejando en claro que todo proceso penal empieza por la indagatoria al imputado, que vendría a ser yo. Luego, el imputado tiene derecho a ofrecer prueba –como todo proceso penal- y seguramente el juez, que es un juez natural, dictará la sentencia. Entonces, habiendo producido los cargos, procederé ahora a hacer mi defensa en la llamada indagatoria, entre comillas, legislativa. He escuchado mucho a la prensa en estos días, plantear –el colega Passerini también- que, si represento al pueblo de la Capital ¿cómo puede ser que tenga juicio, etcétera, contra el municipio? Primera cuestión para dejar en claro -y agradezco que esta sesión, motivada con mucha expectativa, me brinde esta oportunidad- es que, efectivamente, soy legislador por la Capital -el único electo por más de 300.000 votos de la ciudad-, pero en el artículo 78, inciso primero, la Constitución dice que represento al pueblo de la Capital; no represento al gobierno municipal sino al pueblo de la Capital. Como representante de este último, desde el mes de diciembre del año 2007 ejerzo el mandato. Antes de ese entonces –como ustedes conocen- en los años 2003 y 2004 comencé la defensa de numerosos trabajadores. Debo decir que no sólo defendí a los trabajadores de la TAMSE; es público y notorio que me opuse jurídicamente a la privatización de la EPEC defendiendo a los trabajadores de esa empresa en la Justicia y llegando hasta la Corte Suprema; es público y notorio que represento no a cientos sino a miles de empleados bancarios que fueron ofendidos en sus derechos; es público y notorio que defiendo a agentes de la Policía, cadetes, empleados públicos, empleados del Poder Judicial. En definitiva, en ejercicio de mi profesión he desempeñado preferentemente la defensa de los trabajadores cuando en algunas circunstancias se han desconocido sus derechos -con suerte distinta, diría, porque algunas causas se ganaron y otras se perdieron-, actividad que desempeñé delante de los Tribunales de Justicia. Es decir, no tuve una actitud escondida, encubierta o de alguna manera clandestina, sino que ejercí mi profesión con mi firma ante los Tribunales de la Provincia. Pues bien, con esta introducción paso los cargos que conozco. Ellos son: el juicio TAMSE y el tema del jefe de policía; los otros, cargos que genéricamente se han hecho -acá hay muchos abogados que los conocen- como no se trata de acusaciones puntuales es difícil que yo me pueda defender sobre esos casos. A medida que me vayan diciendo, con todo gusto me iré defendiendo. Vamos con el tema TAMSE. En el tema TAMSE no hay discusión que empezó exactamente en el 2003. Acá tengo un certificado del Poder Judicial, del Tribunal Superior de Justicia, donde consta que la demanda se inició el 16 de octubre del año 2003. También en el certificado que acá exhibo dice que mi última actuación firmada es del día 26 de junio de 2006. ¿Saben por qué fue así? Porque ese juicio se ganó y luego pasó a una casación, a estudio del Tribunal Superior. Desde el año 2006 no hubo actividad de ningún tipo hasta que el Tribunal Superior dictara la sentencia. De tal manera que acá están todas las fechas y escritos que he presentado, el último de los cuales en ese juicio es del 29 de junio de 2006. ¿Qué pasó que ha alarmado tanto a mis colegas, mientras yo era, luego de diciembre del año 2007, legislador de la Capital? Pasó esto: el Tribunal Superior fijó audiencia para dictar sentencia; entonces, la señora secretaria hizo una cédula de notificación dirigida a Santucho Carlos -los trabajadores-, Maltauro Daniel, Torres Raúl, Salguero Aldo y está mi nombre también incluido. Por supuesto, ¿cómo no va a estar si soy el abogado que intervino en la demanda hasta el escrito del 29 de junio de 2006? La cédula por la cual el colega presidente de bloque me incrimina, porque he litigado contra la Provincia, dice: “23 de diciembre de 2008. A los fines de la lectura de sentencia, desígnase el día 17 de febrero de 2009 a las 11.30 horas.” ¿Cuál es la actividad litigante que hice? Recibí la cédula. Acá está mi firma y la de la secretaria que dice: “entrega la cédula que dejé en su poder”. Esto es todo. Señores legisladores, señores que representan al pueblo, autoridades: esta es toda mi actividad judicial en la causa que ha llevado a proponer un juicio como el que aquí se propicia. Conclusión: no hay nadie –no voy a hablar como abogado aunque es mi profesión y acá hay muchos- que no sepa que a una cédula de notificación la puede recibir cualquiera. Pero si alguno dudara de eso, y por estar mi firma, debo aclarar que como abogado de la causa que fui tengo derecho a conocer la sentencia; es un derecho absolutamente inobjetable. También he presentado un escrito, en ese mismo expediente, en el que dejé constancia de que no ejerzo el mandato desde mi última presentación, es decir, desde 2006. Y para que no queden dudas, también planteé el problema ante el Tribunal de Disciplina, el Colegio de Abogados y, eventualmente, así como un concejal ha ido a la Justicia Penal, iré a esa Justicia para acreditarlo. Es difícil, estimados señores legisladores, que, usando el idioma español, alguien diga –y mucho menos un juez- que recibir una cédula de notificación con la fecha de sentencia constituye un acto de litigio contra el Estado. En segundo lugar, me entero ahora de que el señor legislador Passerini dice que tengo una causa de Ortega contra el Jefe de Policía. Esto es así, efectivamente. Patrocino una causa del Comisario Mayor José Luis Ortega contra el Jefe de Policía; se trata de una acción por injurias y calumnias que se tramita en un juzgado correccional. Pero el Jefe de Policía no es la Provincia de Córdoba, tampoco es el Estado municipal ni es la Nación; la prohibición que tengo es con la Provincia, no con la persona del Jefe de Policía. Con esto dejo aclarado que tampoco he violado el artículo 88. Primera conclusión: no hay absolutamente ninguna irregularidad, salvo que se tenga mala fe, y en esta acusación que se me hace hay mucha mala fe, aunque excluyo de ella al bloque oficialista porque reconozco su buena predisposición para tratar de dilucidar si he violado la Constitución. Si yo estuviera en su lugar, probablemente haría lo mismo. Vamos a entrar en el análisis jurídico, moral y legislativo. Se me ha acusado de violar el artículo 148 del Código Penal por ser funcionario público, etcétera; esto me parece realmente una basura. Lo expresado en los artículos 148 y 149 del Código Penal –lo digo para el desesperado que hizo esto- implica simplemente una violación a los actos de administración del Estado, que son los que toma un funcionario en ejercicio de su función pública. Es muy difícil que algún juez crea que recibir una cédula de notificación es un acto administrativo; por demás difícil será considerar que un legislador –en este caso, el que habla- es funcionario público, en ejercicio de las competencias que la Constitución establece a los funcionarios públicos, por haber recibido una cédula, con lo cual no vale la pena que me explaye sobre el análisis jurídico-penal, porque es francamente “absurdo”. Por otra parte, vamos al análisis moral, ya que también se habló mucho de la ética. ¿Qué es la ética? Es la parte de la Filosofía que trata de la moral. Entonces, habrá que decir, en breves palabras, qué es la moral, ya que no todo el mundo lo tiene en claro; es la ciencia que trata del bien en general y de las acciones humanas en orden a su bondad o a su maldad. Es muy difícil, señor presidente, que recibir una cédula pueda ser considerado un acto de maldad. ¿Por qué eso sería inmoral? Lo inmoral sería un acto de maldad, que en este caso consiste en recibir la cédula de notificación, la cual me indica la fecha en que se va resolver el planteo de los trabajadores, y mi interés propio por conocer la sentencia. Para que esto quede claro, señor presidente, quiero decir algunas palabritas más –no quiero que nadie se canse- sobre la diferencia que hay entre “política” y “ética”. La ética se ocupa de lo que uno mismo hace con su libertad, es del fuero interno; por su parte, la política y el derecho se ocupan de coordinar lo que muchos hacen con su libertad. En la política lo que cuenta son los resultados; en la moral son las intenciones internas. Si a ambos casos hay que plantearlos desde el punto de vista de los actos exteriores, debo decir que es muy difícil predicar que recibir una cédula sea un acto inmoral, con lo cual también acabo de descartar que se trate de un acto inmoral. Me resta el análisis del artículo 88, que tanto ha preocupado a mi colega presidente del bloque. Empecemos a analizarlo como corresponde –trataré de ser lo menos abogado que pueda– y veamos qué dice: lo primero, que “no se puede patrocinar”. ¿Qué es patrocinar? Es defender, amparar, ayudar. Es un término que se aplica a los abogados que generalmente hacen esa tarea: la ayuda técnica o la asistencia técnica a una parte que no tiene carácter de letrado. En consecuencia, lo que yo tengo prohibido es ayudar, amparar y asistir técnicamente. ¿Qué tengo prohibido? Me quedo en el verbo “patrocinar”, que veo que está usado en presente. ¿Quien les habla ha patrocinado a alguien porque ha recibido la cédula que notifica el día de la sentencia? Es muy difícil que usando el idioma español pueda predicar que recibir la cédula de la sentencia implique asistencia técnica en una causa judicial. Luego dice: “en contra del Estado nacional, provincial o de los municipios”, ya he dicho que en el caso del Jefe de Policía no es la Provincia; pero, continúa: “salvo en actuar por derecho propio”. Quién en el foro de abogados -y acá hay muchos- puede sostener que no tengo derecho a conocer la sentencia del juicio que iniciara hace seis años; o acaso por el solo hecho de ser legislador no puedo enterarme lo que dice la sentencia, la cual afecta el derecho que tengo por el trabajo realizado, ya sea porque eventualmente pierda, o exista mala praxis, o por innumerables situaciones que se dan en un proceso. Entonces, no cabe duda, estimados colegas, que recibir una cédula no es patrocinar y, en último caso, si alguno ajustadamente así lo considerara habrá que pensar que tengo derecho, por más que sea legislador, a conocer el resultado de un trabajo realizado. Un médico que viene tratando a un paciente durante largo tiempo, ¿no puede saber cómo salió la operación final?, ¿no puede conocer si recuperó su salud o eventualmente empeoró? Éste es un caso similar. De tal manera que desde el punto de vista jurídico, moral y legislativo no hay ningún reproche. Respecto a lo de “contexto político”, como Passerini dijo que no hay que escudarse en los contextos políticos me voy a abstener de decir algo, porque creo que el pueblo de Córdoba se va a dar cuenta de que si esto hubiese ocurrido, por ejemplo, en el año 2008 -año en que también fui legislador y que un diario, que se ocupa de decir falsedades, a quien ya le inicié juicio, publicó reiteradamente este caso- nadie hubiera dicho nada. ¿Por qué adquirió virulencia? Porque estamos ante un proceso electoral que se define y lícitamente algunos pueden pensar que este hecho puede generarle alguna simpatía, o traerle, si el jefe de la oposición legislativa de la Provincia de Córdoba aparece manchado, una especie de victoria que se traduce en votos. (….) La verdad es que no creo que hoy la bancada justicialista tenga la aptitud para ser un juez natural de la Constitución, pero yo que formo parte de este Cuerpo- me voy a someter, con todas las reservas que tengo -porque esas son las reglas de juego- y le voy a pedir que cuando juzgue este caso, lo haga con altura, sin revanchismo, sin planteamientos de tipo –llamémosle“ventajero”, y confío en la buena fe del señor presidente del bloque oficialista, que quiere defender lo que él entiende una violación constitucional, y si él sospecha, es su deber tratar de que esto se haga, y si yo le tomo la palabra voy a plantear que sean los jueces imparciales que se supone que la Constitución establece para esos casos. (…) Quiero concluir esta exposición diciendo que tengo la convicción absoluta de hacer honor a la Constitución de la Provincia y a la Constitución de la Nación, que no siento mácula alguna por mis acciones, que si tuviese que defender como abogado a los trabajadores que defendí, lo volvería a hacer, y que cualquier tipo de sanción que los señores del oficialismo quieran hacer sobre mi persona, la voy a lucir como una medalla de honor conseguida en la lucha por la civilidad. Nada más”. 2).- De esta manera quedaron transcriptas casi literalmente las partes esenciales de los discursos vertidos en la 17ª. Sesión ordinaria del año 2009 y que conformaron el núcleo de la cuestión planteada y debatida en el recinto; 3).- Otros legisladores también tomaron la palabra (Heredia, Rossi, Ruiz, Olivero) asentándose diversas posturas, todo lo cual, finalmente, se derivó la cuestión a esta Comisión por ser reglamentariamente competente; 4) a.- Es por ello que en la inmediata y siguiente sesión de tablas de la Comisión (Acta N*48), presidida por el Legislador Nelson José Ibérico, se decidió darle ingreso de rigor a la cuestión de privilegio repartiéndose copias de la versión taquigráfica. En el mismo acto el Leg. Daniel Passerini –Pte. Del Bloque de U.P.C.- hace entrega de documentación avalatoria de la cuestión y cuya reserva ya formulara en el plenario. Se instruye al relator al diligenciamiento de diferentes medios probatorios donde cobran especialmente relevancia los pedidos de informes a diferentes organismos administrativos y judiciales de n/ Provincia. El Bloque de Frente Cívico y Social (F.C. y S.) expresa razones por el cual el Presidente de la Comisión debía apartarse de seguir entendiendo. El bloque de la Unión Cívica Radical (U.C.R.) ratifica su postura abstencionista del plenario. El Dr. Roberto Birri solicita que quede constancia que hasta el presente existen sólo dos cargos en contra del Leg. Ortiz Pellegrini, lo que así se consiente por el Sr. Presidente advirtiendo que el Leg. Passerini hizo reserva de nuevos cargos. Se somete a votación la moción del Leg. BIRRI en sentido que se dé por precluída la oportunidad de agregar nuevas pruebas. La mayoría de 5 votos contra 3 y una abstención rechazan dicha moción. Se contó siempre con la presencia de taquígrafos a efectos de reflejar la más auténtica verdad de todo cuanto se manifiesta en las reuniones. b.- en orden cronológico, el acta N* 49 del 2 de junio de 2009 refleja que el Sr. Presidente manifiesta que –luego de consultar con el bloque de pertenencia- resuelve proseguir ejerciendo la Presidencia de la Comisión rechazando en lo individual el planteo inicial. Se agrega nueva documental con la expresa oposición de los legislador que representan al F.C. y S. (quienes en lo sucesivo se niegan a firman las actas). Luego de aclararse los alcances de la Comisión para entender en la cuestión de privilegio se pasa a votación sobre la permanencia –o no – del Leg. Ipérico en la Presidencia. La votación de 5 votos contra 3 y una abstención deciden por la continuidad del mismo al frente de la misma. El Legislador Passerini agrega notas con nuevas actuaciones para la causa. El Dr. Ortiz Pellegrini hace uso de la palabra ratificando su postura inicial en sentido de que el procedimiento adolece de vicios. Se pide la foliatura del expediente. c.Del acta N* 50 -9 de junio de 2009- surge que el Dr. Ortiz Pellegrini acompaña nota sentando postura jurídica y ofreciendo medios probatorios en su defensa, lo que es seguido por las expresiones del Leg. Birri. El Leg. Brügge refiere a la normalidad del trámite exento de vicios. d.- El Acta N* 51 del 16 de junio de 2009 no contiene datos relevantes para esta causa. e.El Acta N* 52 señala el ingreso de varias notas presentadas por el F.C. y S. sobre la cuestión de privilegio, las cuales son leídas y, ulteriormente, diligenciadas por el relator conforme las primeras directivas. f.- El Acta 53 refleja la presentación de oficios a diferentes organizaciones y entidades en el marco de la prueba diligenciada. g.- El Acta N* 54 donde se decide que se corra vista a los diferentes bloques del Expte. N* 2817 para verificar su estado. h.El Acta N* 55 (28/7/09) deja constancia de la entrega de las copias anteriormente referenciadas confiriéndose el plazo de 15 días hábiles para que el Leg. Ortiz Pellegrini efectúe su descargo por escrito, a contar desde el día siguiente. i.- El Acta N* 56 del (4/8/09) no contiene aspectos significativos sobre el tema elucidar, por cuanto continúa transcurriendo el plazo para el descargo del legislador Ortiz Pellegrini. j- El Acta 57 transcurre del mismo modo anterior. k.- En tanto que del Acta N* 58 surge el informe del relator que expresa la presentación del descargo efectuado por el Dr. Ortiz Pellegrini con fecha 13 de agosto a las 11,15 hs., o sea en tiempo y forma. De todos modos el mencionado legislador hace uso de la palabra resaltando algunos aspectos de su presentación escrita que se incorpora a autos. Asume la palabra el Sr. Presidente para sugerir acerca del trámite a seguirse, lo que se decidirá en la próxima reunión. l.- Del Acta 49 del 25 de agosto de 2009 aparece que el Sr. Presidente pide que en la pxma. sesión de tablas se fije un plazo perentorio para efectuar el dictamen en el Expte. N* 2817. 5) Transcurrido un prudencial y acordado plazo de producción de pruebas se recolectan las mismas con sus respuestas escritas, prefiriéndose esta modalidad por sobre otros medios atento la mayor credibilidad de este medio verificatorio y por constituir, las más de las veces, instrumentos públicos (art. 979 C. Civil). Asimismo el relator en las sucesivas reuniones fue detallando la incorporación de las pertinentes respuestas, extendiendo las copias arribadas; 6).- Precluido el anterior término, como quedó expresado, se corre traslado al Dr. Ortiz Pellegrini de toda la documentación de la causa a efectos que formalice por escrito su descargo sobre la base de la supuesta violación al art. 88* de la constitución de la Provincia. El descargo obra a fs. 650/671 de autos, junto a la documentación y anexo que forma parte del mismo. 7).- Con fecha 1 de septiembre de 2009 se reúne la Comisión (Acta N*60) y resuelve determinar la fecha límite para emitir el dictamen para el día 22 de septiembre del cte. año y sin perjuicio que se lo efectúe con anterioridad. Por expreso reconocimiento del legislador quedó allanada la problemática del cuestionamiento de falta de imparcialidad acerca del ejercicio de la Presidencia por parte del Leg. Nelson Ipérico. La causa queda, entonces, en estado de dictaminar. Y CONSIDERANDO: 1) Que determinada la competencia de la Comisión por el articulo 65º del Reglamento Interno de esta Cámara Legislativa, corresponde analizar si el legislador Miguel Angel Ortiz Pellegrini, ha incurrido en la prohibición prevista en el articulo 88º de la Constitución Provincial, cargo que le formulara el Legislador Daniel Passerini y –en su caso- que sanción que, eventualmente, correspondería aplicar; 2) Que la cuestión de privilegio se fundamenta en los siguientes hechos y constancias agregadas a la causa: Patrocinio letrado a favor del actor del Dr. Miguel Angel Ortiz Pellegrini en diferentes causas judiciales, en especial las siguientes: a) Autos “Santucho Juan C. y otros c/ TAMSE y otro- ordinario- haberes- recurso de casación (Expediente nº 6972/ 37) radicado actualmente en la Sala Laboral de Tribunal Superior de Justicia”; b) Autos “Avendaño Dídimo Oscar y otros c/ Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de la Provincia de Córdoba- Amparo- Recurso de Apelación- Recurso de CasaciónRecurso Directo- Expediente letra “A” Nº 08 del 25/09/2007. (Recurso Extraordinario federal interpuesto como apoderado en escrito de fs.94 de fecha 04 de febrero de 2009.)”; c) Autos “Sánchez Carlos Alberto y otros c/ Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba- amparo- Expediente 588822-36 – Recurso Directo-“; d) Autos “Zapata Stalin Darío y Otros c/ Sup. Gno. De la Pcia. Cba.- Amparo- Expte. 550919/36”; e) Autos “Solaliga Ines Evangelina c/ Provincia de Córdoba- AmparoExpte. Nº 1973103/36”; f) Autos “León Alejandra Edith c/ IPAM- ordinario – Expte. 854881/36-“; g) Autos ”Aguilar Nancy Patricia y Otros c/ Municipalidad de Còrdoba. Amparo- Expte. Nº 810742/36”; h) Autos “Antúnez c/ Cacace c/ Gomez y otros c/ Ludueña c/ Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba- Amparo” i) Autos “Suárez Gabriel Sergio y otros c/ Provincia de Córdoba- Ordinario. Daños y Perjuicios- Otras formas de Responsabilidad Extracontractual. (Expte. 18929/36)”, etc; j) Actuaciones administrativas por ante el Tribunal de Conducta Policial y por ante el Jefe de la Policía de la Provincia de Córdoba, que obran agregadas en el presente sumario de fs.52/69, de las cuales surge la participación del Dr. Miguel Angel Ortiz Pellegrini como patrocinante en reclamos administrativos. 3) Que diligenciada y producida la prueba ofrecida no sólo la ofrecida por la Comisión sino por la parte interesada, consistente en informes dirigidos al Tribunal Superior de Justicia y a diferentes Tribunales Ordinarios de nuestra provincia, se pudo verificar de sus contestaciones los siguientes extremos dirimentes para la elucidación de la cuestión: A).- Sobre la causa “Santucho Juan C. y otros c/ TAMSE y otros- Ordinario-“, se encuentra con decreto de autos -hoy firme- respecto del Recurso Extraordinario Federal, interpuesto por la TAMSE, y que hasta la fecha no se ha determinado el presunto capital ni intereses que los vencidos deberían abonar a los actores. Ni tampoco establecido el monto que corresponde a los letrados actuantes. Y que “en su oportunidad se adjuntaron fotocopias certificadas del Recurso de casación obrantes a fs. 427/430 vta., en el que se encuentran dos firmas ilegibles, una de ellas con sello aclaratorio que dice Miguel Angel Ortiz Pellegrini Dr. en Derecho y Ciencias Sociales, Matricula I-23905- Córdoba, Matricula Federal CSJ Tomo 61 Folio 857, - de lo que se desprende que tendría un derecho vinculado con los honorarios cuyo porcentaje cabria haber fijado en la Sentencia Nº 09 del 23 de febrero del corriente año, de conformidad a la respectiva normativa que se considerase aplicable a la causa. (en principio artículos 37, 38 y 104 ley 8226 o 40,41 y 109 ley nº 9459.” Del referido informe surge que el Dr. Ortiz Pellegrini, ejerció el patrocinio efectivo en esta causa con posterioridad a su asunción como legislador Provincial –en diciembre del año 2007-, y que la causa esta dirigida contra una empresa del ESTADO MUNICIPAL de la Ciudad de Córdoba, integrando el concepto de MUNICIPIO prescripto por el Articulo 88º de la Constitución Provincial, a más de ser codemandada la Municipalidad de Córdoba. La pretensión posee un claro contenido “patrimonial” pues, el objeto de la acción ordinaria entablada por los actores es justamente el reconocimiento de diferencias salariales, persiguiéndose, por ende, el “pago” de una suma de dinero, que tienen un claro y evidente contenido patrimonial al estar en juego, como objeto de protección principal en la causa, el “derecho de propiedad” de los actores. Con lo que, si bien como señala el informe remitido por el Tribunal interviniente aún no se ha determinado con precisión la cuantía de la demanda, de su lectura se desprende sin hesitación de que estamos en presencia de un reclamo de tipo patrimonial, y que la causa, de resolverse favorable a los actores, determinará el pago de una suma de dinero, en la etapa procesal pertinente. La actuación profesional del referido Legislador se ha podido constatar que se notificó personalmente por diligencia, de la fecha de lectura de la Sentencia en nombre propio y de sus representados (Santucho Juan Carlos, Maltauro Daniel Dante, Torres Raúl Orlando y Salguero Aldo Oscar), según diligencia manuscrita de fecha 23 de diciembre de 2008, que se encuentra agregada a fs.543 del presente sumario. Esta actuación procesal desde siempre fue reconocida por el Leg. Ortiz Pellegrini aunque otorgándole una escasa importancia y significación, tal y como trasunta de su libelo de defensa y descargo. Es decir, el hecho de darse notificado personalmente en el expediente (art. 143, inc. 2 cc. Art. 150 del Código de Procedimiento Civil y comercial de la Pcia. de Córdoba –C.P.C.C.). Sólo que el sentido y alcance dado en uno y otro caso difieren. De todos modos, efectivamente la conducta desplegada por el legislador encuadra en la norma del art. 88 constitucional. En efecto, el acto de notificarse en forma personal mediante diligencia puesta en el mismo expediente -que suple a cualquiera de las otras especies de notificación- importa un verdadero acto procesal, que evidencia una actuación profesional idónea en nombre y representación de los actores, dado que permite impulsar el proceso hacia la efectiva lectura de la Sentencia, lo que configura el ejercicio profesional como letrado patrocinante. No se trata, como pretende el legislador, de una actuación nimia e insignificante tomada en su faz aislada desprendida de las restantes constancias de la causa. Se trata de la consecuencia y resultancia del actuar anterior que en ningún momento se vio interrumpido a la luz de la condición de legislador provincial desde diciembre de 2007. Este acto, darse por notificado en nombre de sus patrocinados -y no sólo en interés propio como soslaya en su defensa- implica, de suyo, la intención y voluntad de proseguir con el litigio en el carácter designado. No puede, entonces, tomarse una simple firma (como alega en su defensa) como un acto aislado sino que debe considerarse dentro del plexo instrumental de la causa tramitada en el T.S.J. donde el letrado es absolutamente conocedor de la importancia que reviste en el proceso toda notificación y más aún la puesta volitivamente en el expediente a título de patrocinante de los trabajadores que representaba. Siendo el proceso -cualquiera sea su naturaleza- una secuencia concatenada de actos válidos tendientes a un fin (que es en este caso la sentencia como modo normal de finalización del pleito), todas y cada una de las actuaciones realizadas con ese horizonte reviste en el plexo una importancia capital a tenor, incluso, del mismo principio procesal de preclusión. Ello así porque con la notificación realizada en la diligencia suscripta por el letrado queda claro que ya no se puede volver atrás y –para él y sus representados, al menos- esa etapa precluyó para la eternidad con lo cual ninguna retroacción es posible, aún cuando pretendiera en acto posterior hacer insertar la afirmación de que dicho letrado sólo litigó hasta determinada fecha. Algunas breves consideraciones acerca de la importancia de las notificaciones puestas en el expediente servirán para esclarecer aún más la cuestión. No puede alegar que “por propio interés” estaba habilitado sin riesgo a insertar esta diligencia porque queda perfectamente claro que se (auto) notificó en nombre de sus representados, tal y como reza la notificación correspondiente refrendada, además, por la actuaria. El interés propio -sobre honorarios, por cierto- siempre subyace en toda actividad profesional porque el trabajo no se presume gratuito y porque es de aplicación en todo momento la ley arancelaria para abogados y procuradores. Pero de allí a pretender una excusa absolutoria invocando un interés en sus honorarios para encubrir su inconducta como legislador litigante hay un abismo. Una cosa es el interés propio que todo profesional tiene en conocer el devenir del proceso donde actuó y otra cosa muy diferente es litigar en CAUSA PROPIA, única excepción contemplada en la norma constitucional del art. 88, in fine. Queda claro que no se notificó en una causa propia sino que lo hizo en nombre y representación de sus patrocinados. Además, si deseaba conocer las actuaciones –sabedor que no podía continuar litigando contra el E-tado desde diciembre de 2007- con un simple pedido de fotocopias simples hubiera bastado sin que quede constancia alguna en el expediente del T.S.J. o, simplemente, tomar nota o -mejor- convocar a cualquier de sus pares del estudio jurídico para que se notifique mediante diligencia puesta al pié de la notificación. Nadie pone en tela de juicio el derecho de seguir los trámites de donde surge un interés legítimo para el abogado, lo que no puede validarse a la luz del precepto constitucional es la expresa voluntad puesta de manifiesto de puño y letra al pie de la cédula y que conforma un verdadero acto de notificación fehaciente con todas las secuelas jurídicas del caso. Es diferente, v.gr: la notificación recibida de manos del notificador donde -es cierto- las formalidades de la recepción quedan diluidas siendo que cualquier persona que se encuentre en el domicilio puede efectivamente recibirla, o dejarla debajo de la puerta como normalmente sucede. No es nuestro caso. Aquí estamos en presencia de un acto volitivo, intencional y a conciencia plena de darse por notificado de una resolución que era, ni más ni menos, el anoticiamiento de la fecha de lectura de la sentencia laboral, acto trascendental por excelencia e impulsor del procedimiento hacia su fin natural que es la sentencia. Así el egregio procesalista ALSINA, Hugo tiene dicho que “ …. el principio general sentado en el art 142 de que las providencias y resoluciones judiciales no obligan si no son notificadas con arreglo a la ley. Principio que se viene manteniendo incólume a través de las sucesivas modificaciones. … Una providencia judicial es procesalmente inexistente mientras no se la ponga en conocimiento de los interesados y, en consecuencia, ni les beneficia ni les perjudica. Sólo desde el momento de la notificación que es donde comienzan a correr los términos para interponer contra esa providencia los recursos legales a fin de que se la modifique o se la deje sin efecto si se la estimase contraria a derecho. ….La notificación es, pues, el acto por el cual se pone en conocimiento de las partes o de los terceros una resolución judicial. … Como ocurre con la institución del traslado, la notificación tiene, en el procedimiento escrito, una importancia extraordinaria. En el proceso oral, fuera de la citación para la audiencia no puede hablarse propiamente de la notificación como institución autónoma porque así como las partes se comunican directamente, con lo cual se suprime el traslado, ellas toman conocimiento directo de las resoluciones del juez en la misma audiencia. ...En el sistema escrito, en cambio, toda providencia debe ser notificada y aún cuando el procedimiento para el efecto se halle, en la actualidad, considerablemente abreviado, constituye todavía un problema para la aceleración de los juicios. Como acto jurídico está revestido de formalidades legales y su documentación constituye un instrumento público, porque es ejecutado por un funcionario público en ejercicio de sus facultades (art. 979, inc. 2* C. Civil) y, por consiguiente, hace plena fe hasta la querella de falsedad…” (“NOTIFICACIONES. CONCEPTO Y FUNCIÓN DE LA NOTIFICACIÓN. TRATADO TEÓRICO PRÁCTICO...”. Tomo I, pág. 695; Edit. Ediar, 1960, con resaltados nuestros). De modo análogo al referirse al tema, EISNER, Isidoro en “Concepto e importancia de la notificación. Nos asevera que “…Efectivamente, la garantía del debido proceso que asegura el art. 18 de la Const. Nacional, está necesariamente reglamentada en las normas de los códigos procesales y, dentro de estos, en aquellas que ordenan los modos de hacer saber a los justiciables la existencia de la causa y las alternativas de su desarrollo, en resguardo de su derecho de ser oídos y hacer valer sus defensas. El principio de contradicción quiere y dispone que cada una de las partes pueda controlar y oponerse a los actos del adversario y también a los del juez, los cuales no adquieren eficacia antes de ser comunicados a aquellas y de que transcurran los plazos legales en que pueden ser consentidos o impugnados. La estructura bilateral del proceso se afirma sobre un mecanismo en virtud del cual ambos litigantes están en condiciones razonables de tomar intervención en cada episodio de la causa, capaz de influir en la suerte de su derecho. (.....) Lo que se hace saber no son los escritos sino las providencias, aunque estas tenga por único propósito correr una vista o traslado de aquellos. Así ocurre en nuestro derecho y en los códigos de raigambre hispánica…”. Por su lado VÉNICA, Oscar, con relación a este fundamental instituto de la notificación nos dice que “A pesar de su aparente humildad las notificaciones cumplen un papel importantísimo en el proceso, como que es a través de ellas que se posibilita el ejercicio del derecho constitucional de defensa en juicio, asegurando el contradictorio. De allí los recaudos que las leyes procesales disponen a su respecto. Por otro lado marcan el inicio del cómputo de los plazos procesales (art. 45), asimismo, en ciertos casos, el fin de ellos como la hipótesis del art. 218, pedir la absolución de posiciones en primera instancia- con referencia a abundante doctrina al pie-.CONCEPTO. Se suele decir que las notificaciones son actos de comunicación por los que se ponen en conocimiento de los interesados las resoluciones judiciales, pues en los códigos de raigambre hispánica lo que se hace saber son los pronunciamientos del tribunal y no los escritos de las partes. Como efectivamente resulta de los arts. 146 y 152 del C.P.C. con relación al contenido de las cédulas y de los edictos. (.....) - (“Código Procesal Civil y Comercial. Ley 8465”. Tomo II , pág. 124/126; Edit. Lerner, 1997). Queda claro, entonces, que la denominada notificación en la oficina, mediante diligencia suscripta personalmente en el expediente por el interesado, su apoderado o patrocinante –como sucedió con lo realizado por el Dr. Ortiz Pellegrini, especie que, reitero, nunca negó- posee especial relevancia y no puede ser minimizado sin más. Es la más segura de todas las formas de notificar (se) y suple a cualquiera de las demás especies. Bien entendido como que la OFICINA es la sede del tribunal, debiendo el notificado dejar constancias escrita (“...diligencias ...”) en el mismo expediente, firmando el interesado (parte, testigo, perito, martilleros, etc.), su apoderado -mandatario del sujeto procesal con las facultades propias del art. 94-, o el patrocinante/letrado que firmó la primera actuación o aquel que lo haya sucedido, art. 80. Este medio se conoce como notificación personal y es el más seguro de los enumerados en la norma. Todos los autores coinciden que se trata de una manifestación puesta personalmente por el interesado en el expediente; es un modo de notificación expresa y la más segura de todas porque importa un acto real de transmisión a quien se notifica. Ergo, su importancia esencial tampoco puede ponerse en tela de juicio minimizarse como lo hace el legislador. Para finalizar este abono doctrinario me permito citar a FERRER MARTÍNEZ, Rogelio y ots. “El conocimiento directo, sea de la parte, de su apoderado o de su patrocinante, es el más eficaz, ya que no cuenta con intermediación alguna respecto al acto de que se trata. Las formas de expresar su voluntad el sujeto proceso, tomando conocimiento de uno o varios actos en un expediente, son variadas y en la norma se refiere a una de ellas: LA DILIGENCIA, entendemos por tal “...la nota, constancia escrita extendida en un expediente, consignando la forma de realizarse un acto procesal..”- cita de Eduardo COUTURE-. Esta constancia escrita con la que el sujeto toma conocimiento de una actuación del proceso, deberá reunir ciertas condiciones: a) la fecha, ya que desde esta se contarán los plazos procesales correspondientes; b) autorización del secretario o funcionario judicial quien dará fe del acto, conforme lo dispone el art. 35. En caso de faltar alguno de esos requisitos entendemos que la diligencia es inválida, si es la primera condición porque no tendrá límite temporal y en la segunda porque no será auténtica. (Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba “; Tomo I, pág. 304/ 305.- Editorial Advocatus, año 2000). Es abundante la jurisprudencia en este sentido: “La notificación personal efectuada por el profesional importa la de su patrocinado, puesto que si ésta es la consecuencia que la ley imputa al retiro de copias o suscripción de cédulas por parte del letrado patrocinante, con mayor razón aún deben hacerse extensiva a los supuestos en que aquel toma conocimiento personal de la resolución a notificar”. (E.D., 115 – 489; N* 246). Esto con relación a las actuaciones realizadas por el Dr. Ortiz Pellegrini y que motivara la presentación de la cuestión de privilegio con asiento en el art. 88 de la constitución provincial para la causa “Santucho…”. Razón por la cual hay, entonces, mérito para concluir en que -efectivamente- el mencionado legislador ha incurrido en esta inconducta vedada por el plexo constitucional. B) La otra causa bajo análisis de la cual se derivaría la inconducta del legislador aparece en los autos “Avendaño Didimo Oscar y otros c/ Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de la Provincia de CórdobaAmparo- Recurso de Apelación- Recurso de Casación- Recurso DirectoExpediente letra “A” nº 08 del 25/09/2007. (Recurso Extraordinario federal interpuesto como apoderado en escrito de fs.94 de fecha 04 de febrero de 2009). En este pleito, si bien estamos en presencia de una ACCIÓN DE AMPARO en contra de la Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de la Provincia de Córdoba (en adelante LA CAJA), se puede verificar que la misma esta encaminada a lograr la revocación de una resolución que redujo el haber jubilatorio de ex concejales jubilados, solicitando la restitución de los fondos correspondiente a la reducción efectuada de los referidos haberes jubilatorios, lo que revela, un claro contenido patrimonial en el requerimiento formulado por los actores, verificándose una activa participación como abogado y apoderado del legislador Miguel Angel Ortiz Pellegrini, al punto tal, que su ultima actuación se verifica con la interposición de un Recurso Extraordinario Federal con fecha 4 de febrero de 2009. Que sin lugar a dudas, la Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de la Provincia de Córdoba, integra el esquema descentralizado del Estado Provincial, al punto tal, que su dirección esta a cargo, hoy en día, de un funcionario publico, lo cual, es integrativo del concepto “Provincia” prescripto en el articulo 88º de la Constitución Provincial. Ello surge inequívoco de la ley de su creación nº 5317 al establecer en el articulo 2º que: “La Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de Córdoba es una entidad descentralizada y autárquica, con personalidad jurídica e individualización financiera”. No caben dudas, entonces, que la CAJA es una entidad descentralizada y autárquica, de allí que no puede entenderse livianamente que se trate de una persona jurídica distinta de la PROVINCIA como asevera en su defensa el legislador Ortiz Pellegrini. Me explico acordando con AGUSTÍN GORDILLO en “Tratado de Derecho Administrativo”, Tomo I, Parte General, 5ta. Edición –CAP. XIV- ha expresado con autoridad al referirse al CONCEPTO DE CENTRALIZACIÓN, DESCONCENTRACIÓN Y DESCENTRALIZACIÓN y al enumerar los caracteres de los entes descentralizados señala que: “….Su patrimonio es estatal o dicho de otra manera, estas entidades son de “propiedad” del Estado en el sentido de que el Estado central puede eventualmente suprimir el ente y establecer el destino de sus fondos como desee, disponiendo de ellos como si fueran propios. Si bien, pues, el ente aparece formalmente como el propietario de sus propios bienes, en rigor de verdad, por la razón preindicada, resulta serlo el ESTADO GENERAL. Esta es, al mismo tiempo, la nota distintiva entre las entidades estatales y no estatales; en las últimas, como es obvio, el Estado no puede disponer de los fondos como le plazca en caso de disolución, sino que ellos deben reintegrarse a sus respectivos propietarios…”. Continúa el destacado administrativista “TIENEN CAPACIDAD PARA ADMINISTRARSE A SÍ MISMOS: es una consecuencia lógica de las características anteriores y constituye uno de los datos administrativos típicos de la descentralización; es la asignación de competencia específica para resolver los problemas que plantee la actuación del ente, sin tener que recurrir a la administración central más que en los casos expresamente previstos en sus estatutos….”. Es la autarquía, aludida en la norma de creación de la Caja de Jubilaciones y que, por lo demás, implica la posibilidad de dictarse sus propias normas de funcionamiento, bajo un orden jerárquico superior. Dentro de las otras notas distintivas también -siguiendo al autor- hallamos que estos entes descentralizados son creados por el Estado, están sometidos al control estatal y persiguen un fin público que en este caso es garantizar los beneficios provisionales. Y si su patrimonio es estatal, tal y como señala el autor, su agresión implica -de suyo- una agresión al patrimonio del estado, razón por la cual la conducta atribuida al legislador Ortiz Pellegrini cuadra en el art. 88 constitucional: patrocinio en causa de contenido patrimonial contra el Estado en cualquiera de sus niveles. Abundo diciendo que los empleados y funcionarios de todas estas entidades perciben sus remuneraciones de las Rentas provinciales y del Presupuesto general, no manejan autonomía financiera de ninguna naturaleza al punto tal que todos caen bajo la caracterización de EMPLEADOS PÚBLICOS PROVINCIALES. Más aún, sólo pueden ser despedidos o cesanteados previo sumario administrativo -seguido de todas las garantías constitucionales-, con lo cual entran dentro de la normativa que protege la estabilidad del empleado público (de raigambre constitucional, art. 14 bis CN). Siguiendo al reconocido autor, páginas más adelante, GORDILLO alude a las ENTIDADES PÚBLICAS ESTATALES, dentro de las cuales al punto 2*) refiere a las ENTIDADES ESTATALES ADMINISTRATIVAS CON COMPETENCIA ESPECIAL –tal como lo es la Caja de Jubilaciones provincial-: “Son los llamados entes autárquicos institucionales, que prestan un servicio o un conjunto de servicios determinados careciendo de la competencia genérica que caracteriza a las Municipalidades. Ejemplos: Universidades, INTA, INTI, etc. Constituyen entes autárquicos que realizan una actividad de tipo administrativo clásico; además de tener personalidad jurídica propia, pues persiguen un fin público y se rigen íntegramente por el derecho público, todos sus agentes son públicos, etc….”. Resumiendo el punto en análisis, a partir de la naturaleza jurídica de la Caja de Jubilaciones de nuestra provincial resulta concluir que caen bajo la esfera del estado provincial porque su patrimonio es estatal aún cuando cuenten con capacidad para administrarse a sí mismos y tengan asignada competencia específica para resolver los problemas especiales (autarquía), son creadas por el Estado, están sometidos al control estatal y persiguen un fin público que en este caso es garantizar los beneficios provisionales. Sus empleados y funcionarios perciben sus remuneraciones de las Rentas provinciales y son, en definitiva, empleados públicos provinciales. Tampoco advertimos la razón por la cual el legislador considera en el punto 2.3.aa como una persona jurídica diferente a la provincia a Lotería de Córdoba S.E. (sociedad del estado) y no hace lo propio con T.A.M.S.E. que es también sociedad del estado. La confusión conceptual de la defensa es patente con el ejemplo que menciona. C) Autos “Sanchez Carlos Alberto y otros c/ Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba- amparo- Expediente 588822-36 – Recurso Directo- No se verifica contenido patrimonial. d) Autos “Zapata Stalin Darío y Otros c/ Sup. Gno. De la Pcia. Cba.- Amparo- Expte. 550919/36, NO se verifica contenido patrimonial, debido que se trata de una acción de amparo cuyo objeto es la declaración de inconstitucionalidad de una acordada del TSJ. e) Autos “ Solaliga Ines Evangelina c/ Provincia de Córdoba- Amparo- Expte. Nº 1973103/36.- NO se verifica contenido patrimonial, debido que se trata de una acción de amparo cuyo objeto de la pretensión deducida es mantener en el cargo de docente primaria a su cliente. f) Autos “León Alejandra Edith c/ IPAM- ordinario – Expte. 854881/36- Se acredita mediante informe del tribunal actuante que la última actuación del Dr. Ortiz Pellegrini es de fecha 07/04/06. g) Autos “Aguilar Nancy Patricia y Otros c/ Municipalidad de Còrdoba. Amparo- Expte. Nº 810742/36. No se verifica contenido patrimonial. h) Autos “Antunez c/ Cacace c/ Gomez y otros c/ Ludueña c/ Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba- Amparo. En la misma NO se verifica contenido patrimonial, debido que se trata de una acción de amparo cuyo objeto es la reincorporación como cadete de la escuela de policía Libertador General don José de San Martín. i) Autos: Suárez Gabriel Sergio y otros c/ Provincia de Córdoba - Ordinario. Daños y Perjuicios- Otras formas de resp. Extracontractual. (expte. 18929/36). Del informe remitido por el Tribunal actuante, surge que: la ultima actuación del Dr. Miguel Angel Ortiz Pellegrini data de fecha 20/02/2008, y presenta su renuncia al poder el día 18/07/08. Siendo el objeto la reparación de daños y perjuicios de carácter moral con más intereses y costas, lo cual importa una pretensión de contenido patrimonial. (Según informe del Juzgado de Primera Instancia y 30 Nominación Civil y Comercial de la Ciudad de Córdoba.). Aquí si bien, el legislador cuestionado ha procedido a renunciar al poder que tenía en la referida causa judicial, la misma se materializa con fecha posterior a formularse el cargo en su contra, lo que sucedió en sesión de fecha 20 de mayo de 2009. Por lo que, habiéndose verificado el ejercicio profesional, como apoderado, y en una causa de contenido patrimonial dado el tipo de acción, que es justamente la indemnización por daños y perjuicios sufridos por los actores, que se resuelve con el pago de una suma de dinero, el que lo fue, posterior al haber asumido el cargo de legislador, se configura la hipótesis prevista en el articulo 88º de la Constitución de la Provincia de Córdoba, al comprobarse el ejercicio efectivo de la profesión de abogado a favor de los actores y en una causa cuyo demandado es la Provincia de Córdoba. D) Con relación a las Actuaciones administrativas por ante el Tribunal de Conducta Policial y por ante el Jefe de la Policía de la Provincia de Córdoba, que obran agregadas en el presente sumario de fs.52/ 69, de las cuales surge la participación del Dr. Miguel Angel Ortiz Pellegrini como patrocinante en reclamos administrativos, podemos señalar , que en principio, la mayoría de dichas actuaciones no tendrían contenido patrimonial, requisito que exige la cláusula constitucional en cuestión, a excepción del reclamo formulado por el Sr. José Luis Ortega, escrito agregado a fs.61 del presente sumario que bajo el titulo “SOLICITA PAGO –SUBSIDIARIAMENTE SOLICITA SE FIJE UN PLAZO PERENTORIO PARA EL PAGO”, claramente se reclama del Jefe de Policía el pago de una suma de dinero determinada en Resolución de dicha autoridad policial. Que si bien, estamos en presencia de un tramite administrativo, no es menos cierto, el término causa prescripto en el articulo 88º de la Constitución Provincial, no se puede circunscribir solamente a actuaciones judiciales, dada la finalidad de la prohibición constitucional, como así también, que conforme lo prevé el articulo 178 de la Constitución de la Provincia del “agotamiento de la vía administrativa” para demandar el Estado. Es decir, que el reclamo administrativo patrocinando por el Dr. Miguel Angel Ortiz Pellegrini en el caso del Sr. Ortega, se constituye en un paso necesario para la acción judicial contra el Estado Provincial, lo que sin lugar a dudas configura, un actuar del Legislador mencionado, reñido con la letra, espíritu y finalidad de la prohibición estatuida en el articulo 88º de la Carta Magna Provincial. 4).- a) Ya aludimos al aspecto sustantivo de la cuestión pero no podemos soslayar las observaciones realizadas sobre el trámite seguido en esta cuestión de privilegio y más allá de las formulaciones del Dr. Ortiz Pellegrini esta comisión llega a la conclusión que de modo alguno contiene vicios insalvables que puedan derivar en su nulidad. En todo momento se garantizó el derecho constitucional del derecho proceso, defensa en juicio y juez natural (art. 18 C.N.). Más aún se le corrió vista al interesado de todo cuanto acaecía en el proceso, se le facilitó al Dr. Ortiz Pellegrini ofrecer la prueba que entendió pertinente a su derecho; se le corrió traslado del voluminoso cuerpo de las actuaciones a efectos de que –-i así lo entendiere- aportare nuevos elementos o insistiere sobre los que no se hubieren producido, etc. Debemos también decir que estamos en presencia de –tal vez- la primera cuestión de privilegio de esta naturaleza, razón por la cual se tornó “prima facie” dificultoso su ordenamiento lo que no obstó para que, lo recalcamos, el Dr. Ortiz Pellegrini ejerciera (en todo el tiempo suficiente y sin apremios) su derecho de defensa. Así, el derecho a “ser oído” como lo resalta el legislador en el punto 3.2 de su libelo fue ampliamente respetado tanto en su forma verbal como escrita, siendo que además pudo presentar cuanto escrito consideró menester sea para ofrecer nuevas pruebas sea para fijar su posición jurídica. El mismo legislador reconoce que no hay procedimiento reglado para la actuación, por lo que tratándose de facultades disciplinarias siempre y en todo momento se le reconoció al sujeto el derecho de defensa y el debido proceso. RICARDO NÚÑEZ en DERECHO PENAL, Tomo VII, pág. 972 y ss. nos aclara aún más los conceptos: “Las sanciones disciplinarias por la naturaleza de los intereses que afecta, no exigen los resguardos del art. 18 de la Constitución, sin perjuicio de que la legislación pueda establecerlos en mayor o menor medida como derecho sujetivo de los interesados (Nota 117)…” Esto sin dudas implica que en materia disciplinaria, aspecto del caso en que todos asentimos, no rige la suma estrictez requerida para el derecho penal y su proceso (art. 355 C.P.P. cc. 347 C.P.P.N. citado por el legislador) de la que se aferra el legislador para reprochar el trámite seguido no reparando en que nos encontramos ante una medida correctiva que emana de la propia Constitución Provincial, no ante una cuestión de neto corte criminal; b) De la presentación de la cuestión de privilegio efectuada con fecha 20 de mayo de 2009 en el seno del plenario de la legislatura surge claramente la relación clara y circunstanciada de los hechos y la conducta imputada -literalmente transcripta por el Dr. Ortiz Pellegrini en su libelo de defensa- donde se define claramente la conducta irregular del legislador con fecha (23/12/08), lugar (ante la Secretaría laboral del T.S.J.) y circunstancias (se notificó personalmente en representación de algunos actores). El propio legislador Passerini efectúa reserva de ampliar cargos y pruebas en contra del presidente del Frente Cívico y Social, con lo cual genéricamente se resguarda la posibilidad de nuevos hechos y documentos a aportarse, lo que efectivamente sucedió pero siempre dentro del encuadramiento en la norma del art. 88 constitucional. En el punto 4.1 in fine de su defensa en legislador acusado reconoce finalmente que la postulación del Dr. Passerini “… reúne mínimamente el contenido establecido en el art. 355 C.P.P….”. Con lo cual queda zanjada la discusión acerca de la denominada “acusación” que motivara esta cuestión de privilegio. El traslado corrido por quince (15) días hábiles es perfectamente claro al consignar “… se le corre vista o traslado del CARGO contra Ud. que dio inicio a esta cuestión de privilegio y que tiene su origen en la sesión legislativa del 20 de mayo de 2009 formalizado por…”. Mal puede decir el legislador acusado que se trata de una mera “calificación legal” siendo que la remisión a los dichos del legislador Passerini no dejan lugar a dudas y sobre lo que finalizó consintiendo (punto 4.1 in fine). Es de destacar que ante determinadas situaciones no específicamente regladas la Cámara y sus comisiones competentes tienen amplia discrecionalidad para concretar la conducta atribuida pero caer, claro está, en decisiones abusivas ni irrazonables; c) Además el norte y guía de todo procesal, sea de la entidad que fuere, es el establecimiento de la verdad jurídica objetiva tal y como lo tiene reiteradamente dicho la C.S.J.N. a partir del caso “COLALILLO…” (Fallos, 238:550). Es decir se desplaza el ritualismo excesivo o el injustificado rigor formal en pose de la verdad objetiva, máxime en casos como este que son, a todas luces, excepcionales en la vida de la Legislatura. Es cierto que la forma procesal es necesaria porque propende a la seguridad de los actos pero no puede aceptarse el formulismo por el formulismo. La nulidad por la nulidad misma carece de razonabilidad y conforma, de última, un verdadero abuso del derecho y del proceso (art. 1071 bis del C. Civil). Agregamos que si bien es cierto -como dice el legislador- que rigen en este caso los principios de la dogmática penal por tratarse de una cuestión sancionatoria (rectius: disciplinaria), no es menos cierto que en virtud de no estar ante un procedimiento penal propiamente dicho o ante una cuestión disciplinaria, ni menos aún ante un procedimiento debidamente reglamentado en su funcionamiento, aquellos principios que, en apariencia, son rígidos porque se aplican al derecho criminal (art. 18 C.N.) no son estrictamente ni a ultranza de aplicación en el caso que nos convoca. Una cosa es el proceso penal -o contravencional- y otra cosa diferente es el tema disciplinario que sigue de forma más laxa la dogmática penal en la cual insiste el legislador. Reiteramos, al decir del miembro informante de la Convención Constituyente mencionada, únicamente deben seguirse los principios de la dogmática penal y que se reducen al derecho de PRUEBAS Y ALEGATOS que -en este caso- están ampliamente cumplidos ya que en ningún momento se le cercenó al legislador la posibilidad de ejercer su defensa y ofrecer sus pruebas, controlando también las adjuntadas; d) Desde otro costado, el Dr. Ortiz Pellegrini alude, en un momento de su descargo, a la omisión de decepcionar los testimonios ofrecidos por su parte con lo cual, concluye, aparecería una nulidad insalvable. Aquí el legislador incurre en una verdadera exageración jurídica en una hipérbole difícil de explicar cuando medió el consentimiento al menos tácito de la no recepción de las mencionadas testimoniales desde el momento en que entendió que no había más probanzas que rendirse, como acto previo a su descargo. Cuando menciona en el escrito de descargo esta omisión ya había precluído la oportunidad para cualquier tipo de opugnación del trámite. Por lo demás, la Comisión entendió que en función del principio de PERTINENCIA de la prueba, los testimonios de las personas ofrecidas no eran conducentes a la investigación de la causa ni agregaba utilidad para esclarece la verdad que interesaba a las partes. Se trataba, entonces, de un prueba –la testimonial- impertinente por sobreabundante al punto tal que no demostró tampoco el impugnante la trascendencia de su omisión. Por aplicación de los principios sobre nulidades es menester en todos los casos determinar la “grief” o trascendencia de la nulidad planteada o -en otros términos- mencionar el resultado diversos al arribado de haberse realizado el acto en forma. Se trata de expresar el perjuicio sufrido y de mencionar las defensas de las que se vio privado de obtener. En consecuencia, el pretenso pedido de anulación de las actuaciones no puede ser de recibo porque –insistimos- no sólo fue convalidada dicha omisión atento no haberse planteado en tiempo propio sino porque tampoco se demostró el perjuicio ocasionado por la actuación atacada de nulidad. 5) Que de los hechos analizados, estudiados y verificados por esta Comisión; de la valoración de las probanzas pertinentes y adecuadas descartándose las inconducentes, y habiéndose garantizado en todo momento el debido proceso y el derecho de defensa, lleva a sus integrantes a formarse una clara convicción de que el Dr. Miguel Angel Ortiz Pellegirini, ha incurrido en una expresa, palmaria y grave violación de la prohibición constitucional dirigida a los legisladores provinciales y establecida en el articulo 88º de que “Ningún legislador puede patrocinar causas de contenido patrimonial en contra del Estado Nacional, de la Provincia, o de los Municipios, salvo en el caso de actuar por derecho propio”. 6) Que como una derivación razonada de las constancias de la causa en función del derecho aplica, se configura en la especie, un caso de INDIGNIDAD en que ha incurrido el Dr. Miguel Ortiz Pellegrini, al violar expresas prohibiciones constitucionales puesta en cabeza de los legisladores de la Provincia de Córdoba, que habilita al pleno de esta Legislatura aplicar el mecanismo sancionatorio prescripto en el articulo 99º de la Constitución Provincial. Sobre este particular, y en especial sobre la prohibición constitucional en análisis, es ilustrativo reproducir las expresiones de los convencionales constituyentes provinciales, que tuvieron participación en la Reforma de la Constitución Provincial del año 1987, al tratar sobre la incompatibilidades y prohibiciones de los legisladores, así, el Convencional Ricardo Muñoz señalaba que: “Se establecen rígidas prohibiciones moralizantes, tales como la de que ningún diputado puede defender o patrocinar intereses de terceros ante la Justicia.” Y agrega “Parece natural y obligado que la constitución como programa de acción fundamental de una Sociedad tome partido en el problema ético alentando la virtud cívica y repudiando la inmoralidad política. Resulta incongruente – dice Néstor Sagüés en su opúsculo El Presupuesto de la Ética de la Democracia- que las leyes fundamentales hayan normado puntillosamente infinitos aspectos de la mecánica constitucional y hayan omitido, al mismo tiempo, imponer sanciones severas a quienes hubieran incumplido sus deberes. Propugnando en consecuencia, reconocimiento a nivel constitucional del principio de la virtud republicana, exigible para gobernantes y sus consecuencias aplicables para la remoción o exclusión de legisladores.” (Diario de sesiones Convención Provincial Constituyente marzo 12 a 19 de 1987 pags. 413-414.). 7). Por lo expuesto, esta Comisión entiende que la indignidad en el actuar del legislador Miguel Angel Ortiz Pellegrini, esta dada por la clara violación a una prohibición constitucional como causal objetiva, concebida en protección del sistema Representativo y Republicano de Gobierno y que tiene como base la virtud republicana. En este sentido, Monstequieu, devoto de este sistema, resaltaba que “El principio fundamental de este gobierno, es la virtud. Y la virtud no la destruyen únicamente los crímenes, sino también los descuidos, las negligencias, las faltas, la tibieza en el amor a la patria, los malos ejemplos, simientes de corrupción...” (El Espíritu de las Leyes – Puerto Rico, Ed. Universitaria, 1964 libro IV cap.V pag.43). 8) Que, para finalizar, si bien, en algunas causas judiciales en las que ha intervenido el legislador Miguel Angel Ortiz Pellegrini, no se verifica contenido patrimonial, por ser acciones de amparo, no es menos reprochable éticamente su actuación, toda vez, que desde su condición de legislador–abogado, está solapadamente violando la prohibición constitucional prevista en el articulo 88º cuya finalidad, como bien lo han señalado los convencionales constituyentes provinciales, es la de resguardar las virtudes republicanas. La conducta desidiosa de no revocar expresamente los poderes o hacer insertar su expresa declinación de continuar interviniendo en el patrocinio de sus representados implica, de suyo, la falta de voluntad y de intencionalidad de desprenderse de las causas llevadas como tal. No es un dato menor que se suma a las razones precedentes que, si bien, no conforman conductas “típicas” -al decir del legislador penalista- conforman indicios graves y concordantes que coadyuvan a la conclusión arribada. 9) De esta manera, la Comisión entiende de que la actuación del Legislador Miguel Angel Ortiz Pellegrini, como abogado en las causas en contra de la Municipalidad de Córdoba, como de la Provincia de Córdoba, con posterioridad a su asunción, configuran hechos y faltas objetivas de gravedad institucional, que afectan las virtudes republicanas, y que menoscaban la función legislativa, todo en razón, del principio y finalidad de la previsión constitucional prescripta en el articulo 88º de la Constitución Provincial, que imponen de esta Legislatura, el resguardo de los intereses e investidura del Poder Legislativo, activando el mecanismo de responsabilidad política de los legisladores establecido en el articulo 99º de la Carta Magna Provincial. Por todo ello, LA COMISION DE ASUNTOS INSTITUCIONALES Y MUNICIPALES aconseja en este dictamen: Articulo 1º: DECLARAR al Legislador Miguel Ortiz Pellegrini, como responsable de violar la prohibición prescripta en el articulo 88º de la Constitución de la Provincia de Córdoba, al haber patrocinado en causas de contenido patrimonial a particulares en contra del Estado Municipal y Provincial. Articulo 2º: DECLARAR incurso en la causal de INDIGNIDAD al Legislador Miguel Ortiz Pellegrini, por los motivos expresados en el articulo 1º de esta resolución, en los términos del articulo 99º de la Constitución Provincial. Articulo 3º: Poder Legislativo de la Provincia de Córdoba Deán Funes 94, - Córdoba –