Angola: Cinco años de paz… sin paz en los asentamientos informales

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AMNISTÍA INTERNACIONAL
Declaración pública
http://web.amnesty.org/library/Index/ESLAFR120032007
Angola: Cinco años de paz …sin paz en los asentamientos
informales
Cinco años después de suscrito el acuerdo de paz entre el gobierno de Angola y la Unión
Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), decenas de miles de personas
desplazadas internamente como consecuencia del conflicto armado civil siguen viviendo en
condiciones de falta de vivienda adecuada en los alrededores de Luanda. Desde 2001, al
menos 10.000 familias, muchas de las cuales abandonaron Luanda durante la guerra civil,
han venido siendo víctimas de otras violaciones de derechos humanos en la forma de
reiterados desalojos forzosos de los refugios improvisados que han construido. A las familias
afectadas por los desalojos forzosos no se les ha dado preaviso, no se las ha consultado y
no se les han ofrecido garantías de alojamiento alternativo adecuado. Cientos de personas
siguen careciendo de techo o están alojadas en refugios sumamente inadecuados, sin
acceso a agua limpia, saneamiento y otros servicios básicos.
Mientras Angola celebra cinco años de paz, Amnistía Internacional expresa su preocupación
por las víctimas que siguen viviendo entre las ruinas de sus viviendas demolidas durante los
desalojos forzosos llevados a cabo en la capital, Luanda, entre septiembre de 2004 y mayo
de 2006.
El 4 de abril de 2002, el gobierno de Angola y la UNITA firmaron un alto el fuego que puso
término a 27 años de guerra civil. El final de la guerra trajo consigo las condiciones
necesarias para la estabilidad y el crecimiento económico, así como la reconstrucción
posconflicto. Durante la guerra civil, cientos de miles de personas quedaron desplazadas,
huyendo a Luanda, donde se establecieron en asentamientos informales. Pero cinco años
después de finalizada la guerra, la demanda de tierra para la urbanización pública y privada
ha crecido en la ciudad. Millares de familias pobres alojadas en asentamientos informales de
los alrededores de Luanda se ven obligadas a abandonar sus viviendas para dar paso a
intereses más poderosos.
Entre los años 2001 y 2006, miles de familias fueron víctimas de desalojo forzoso en varios
barrios de Luanda. Los desalojos se llevaron a cabo sin atender a las garantías de protección
y el procedimiento debido exigidos por normas internacionales de derechos humanos como
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en el que Angola es
Estado Parte. En muchos casos, además, se hizo un uso excesivo de la fuerza.
En varias ocasiones entre 2004 y 2006, funcionarios fiscales y guardias de seguridad
privados acompañados de agentes de policía desalojaron por la fuerza a familias residentes
en los municipios de Cidadania y Kilamba Kiaxi. Al parecer, las tierras en las que están
situados estos barrios fueron asignadas a proyectos de construcción de viviendas sin previa
consulta o notificación a los residentes. En cada ocasión, tras los desalojos los residentes
regresaron a las ruinas de sus hogares y construyeron refugios temporarios entre los
escombros. No se proporcionó alojamiento alternativo a las familias afectadas, muchas de
las cuales no pueden obtenerlo por sus propios medios y siguen viviendo en estos refugios
temporarios, sin acceso a agua limpia ni otros servicios básicos y expuestas a las
inclemencias del tiempo. Tampoco se indemnizó a los residentes por las pérdidas sufridas.
Los desalojos forzosos, definidos por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales como “el hecho de hacer salir a personas, familias y/o comunidades de los
hogares y/o las tierras que ocupan, en forma permanente o provisional, sin ofrecerles medios
apropiados de protección legal o de otra índole ni permitirles su acceso a ellos”, han sido
reconocidos por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU como una violación grave de
una serie de derechos humanos, en especial el derecho a una vivienda adecuada.
Amnistía Internacional insta al gobierno de Angola a cumplir con sus obligaciones en materia
de derechos humanos garantizando que todas las personas afectadas por desalojos forzosos
tengan acceso a una vivienda adecuada y a indemnización. La organización también exhorta
a las autoridades a declarar una suspensión total de los desalojos hasta que se adopte una
política de vivienda basada en los derechos humanos y se introduzca un marco jurídico que
ofrezca recursos efectivos.
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