Sobre Literatura Colombiana • •• • • • • • La Desesperanza como un ......................................... ............ ............... . Continuum Cultural ~ GASTóN ALZATE CUERVO a Enrique Gaitán Durán, S.]. Catedrático de literatura comparada, U. ]averiana. ~ ~TECUERVO Cali,1959. Crítico de literatura y artes plásticas. Profesor de literatura de la Universidad Javeriana. Ganador del Premio Nacional de EnsayO Joven Colcultura, 1993. La siguiente es la memoria de un itinerario personal a través de tres autores: Sófocles, Holderlin y Mutis. Al acometer este acto en nombre de la "literatura comparada", me propuse estudiarlos analógicamente, circunscribiéndolo principalmente a la poesía. Teniendo en cuenta que son tres autores muy lejanos en el tiempo con obras extremadamente particulares y con grandes dificultades para ser incluídas en un movimiento literario, intenté establecer una aproximación a ellos por medio de un tema: La Desesperanza l . Este se me fue presentando a lo largo de mi recorrido como un "continuum cultural"2. es decir, como un asunto que al mismo tiempo que congregaba y estructuraba era objeto de modificaciones en las obras por comparar. Estas fueron: Edipo Rey de Sófocles, "Anotaciones sobre Edipo y Antígona" de Holderlin y Los elementos del desastre, Los trabajos perdidos y Reseña de los hospitales de ultramar, de Alvaro Mutis. • o o z I l En la conferencia de la Universidad Autónoma de México (1965) titulada "la desesperanza", Mutis propone la exploración de algunas obras bajo el mulo de "Una Fenomenología de la Desesperanza" . Claudlo Guillén, Lo uno y lo diverso. • 679 ©Biblioteca Nacional de Colombia , .......................................................................... Tal vez son los griegos los primeros en mirar con horror la escisión entre cultura y naturaleza. El romántico por su parte, cree nunca haber estado tan alejado, del "origen". Al hombre moderno, entendiendo moderno como lo dispone Holderlin, a partir del Edipo de Sófocles, la naturaleza se le aparece como inerte y le invade cierto temor al comprobar el ilimitado alcance de su soledad. Aquiles) dirige su cólera secundariamente contra Agamenón, su principal reto es contra la naturaleza mortal a la que no puede escapar; su rebelión es titánica por cuanto se rebela contra el destino - morir joven - al que ya ha sido sentenciado; su arrogancia, apolínea, le lleva a combatir a los mismos dioses; finalmente su soledad indica ya la que tendrán que soportar los de su estirpe: el Prometeo esquileano, el Ayax sofocleano, el Bruto Shakespereano, el Empédocles h61derlineano, el Magroll mutisiano. • o el z Todavía en Homero y pese al destino trágico de Aquiles, la naturaleza y el hombre se comunican. Los dioses de la llíada están integrados en el mundo, tienen amores, hijos con los hombres, corren por los campos de batalla. De Homero a Sófocles se irá conformando la escisión que para el romántico se verá sintetizada pictóricamente en el enfrentamiento mar-hombre. Caspar David Friedrich y William T umer, representarán los escuálidos restos de un naufragio, [otalmente extraños para las gigantescas montañas de hielo o para las indómitas olas, bajo las que se hunde imperturbablemente el sufrimiento humano. Ante esta frialdad extrema, se tiene la impresión de estar sumido en un universo inhumano, anterior o posterior a los hombres, un universo en el caos de su formación o en el apocalipsis de u destrucción. La imagen del hombre ha desaparecido de los cuadros de Friedrich y T urner. Sólo han quedado la del abismo y la melancolía. Las situaciones extremadamente trágicas son actos simples que culminan complejos caminos de contradicción. Con cierta perplejidad podemos comprobar cómo, por encima de las épocas históricas, esta escenografía del desenlace trágico varía muy poco. Sófocles utiliza una muy reducida estructura, dos o tres actores y el coro; Holderlin, siguiendo el ejemplo de Goethe, retorna al estilo escénico ático; pero en todos los casos la mayor densidad trágica va acompañada de la austeridad de elementos. "Pío", es el nombre que Holderlin emplea para referirse a la relación con la naturaleza de los héroes trágicos en Sófocles. Esta es de profundo respeto al orden universaL Tal sentido está en íntima relación con la actitud de Magroll. Magroll, como Hiperión, personaje de Holderlin, trata de leer en los acontecimientos, un orden natural que le es esquivo. En su ensayo "Sobre Edipo y Antígona", Holderlin presenta a Edipo como aquel que ha cruzado la frontera entre el hombre y Dios4• Esta frontera es llamada por el poeta suabo el apartamiento categórico. Según éste, los dioses han vuelto su rostro a los hombres, se han apartado. El héroe trágico se encuentra solo frente al destino y con su propio sacrificio intenta revelar y volver al Todo primordial. Esta inmolación puede ser inmediata como en el Empédodes de H61derlin o en la Antígona de Sófocles, pero también puede ser una muerte silenciosa, como en Edipo o en Magroll. Edipo responde a la infidelidad de los dioses Con su propia infidelidad, pero sin perder su sentido "pío". Esta condición es llamada en la tragedia de Sófocles U) J Rafael Argullol, El Héroe y el Unico . i Jean Beauffrer "Holderlm y Sófocles" ECO. Díc. 1968. • 680 ©Biblioteca Nacional de Colombia •••• • ••••••• •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• • ••••••••••••• el atheos, es decir el desertado de los dioses. En lugar de ser fulminado por la divinidad, el héroe asume la soledad de un largo deambular. Edipo constituye, para Bolderlin, la obra cultural por excelencia ya que no es una tragedia de la muerte violenta, como lo reclama la naturaleza romántica o la griega en ' Antígona, sino una tragedia de la muerte lenta como OCurre en Magroll. De esta forma, el héroe, en el límite extremo del dolor, vira categóricamente al no poder ya igualar lo inicial, es decir el Todo del que ha Partido. La escisión acerca más profundamente al ser humano con lo sagrado. Edipo, Hiperión y MagroU, testimonian con sus vidas el doloroso momento por llledio del cual el héroe se acerca, en Sófocles a la "diVinidad", en Holderlin a la "naturaleza", y en Mutis a "los elementos". Para el poeta alemán, el hombre griego tiene la Vivencia de una potencia infinita que se presenta al margen de toda organización, y que fue denominada, según la raiz griega, lo aórgico. En la obra poética de MUtis a la que hemos hecho referencia, las fuerzas aÓrgicas, en un orden no captado por la conciencia, gObiernan los elementos del trópico. En ella se presenta una peculiar simbiósis entre la expresión patética, que sería lo propio del arte moderno y una eConomía del lenguaje que lo acerca por el contrario, a las fuerzas mesuradas y orgánicas. La sobriedad en la eXpreSión, la búsqueda de un peculiar clasicismo, es Precisamente una de las características del desesperanzado, según el escritor colombiano. Surgidas de su lectura de los griegos, las intuiciones de Hólderlin sobre el fracaso del arte, se asemejan a la noción de desesperanza. Como conciencia Permanente de la cultura, el poeta, según Mutis, cOnOCe y moldea su fracaso. No lo elude, por el COntrario, lo asume como la más alta existencia. El escritor colombiano establece una dialéctica Por llledio de la figura de la fruta que se pudre y da lugar a la vida, así como los griegos establecieron la oposición orgánico-aórgico para desentrañar los móviles del universo. En medio de esta descomposición hace su aparición la materia primordial, que Mutis interpreta como lo único perdurable. Esta especie de Eter, "leche letal" que emana de los animales, los hombres o los vegetales en descomposición, nos permite volver, de una forma muy particular, a la naturaleza, al Uno-Todo. Si en las tragedias de Sófocles este hecho producía el apartamiento de los dioses y la infidelidad de los hombres, en el trópico de Mutis, el hastío, "el torpe silencio que se extiende sobre las voces", se hermana con el apartamiento categórico en la forma pura y vacía del tiempo en el que los dioses están ausentes. El universo de Mutis es estéril. Esta esterilidad llega hasta el mito. Esterilidad del mito y fracaso de la poesía son temas tanto griegos como románticos. Mutis señala en ''La Muerte del Estratega", que los helenos fueron los únicos que rescataron del hombre mismo las fuerzas que vencen la nada, de allí que el último momento de esplendor de la cultura occidental sea la caída de Bizancio en poder de los Turcos. • Mutis reelabora la armonía interior griega desde la verdad y la belleza de la descomposición, como envés y revés de la misma moneda. El poeta consagra su existencia, en el caso de Holderlin, a la hermosura de Diótima, en el caso del estratega al esplendor de Ana "la cretense". Por su carácter desordenado y azaroso, la naturaleza del trópico deslumbra al poeta colombiano, como otrora los griegos fueron deslumbrados por el ensueño olímpico. El fracaso, que los románticos manifestaron en las ruinas de las construcciones antiguas, renace ahora en el óxido, en el vocerío de las aguas que golpean los techos de zinc, en "el orín que recorre los cuartos de inquilinato", en "el humo de los bosques que se pega a los cuerpos", en los olores dulces y agrios del trapiche, en "el o UJ a z UJ (f) • 681 ©Biblioteca Nacional de Colombia -::. " - . .- - "",," ~-- . •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• pálido verdín de las ventanas", en "la cáscara débil como aquel que invierte su marcha y se aparta de ella del hollín:, en la podredumbre de los grandes insec~ tos, en las voces que gritan en el desorden matinal de los hoteles, órdenes, e insultos en todas las lenguas de la tierra. El concepto de ruina llega hasta la palabra, el fragmento, el desastre, "los trabajos perdidos" hacen su aparición como elementos fundamentales de nuestra cultura. Tanto H61derlin como Mutis llevan en sí una protesta contra la época desprovista de ideales heróicos. Aunque estéril, esta heroicidad, ya sólo le es permitida al poeta. Magroll es el atheos griego, el héroe desertado de los dioses que conser~ vando su profundo respeto por la naturaleza, se prepara como Edipo para la muerte y cumple "la rilkeana proposición de escoger y moldear su fin". El diálogo mudo con las fuerzas originarias lo señala para permanecer en espera de nada. Este retiro, constituye la única comunicación posible con lo divino, tanto para Sófocles, como para H6lderlin. Como Edipo, Magroll se mantiene al margen de los hombres y los dioses, en poblaciones perdidas de las estribaciones de la cordillera, en habitaciones de hoteles sin nombre, en los trenes que recorren sin término las estaciones, er11as altas y perdidas casca~ das, en las grandes salas de los hospitales de ultramar. Tal es el lugar del desesperanzado, que en Edipo adquiere las características de un caminante ciego guiado por su hija y en Hiperión las de un eremita griego. Estas son las tres asombrosas vertientes del indivisible continuum cultural que en este itinerario los dioses nos han permitido estudiar. • o z • 682 ©Biblioteca Nacional de Colombia