las hijas de pandora

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LAS HIJAS DE PANDORA
Interior griego
J.L.Gérome, S.XIX
¿Desesperadas Casandras, seductoras Helenas, firmes Antígonas o crueles
Clitemnestras? Entre unas y otras caben los infinitos matices posibles de la mujer
real…
Los documentos literarios e históricos hablan más bien del concepto de mujer
que de la mujer real; dicen lo que se esperaba de lo femenino y a través de esos
testimonios podemos entrever cuáles eran las reglas que regían las relaciones de
poder en el mundo helénico. Pero no hay que olvidar que son pinturas parciales de
fragmentos de siglos diversos, en una sociedad que, a su vez, tampoco era idéntica en
todas las regiones ni en todas las épocas.
Para que ahondemos un poco en el tema, en lo que sigue vas a encontrar
fragmentos de autores griegos de diversos siglos y algunas opiniones de la crítica
contemporánea. Te sugiero que te des también un paseo por la biblioteca (al final te
pongo algunos enlaces).
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LA MUJER GRIEGA…
SEGÚN LOS HOMBRES GRIEGOS
LA HEMBRA, UN MACHO MUTILADO
Aristóteles-“Reproducción de los animales”
“Pues igual que de
seres mutilados unas veces nacen
individuos mutilados y otras no; de la misma forma, de una
hembra unas veces nace una hembra y otras nace un macho.
Y es que la hembra es como un macho mutilado, y las
menstruaciones son esperma, aunque no puro, pues no les
falta más que una cosa, el principio del alma. Y por eso, en
todos los animales que tiene huevos hueros, el huevo que se
forma posee las partes de ambos sexos, pero no posee ese
principio, por lo que no llega a convertirse
en un ser
animado, ya que ese principio lo aporta el experto del
macho. Y cuando el residuo de la hembra participa de tal
principio, se forma un embrión.
Andrómaca y Astiacnate
Siglo VI a.C.
(…)
El cuerpo proviene de la hembra, y el alma del macho: pues
el alma es la entidad de un cuerpo determinado.”
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APENAS COMO UNA EXTRANJERA
“La madre no es la engendradora del que
se llama su hijo, sino la nodriza del
germen recién sembrado. El que engendra
es el hombre; ella, como una extranjera
para un extranjero, salva el retoño, si la
divinidad no lo malogra. Te voy a dar una
prueba de este argumento: se puede ser
Mujeres griegas, S Va.C.
padre sin una madre. Cerca tenemos un
testimonio, la hija de Zeus Olímpico, que no ha sido alimentada en las tinieblas de un
vientre, y, sin embargo, ninguna diosa podría dar a luz un vástago semejante”.
(Discurso de Apolo, Euménides, episodio IV- Esquilo)
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C AT Á L O G O D E L A S M U J E R E S
Semónides de Amorgo
De modo diverso la divinidad hizo el talante de la mujer
desde un comienzo. A la una la sacó de la híspida cerda:
en su casa está todo mugriento por el fango,
en desorden y rodando por los suelos.
Y ella sin lavarse y con vestidos sucios,
revolcándose en estiércol se hincha de grasa.
A otra la hizo Dios de la perversa zorra,
una mujer que lo sabe todo. No se le escapa
inadvertido nada de lo malo ni de lo bueno.
De las mismas cosas muchas veces dice que una es mala,
y otras que es buena. Tiene un humor diverso en cada caso.
Otra, de la perra salió: gruñona e impulsiva,
Mujeres aseándose S.IV a.C.
que pretende oírlo todo, sabérselo todo,
y va por todas partes fisgando y vagando
y ladra de continuo, aun sin ver a nadie.
No la puede contener su marido, por más que la amenace,
ni aunque, irritado, le parta los dientes a pedradas,
ni tampoco hablándole con ternura,
ni siquiera cuando está sentada con extraños;
sino que mantiene sin pausa su irrestañable ladrar.
A la otra la moldearon los Olímpicos del barro,
y la dieron al hombre como algo tarado.
Porque ni el mal ni el bien conoce una mujer de esa clase.
De las labores sólo sabe una: comer.
Ni siquiera cuando Zeus envía un mal invierno,
por más que tirite de frío, acerca su banqueta al fuego.
Otra vino del mar. Esta presenta dos aspectos.
Un día ríe y está radiante de gozo.
Cualquiera de fuera que la vea en su hogar la elogia:
“No hay otra mujer más agradable que ésta
ni más hermosa en toda la tierra”.
Al otro día está insoportable y no deja que la vean
ni que se acerque nadie; sino que está enloquecida
Estela funeraria, 380 a.C.
e inabordable entonces, como una perra con cachorros.
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Es áspera con todos y motivo de disgusto
resulta tanto a enemigos como a íntimos.
Como el mar que muchas veces sereno
y sin peligro se presenta, alegría grande a los marinos,
en época de verano, y muchas veces enloquece
revolviéndose en olas de sordo retumbar.
A éste es a lo que más se parece tal mujer
en su carácter: al mar que es de índole inestable.
Otra procede del asno apaleado y gris,
que a duras penas por la fuerza y tras los gritos
se resigna a todo y trabaja con esfuerzo
en lo que sea. Mientras tanto come en el establo
toda la noche y todo el día, y come ante el hogar.
Sin embargo, cuando se trata del acto sexual,
acepta sin más a cualquiera que venga.
Y otra es de la comadreja, un linaje triste y ruin.
pues ésta no posee nada hermoso ni atractivo,
nada que cause placer o amor despierte.
Está que desvaría por la unión de Afrodita,
pero al hombre que la posee le da náuseas.
Con sus hurtos causa muchos daños a sus vecinos,
y a menudo devora ofrendas destinadas al culto.
A otra la engendró una yegua linda de larga melena.
Ésta evita los trabajos serviles y la fatiga,
y no quiere tocar el mortero ni el cedazo
levanta ni la basura saca fuera de su casa,
ni siquiera se sienta junto al hogar para evitar
el hollín. Por necesidad se busca un buen marido.
Cada día se lava la suciedad hasta dos veces,
e incluso tres, y se unta de perfumes.
Siempre lleva su cabello bien peinado,
y cardado y adornado con flores.
Un bello espectáculo es una mujer así
para los demás, para su marido una desgracia,
como no sea algún tirano o un personaje
de los que regocijan su ánimo con tales seres.
Otra viene de la mona. Ésta es, sin duda,
la mayor calamidad que Zeus dio a los hombres.
Es feísima de cara. Semejante mujer va por el pueblo
como objeto de risa para toda la gente.
Procesión de mujeres
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Corta de cuello, apenas puede moverlo,
va sin trasero, brazos y piernas secos como palos.
¡Infeliz quienquiera que tal fealdad abrace!
Todos los trucos y las trampas sabe
como un mono y no le preocupa el ridículo.
No quiere hacer bien a ninguno, sino que lo que mira
y de lo que todo el día delibera es justo esto:
cómo causar a cualquiera el mayor mal posible.
A otra la sacaron de la abeja. ¡Afortunado quien la tiene!
Pues la única a la que no alcanza el reproche,
y en sus manos florece y aumenta la hacienda.
Querida envejece junto a su amante esposo
y cría una familia hermosa y renombrada.
Y se hace muy ilustre entre todas las mujeres,
y en torno suyo se derrama una gracia divina.
Y no le gusta sentarse entre otras mujeres
cuando se cuentan historias de amoríos.
Tales son las mejores y más prudentes
La Gorgona
Caravaggio, 1600
mujeres que Zeus a los hombres depara.
Y las demás, todas ellas existen por un truco
de Zeus, y así permanecen junto a los hombres.
Pues éste es el mayor mal que Zeus creó: las mujeres.
Incluso si parecen ser de algún provecho,
resultan, para el marido sobre todo, un daño.
Pues no pasa tranquilo nunca un día entero
todo aquel que con mujer convive,
y no va a rechazar rápidamente de su casa al hambre,
odioso compañero del hogar, dios de mal temple.
Cuando piensa un hombre gozar de mejor ánimo
en su hogar, por gracia de los dioses o fortuna humana,
encuentra ella un reproche y se arma para la batalla.
Pues donde hay mujer no puede recibirse con agrado
ni siquiera a un huésped que acude a la casa.
Lo que parece, en efecto, que es la más sensata,
esa resulta ser la que más ofende a su marido,
y mientras anda él de pasmarote, sus vecinos
se ríen a su costa, viendo cuánto se equivoca.
Cada uno hará elogios recordando a su propia
mujer, y censuras cuando evoque a la de otro.
¡Y no advertimos que es igual nuestro destino!
Porque éste es el mayor mal que Zeus creó,
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y nos lo echó entorno como una argolla irrompible,
desde la época aquella en que Hades acogiera
a los que por causa de una mujer se hicieron guerra.
Estatuilla femenina
procedente de Tanagra
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EL ORIGEN DE TODOS LOS MALES
Hesíodo- “Los trabajos y los días”; “Teogonía”
Pandora
J.W.Waterhouse,1896
El Padre de los hombres y de los dioses ordenó al ilustre Hefesto que mezclara en
seguida la tierra con el agua y de la pasta formara una bella virgen semejante a las
diosas inmortales, y a la cual daría voz humana y fuerza. Y ordenó a Atenea que le
enseñara las labores de las mujeres y a tejer la tela; y que Afrodita de oro esparciera
la gracia sobre su cabeza y le diera el áspero deseo y las inquietudes que enervan los
miembros. Y ordenó al mensajero Hermes, matador de Argos, que le inspirara la
impudicia y un ánimo falaz. Ordenó así, y los aludidos obedecieron al rey Zeus
Cronión. Al punto, el ilustre Cojo de ambos pies, por orden de Zeus, modeló con
tierra una imagen semejante a una virgen venerable; la diosa Atenea la de los ojos
claros la vistió y la adornó; las diosas Cárites y la venerable Pito colgaron a su
cuello collares de oro; las Horas de hermosos cabellos la coronaron de flores
primaverales; Palas Atenea le adornó todo el cuerpo; y el Mensajero matador de
Argos, por orden de Zeus retumbante, le inspiró las mentiras, los halagos y las
perfidias; y finalmente el Mensajero de los dioses puso en ella la voz. Y Zeus llamó a
esta mujer Pandora, porque todos los dioses de las moradas olímpicas le dieron algún
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don, que se convirtiera en daño de los hombres que se alimentan de pan
Tras de acabar esta obra perniciosa e inevitable el Padre Zeus envió hacia Epimeteo
al ilustre Matador de Argos, veloz mensajero de los dioses, con ese presente; y
Epimeteo no pensó en que Prometeo le había recomendado que no aceptara nada de
Zeus Olímpico y le devolviera sus presentes, para que no trajesen desgracia a los
mortales. Y aceptó el obsequio y no sintió el mal hasta después de haberlo recibido.
Antes de aquel día, las generaciones de hombres vivían sobre la tierra exentas de
males, y del rudo trabajo, y de las enfermedades crueles que acarrean la muerte a los
hombres. Porque ahora los mortales envejecen entre miserias.
Y aquella mujer, levantando la tapa de un gran vaso que tenía en sus manos esparció
sobre los hombres las miserias horribles. Únicamente la Esperanza quedó en el vaso,
detenida en los bordes, y no echó a volar porque Pandora había vuelto a cerrar la
tapa por orden de Zeus tempestuoso que amontona las nubes.
…de ella es de quien procede la raza de las mujeres hembras, la
más perniciosa raza de mujeres, el más cruel azote que existe entre
los hombres mortales, porque no se adhieren a la pobreza sino a la
riqueza.
Y lo mismo que las abejas, en sus colmenas cubiertas de techos,
alimentan a los abejones, que no hacen más que daño y trabajan,
madrugadoras durante todo el día hasta declinar Helios, y hacen
sus blancas celdas, mientras los abejones penetran en las colmenas
cubiertas de techos, llenándose el vientre con el fruto de un trabajo
ajeno; así Zeus que truena en las alturas dio esas mujeres funestas
Pandora
Dante G. Rossetti, 1869
a los hombres mortales, esas mujeres que no hacen más que daño.
Y también les envío otra calamidad a cambio de una buena obra.
Aquel que, rehuyendo el matrimonio y la preparación penosa de
las mujeres, no tome esposa, si llega a la vejez abrumadora sin
hijos, se verán privados de los cuidados que se tienen con los ancianos; y si no vivió
pobre al menos, a su muerte sus bienes serán repartidos entre sus parientes lejanos.
Por lo que respecta aquel a quien la Moira haya sometido al matrimonio, aunque
tenga una mujer casta y adornada de prudencia, no se mezclarán menos en su vida el
bien y el mal; pero, por lo que respecta a quien se haya casado con una mujer mala
por naturaleza tendrá en su pecho un dolor sin fin y su alma y su corazón serán presa
de un mal irremediable; Porque no es lícito engañar a Zeus, y no se escapa a él.
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MIRADAS DE HOY
S E R M U J E R E N AT E N A S
Balart y Césped
La Atenas clásica era un patriarcado, un sistema organizado
según los privilegios del varón. Predominaba el hombre sobre la
mujer, el marido sobre la esposa, el padre sobre la madre y los
hijos, los viejos sobre los jóvenes y la línea paterna sobre la
materna. El ideal de cultura era formar muchachos primero
guerreros y después padres; y muchachas, esposas y madres de
familia.
(…)
Las mujeres no podían participar en la Asamblea, desempeñar
cargos ni poseer propiedades. Durante toda su vida estaban
Esclava griega
Siglo IV a.C.
sometidas a la tutela del pariente masculino más próximo o a la
de su marido. Electra, por ejemplo, no puede tomar venganza por
sí misma, le está vedada, no tiene categoría de persona: "eres
mujer y no varón", le comenta su hermana Crisótemis. Más aún,
Egisto pretende encerrarla de por vida si no frena su lengua. Por ello, el elegido para
ejecutar la venganza y que ha sido criado por una vieja servidora para tal efecto, es
su hermano Orestes, el varón de la familia.
(…)
El propósito de la vida de la mujer era cumplir con su naturaleza: producir el hijo o
el heredero para el varón. Asimismo, debía perpetuar las tradiciones, el respeto al
hogar, los lazos de parentesco y el patriarcado. Tenemos "esposas para darnos hijos
legítimos y para que sean las seguras guardianas de nuestros hogares", afirmaba
Demóstenes. Es decir, le correspondía formar la cultura de los hijos dentro de la
escala de valores masculinos.
El hecho de que la mujer repudiara el matrimonio, como hizo Clitemestra, significaba
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el desequilibrio del hogar, el núcleo básico de la sociedad, la ruptura del sistema. Los
matrimonios eran arreglados según la conveniencia de los padres de la muchacha.
(…)La autonomía femenina de Clitemestra -la decisión para actuar por sí misma- en
busca de sus propios fines, aparece como una faceta negativa que invierte las
categorías existenciales y sociales; y trae el absurdo y la inseguridad,
desestructurando el hogar, dejando huérfanos a los hijos y alterando los lazos de
consanguinidad hasta desembocar en el caos que se difunde desde la casa al cosmos.
Hay que consignar que la violación del matrimonio por parte del hombre -el
adulterio, por ejemplo-, no causa el derrumbe del hogar, pero sí mueve a las mujeres
a actuar. Cuando ello ocurre se quiebra el matrimonio y se desarticula el orden: la
mujer mata al esposo; el padre, a la hija; los hijos, a la madre.
Escena de gineceo
S.IV a.C.
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LAS ARMAS PUDIERON MÁS
Bonnard (1970)
…el esclavo no era el único elemento humano que faltaba en la democracia ateniense.
Al mismo nivel estaba la mujer, casi tan despreciada como él. La democracia
ateniense era una sociedad rigurosa, ferozmente masculina. Practicaba respecto a
las mujeres como respecto a los esclavos una grave “discriminación” que a pesar de
no se racial, tenía los efectos distorsionantes del racismo.
No siempre fue así. La sociedad griega primitiva veneraba en alto grado a la mujer.
(…) La mujer tenía igualdad y hasta primacía en la pareja, ya que no existía el
matrimonio monogámico sino uniones sucesivas y temporarias en las que la mujer
elegía al futuro padre de su hijo.
(…)En ciertas comarcas griegas, como la Eólida de Safo, la mujer conservó por
mucho tiempo ese rango eminente en la sociedad.
Todo lo contrario ocurría en la democracia ateniense y, en términos generales, en el
territorio jónico.
Mujer con ofrendas
Tirinto, S.XIII a.C.
La parisina
Creta, S.XV a.C.
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(…) Un hecho es seguro: en un momento dado el sexo femenino sufrió su más seria
derrota. Señora de la comunidad familiar en los tiempos del matriarcado, la mujer
cayó en la condición más denigrante en los siglos clásicos. ¿Cuándo se produjo esa
“gran derrota histórica de la mujer”?
Los hombres descubren el cobre y, aliándolo al estaño, fabrican las primeras armas
de bronce; después descubren el hierro con el que elaboran armas nuevas, muy
temibles para su tiempo. Ya en posesión de dichas armas hacen de la guerra un
negocio que llega a dar enormes beneficios (…) Esto sucedió muy al principio de los
tiempos históricos. Con la civilización egea termina así mismo la primacía de la
mujer y se instaura el supuesto matrimonio monogámico. El hombre, amo de la
tierra, quiere poder trasmitir las riquezas que obtiene de ellas a hijos de cuya
paternidad no tenga ninguna duda. De ahí surge el matrimonio monogámico, que
hace de la mujer legítima un instrumento de procreación, y de las otras objetos de
esparcimiento o de placer.
Mujer con niño y nodriza
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También puedes ver…
El sentido de la justicia en la Orestíada
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Comedias - Aristófanes
Tragedia griega- Drama satírico
Para saber más…
Archer, Robert- “Misoginia y defensa de las mujeres. Antología de textos medievales.”(Ed. Cátedra;
España, 2001) :58-60
Arenal Aranda, Isabel - “Reinventar la diferencia” (Mundo Educativo,Revista Digital de Educación nº
14, Febrero 2006):73
Balart, Carmen e Irma Césped- “La cosmovisión literaria de linaje, familia y hogar en Esquilo;
Sófocles y Esquilo” (CIP- UMCE, Monografía Temática 14)
Bonnard, André- “Civilización griega. De la Ilíada al Partenón” (Ed.Sudamericana; Bs.As.,
1970):149-154
Cantudo Cantarero, Antonio- “La mujer en la antigüedad clásica” (CECIJA; España, 2000) En
http://www.culturaclasica.com/mujerantiguedad/mujer.htm
González Serrano, Pilar- “La mujer griega a través de la iconografía doméstica” (AKROS, Revista
del Museo de Melilla; 2003:59-68) En
http://www.ucm.es/centros/cont/descargas/documento4872.pdf
Iriarte, Ana- “Democracia y tragedia: la era de Pericles” (Ed.Akal; Madrid, 1996) :50-54
Lefkowitz, Mary y Maureen Fant- “La vida de las mujeres en Grecia y Roma” (En inglés)
http://www.stoa.org/diotima/anthology/wlgr/
Madrid, Mercedes - “Misoginia en Grecia” (Ed. Cátedra; España,1999)
Pomeroy, Sara B.-“Diosas, rameras, esposas y esclavas. Mujeres en la antigüedad clásica” (Ed.
Akal; Madrid, 1999)
http://es.wikipedia.org/wiki/La_mujer_en_la_Antigua_Grecia
http://www.stoa.org/diotima/
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