Algunas reflexiones sobre las tradiciones discursivas

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Algunas reflexiones sobre las tradiciones discursivas
Johannes Kabatek
kabatek@uni-tuebingen.de
julio de 2004
I. Definición: Tradición
Una Tradición Discursiva (TD) se puede formar a base de cualquier elemento significable,
tanto formal como de contenido, cuya reevocación establece un lazo de unión entre
actualización y tradición textuales; cualquier relación que se pueda establecer semióticamente
entre dos enunciados, sea en cuanto al acto de enunciación mismo, sea en cuanto a los
elementos referenciales, a ciertas características de la forma textual o a los elementos
lingüísticos empleados.
è según esta amplia definición, una TD no es necesaria, sino que corresponde o parece
corresponder a una finalidad del hablante o del oyente de establecer un lazo entre dos
elementos históricamente relacionables (por lo tanto: “se puede formar”). Se da, pues, una
relación compleja entre productor, receptor e investigador: puede haber tradiciones
descubiertas por el investigador no intencionadas ni por el productor ni por otros receptores
etc.
è una TD se establece, en esta amplia visión, a base de dos (o más de dos, claro está) textos
relacionables por su contenido, lengua o forma o a base de dos situaciones (o constelaciones
de entornos) que evocan dos textos relacionables.
II. Evocación
Un texto históricamente situado se relaciona con la constelación de entornos bajo la cual ha
sido producido. Esta constelación de entornos es, a su vez, significable y puede adquirir valor
simbólico. La repetición (siempre parcial) de los entornos de la primera enunciación evoca la
repetición del texto (o, por lo menos, la presencia del recuerdo del texto 1, o más
generalmente, de la TD). De ahí la importancia semiótica del silencio: la situación 2 evoca el
texto 2; aunque éste no se produzca o se modifique, el texto 2 está presente (piénsese por
ejemplo en la repetición de un encuentro, que evoca un saludo, y el efecto del silencio que
reemplaza el saludo esperado).
texto1
situación1
texto2
situación2
1
III. Transformación
La copresencia de diferentes formantes de TDs (lengua, forma textual, tópicos etc.) no es
necesaria, sino arbitraria y permite su respectiva transformación: es decir, un texto puede ser
transformado en cuanto a la lengua, manteniendo su contenido y su forma textual
(traducción), puede ser transformado en cuanto a la forma textual, mantendiendo los demás
formantes (contenido, lengua).
IV. Interferencia
Por definición, cuando una TD se transforma, los elementos aparentemente ausentes en el
resultado están presentes durante la transformación. Es decir, si prosifico un poema, el poema
está presente por definición durante la transformación, si no, no lo puedo transformar en
prosa. Dada la imposibilidad de un individuo de separar por completo dos actividades
cognitivas, hay necesariamente interferencia del elemento que se excluye en la
transformación. Esta puede tener bien un resultado positivo (no empleado este término de
forma valorativa, sino en el sentido de “resultado positivamente, objetivamente presente en el
producto), p. ej. ciertas características del ritmo del poema en el texto en prosa, bien un
resultado negativo (que resulta del afán de evitar cualquier alusión a lo excluido).
V. Proximidad y Distancia
Las tradiciones discursivas se pueden situar en el continuo entre proximidad y distancia
propuesto por Peter Koch y Wulf Oesterreicher, si a este se le añade un eje temporal (o, mejor
dicho, un conjunto de ejes temporales).
ejes temporales
Según este esquema, podemos situar la evolución de las diferentes TD entre proximidad y
distancia. Una tradición como la de las cartas personales, p. ej., estaría situada más cerca del
polo de distancia que la del ensayo científico. Pero el esquema engaña en varios sentidos:
primero, podría hacer pensar que las TD son algo estable, con posición fija entre los dos polos
de realización. En segundo lugar, parecen aquí separadas y sin contacto mútuo. Además, se
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podría pensar que hay una continuidad de las tradiciones y que están ya dadas desde siempre.
Falta, pues, el aspecto dinámico y la posibilidad de transformación. Cuando una nueva
tradición se crea, como p. ej. la TD del correo electrónico, esta deriva en gran parte de otra
(en este caso, sobre todo de las distintas tradiciones epistolares) o de otras (en el caso del
email se mezclan las TDs epistolares con otras, p ej. el diálogo oral). Al mismo tiempo, las
nuevas tradiciones siempre son innovadoras y crean tradiciones propias nuevas. Otro aspecto
semejante de dinamismo es la relación entre las TD: no están separadas, sino copresentes;
forman conjuntos estrechamente relacionados, universos discursivos, se entrecruzan y vuelven
a separarse. Y, en tercer lugar, la posición de una tradición determinada entre proximidad y
distancia no es fija: primero, una misma tradición no ocupa sólo una línea, sino un cierto
espacio de realización; y este espacio puede aproximarse a un polo o alejarse de el a lo largo
de la historia. Así, en ciertas culturas, el artículo académico vacila entre inclusión y exclusión
de elementos referentes a la persona del emisor y del receptor, elementos, pues, que se
asociarían más bien con el polo de proximidad.
VI. Historicidad
Se ha dicho que a las TDs corresponde un estatus teórico comparable al de la historicidad de
la lengua, y que al hablar o escribir efectuamos dos acciones históricamente determinadas:
producimos un texto según la tradición histórica de una lengua (es decir, una gramática y un
léxico) y lo hacemos según una determinada TD. Al mismo tiempo, si para algunos la lengua
es ahistórica y el discurso es histórico (así, Foucault: «le discours, à la différence peut-être de
la langue, est essentiellement historique»), para otros la historicidad de la lengua es la
primaria. Parece, pues, que estamos ante diferentes conceptos de historicidad. No me parece
inútil distinguir entre a) la historicidad primaria de la lengua, una lengua determinada a través
de la cual un individuo se vuelve un ser histórico y participa de una historia a la que el mismo
contribuye; b) la historicidad de una tradición discursiva, que consiste en la repetición de algo
situable en la historia; c) la historicidad de un evento único, situado en la historia pero
irrepetible (llamado “ahistórico” por Brigitte Schlieben-Lange ya que su existencia única es
puntual en el eje temporal).
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