I. EL AMBIENTE GEOGRAFICO y PSICOSOCIAL La vida del ser humano se enmarca y forma parte de un contexto ambiental, que se define y construye en función de la interacción entre los elementos que lo constituyen. Ambiente al que se hace referencia, por lo general, con una connotación ecológica-espacial que lo segmenta y limita en su concepción como totalidad, pero que también incluye factores psicosociales que interactúan para definirlo (Jodelet, s/f). Si bien los aspectos biológicos y físicos constituyen la base o sustrato natural del ambiente humano, sus dimensiones sociales, culturales, económicas y políticas definen las orientaciones y recursos a través de los cuales los hombres socialmente organizados, aprenden y actúan sobre la naturaleza con el objeto de satisfacer sus necesidades. Por tanto la interacción social debe ser parte del estudio del ambiente, a riesgo de no incluir variables esenciales explicativas de los procesos (MARNR, 1982). En esta misma línea de pensamiento, Proshansky y O'Hanlon (1977) afirman que el uso del término ambiente para los psicólogos sociales y otros profesionales interesados en la conducta humana, es referido al sistema psicológico, social, organizacional y cultural que caracteríza el quehacer cotidiano de todo ser humano. La interacción de los elementos del ambiente tiene como soporte y lugar de expresión material el espacio geográfico, él cual se forma, construye y evoluciona a partir del sistema de relaciones entre los elementos del medio natural (geología, relieve, clima, hidrografía, suelos, vegetación y fauna) y las sociedades humanas que lo ordenan en función de la densidad del poblamiento, -de la organización social y económica, del nivel tecnologíco; en otras palabras, 13 de todo el tupido tejido histórico que constituye una civilización (Dollfus, 1976). Es en el espacio geográfico donde todo ser humano vive e interactúa, donde expresa la variedad e intensidad de sus relaciones ambientales. Es al espacio geográfico a quien modifica para satisfacer sus necesidades de vida y relación, y al cual debe conocer y comprender para lograr desempeñarse de manera apropiada. En este sentido el espacio se convierte en interés para los profesionales de la psicología, o sea en la medida que expresa y permite comprender el sistema de relaciones ambientales que en él se producen y que caracterizan la existencia cotidiana de las personas (proshansky y ü'Hanlon, 1977). Con base en lo hasta ahora expuesto se puede afirmar que el ambiente es producto de un proceso histórico que le imprime unas características determinadas, se rige por unas normas sociales establecidas que regulan la acción humana y se expresa en un espacio con características que condicionan el proceso interactivo. Toda persona como ente activo, vive y experimenta un proceso de interrelación donde es causa y consecuencia de la configuración ambiental: modifica y construye el ambiente a partír de sus necesidades y aspiraciones, y a la vez su conducta y ser son influenciados por las características de ese ambiente por el mismo modelado. Interacción que no ha de verse como algo aislado e independiente del ser humano, sino como constituyente y definitorio de su ser. Este proceso interactivo ambiental es abordado como objeto de estudio por diversas disciplinas científicas. En el caso de la psicología, una de sus ramas, la psicología ambiental, intenta comprender la vida y relaciones humanas en referencia al ambiente construido y ordenado por el mismo hombre, para de esta forma conocer y controlar las consecuencias que sobre las personas tienen las modificaciones ambientales realizadas tanto en tiempos pasados como en su realización actual y sus perspectivas futuras (Proshansky Yotros, 1976). Su objetivo es el estudio de las dimensiones del ambiente, como algo que condiciona y forma parte de la conducta, que actúa como incitación y límite de la misma y se modifica por su propia dinámica y por la acción humana que en él se realiza (Rodríguez, 1985). Sus líneas fundamentales de investigación pueden ser categorizadas a partir de tres tipos básicos de relaciones humanas con el ambiente: la orientación (procesos por los cuales las personas perciben donde están, predicen qué sucederá y deciden qué hacer), la operación (procesos mediante los cuales las personas afectan y son afectadas 14 por el ambiente) y la evaluación (examen de la efectividad del diseño de los ambientes para los usuarios humanos) (Stokols, 1977). 15