El Mercurio Emol.com Mimix Clasificados Autos Propiedades Empleos Lun.com La Segunda SoyChile.cl Amarillas Cerrar sesión martes 9 de septiembre de 2014 Psicología Las personalidades que influyen en la depresión Los primeros son más autoexigentes, muy críticos y poco proclives a crear vínculos con los demás. Los segundos son más sociables, pero muy dependientes. Estos dos tipos de personalidad -introyectiva y anaclítica- fueron identificados en los años 70 en los depresivos. Hoy un grupo de expertos chilenos los está investigando en profundidad, con el objetivo de determinar cómo responden a las terapias para focalizar mejor los tratamientos. "Se asume la depresión como si fuese una entidad, que tiene características uniformes para todas las personas. Y eso es absolutamente falso", dicen. Por Constanza Flores. Ilustración: Francisco Javier Olea. Cuando el psicólogo Jaime Silva observa el comportamiento de quienes lo rodean tiende, por costumbre profesional, a fijarse en ciertos detalles. Por ejemplo, no se sorprendió la vez que, conversando con un médico radiólogo, este le comentó que había elegido esa especialidad para no tener que ver pacientes. Era su ocupación ideal: se sentaba en el computador, observaba las patologías en las imágenes, escribía sus informes y no tenía que hablar con nadie. Silva sospechó de inmediato que estaba ante una persona con rasgos introyectivos, que se caracteriza, entre otras cosas, por no privilegiar los vínculos con los demás. Identificar ese estilo de personalidad no le fue difícil. Desde 2011, Jaime Silva lo viene estudiando junto a un grupo de 60 investigadores de la Universidad Católica, de la Universidad de Chile, y de la Universidad de la Frontera (entre otras instituciones) que conforman el centro de investigación "Núcleo Milenio, Intervención psicológica y cambio en depresión", que desarrolla diversos estudios sobre esta enfermedad mental, que afecta al 17,2 por ciento de los chilenos. El Núcleo está abocado al desarrollo de 17 investigaciones que analizan aspectos psicológicos, psicosociales y neurofisiológicos de la depresión. Y uno de los principales focos de su trabajo ha sido buscarle aplicaciones prácticas a la teoría sobre los estilos de personalidad que desarrolló, en los años 70, el psicoanalista estadounidense Sidney Blatt. Este profesor de la Universidad de Yale -que murió en mayo pasado- se convirtió en un referente del psicoanálisis gracias a investigaciones científicas que lo llevaron a concluir que la personalidad se desarrolla a través de dos caminos entrelazados: uno centrado en la identidad -que da origen a personalidades introyectivas-, y otro focalizado en las relaciones, desde donde surgen los llamados "anaclíticos". El modelo de Blatt permitió descubrir que la depresión afecta a las personas de distintas maneras, dependiendo de su historia personal y de sus rasgos de personalidad. Lo que quieren ahora los investigadores chilenos es usar esa teoría para mejorar los tratamientos y reducir las tasas de depresión en nuestro país. -Hoy día se asume la depresión como si fuese una entidad, que tiene características uniformes para todas las personas y que requiere un tratamiento único. Y eso es absolutamente falso -señala Jaime Silva. -La depresión no es una -complementa Paula Dagnino, psicóloga del Núcleo. Pueden llegar dos pacientes con el mismo diagnóstico, pero son totalmente distintos y como terapeuta tengo que trabajar de cierta forma con uno y de otra con otro. Por eso la teoría de Blatt nos hizo sentido. Perfiles opuestos Las diferencias entre los dos perfiles identificados por Sidney Blatt tienen que ver con dos necesidades básicas del ser humano: la de construir una identidad y la de relacionarse con los otros. Según la teoría de este psicoanalista, las personas podrían inclinarse más hacia el polo de la autodefinición o hacia el de los vínculos, para dar origen a introyectivos y anaclíticos respectivamente. Así, los introyectivos se caracterizan por ser autocríticos, autoexigentes y estar muy centrados en sí mismos. Están en una constante y severa autoevaluación. Se esfuerzan excesivamente por alcanzar logros y la perfección en lo que hacen, lo que los transforma en individuos altamente competitivos y con una gran capacidad de trabajo. Cuando se deprimen, tienen el sentimiento de ser indignos, inferiores. Se sienten fracasados y culpables. -La persona se deprime, por ejemplo, porque tuvo un fracaso laboral, porque el jefe no lo tomó en cuenta o una polola no lo valoró lo suficiente. Siente que no sirve para nada. Tiene que ver con una herida en la autoestima -dice Paula Dagnino. Los anaclíticos, en cambio, son muy dependientes de los demás. Son más sociables y tienen un intenso anhelo de ser amados y protegidos. Se focalizan más en los sentimientos y en los afectos. Evalúan a los otros en la medida en que son capaces de cuidarlos y de proveerles atención, confort y satisfacción. Por lo general, expresan su depresión a través de quejas somáticas. Su angustia suele manifestarse a través de taquicardia, opresión en el pecho y sudoración. También presentan cefaleas y problemas gástricos. -Es el paciente al que le importan las relaciones interpersonales, que está muy metido en el ámbito emocional y social. Llega a terapia porque terminó un pololeo o se separó, porque perder al otro ha sido súper difícil -dice la psicóloga. A la base de cada estilo de personalidad, los expertos sostienen que podría haber antecedentes genéticos. Pero también influirían los estilos de apegos que se dieron en la crianza. El psiquiatra Guillermo de la Parra explica que una mamá introyectiva, poco cálida, que no logra conectarse y no logra interpretar bien las emociones de su hijo haría que este también se retraiga para crecer como un adulto introyectivo. Por otro lado, la madre muy ansiosa y que le da poca libertad al niño y lo mantiene en un estado de alerta muy angustioso por la separación, generaría hijos anaclíticos. -En la crianza, se supone que los introyectivos tuvieron padres muy estrictos, exigentes e invasivos y eso los ha hecho retraerse y centrarse en la creación de su autonomía. En cambio los pacientes más anaclíticos seguramente fueron víctimas de abandono o de negligencia, entonces quedaron con carencias, con este estilo de apego adulto que es ansioso, de aferrarse a las personas -dice de la Parra. A pesar de las distinciones, los investigadores subrayan que en la mayoría de las personas, estos estilos de personalidad se dan de manera integrada y con variaciones. La psicopatología está relacionada con gente que tiene una exacerbación de uno de estos elementos. -Esto es dimensional. En momentos de la vida uno puede ser bien introyectivo y en otro, tener más rasgos anaclíticos. O sea, no es blanco o es negro. La teoría te hace llevarlo al extremo para que tú puedas trabajar e investigar, pero no es categorial afirma la psicóloga Paula Dagnino. La especialista sostiene, sin embargo, que podría existir una relación entre el género y el estilo. -Los hombres son más introyectivos por una cosa cultural, principalmente. Esto ha ido cambiando pero todavía se le dice a los niños que no pueden llorar. Se les enseña a que tienen que hacer las cosas solos y eso desencadenaría una forma de funcionar evitativa -explica y agrega que como las niñas son más "emocionales y afectivas", tenderían a ser más anaclíticas. El peso del contexto social Para entender mejor la alta prevalencia de la depresión en Chile, los especialistas explican que es importante abordarla desde distintas perspectivas. Lejos de ser solo un problema psicológico y biológico, es también social e incluso cultural. En Chile, asegura Jaime Silva, anaclíticos e introyectivos se distribuyen en partes iguales, pero el contexto social no actúa de la misma manera en ellos. Todos, aseguran los expertos, se han visto afectados por las transformaciones que se han dado en las últimas décadas en Chile, donde se pasó rápidamente de una sociedad más colectiva a una más individualista. -Podrían haber aumentado las depresiones introyectivas, porque se incrementó la competitividad, entonces la gente es más autocrítica. Pero por otro lado podrían haber aumentado más las depresiones anaclíticas, porque se enfatiza cada vez menos la interacción social. La sociedad es más individualista entonces habría menos oportunidades de hacer cosas en relación con otro -dice Silva. Mariana Krause, la psicóloga que dirige el Núcleo Milenio, explica que el deterioro del tejido social, de las comunidades, de las familias extensas ha implicado una baja en el apoyo social y relaciona eso con el aumento de las depresiones. Afirma: -Acá en Chile, por un lado hay fenómenos sociales como la pérdida de redes. Pero hay otra realidad que tiene que ver con la precariedad de la vida cotidiana. A juicio de Paula Dagnino, este panorama social -con menos tiempo para los demás, el surgimiento de las redes sociales en internet y un entorno exitista- contribuiría a generar más depresiones introyectivas. -La sociedad te exige logros, cierto estatus y cuando el paciente se deprime es porque no los ha conseguido -comenta. La psicóloga cuenta que, según los resultados del Núcleo, una de las dificultades está en que los introyectivos, que tienen menos redes sociales que el promedio, además las perciben como insatisfactorias. -No existe ser humano que no tenga deseo de relacionarse ni de ser satisfecho por otro, pero él tiene una imagen interna de que las personas no están ahí para él explica. Focalizar los tratamientos Los investigadores del Núcleo Milenio sobre depresión siguen teniendo muchas preguntas sin respuestas. Pero han avanzado lo suficiente en su trabajo como para poder presentar sus primeros resultados. Así lo hicieron, en junio pasado, en el 45 Congreso Mundial de la Sociedad para la Investigación en Psicoterapia, que se realizó en Copenhague, Dinamarca. Ahí, los representantes del grupo explicaron, entre otras cosas, que a nivel cerebral encontraron que los introyectivos reaccionan con mucha más intensidad ante el estrés. Ante los mismos estímulos, sus niveles de cortisol -la hormona del estrésson mucho más elevados que en los anaclíticos. Asimismo, descubrieron que al introyectivo le cuesta realizar el proceso conocido como mentalización. Esto es, leer las intenciones y las emociones del otro. Y a nivel psicosocial, los perfiles perciben de forma distinta el apoyo que proviene del grupo. -Hicimos una intervención psicoeducativa grupal que funcionó súper bien con mujeres anaclíticas y que no resultó para nada con mujeres de rasgos introyectivos. Y es lógico. Para aquellos que tienen más motivación a la interconexión, la terapia grupal va a funcionar mejor que para quienes no la tienen -explica Mariane Krause. Esos hallazgos les han permitido establecer cómo se desenvuelve cada uno en terapia y definir ciertos lineamientos sobre cómo aproximarse a ellos. Un paso crucial para lograr mejores resultados terapéuticos. De los introyectivos, por ejemplo, los investigadores saben ahora que son los que más desertan de psicoterapia y más dificultades tienen a la hora de establecer un vínculo con el especialista, porque están encerrados en pensamientos rumiantes de autocrítica. Por lo mismo, aseguran, este perfil necesita de una terapia más larga y profunda. Los anaclíticos, en tanto, responden bien a las terapias breves porque su vínculo con el especialista es fuerte desde el primer momento. -Con un introyectivo, si (el terapeuta) no es capaz de ayudarle a conectar con aspectos afectivos o a tratar de que vea los aspectos interpersonales, la terapia rápidamente puede terminar. Ocurre lo contrario en el caso de un paciente más anaclítico. Justamente el pensar y analizar más las situaciones le van a ayudar a salir de la depresión -explica Mariane Krause. Agrega: -En Chile, existen guías para hacer terapia en caso de depresión. A lo que nosotros tenemos que llegar es a tener guías diferenciadas dependiendo de estos perfiles. Los introyectivos se caracterizan por ser autocríticos, autoexigentes y estar muy centrados en sí mismos. Están en una constante y severa autoevaluación. La depresión en cifras La depresión es la enfermedad mental más extendida a lo largo del país y pese a haber sido incorporada dentro de las patologías AUGE/GES en 2006, su incidencia no ha disminuido de forma relevante. En 2003, la Encuesta Nacional de Salud indicaba que un 17,5% de los encuestados había presentado síntomas depresivos en el último año. En 2009, el porcentaje bajó solo a 17,2%. La proporción de chilenos que padece esta patología casi duplica la de Estados Unidos, cuyo porcentaje equivale a un 9,5%. La tasa de suicidios en Chile supera el promedio de los países de la OCDE, alcanzando una tasa de 13,3 por cada 100 mil habitantes. En el resto los países miembros es de 12,4 por cada 100 mil habitantes, según el reporte de la organización para 2013. Datos de la Superintendencia de Salud revelaron que de los 1,2 millones de licencias médicas tramitadas el año pasado, la depresión es el mal que causó más permisos laborales: se cursaron 116 mil subsidios por esta causa, es decir más de la mitad del total de licencias gestionadas por enfermedades mentales. A su vez las enfermedades mentales concentraron un 18,7% del total de licencias. Por Constanza Flores. Ilustración: Francisco Javier Olea.. Términos y Condiciones de la Información © El Mercurio S.A.P.