Empieza a leer - De amor y furia. Epigramísticos.

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M iner va Ma rg a rit a Vi l lar re al
DE A MO R Y FU RIA
E P I G R AMÍ S TI COS
{COLECCIÓN DIÁSTOLE}
Primera edición, marzo 2015
© Minerva Margarita Villarreal, 2015
© Esdrújula Ediciones, 2015
© Aurora Luque, por el prólogo
ESDRÚJULA EDICIONES
Calle Martín Bohórquez 23. Local 5, 18005 Granada
www.esdrujula.es
info@esdrujula.es
Edición a cargo de Víctor Miguel Gallardo Barragán
Diseño de cubierta: Guido Carini Espeche
Ilustración de cubierta: Miguel Carini
Fotografía de solapa: Paco Barragán
Impresión: Safekat
Este libro fue escrito gracias al apoyo del Sistema Nacional
de Creadores de Arte del FONCA-CONACULTA.
«Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el
Código Penal vigente del Estado Español, podrán ser castigados con penas
de multa y privación de libertad quienes reprodujeren o plagiaren, en todo
o en parte, una obra literaria, artística, o científica, fijada en cualquier
tipo de soporte sin la preceptiva autorización.»
Depósito legal: GR 364-2015
ISBN: 978-84-943826-0-4
Impreso en España· Printed in Spain
Catulo con Minerva en los confines
Quienes amamos la antigüedad grecolatina lamentamos de
manera más o menos tácita o lacrimosa la ausencia de mujeres poetas en los vastos siglos de la poderosa era de Roma.
Sulpicia, tan ingenua, nos sume en la insatisfacción. Ahora
bien: ya pueden ir dejando lugar para un apéndice las historias de la literatura romana que se impriman a partir de
hoy. Acaba de aparecer el manuscrito de un sensacional liber
de epigramas, un libellum delicioso cuya autora firma como
Minerva Margarita Villarreal. Las características del poe-
mario aparecen encriptadas ya en el nombre de la poeta:
inteligencia aguda minervina; fulgor rotundo en el segundo
nombre (no olvidemos que la perla es magnetismo y esplendor, pero también la secreción defensiva y artística de la
carne de una criatura marina ante la molestia de un rudo
grano de arena). Villarreal nos indica la vocación urbana
de los poemas, descarados como grafitis callejeros, como
pintadas furtivas en los baños públicos o como apunte con
barra de labios en el espejo de una habitación de hotel.
En enero del año 2015 Marcial también habría escrito un
poema como De hecho: «Tu silencio hiere; / tu palabra: mata. /
Tu reino / es de este mundo.» Es un poema para la Roma global
que es a la vez México, es París y es Copenhague.
{7}
Minerva va a cantar «el lado oscuro de la fiesta», a esas
horas en las que se quitan las máscaras los tipos como Herodes,
que viste de Gucci y posa altivo con su mujer «mientras el
pueblo, / entre los basurales, / busca el cadáver de sus hijos».
O a esa hora en que se vela a Kyria Laurentia, la severa
madre del capo joven y dilapidador («Míralo, cómo llora»). O
en ese instante en que la dama saca del bolso el segundo ce-
lular, el que utiliza para secretear con sus amantes. O a esa
hora última de la noche en que Livia se levanta del lecho «y
camina alejándose / bajo las lluvias / que agitan / las aguas del
Leteo» (Alzheimer se titula el poema).
Los epigramas de Minerva tienen punta, como los mejores
de los antiguos. El aguijón se revuelve a menudo en dirección
contraria a la esperada: Clodia, la amada del poeta de Verona,
esgrime una soberbia apología del placer (Don´t worry, be
happy); aunque también despacha, condescendiente, a un
Catulo picaflor (Lesbia comprensiva). La prostituta hace re-
proches a Marcial y Penélope febril deshace el sufrido y famoso
manto ensayando posturas ante el espejo. La envidia del
pene se ha transformado en Envidia del coño («Repudias a
las mujeres con razón: / tienen lo que ti te falta»).
Y el aguijón duele: Latomías del Topo Chico y Apodaca
denuncia la eterna procreación de la ignominia o cómo nunca
se clausuraron las latomías siracusanas; en las de hoy, «los
capos controlan / drogas, mujeres y venganzas; / deciden cómo
y cuándo / el resto de los reclusos / y todos nosotros / habremos
de morir». La crudeza nos interpela desde la destreza verbal:
son aliadas íntimas en estos epigramas. Y también el humor
ha de aliarse a la pericia para que funcione su mecanismo:
{8}
Minerva desventra lugares comunes («Más vale pájaro en
mano / y siento volando»; «El amor dura mientras dura dura»)
y se burla del poeta laureado por sus propios discípulos («Una
corte de epígonos / —a quienes tallereaba—»). La risa se hace
cruel en la micronovela policíaca que es Alta repostería o en
la crónica rosa y negra de Compra del futuro (el marido de la
enferma de cáncer se divorcia y se va con la arribista Livia,
que encarna la promesa del futuro con su vestuario adelan-
tado a la temporada) o en la revisión del estado matrimonial
como esclavitud en Manumisión, un poema en el que el vio-
lento y rico Drusio se droga con cristal y su esposa añora su
antigua libertad de cajera en un banco.
Minerva consigue que el humor, ese producto tan perece-
dero y tan efímero, funcione en una mezcla alquímica de
morbosidades romanas y contemporáneas, ajustes de cuentas
con catulos y marciales desde el otro lado de la cama, sátira
negra mexicana y tardoimperial, burla de las necedades y de
los absurdos todos, libertad descarada y absoluta en la dicción.
Los Epigramísticos de Minerva Margarita Villarreal circulan
por los siglos y nos traen los ecos de la eterna carcajada: la
vida es amarga, estrafalaria y ridícula, pero es la vida.
A URORA L UQUE
Málaga, febrero de 2015
{9}
De a m or y f uria
E p ig ra m íst icos
a Carlos García Gual
y a Agustín García Gil,
Eduardo Langagne y Raúl Renán,
presentes en el nacimiento de este libro.
Lo que se hereda no se hurta
Un siglo después de que Homero cantara su Ilíada
el mordaz epigrama vio la luz,
inspirado en sus celebraciones más altas
pero buscando el lado oscuro de la fiesta;
debilidades y fallas destilan
en este ingenio lapidario,
que bien pudo derivar
de la certeza de los epítetos.
{ 17 }
Minerva Margarita Villarreal
Primer amor
¡Oh Marcial, mi Marcial!
Han pasado años sin que tus labios bese,
sin que mis dedos te acaricien
y tu fuego abrase este lecho.
Regresa antes de que el hielo me queme.
{ 18 }
De amor y furia. Epigramísticos
Después de Marcial
una prostituta se lamenta
El juego de mis manos,
las caricias de mi lengua
en tus velludas piernas —oh testículos—.
Cabalgar en la selvática noche
sentada sobre tu erecto pene.
¿Por qué no enmudeciste, Marcial?
Dos monedas de oro no bastan.
Tus versos me encadenan.
Antes dos, cinco monedas
hacían seguro mi andar sobre el puente.
Hoy, no hay pago posible
que me devuelva mi altivez.
{ 19 }
Minerva Margarita Villarreal
Maldición
Él hurtó mi sueño,
después me abandonó.
Tapó con cera sus oídos.
Clausuró puertas. Me echó.
Poder y gloria resbalan de sus manos.
Y al amor ha maltratado:
me humilló hasta volverme sombra
que a diario atraviesa las aguas del Leteo
sin apenas ser notada.
{ 20 }
De amor y furia. Epigramísticos
Penélope febril
He tejido el manto
que ansiosa
de noche deshago
practicando posturas
frente al espejo.
{ 21 }
Minerva Margarita Villarreal
Inconveniente
Te apartas de mí
porque soy poeta
y soy pobre.
Si hubieras sabido
que además
soy puta,
más pronto te habrías alejado.
{ 22 }
De amor y furia. Epigramísticos
Arrepentido
Te abandoné
por ser poeta
y ser pobre.
De haber sabido
que además
eras puta,
nunca te habría dejado.
{ 23 }
Minerva Margarita Villarreal
Tiranía doméstica
Más atemoriza la luz que la sombra,
por eso el amor se nos vuelve violencia,
y tu silencio, Catulo,
como un puñal recorre mi espalda,
punza y hiere,
va más lejos
que tu venenosa ironía.
{ 24 }
De amor y furia. Epigramísticos
De hecho
Tu silencio hiere;
tu palabra: mata.
Tu reino
es de este mundo.
{ 25 }
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