Todo comienza el Sábado He aquí una película realizada con franqueza desde el prologa hasta la úllima frase hablada. Tiene el mérito de contar con un argumento ge nuinamenle cinemalográíico y de haber sido elaborado éste por el propio autor de la novela que le sirve de hasc: Alan Sillitoe. Retrato de ambientes obreros, acucioso estudio caracleriolfigicn de nn determinado lipo de hombre, buen elencu se cundario y hermosas vistas de e\leriores son quizás los principales méritos de "Todo comienza el sábado", además de una dirección esmerada que revela a un nuevo valor dol cine británico: Karel fiuisz, checoeslovaco de nación. El personaje central de esta película hace rememorar al arquetipo de hombre creado por Osburne en "Recordando con ira", el colérico. Esta vez, el conocido dramaturgo inglés prestó su colaboración en la construcción de tos personajes y diálogos. Arthur Sealon y Jímniy Porter (el héroe de "Loock. hack in Angcr"), pertenecen a la misma familia caracleriológica v sus vidas coinciden en muchos aspectos; ambos son violentos, interna y externamente iracundos: ávidos de importunar, herir y alormentar hasta el sarcasmo :i quienes se atraviesan en sus caminos; desorientados v con una apremiante urgencia de vivir, de rebelarse, de gritar. Ailhur, desde el prólogo "off", planloa al espectador su punln de vista frente a la máquina, el inslilucionalismo. la sociedad y la libertad. Cada frase de su pensamiento es subrayada con un gesto de rebeldía, mientras qu¿ de entre sus manos surgen monótonas piezas de torno; pequeños instrumentos que, junto con producir una paga, son el mujur testimonio de esclavitud social. Conlormc a usía manera de pensar, quienes rodean a Arthur son una suerte de cobardes al no intentar siquiera rebelarse en contra de lo establecido con obligatoriedad. Al igual que todos, til debe pagar la cuota de servidumbre durante la semana da trabajo, y a pesar de despreciar a quienes no tienen coraje suficiente para sentir la ira y expresarla, debe callar, soportar, escupir hiél o morder el chicle de rigor. Los sábados son la tregua que Arthur aprove- , cha conforme el padrón de valores que ha ideado y aceptado durante la semana de opresión. "Lo que quiero es pasarlo bien —dice. Todo lo demás es propaganda". Es así como él toma revancha de la máquina y de todo aquello que la acompaña. El nombre original de la película resume todo este enconado ejercicio de libertad del protagonista: "Sábado en la noche y domingo en la mañana". Medio fin de semana en el cual Arthur es él, dispone de si mismo y vive a su manera, sin importarle el escándalo; lo que puedan sentir, decir o hacer los otros y lo que puedan tramar en su costra las víctimas de su reajuste libertario semanal. El domingo después del mediodía trae la particularidad de señalar la cercanía del lunes, primer día de trabajo, y así no enlra dentro de! lin de semana propiamente dicho. Seres como el biografiado en la película que nos ocupa, ¿madurarán alguna vez? Mitad niño y mitad adultos, ¿serán conscientes del daño qLic causan en torno suyo? Si se los casliga, ¿entenderán que estaban equivocados? Cuando las circunstancias íes ofrezcan un camino de normalidad —cllo.s no lo buscan— ¿estarán suficientemente aleccionados como para emprenderlo? Estas preguntas y otras, de parecida lógica, son las que se formula el espectador a través del desarrollo de "Todo comienza el sábado" y el realizador suspende el relato precisamente cuando pareciera que va a haber una primera respuesta a tus vatios interrogantes, El telón cae discretamente cuando Arthur ha lanzado una piedra con todas sus fuerza hacia la lila de casas nuevas, símbolo y realidad de quienes dejaron de luchar —adaptándose a lo convencional de la vida— y dice, mirando la trayectoria de la piedra: "No será la última que tire". Causa notable impacto audiovisual la actuación del novel ador británico, Albert Finney, en el papel del rebelde Arthur. Ello requiere continuidad de sentimientos dentro de una línea ascendente de evolución emotiva. En este sentido no se dan repeticiones de expresión y sí, abundunlt- gama descriptiva de un mismo sentimiento. La presencia obligada del actor en casi todas las escenas no íatiga v téngase presente que dicha presencia es valioso elemento dentro de la composición sociológica úc la película. Olro tanto se diga de Rachel Roberts en el difícil papel de Brenda, la esposa de un obrera y pieza esencial para aquellos fines do semana de libertad. La sensitividad de su actuación es la justa medida para equilibrar los varios elementos de la comedia y del drama, por lo demás abundan tes en lodo el desarrollo escénico. En nuestra juicio, la película adolece de una limitación, debido al modo cómo ia perciben los espectadores. Ella analiza un problema humano den tro de su marco comunitario y no aporta los motivos para extraer ia solución a dicho problema. De hecho, el protagonista aparece como inmoral. en el sentido de que Arlhur no sabe hacer uso de su libertad y canaliza su acción humana dentro dei ^oce eguista y la hostilidad, y utiliza a las personas sin el respeto que éstas merecen. Tales razones nos inclinan a reservar "Todo comienza el Sábadu" para aquel público que, por su madurez o formación, puede captar el mensaje fílmico oculto en la antipatía que el proiagonista despierta en quienes han seguido atentamente su derrotero de \¡da. Enrique SANHLEZA B. 637