Cuarenta años después I 25 Crímenes de lesa humanidad Periodistas de Juicio Realizan un trabajo cuyo valor se acrecienta ante el riesgo de una avanzada que reclame el fin de los procesos o el indulto. La obstinación personal de estos comunicadores asegura la cobertura de las audiencias. S Por Mónica Ambort on un puñado de hombres y mujeres que desde hace tiempo se encuentran en la Sala de Prensa de Tribunales Federales en el Parque Sarmiento, donde casi como en un voluntariado, una militancia, siguen el juzgamiento de los principales responsables del terrorismo de Estado en Córdoba durante la última dictadura cívico-eclesiástico-militar. Por años, escucharon a las víctimas de la desaparición y el tormento detallar secuestros a la madrugada, secuestros a la luz del sol; torturas estremecedoras, violaciones, niños nacidos en cautiverio de los que nada se sabe todavía. Fusilamientos, saqueos a los hogares, apropiación de empresas. Sadismo extremo y rapiña. La ejecución de un plan sistemático de terror y exterminio para eliminar opositores políticos, lo fueran o por las dudas, y aplicar un proyecto de país para sus amos que deberían ser los próximos en ocupar el banquillo de los acusados en estos juicios. Allí lo vieron recibir, impasible, una media docena de condenas a prisión perpetua a Luciano Benjamín Menéndez, el peor de todos. La encarnación del mal. El ahora anciano ex militar que fuera comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, donde la represión alcanzó el paroxismo. Cubren los juicios por los crímenes de la Cárcel Penitenciaria (la UP1) y los campos de concentración La Perla y La Ribera, por convicción y compromiso con las víctimas y los sobrevivientes. No tienen dudas. Saben de qué lado sentarse. Asumieron la responsabilidad de documentar este proceso único en el mundo Los cordobeses debemos a su constancia la información sobre los juicios que a algunas empresas periodísticas apenas interesan los días espectaculares: sentencias, la visita del gobernador, un fiscal ilustre, o algún caso de enorme repercusión pública. Pero a días después de los grandes titulares es territorio de estos periodistas. Desde hace aproximadamente ocho años, algunos con asistencia casi perfecta, son la voz de las víctimas puertas afuera de las audiencias. Marta Platía, Ana Mariani, Alexis Oliva, Jorge Vasallo y Aldo Blanco. Sebastián Puechagut, Agostina Parisi, Katy García, Juan Simo, Alejandro Mareco, Francisco Panero, Magdalena Da Porta, Delia Galará, Luara Villa, Mechi Ferreira… Más allá del editor o editora que los banca, es por su obstinada decisión personal que estos juicios tienen quien los cuente. En algunos casos, a un enorme costo en sus propias vidas. Asumieron la responsabilidad de documentar este proceso único en el mundo. Un trabajo indispensable. Que lo será mucho más ante algunos intentos negacionistas y la arremetida que se avizoran por el fin de los juicios, la flexibilidad de las condenas o el indulto que anhelan los genocidas, quienes nunca aceptaron el fin de la impunidad gozada durante décadas. Éstos sueñan con que después del pago a los fondos buitres, el cese de las retenciones, y los tarifazos, les toque a ellos el cambio de época. No debería ocurrir. Todos sabemos ahora qué pasaba en los campos de exterminio. Las y los periodistas que cubren los juicios por esos crímenes, desde hace años lo cuentan día a día.