Tema 11: La conciencia y el inconsciente. MAPA DE CONTENIDOS INCONSCIENTE PSICOANÁLISIS FREUD tópica económica JUNG dinámica Inconsciente colectivo Inconsciente y psicoanálisis. La idea del inconsciente podemos encontrarla en Platón, quien habla de conocimientos adquiridos antes del nacimiento y posteriormente olvidados, y en la Escolástica, cuando se utiliza la idea de un alma sustancial de cuya realidad no tenemos experiencia pero sí conocimiento. Sin embargo, Descartes separó el mundo material de la mente pensante, convirtiendo al alma en una realidad experimentable llamada conciencia. La psicología introspeccionista siguió el camino de Descartes, abriendo paso a la idea del inconsciente, así, en el siglo XIX, varios científicos trabajaron en el estudio de fenómenos mentales, cuya única explicación era la admisión de un psiquismo inconsciente, como la histeria (disfunción corporal cuya causa es mental pero desconocida) y mediante la hipnosis (durante el trance, el sujeto recibe ideas que luego no recuerda pero que determinan su conducta). Los precursores del psicólogo austriaco fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, en el ámbito del inconsciente, que influyeron directamente sobre él son, sobre todo: Charcot: El neurólogo francés Jean-Martin Charcot trataba mediante hipnosis a enfermos de histeria, que seguían sus instrucciones al recuperar la capacidad física que creían haber perdido, demostrando su origen mental. Bernheim: El médico francés Hippolyte Bernheim que investigó el fenómeno hipnótico como resultado de la sugestión verbal, y experimentó con sujetos a los que, hipnotizados, daba órdenes que después seguían despiertos, o les hacían olvidar o recordar pensamientos, demostrando que tanto el olvido como el recuerdo pueden provocarse por mecanismos mentales inconscientes. Breuer: El médico austriaco Josef Breuer quien apoyó moral, intelectual y materialmente a Freud al inicio de su carrera, aportando además un método catártico para el tratamiento de la histeria, que finalmente se sustituirá por la asociación libre, dando lugar al psicoanálisis. El psicoanálisis de Sigmund Freud. El Psicoanálisis es una práctica terapéutica fundada por el neurólogo vienés Sigmund Freud alrededor de 1896. Se desarrolló a partir del estudio de casos de histeria y ha terminado siendo una teoría acerca del hombre, su psiquismo y su cultura. Para estudiar la teoría freudiana es conveniente dividir teóricamente su pensamiento en tres apartados: tópica, económica y dinámica. La primera alude a la estructura del psiquismo, la segunda a las pulsiones (trieb) como fuerzas centrales de la conducta humana y la última, explica cómo se desarrolla ese juego de fuerzas en la evolución de la personalidad humana. Tópica Freudiana Tópica es un término que proviene de la palabra griega τόπoς (topos, «lugar») y en el psicoanálisis alude inicialmente a los "lugares" y luego a las "instancias" en que ocurren los procesos psíquicos. En general, la obra de Freud entre 1900 y 1920 se considera dominada por la primera concepción tópica, mientras que a partir de 1920 (más precisamente de la obra “El yo y el ello” de 1923) y hasta 1939 se consideran escritos que obedecen a las concepciones teóricas de la segunda tópica. o 1ª tópica Hay tres sistemas (también pueden denominarse, regiones, niveles o provincias) en el psiquismo: consciente, preconsciente e inconsciente, que dan cuenta de los procesos psíquicos que se llevan a cabo en los seres humanos. Estos niveles del psiquismo funcionan interrelacionados, no poseen un sustrato neurológico o un lugar anatómico determinado. · La conciencia El nivel consciente, es el más accesible del aparato psíquico, está formado por lo que se percibe. Las representaciones conscientes son todo lo que se registra ya sea fuera del sujeto, a través de los sentidos vista, olfato, gusto, motricidad (lo que ve, escucha, hace), como también lo que pasa dentro del sujeto (recuerdos, deseos, sentimientos, emociones, etc.). Por medio de la consciencia es posible conocer las cosas en forma reflexiva. El sistema consciente se maneja con el principio de realidad, en el aquí y ahora, respeta la temporalidad, se rige por leyes lógicas y se adapta al contexto. Respeta las leyes lógicas y cronológicas de la temporalidad. En este nivel predomina el principio de realidad, ss decir que puede adaptarse a las circunstancia y postergar su deseo si no puede llevarse a cabo en el aquí y ahora. Busca satisfacer el deseo pero se adaptará al medio, es decir aceptará las prohibiciones. La conciencia se adapta a los códigos del lenguaje literal, los contenidos tienen un significado en si mismo, sin significados ocultos. · El preconsciente El nivel preconsciente, es el nivel más cercano a la conciencia, están relacionados entre sí, ya que disponen de cierta movilidad. Es decir, que los contenidos o representaciones que se encuentran en este nivel, ingresan fácilmente al nivel consciente porque han sido olvidados transitoriamente. Este nivel está formado por sentimientos, pensamientos, fantasías, vivencias, etc. que no están presentes en la conciencias pero que pueden hacerse presentes en cualquier momento. Los contenidos que se encuentran en este nivel, están allí porque de algún modo no pueden entrar en la conciencia por falta de espacio. Existe un olvido voluntario, premeditado, pero cuando es sujeto necesita recordar estos contenidos, los mismos pueden emerger a la conciencia, algunos de ellos producen cierta angustia, pero es un dolor o displacer tolerable, por ello es que emergen tal como son y comparten las características y modos de funcionamiento. Este nivel funciona al igual que el consciente responde al principio de realidad y a las leyes lógicas. Cuando una persona necesita recordar algo, desde el nivel consciente activa los mecanismos de búsqueda y el preconsciente inmediatamente permite que esa información aflore a la conciencia. · El inconsciente El inconsciente, es el nivel donde se encuentran todos los contenidos, emociones, deseos, ideas, vivencias y conflictos reprimidos que no tienen lugar en la conciencia, debido a que la intensidad que poseen producen displacer (sufrimiento) a la persona cuando los recuerda, por ello los reprime y permanecen oculto en este nivel. El inconsciente tiene sus propias leyes de funcionamiento: Es atemporal, es decir que en este nivel coexisten diferentes ideas sin importar orden cronológico. Predomina el principio del placer, es decir la realidad o el deseo psíquico (interno) predomina sobre la realidad externa. No puede esperar para satisfacer su deseo. Es la búsqueda del placer inmediato sin ninguna censura o prohibición. El inconsciente funciona a través de dos mecanismos, es gracias a esto que pueden algunos contenidos emerger a la conciencia, a través del sueño, el chiste, los actos fallidos y los síntomas neuróticos. A través de estos mecanismos que se denominan condensación y desplazamiento, los contenidos, ideas, deseos, conflictos que están ocultos en el inconsciente a través de la represión, sufren transformaciones, de ese modo “engañan” al nivel consciente y salen a la realidad. El mecanismo de desplazamiento funciona, como su nombre lo indica desplazando ideas o sentimientos para que no resulten conflictivos. El mecanismo de la condensación funciona mezclando todos los contenidos y presentándolos en una sola idea, pero al analizar hay varias ideas en una sola. o · 2ª tópica El yo Es la parte del aparato psíquico que reconoce la propia persona, el ¿Quién soy? Se dice que es la instancia ejecutiva de la personalidad. Es un organizador que a través de la percepción conoce las necesidades externas e internas. Además de percibir y discriminar los estímulos externos de los internos y decidir cuáles y cómo satisfacerlos, el yo tiene otras funciones como el pensamiento, la memoria, la relación con los demás, y fundamentalmente el “controlar”, los deseos que provienen del ello, esto lo logra mediante el uso de herramientas que se denominan mecanismos de defensa. El yo tiene una función reguladora, mediadora, entre el ello, el super-yo y la realidad, es decir que se encarga de organizar los impulsos de la persona, de modo tal que estos no entren en contradicción con sus valores morales. Para ello realiza ciertas renuncias y sacrificios que a veces la realidad le impone. · El ello Es la instancia que alberga las pulsiones instintivas regidas por el principio de placer y que aflora en forma directa en las manifestaciones antisociales. Su hábitat en las personas socialmente integradas sería el mundo inconsciente, es decir, que todos los impulsos o contenidos del ello son inconscientes. Esta instancia puja permanentemente por satisfacer deseos y tienta al yo para que los ejecute. · El super-yo Es la voz de la conciencia moral, producto de la internalización de las normas y valores transmitidos por los padres a través de la educación. Su función es poner freno al ello y convertirse a veces en amigo del yo, a través de valoraciones positivas que hace de su conducta (es como si el super-yo le dijera al yo: “lo has hecho bien...”). Otras veces se transforma en un enemigo y surge en la persona el sentimiento de culpa, son los momentos en que el yo no es visto con buenos ojos por el super-yo (como si el super-yo, dijera al yo: “¡No estás a la altura de lo que deberías hacer...!”) Económica Freudiana. Lo “económico” en Freud califica todo lo que se relaciona con la hipótesis según la cual los procesos psíquicos consisten en la circulación y reparto de una energía cuantificable o energía pulsional, susceptible de aumento, de disminución y de equivalencias Las pulsiones son necesidades psicológicas con base fisiológica, o representantes psíquicos de los estímulos internos, cuyo elementos son la fuente, proceso somático que se desarrolla en una parte del cuerpo (zona erógena) y es representado en la vida anímica por la pulsión, el fin, que es la distensión o relajación de la tensión mediante el placer, el objeto, a través del cual se obtiene el placer (objeto, acción, idea…), y la perentoriedad, suma de la fuerza y la cantidad de exigencia que representa la pulsión, puesto que la pulsión nunca desaparece sólo se puede relajar temporalmente. Freud caracteriza a la pulsión por la ausencia de objeto y fin determinado. Cita que hay muchas pulsiones y las divide en dos grandes grupos (1ª económica): pulsiones del yo (autoconservación) y pulsiones sexuales o de reproducción. Cuando escribe en 1920 “Mas allá del principio del placer” (2ª económica), Freud las agrupa a ambas dentro de las pulsiones eróticas (libidinosas) y las opone a la pulsión de muerte (tanáticas). En la teoría freudiana, la noción de pulsión sexual va a oponerse desde el principio a las demás pulsiones. Freud invoca como primer dualismo el existente entre las pulsiones sexuales y las pulsiones de autoconservación; por estas últimas entiende las grandes necesidades o las funciones indispensables para la conservación del individuo. El principio rector de la pulsión de autoconservación es el de mantener constante el nivel de energía necesaria para la supervivencia, y su expresión psíquica es la compulsión de repetición, por lo cual se relaciona en forma directa con el principio del Placer. La pulsión de muerte, por su parte, se entiende como una contracarga psíquica, que designa a la energía negativa contra los éxtasis, constituidos, a su vez, por la reiteración de esas cargas. Dinámica Freudiana Freud califica como dinámico un punto de vista que considera los fenómenos psíquicos como resultantes del conflicto y de la composición de fuerzas que ejercen un determinado empuje siendo éstas, en último término, de origen pulsional. Este conflicto se desarrolla fundamentalmente a lo largo de la vida del sujeto y es su personalidad resultante de este juegote fuerzas. Al nacer, el niño es básicamente "ello", toda su tensión quiere ser relajada cuanto antes. A medida que va creciendo pasa por distintas fases donde se constituye el resto de su aparato psíquico. El desarrollo de la personalidad según Freud iba unido al desarrollo de la sexualidad. Freud defendió la idea de que los niños mantienen una importante actividad sexual desde el nacimiento. De este modo, en el desarrollo de la sexualidad, diferenció 5 etapas: · Etapa oral: En esta etapa el bebé centra la atención del placer en la boca. El placer está unido a la alimentación y a la figura materna, que es quien la proporciona. · Etapa anal: Abarca desde el año y medio hasta los tres años aproximadamente. En esta etapa los niños obtienen el placer a través de la expulsión y retención de heces. El sadismo asociado a esta etapa proviene de la idea que los niños utilizan sus heces como un arma frente a los adultos, particularmente, los padres. El niño descubre que puede irritar fácilmente a sus padres si usa adecuadamente sus propias heces, de ahí el aspecto sádico de la etapa. · Etapa fálica: En ella, el niño descubre los órganos genitales como productores de placer. Se da cuenta de que las niñas no tiene pene y esto le produce la preocupación de que él también pueda perderlo. A esta inquietud se le conoce como miedo a la castración. Las niñas, por su parte, descubren que ellas carecen del órgano que poseen los niños. Empiezan entonces a sentir que su cuerpo está incompleto, y odiar a sus madres por haberlas traído al mundo en tal estado. Es lo que se conoce como envidia de pene. En esta etapa, los niños desarrollan un deseo sexual orientado hacia la figura materna. Este deseo se acompaña de odio hacia el padre, a quien se tiene por un rival en la lucha por obtener el cariño de la madre (complejo de Edipo). En las niñas, la situación es todavía más complicada. De hecho, no todas las niñas llegan a desarrollar el llamado Complejo de Electra y a algunas de ellas, la envidia de pene les lleva a adoptar una personalidad masculina. · Fase de latencia: Resuelto el complejo de Edipo o Electra el deseo sexual se inhibe y las pulsiones se dirigen a otros tipos de objetos. Es la época de la sublimación. · Etapa genital: Es la que se alcanza en la adolescencia por parte de la mayoría de las personas, los niños y las niñas reconocen la imposibilidad de acceder sexualmente a sus progenitores y desvían sus intereses a otros miembros de la comunidad. La represión es el mecanismo mediante el cual un contenido mental consciente pero peligroso es convertido en inconsciente. El sujeto lo retira de la conciencia para que no le perturbe, sin embargo, no deja de existir, conservando su fuerza como impulso y buscando una nueva forma de volver a la conciencia. Así, una emoción retenida se convierte en un impulso reprimido que actúa desde el inconsciente provocando la formación de un síntoma asociado a la emoción originaria. Tan pronto como la emoción se expresa en el consciente, el síntoma desaparece y el paciente queda curado. Como ejemplo de esto tenemos el caso, estudiado por Josef Breuer, de Ana O (su verdadero nombre era Bertha Pappenheim). Corría el año 1880 cuando llegó a manos del psicólogo y fisiólogo austríaco Josef Breuer el curioso caso de una joven de 21 años con un claro diagnóstico de histeria, una enfermedad nerviosa que por aquel entonces afectaba aun gran número de mujeres (de ahí su etimología, en referencia al útero). Anna O llegó a padecer ceguera, sordera, parálisis parcial de brazos y piernas, estrabismo ocular y, lo más llamativo, una grave afección en el lenguaje (parafasia) que le llevaba en ocasiones a perder la capacidad del habla o incluso a olvidarse de su lenguaje nativo, el alemán, sustituyéndolo por otros que ni siquiera dominaba, como el inglés o el francés. Entre muchos de los episodios dignos de mención se puede destacar aquel en el que a Bertha “se le volvió imposible beber”. Tras unas seis semanas a base de frutas que le proporcionaban hidratación, la joven desveló en una sesión de hipnosis el trauma que provocó aquella hidrofobia: su dama de compañía había dado de beber a su perro del mismo vaso. Y el mero hecho de revivir a través de la palabra aquella visión desbloqueó el “asqueroso” recuerdo y permitió a Anna O volver a beber. La hipnosis como método pasó a la libre asociación de ideas en manos de Freud método que consiste en que el analizado exprese, durante las sesiones del tratamiento, todas sus ocurrencias, ideas, imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos, tal cual como se le presentan, sin ningún tipo de selección, ni estructuración del discurso, sin restricción ni filtro, aun cuando el material le parezca incoherente, impúdico, impertinente o desprovisto de interés. Llama también la atención en la técnica psicoanalítica la casi omnipresencia del complejo de Edipo, decisivo en la formación de la personalidad y entendido como un acontecimiento inevitable, deseando primero a la madre y odiando al padre, para después, temiendo el castigo, identificarse con él e internalizar su figura, convirtiéndose en su propio castigador mediante el sentimiento de culpa. Los impulsos reprimidos buscan salir en forma de síntomas, pero Freud considera que muchos actos de las personas "mentalmente sanas" pueden también ser interpretados como síntomas, por lo que la frontera entre salud y enfermedad mental es muy tenue en Freud, que sólo cambia el grado de los fenómenos pero no su esencia. Así, los actos fallidos, o equivocaciones involuntarias, que solemos achacar al cansancio, al despiste o a los nervios, son causados por un conflicto entre dos procesos mentales con finalidades diferentes, manifestándose un pensamiento reprimido como síntoma neurótico o histérico. En estos casos el sujeto actúa como si estuviese dividido internamente entre una conciencia racional y una mente inconsciente constituida por impulsos asociados a ideas que la conciencia ha reprimido, por ello la equivocación es intencionada aunque sea inconsciente. La interpretación de los sueños. Como en los actos fallidos, aquí también actúan un mismo tipo de causas, con la diferencia de que éstas suelen estar más escondidas. En primer lugar tenemos los sueños de comodidad, que consisten en soñar que ya estamos haciendo lo que vamos a hacer al despertarnos, evitando el desagradable pensamiento de levantarse. Por otro lado, los sueños pueden incorporar estímulos que podrían provocar el despertar, pero si cesan pronto el sujeto continúa durmiendo. En ambos casos la finalidad es no interrumpir el necesario reposo. Otra clase de sueños son los infantiles, donde el niño sueña realizar aquello que le gustaría hacer despierto, siendo el sueño la realización de un deseo insatisfecho. Como Freud mismo expresa en “La interpretación de los sueños”, Si la función del sueño es prolongar el reposo, y la inquietud generada por los deseos insatisfechos es uno de los mayores obstáculos de dicho reposo, podemos pensar que los sueños cumplen su función por medio de la satisfacción alucinatoria de los deseos reales. Éste es el primer principio general de interpretación de los sueños. La segunda clave de la interpretación de los sueños se refiere a los deseos que el sujeto no quiere reconocer, los cuales aparecen en los sueños “disfrazados”. Distinguimos dos niveles en el contenido del sueño: lo que recordamos haber soñado (contenido manifiesto) y el verdadero significado (contenido latente), que el contenido manifiesto disfraza, así, cuanto mayor es el disfraz mayor es la presencia en él de contenidos reprimidos de naturaleza sexual, que evitan ser reconocidos mediante procesos de transformación, destacando: Desplazamiento: Cambio por el que los elementos significativos del contenido latente desaparecen, mientras que otros pasan a protagonizar el contenido manifiesto. Simbolización: Procedimiento por el que ciertos objetos son sustituidos por imágenes que los sugieren (nacer-agua, muerte-viaje, padre-rey, madre-casa). También aquí la mayor parte de los símbolos se refieren a órganos o actividades sexuales (pene-objetos alargados, genitales femeninos-objetos huecos, coitovolar). Sin embargo, la interpretación de los sueños no tiene reglas aplicables por igual a todos los casos, por lo que siempre debe tener un papel secundario y subordinado en el análisis. El psicoanálisis de Jung. El inconsciente colectivo. El psicólogo suizo Carl Gustav Jung fue quien despertó en Freud su interés por la mitología, avanzando por el camino de las interpretaciones simbólicas más allá de lo que Freud habría podido llegar. La diferencia entre ambos se basa en la primacía de la sexualidad frente al instinto de autoconservación de Jung. Así, la succión del pecho materno es sólo una fuente de alimento y la unión con la madre no es tanto erótica como nutritiva. Así, Jung reinterpreta el complejo de Edipo: la figura materna concreta es encarnación de la madre universal, que es fuente de vida. La atracción que la madre ejerce sobre el niño no es sino una llamada a entrar en comunión con la naturaleza y su propio inconsciente, que, cuando es mal entendida, da lugar al deseo incestuoso. Profundizando en la realidad del inconsciente, llega un momento en que pasamos de los contenidos referidos a nuestra historia personal a un nivel común a toda la humanidad o inconsciente colectivo, formados por arquetipos (imágenes heredadas de generación en generación). Los sueños son autorrepresentaciones simbólicas del propio sujeto, que pueden contener advertencias o deseos, y reconociéndolos nos conocemos a nosotros mismos. Algunos términos fundamentales Asociación libre: Método consistente en que el sujeto exprese sus emociones, ideas, recuerdos y sentimientos sin ninguna censura o filtro. Censura: Parte de la psique que bloquea las pulsiones prohibidas por el superyó. Complejo de Edipo: Conjunto de emociones infantiles caracterizado por la presencia simultánea de deseos amorosos hacia la madre y hostiles hacia el padre. Desplazamiento: Mecanismo de defensa inconsciente en que la mente redirige algunas emociones de un objeto que se percibe como peligroso o inaceptable.