Congreso de Colegios Católicos, “Una pasión que se renueva”. Pontificia Universidad Católica de Chile. Septiembre 2015. Panel: La enseñanza religiosa escolar y los actuales desafíos de la clase de religión Pbro. Tomás Scherz1 Hace unos meses presentamos un texto de religión, sobre la religión en la escuela y sobre la religión en las escuelas municipalizadas; una especie de imperativo, una necesidad de enseñar la religión en toda la educación pública. Y entre otras razones, decíamos que el fenómeno de la religión, no es para nada un fenómeno en vías de extinción. Esa fue una primera aseveración importante. Por el contrario, en nuestro tiempo, en occidente y oriente se observa un retorno de esta inquietud religiosa. Klaus-Rüdiger Mai, un historiador alemán que vive en la secular Berlín, escribió un libro polémico hace dos años que se llama, “Alabanza de las religiones”2. Allí critica otra alabanza, la alabanza de la ciencia, que es un libro que escribió Richard Dawkins, “La ilusión de Dios”3. KlausRüdiger Mai expresa que el libro de Dawkins, no es más que un libro que exhorta a los creyentes a dejar su ilusión apelando a la ciencia, pero no con argumento científico, sino estimulando a cambiar la creencia, ahora debería ser en la ciencia como el verdadero candil ortodoxo para ver la realidad. La crítica que, en el fondo, se dejaba entrever, era una cosmovisión ideológica. Con el libro que nosotros presentamos, harto más humilde, no entrábamos en un desvelamiento tan fino, sino en el deseo de precisar que no se puede llamar “laico” a una determinada laicidad post ilustrada, llamada anti atea, o más bien, atea definida. Este autor alemán expresaba, al final de sus páginas, que el hombre se perderá si deja irse a Dios y citaba la profecía de Casandra, esta profetiza cuando vio que los troyanos encandilados con el caballo de Troya, sin oír a los oráculos de los dioses y sin hacer ninguna crítica, dejaron entrar a este coloso, majestuoso. Sí dejar entrar a una ilustración que erradica el misterio del hombre. Si bien se ha llegado a tolerar la religión en el ámbito privado, es el cuestionamiento de esa reivindicación privatizadora. Y la primera razón era que la religión en un mundo tan individualista, materialista, consumista, como en el que vivimos, aporta mucho acerca del sentido de la vida. La reflexión personal y la deliberación comunitaria en torno al sentido de la vida y de la muerte, del 1 Vicario para la Educación, Arzobispado de Santiago 2 Klaus-Rüdiger Mai, Alabanza de las religiones. Ediciones Kreuz Verlag (en alemán), 2013. Richard Dawkins, “El espejismo de Dios”. Madrid, Espasa Calpe, 2007. 3 1 Congreso de Colegios Católicos, “Una pasión que se renueva”. Pontificia Universidad Católica de Chile. Septiembre 2015. amor, del odio, la amistad o la enemistad, del placer y del dolor, de la justicia y de la injusticia, constituye una parte fundamental de la formación integral del hombre. Una segunda razón, sociológica, nos ayuda a entender Chile, su historia, sus tradiciones, sus artes, fiestas y cantos. Sin su conocimiento acabado, nuestros estudiantes podrán aprender de efemérides nacionales, pero muy poco de lo más vibrante de su cultura católica y luego también protestante; así como la globalización que ha cruzado nuestras fronteras, también lo han hecho la diversidad y el individualismo. Ello supone un enorme desafío para nuestra cohesión sociocultural y obliga a conocer y a amar nuestras raíces laicas, pero sobre todo las religiosas que son anteriores a nuestra discusión sobre lo laico y lo laicista. La tercera razón, la religión nos otorga un fundamento históricamente comprobable y actualmente invaluable de la ética. En tiempos en que vivimos una profunda crisis moral, sobre todo en la ética pública, el cristianismo nos enseña que debemos amar el bien y evitar el mal. No solo queremos ser felices, sino también buenos. Nadie, espíritu sano, es feliz haciendo males. La tradición judeo cristiana, a pesar de grandes errores históricos del que puede ser responsable, constituye un firme cimiento para sentar el edificio democrático. Sus creencias son inestimable base pre-política de los ideales de la libertad, la igualdad, la fraternidad. Y así lo sostienen, incluso, filósofos agnósticos, como Habermas y el mismo Norberto Bobbio. Cuatro, la religión vale por la bondad y belleza de sus doctrinas, las que ofrecen sentido y salvación fundada en una verdad relevada. Y aquí, ya me voy metiendo poco a poco en las razones propiamente religiosas. Y si bien este contenido religioso está siempre vinculado, como en el caso de la fe católica, a una comunidad eclesial, es bueno comprender que ella está hecha por hombres y mujeres iguales a nosotros, como lo dirían los padres de la Iglesia: nuestra comunidad es santa y pecadora, pero el mensaje sigue siendo válido, y nosotros, los miembros de esa comunidad, llamados a ser genuinos portadores de ella. Por último, la religión se enfrenta a la racionalidad instrumental, esa que dice que debemos ajustar fines a medios, costos y beneficios. Para ello, nuestras escuelas aplican implacablemente mediciones del SIMCE y de la PSU. Sin embargo no se valoran otras racionalidades humanas como la poética, la filosófica y ahora, la religiosa. 2 Congreso de Colegios Católicos, “Una pasión que se renueva”. Pontificia Universidad Católica de Chile. Septiembre 2015. Norberto Bobbio, un filósofo que se declara laico y no creyente, se extraña ante la creencia religiosa de una vida tras esta vida, pues si existiese la otra vida, la muerte ya no sería muerte. Norberto Bobbio no puede creer en la vida de un cielo de los justos y en un infierno de los injustos. La muerte, retorno a la nada, la misma que existió antes que naciéramos, no hay que temerla, ni andar creando consoladoras religiones que nos hablan de resurrección de los muertos y de la vida eterna. Es un filósofo que no recurre a la religión. Pero hay otro, Vattimo, que si bien es cierto, se desvincula de una religión, cree que cree. Y aquí estamos en un mundo ya más posmoderno donde lo religioso comienza a revalorizarse. Agustín Squella, que comentó el libro del que yo les he hablado, fue muy amable pero no por eso menos crítico, decía: “No considero necesario y menos urgente, enseñar la religión en las escuelas. Las religiones son grandes dadoras de sentido, pero los jóvenes pueden dar sentido a sus vidas sin necesidad de recurrir a una religión”. Quisiera decir con esto que los jóvenes buscan. Los europeos han hablado de un famoso patchwork religioso. Les gusta la reencarnación, pero les gusta la música medieval en latín; les gusta salir de la obcecación de los hechos, pero les gusta estar ensimismados. Hay también una corriente que nos enseña que esta pregunta subjetiva del niño o del joven, es precisamente una pregunta que originariamente es antropológica; una superación de la contingencia que no necesariamente es huir de la contingencia. El fenómeno de la religión es, precisamente, un fenómeno que hoy día, en cuanto a secularización, más que una increencia, es más bien, una desinstitucionalización. Y esa pregunta interna, que es tan parecida a como se la hizo alguna vez San Agustín, tan subjetivo como nosotros, es que, pueda ser respondida con una tradición confesional, pero no que le planten un ladrillo doctrinal frente a ellos. Es decir, poder conducir la religiosidad, que evidentemente siempre tiene elementos culturales, pero conducido con la tradición que tenemos. La EREC4, los contenidos mínimos que se nos enseñan, no son para ser explicados como si fuese un cuerpo doctrinal. 4 Planes y programas EREC, Educación Religiosa Católica. Ver texto completo en: http://www.vicariaeducacion.cl/educacion/planes_programas.html 3 Congreso de Colegios Católicos, “Una pasión que se renueva”. Pontificia Universidad Católica de Chile. Septiembre 2015. Squella hablaba de que no le gustaba que se adoctrinara a un joven en una religión. Se equivoca Squella, la clase de religión no puede ser un adoctrinamiento, tiene que ser una manera de saber conducir la religiosidad del joven y no dar respuestas antes de la pregunta. Pero eso, sin perjuicio de que ante esa inquietud de ese joven pueda ser precisamente conducida con la tradición magisterial, con aquellas, como lo dicen algunos estudiosos de la pedagogía religiosa en Alemania, hablan del Dios escondido que está en uno y que precisamente responde a una tradición hermosísima que como la revelación responde a esa inquietud religiosa. No se trata de poner una antítesis, lo religioso y el cristianismo u otras religiones, se trata de buscar con el cristianismo una respuesta a la inquietud religiosa que, sin duda alguna, está presente entre los jóvenes. Esto puede ser como una manera de poder dar luces, pudiera ayudar a reenfocar, ayudar a entender cómo hoy día hacer estas clases de religión. Descubrir un sentido para su existencia, encontrar respuestas a las grandes preguntas de la mente filosófica y del corazón; vale decir, comparar, y ojalá un profesor de religión fue un profesor de otra disciplina. Cuando un joven mira a su profesor de física, vea en el también a alguien que también haya hecho síntesis con su fe y no el joven que mirando a su profesor de física tenga que comparar a su profesor de religión que le mostró una diapositiva del mar rojo y no tiene idea de que eso ha sido relevación. Es necesario que el profesor de religión tenga la capacidad de hacer la síntesis fluida y que pueda responder a los chiquillos que preguntan y buscan más de lo que uno se imagina. Muchísimas gracias . 4