xxxx Rev. Arg. Anest (2004), 62, 1: 1-2 Editorial Ha fallecido el Dr. Ricardo Arlía Ha fallecido un amigo Dr. Ricardo Arlía. 1935-2004 El Dr Arlía fue un Anestesiólogo que ocupó todo los cargos de conducción y de control de la Asociación de Anestesiología, Analgesia y Reanimación de Buenos Aires, y los cargos electivos más importantes de la Federación Argentina de Asociaciones de Anestesia. Síntesis de sus actividades más sobresalientes en su destacada trayectoria como profesional y maestro de la Anestesiología. - Carrera Médica Municipal completa retirándose como Jefe de División del Servicio de Anestesiología del Hospital Piñero. - Asesor de la Secretaría de Salud Pública Municipal en diversos períodos. - Secretario Científico, Secretario General y Presidente del XV, XVII y XIX Congreso Argentino de Anestesiología respectivamente. - Miembro del Comité Científico del XXV Congreso de Anestesiología. - Editor de la Revista Argentina de Anestesiología desde el año 1977 a 1988. - Secretario Científico de la Asociación de Anestesiología de Buenos Aires durante 5 períodos. - Perito de la Mutual de Médicos Anestesiólogos. - Premio Academia Nacional de Medicina, año 1977. - Subdirector de la Carrera de Médicos Especialistas en Anestesiología (U.B.A.) hasta 2000 - Director de la Carrera de Médicos Especialistas en Anestesiología (U.B.A.) hasta 2001-2002 - Presidente del Consejo de Certificación y Recertificación en Anestesiología (1994 - 2001). - Vocal del Consejo de Certificación de Profesionales Médicos perteneciente a la Academia Nacional de Medicina (hasta 2002) - Participación en actividades científicas (publicación de trabajos científicos, en Congresos, en Mesas Redondas y Cursos). - Presidente de la Federación Argentina de Asociaciones de Anestesia, Analgesia y Reanimación (19961998) - Vicepresidente de la Asociación Civil para la Acreditación y Evaluación de Programas de Educación Médica de Postgrado en la República Argentina (ACAP) Fue un inestimable colaborador de la Revista Argentina de Anestesiología cuya dirección ejerció entre los años 1977 y 1988 publicando en ella más de 20 trabajos científicos y de divulgación. Se hizo acreedor al respeto y al cariño de todos los anestesiólogos que conocían su fuerte personalidad envuelta en una noble túnica de la ética y del amor a la profesión. Revista Argentina de Anestesiología 2004 | 1 Editorial Fue un actor permanente en toda cuestión relacionada con la formación y mejoramiento profesional del anestesiólogo, colaborando activamente en la programación y la aplicación de la enseñanza de la especialidad a todo nivel. Durante el discurso pronunciado como Presidente del Ente de Certificación y Recertificación de la FAAAR con motivo del IXº Acto de Entrega de Diplomas, acto que se desarrolló en el digno marco de la Academia Nacional de Medicina dijo: “La certificación que hoy reciben es una valiosa distinción; es, en esencia, un reconocimiento a valores, capacidades y experiencias, gestadas por el deseo de mantener actualizados los conocimientos en el ejercicio responsable de la medicina. “Este certificado es un premio que se otorga por la labor desarroIlada durante un período trascendente de vuestra vida profesional. Es un halago del presente y una responsabilidad hacia el futuro, honor que nos satisface, y es un desafío que nos obliga a persistir en nuestra educación continuada, característica indisolublemente unida a la responsabilidad médica. Para llevarla con éxito es necesario contar con un insaciab!e deseo de acrecentar nuestros conocimientos según el acelerado ritmo de los adelantos médicos y científicos”. “ Frente a una medicina exageradamente especializada, altamente tecnificada y por momentos alejada de la esencia espiritual del hombre -centro de todo acto médico- una reunión como a la que hoy nos convoca sirve para reafirmar nuestra concepción del rol profesional ante la sociedad y que tan bien expresara el Dr. Carlos Gianantonio: “ Nuestra convocatoria es para el médico confiable porque es humano, porque estudia para saber, para conocer lo que ignora. Porque él entiende su profesionalismo como una expresión de deber y del servir, porque lo impulsa el deseo de excelencia, de ser respetado y de respetar, porque teme ser irrelevante y quiere formar parte viva del siglo que ya amanece”. Arlía fue un propulsor del conocimiento como una aproximación necesaria, estratégica diría, para incrementar nuestra capacidad de acción en el ejercicio de una especialidad compleja y riesgosa. Captar, almacenar, transformar y poner en práctica estos conocimientos como un activo intelectual de la experiencia personal, para luego transferirlos al joven colega y a los médicos de su entorno, fue el objetivo, diría, el norte de su irreprochable actividad profesional. En un entorno sobrecargado de trabajo y con escasez de tiempo, la información debe estar ubicada en el puesto adecuado, allí donde se toman las decisiones médicas finales. El Dr. Arlía sabía hacerlo en forma natural, haciendo accesible el conocimiento de incalculable valor como el que amalgama la lectura meticulosa de la información más actualizada, con su aplicación práctica cotidiana. El proceso de toma de decisiones desborda la utilidad de las herramientas proporcionadas por el denominado «estado del arte», el punto máximo de los conocimientos de la medicina en un determinado momento. La palabra que quizás mejor exprese esta situación sea la de COMPETENCIA. La palabra tiene múltiples acepciones, pero el significado que nos interesa aquí es «la capacidad de realizar bien una determinada obra o actividad». Así, en la actividad médica, un profesional competente es aquél que sabe tomar decisiones diagnósticas y terapéuticas en conformidad con la lex artis, es decir, con aquel conjunto de conocimientos teóricos y prácticos que lo llevan a tomar decisiones adecuadas y correctas y actualizarlas en forma permanente en función de nuevos conocimientos médicos. Arlía era una profesional COMPETENTE. Con frecuencia, ética y deontología se utilizan como sinónimos. La ética se ocupa de la moralidad de los actos médicos. La deontología determina los deberes que han de cumplirse en algunas circunstancias sociales, y en particular dentro de una profesión dada. Decía Ferrater Mora que fue Jeremías Bentham quien, en 1834, acuñó el término «deontología» en su libro “Deontology, or the science of morality”, con el significado de lo obligatorio, lo justo, lo adecuado. La persona es buena cuando actúa correctamente, cuando cumple con las tareas y obligaciones que debe hacer. Arlía era un hombre imbuido de un gran sentido ético. Arlía era un hombre bueno porque sabía siempre hacer lo justo, lo adecuado, como una deber ineludible de su don humano. Ha muerto el Dr Ricardo Arlía. Ha muerto un gran Médico Anestesiólogo Ha muerto un gran amigo Dr. Jaime A. Wikinski 2 | Volumen 62/ Número 1