IIACIA EL CONCEPTO DE UNA GENERACION PERDIDA MEXICANA POR SERGE I. ZAITZEFF University of Calgary Durante los primencros alos del presente siglo se form6 en Ia ciudad de M6xico un grupo que cambiarfa profundamente la evoluci6n intelectual del pals, por su rechazo de la filosoffa imperante -cl positivismo- y por su apasionada ddicaci6n al estudio de las hunanidades. Este grupo ya so hace notar en 1906 en las piginas de Savia Moderna y lucgo en 1907, en la Socicdad de Conferencias, antes de fundar, en 1909, cl Atenco de la Juventud, culminaci6n de esa renovada vitalidad cultural. Segin la historia literaria, esos escritores constituyen la Gencraci6n de 1910 o la Generaci6n del Centenario o la Gencraci6n dcl Atenco. Lo cicrto cs que tal clasificaci6n presenta algunos problernas, ya que esta agrupaci6n do autores -con unas cuantas exccpcioncs- no exhibe la homogencidad que se espera de una generaci6n literaria. EQu6 tienen en comin, por ejemplo, Roberto Argiclles Bringas y Rafael L6pz -micmbros del Atencocon Jos6 Vasconcelos o Alfonso Reycs? Tanto por su edad como por su estetica; aqullos poetas pertenecen claramente a otra 6poca. De hecho, deberian considerarse mis bien corno epigonos del modernismo, igual quoe otros atencistas, corno Manul de la Parra o Rafael Cabrera. En realidad s6lo es licito hablar de una Generaci6n del Atenco, si s0 elimina buena parte de los nombres quo figuran en la larga lista oficial do dicha asociaci6n para reducirla esencialmente a unos cuantos: Antonio Caso, Jos6 Vasconcelos, Alfonso Rcycs, Jcsus T. Acovedo y cl dominicano Pedro Henriquez Urcia. Estos autores comparten innegables afinidades espirituales y conviven en ese periodo do transformacidn intelectual mediante su activa participaci6n en estimulantes conferencias, discusions y lecturas. Estos mismos ateneistas han reconocido la unidad espiritual que los accrcaba en esos aios, pose a cicrtas diferencias de orden politico. A estas alturas no es posible negar que, do acucrdo con los requisitos formulados por Pedro Salinas u Octavio Paz, esos escritores formen una generaci6n literaria. En contraste con la clara afiiliaci6n de esos cinco o scis escritores a una llamada Gcncraci6n del Atenco, resulta algo mis discutible cl lugar que ocupan otros 752 SERGE I. ZAITZEFF "atenefstas", que por razones de edad y de geograffa, no pudicron participar ni en Savia Moderna ni en la Sociedad de Conferencias. Aunque cs cicrto que estos escritores lucgo trataron mucho a los integrantes de aqucl grupo nuclear -cuya influencia fuc decisiva en ellos- y que fucron tambien miembros del Atenco do la Juventud, su participaci6n en las actividades del cenaiculo se limit6 a la do observadores o por lo menos no figuraron como conferencistas al lado de Caso, Rcycs, Hlcnriqucz Urcnia y Vasconcelos. Ademas, es de notar que no se revelaron como autores de libros hasta mas tarde, entre 1916 y 1917, o sea varios anos despu6s de la dispersion del Atenco, la cual ocurrio a partir de 1913, cuando Victoriano Huerta tom6 el poder y puso fin a la revoluci6n maderista. En ese grupo menor de escritores sobresalen, en particular, Julio Torri y Mariano Silva y Aceves, quicnes, a pesar do haber sido ateneIstas, llegaron a formar con otros una subgeneraci6n, con sus propias caracteristicas, que permitcen separarla de la reconocida Gencraci6n del Atcnco. Veamos ahora los elementos principales de tal hipotcsis. Ante todo cabe recordar que, con la disolucion del Atcnco de la Juventud, Mexicoperdio a algunos de sus mejores espiritus, lo cual tuvo un fuerte impacto sobre los demas atenefstas y sobre la actividad cultural del pais. Despues de una epoca de intensa agitaci6n intelectual, se instala un periodo de obscurecimiento -o de "desquiciamiento infernal", como dice Antonio Caso -cuando los escritores que so quedaron en M6xico ya casi no se vefan. Sin la fructifera presencia de AlfonsoReyes o de Pedro Hlcnriqucz Urcfia aquellos empczaron a conocer la soledad y la frustraci6n intelectual. En particular Julio Torri, Mariano Silva y Aceves y Carlos Diaz Dufoo Jr. (este nunca pcrtenccio al Atcnco) sufricron los efectos de ese vacio que los hacia sentirse desterrados en su propio pals. Alcjados tambien de Antonio Caso intentan, no obstante, sobrevivir en medio del caos mediante extensas lecturas de Schopenhaucr, Hegel y Wells, y tambien con prolongadas discusiones y frecuentes clascs do ingles y do alcman. Estos exiliados, unidos por cl mismo sentimicnto de desticrro y por semcjantes inquietudes intelectuales, van creando poco a poco un cenaculo coherente que espera, frente a la barbaric, rescatar la cultura. A ellos se sumarian momentancamentc los "Castros" -cs decir los adolescentes Antonio Castro Leal, Manuel Toussaint y Alberto Vizquez del Mercado-quicncs tambicn profesaban una marcada aversi6n a todo lo que so referia a cucstiones sociales para refugiarse en el mundo ideal de Goethe, Shaw y Plat6n. Lo que faltaba para dar voz a esa gencraci6n dcntro de una generaci6n -cs decir al grupo do Torri, Silva y Aceves, y Diaz Dufoo Jr.- era un organo literario, una revista que los agrupara en una 6poca que carecia casi totalmente de publicaciones de este tipo. Dc hecho, con la desaparici6n de Nosotros, en 1914, el panorama litcrario dc Mexico so encontraba extrcmadamente desolado. Los HIACIA EL CONCEPTO DE UNA GENERACION ... 753 hcroicos intentos de fundar rcvistas literarias entre 1915 y 1916 acabaron en el fracaso, como lo ilustran los dos nimeros de Mexico y de Gladios. Pese a esos frustrados antecedentes, cl grupo de Torri no se desalienta, ya que hacia principios de 1916 proyecta publicar "una gran revista llteraria: La Nave"'. Bajo la direcci6n de Pablo Martinez del Rio se logra efectivamente el primer numero dcLa Nave, en mayo del mismo aiio, con colaboraciones del grupo, asi como de Pedro Henriquez Urenia y otros 2. No obstante la calidad de los textos -o tal vez por eso-este numcro disto de scr un 6xito comercial. Para Pedro Henriquez Urceia -en junio de 1916-. La Nave simbolizaba, por su alto nivel intelectual, lo mcjor quo habia salido de Mexico ese periodo post-ateneista y ces por eso que insta a Torri y a sus companicros a scguir adelante y por encima de todo insiste en que "el grupo se mantenga lo mas puro posible'", evitando asiel error principal del Atenco, quc fue admitir a demasiados socios. Desde Nueva York el macstro dominicano analiza detenidamente cl contenido de la revista e inclusive manda otro articulo suyo para el proximo nimero, pero mas que nada senala el surgimiento de lo quc parece ser una nueva generaci6n. Para Henriquez Urefa "La Nave represcnta, con su solo numcro [...] cl nucvo grupo superior de Mexico, y como tal vale mucho "4 , Por esas razones no deja de estimular a Torri, Silva y Aceves y Diaz Dufoo Jr. a publicar libros y a continuar con la admirable labor de La Nave cuyo futuro considera sumamente prometedor. Al respecto, Henriquez Urenia le confiesa a Torri lo siguiente: "Yo tengo la esperanza de que La Nave haga, literariamente, mas que el Atenco; pero eso ticne que scr por medio de la actividad. Guerra a los escritores que no escriben" 5. Por lo visto cl critico establcece una marcada distincion entre su propia generaci6n -la del Atneo- y la que agrupa a esos j6vencs. Por su parte, Alfonso Reycs concuerda con los juicios de su compantero al preferir "los jvenes decentes de La Nave al mundo confuso y todavia bohemio del Atenco6. Es curioso on 1 Carta de Julio Torri a Pedro Henriquez Ureina fechada en 1916 (ecncro?). nuestro El arte de Julio Torri. (Mexico: Editorial Oasis, 1983), p. 130. Recogida en Entre los demas colaboradores de La Nave figuran Antonio Caso, Alfonso Cravioto, Enriquc GonzAlez Martinez, Xavier Icaza, El Marques de San Francisco y Manuel de la Parra. I Carta inedita de Pedro Henrfquez Urenia a Julio Torri fechada el 10 de junio de 1916. 4 Carta inedita de Pedro Henrfquez Ureina a Julio Torri fechada el 29 de junio de 1916. 5 Carta inedita de Pedro Henrfquez Urenia a Julio Torri fechada cl 9 de agosto de 1916. 6 Carta de Alfonso Reyes a Pedro Henriquez Urenia con fecha del 10 de diciembre de 1916. Rccogidas en Pedro Henriquez Urefia y Alfonso Reyes, Epistolario intimo (1906-1946), Tomo III. Recopilaci6n de Juan Jacobo de Lara. (Santo Domingo, R. D: UNPHU, 1983), pp. 30-31. 2 754 SERGE I. ZAITZEFF observar que cl Rcyes de 1916 so refiere a sus amigos de La Nave como a los "j6vcnes" a pcsar do scr coctancos o casi . El tambicn, pucs, parece discmrnir la existencia de un grupo o do una gencraci6n distinta a la suya. Pedro Hcnriqucz Urcnia vuclve a tratar ese mismo tema en una reveladora carta dirigida a Alfonso Rcycs el 8 do agosto do 1917. Para Il,la Generaci6n del Atenco fue en general poco productiva fucra do dos o tres casos notables; es decir, quo en realidad, tal gencraci6n sc reduce concretamente a Caso, Reyes y Henrfquez Urenia. Cabe notar que 6ste excluye deliberadamente de ese grupo -pse a la sincera admiraci6n que les tenia- a Torri y a Silva y Aceves', para colocarlos en otra gencraci6n. Don Pedro asevera con toda claridad: "Los posteriores a ti [Reycs] comienzan mcjor: en La Nave so ha comenzado dando por sabido todo lo que nosotros aprendimos. Tal vez no hagan cosa mcjor quo nuestro grupo (la culpa sera do tu pals); pero comienzan mejor: no han tenido quo descubrir por su cuenta a Platon, ni a Goethe" 8. En cl fondo IHcnriqucz Urofia y Rcycs so consideran con raz6n los macstros do Torri y su grupo. Ain on cl caso de la intima amistad quo unio a Reycs con Torri so revela a menudo una relaci6n do maestro-discipulo. Con frecuencia Rcycs so propone estimularlo, le da conscjos, lo gufa, pero a veces lo trata -como se lo reprocha cl propio Torri- con "la socarroncria de un hombre grande con un pobre nitio de cinco anios" 9. Si esos "j6venes" so sintieron profundamente desilusionados e inadaptados a raiz del xodo de sus macstros, lo cierto es quo la mala fortuna los siguio persiguicndo con cl fracaso de La Nave, la cual (con palabras de Francisco Monterdc) "no volvio a zarpar" despucs del ndmero inicial. Pose a las reuniones del grupo de La Nave, que so reanudan casa de Pablo Martinez del Rio -despu6s do una estancia de varios mosess n Madrid- y do las tentativas do resucitar la revista para fines de 1918, naufraga definitivamente cl organo do aquel malogrado grupo. El naufragio podria ser cl simbolo de esa gencracion prdida, aparentemente destinada al fracaso. Para 1919 el grupo, tal vez desalentado por las circunstancias, se va disolviendo poco a poco: Diaz Dufoo Jr. y Xavier Icaza (otro amigo de La Nave y traductor de Nietzsche) so trasladan a Tampico, Martinez del Rio so aleja do sus companicros, Torri y Silva y Aceves siguen sonando con abandonar cl pais, dondc on 7 Tampoco los incluye en sus diversos trabajos dedicados al Atenco de la Juventud. Vease Pedro Henriquez Urenia, Estudios mexicanos. Edici6n de Jose Luis Martinez. (M6xico: Fondo de Cultura Economica/Cultura SEP, 1984). 8 Epistolario intimo, I11I,p. 53. 9 Carta de Julio Torri a Alfonso Reyes con fecha de noviembre de 1917. Recogida en nuestra edici6n de Julio Torri, Didlogo de los libros. (Mexico: Fondo de Cultura Economica, 1980), 211 . p. HACIA EL CONCEPTO DE UNA GENERACION ... 755 se Ics hacia "irrespirable cl aire" 10, pero las espcranzas de salir en exilio diplomitico tampoco se realizan. La soledad, la frustraci6n y la inadaptaci6n vuclven a caraclcerizar su vida en esos aios dificiles. Por un momento por lo menos parecfa que se iba a consolidar un pequcio grupo selecto con sus tcrtulias, su revista, su propio mundo, pero los dioses no los favorecieron. Una vez mais se encuentran esencialmente separados, aislados, solos y solamente de modo esporadico coincidiran con escasas colaboraciones en las revistas de los otros. Les hacia falta la presencia de Reycs o de Henrquez Urena para sacudirlos de la incrcia. Sin duda las condiciones de Mexico y la lejania de los macstros en esa etapa decisiva de su evolucion contribuyeron a la formacion de una generacion perdida. Desterrados en su patria -lo cual puede scr bastante mas doloroso que el exilio en cl extranjero- estos escritores fueron victimas de la dispersion producida por la situaci6n politica de Mexico. Al reintegrarse Reyes a Mexico en 1938 ya era demasiado tarde: Diaz Dufoo Jr. se habia suicidado en 1932, Silva y Accves habfa mucrto a los cincuenta afios de edad y Torri seguia siendo cl cuentagotas, como lo habfa caracterizado Antonio Caso en 19171". Si es cicrto que la ausencia de los "mayores" contribuyo a la esterilidad de ese grupo, al mismo tiempo hay que reconocer que esta no es la tinica explicacion. Su escasa obra es tambien el resultado de una parecida actitud est6tica quc persigue el clevado ideal de la perfecci6n. Son rigurosos estilistas que anhclan la frase perfecta y depurada para Illegara sugeriralguna idea, algtin matiz. Esta depuracion estilistica no solamente se opone, en el caso de estos escritores, a la prolijidad, sino que encuentra su vehiculo ideal en las formas breves: el aforismo, la minxima, el epigrama, cl ensayo corto, el poema en prosa, el cuento. Estos generos -a veces hibridos- les permiten captar cl germen de una idea sin tener quc desarrollarla o agotarla, lo cual corresponde exactamente a su exigente concepto del arte. La brevedad, la concisi6n, la sugerencia, apuntan hacia un lenguaje quce se podria lilamar generacional. Pese a la fucrte individualidad de cada uno, estos escritores tienen tambien en comun cierto gusto por la ironia, quc nace de su csceptica vision del mundo. El mas pcsimista de ellos es Diaz Dufoo Jr., gran lector de libros filosoficos y en particular de Schopenhauer, mientras quc Torri y Silva y Aceves observan la vida con menos amargura. En general este grupo (menos en cl caso de Silva y Aceves) se siente atraido por la reflexion filosofica o mctaffsica alcjada de los problemas relacionado Julio Torri a Pedro Hcnriquez Urenia fechada el 14 do abril de 1919. En El arte de Julio Torri,p. 121. Antonio Caso, "Dc la marmita al cuenta gotas", El Universal Ilusirado, 23 de noviembre de 1917. 10Carta 1 756 SERGE I. ZAITZEFF dos con la dura realidad del pais, donde viven en un autcntico exilio interior. Devotos del arte, de las ideas, de la bellceza, desdeiian la fealdad que los rodca, para buscar refugio en cl mundo del espiritu. A menudo sus tcextos parccen scr fragmentos de un diario espiritual. Este aparente rechazo de la realidad se manificsta tambicn en sus frecuentes vuclos de fantasia e imaginacion y en cierta atracci6n hacia temas coloniales. Dc hecho, mediante este regreso al pasado de M6xico que recrean en espl6ndidas estampas, buscan las raices del pals, como lo habia hecho en sus ensayos otro ateneista malogrado, Jesus T. Acevedo' 2. Asi, aunque son autores fundamentalmente universalistas, a veces se ve en ellos un autcntico interds por indagar en la esencia de su patria, o sea, por recuperar tal vez lo perdido. El rigor estilistico, las preferencias gcnericas, las afinidades espirituales y la actitud ante cl mundo les dan a los micmbros de este grupo cierta homogencidad, cierto aire de familia que los separa de un Vasconcelos, de un Guzmin y aun de un Rcycs. Al morir Carlos Diaz Dufoo Jr., en 1932, es interesante notar que su amigo Julio Torri Ic dedica unas paginas en las cuales lo vincula a una gcncracion de "escritores malogrados" -- entre ellos Couto, G6mcz Robelo y Acevedo, que "nos dejaron breve producci6n pero de sorprendente calidad"' 3. Y luego Torri subraya la inadaptacion de su compancro, su idealismo espiritual su "sed de infinitud", su dcsdcn por la gloria, su "extranjeria" en cl mundo, en fin, todo lo que distingue a esa gcncraci6n quc llamamos perdida y a la cual pertenecen tambicn tanto cl propio Julio Torri como Mariano Silva y Aceves. Por ultimo, es justificado hablar de una gcncracion perdida si se toma en cuenta su condici6n de marginados en la historia de la literatura mexicana. Ellos mismos nunca buscaron la fama ni cl reconocimiento; es mais, siempre desconfiaron de escritores exitosos y se mostraron totalmente indiferentes a la vida literaria, o sea, a la politica literaria, prefiriendo la soledad y el silencio. Quiza este mismo dcsdcn por cl establishment fue en parte la raz6n por la cual cste los ignoro durante tantos anos. Carlos Diaz Dufoo Jr., el mas parco del grupo, ni figura en cl indispensable y amplio Diccionario de escritores mexicanos. Mariano Silva y Aceves cs todavia un narrador practicamente desconocido en su pais, mientras quc Julio Torri, cl mas brillante de esa gcncracion, empicza por fin a scr plenamente reconocido. En cicrto sentido, fucron victimas del inmenso prestigio alcanzado por las estrellas del Atenco, y aun su influencia en los singulares textos de Juan Jose Vase Disertacionesde un arquilecto. (Mexico: Instituto Nacional de Bellas Artes, 1967). 13 "Carlos Diaz Dufoo, hijo", Examen, agosto de 1932, p. 3. Tambidn en Julio Torri, Tres 12 libros. (Mexico: Fondo de Cultura Econ6mica, 1964), pp. 158-161. HACIA EL CONCEPTO DE UNA GENERACION... 757 Arreola y Augusto Monterroso tard6 en ser debidamente aceptada. Con la distancia necesaria y con cl rescate que se ha realizado de sus obras 4 esta generaci6n perdida mexicana -ubicada entre la Generacion del Atenco y la de 1915- podri tal vez vencer definitivamente el olvido y conquistar el lugar que le corresponde en las letras mexicanas. 14 Veanse nuestras ediciones de Julio Torri, Didlogo de los libros, (FCE, 1980), Ricardo G6mcz Robelo y Carlos Diaz Dufoo Jr., Obras (FCE, 1981) y Mariano Silva y Aceves, Un reino lejano (FCE, 1985).