ESTADO DE DERECHO El auge de la negociación bursátil de cheques diferidos en Argentina ¿Se puede financiar empresas en forma sencilla y segura? Alejandro Hernández Ferrere Abogados M uchos afirman que el mercado de capitales es débil, y que no logra constituirse en un auténtico motor del financiamiento empresarial. Faltan instrumentos, hay poco interés de posibles emisores, elevado costo de salir al mercado, baja liquidez, etc. Todo es cierto. Pero no quiere decir que igualmente no existan alternativas para financiar empresas en forma sencilla y económica. A veces, la solución a los problemas difíciles, puede consistir en darle nuevas posibilidades a viejos instrumentos. En este sentido, pueden ser de utilidad los conocidos cheques diferidos, de larga trayectoria en la práctica comercial uruguaya. En Uruguay circulan millones de cheques de pago diferido, por montos de varios miles de millones de dólares. Se encuentran al alcance de la gran mayoría de las pequeñas y medianas empresas, que conforman más del 95% del total de las empresas locales. Y suelen ser, además, las más necesitadas de financiamiento y las que suelen ver el mercado de capitales como un objetivo inalcanzable. El auge de la negociación bursátil de cheques diferidos en Argentina augura que este instrumento desembarque pronto en Uruguay. En Argentina, este financiamiento pasó en dos años de $ 170 millones a $ 1740 millones. Son títulos de amplia difusión, conocidos, fáciles de operar y que cuentan con elementos (como su sencilla ejecución y la posible sanción penal) que contribuyen a aumentar su confiabilidad y “performance” de cumplimiento. Hasta allí todo bien. El problema, es que quienes invierten en la bolsa estén dispuestos a entregar dinero a cambio de cheques librados por comerciantes a quienes no conocen, y por bajos montos individualmente considerados. Lo complicado por lo tanto, es “presentar” estos documentos de forma atractiva para los eventuales inversores. Allí es donde hacen la diferencia los sistemas de comercialización bursátil de cheques diferidos. Estos sistemas potencian la aceptación de estos documentos entre los potenciales inversores. Usualmente lo logran por la previa calificación de los potenciales emisores de cheques que se cotizan en el mercado. Otra vía es la de exigir que cuenten con el respaldo de un sujeto calificado en emitir garantías comer- ciales (por ejemplo las sociedades de garantía recíproca). Los cheques así emitidos pueden ser comercializados en bolsa, generalmente con importantes ventajas de tasa frente al descuento con bancos o particulares. Estos instrumentos son posibles en Uruguay. No existen mayores obstáculos legales y no precisa grandes reglamentaciones (las que además pueden dejarse a cargo de las bolsas interesadas en implementarlos). Tal vez lo más importante sea ajustar el sistema de custodia y compensación de documentos a través de cajas de valores eficientes. Ninguno de estos ajustes debería de impedir utilizar este recurso para dinamizar el mercado de capitales. La comercialización bursátil de cheques de pago diferido se desarrolladó en poco tiempo en otros países de la región. Y ya hoy permite a centenares de pequeñas y medianas empresas acceder al financiamiento del mercado de valores. Uruguay no debería ser una excepción. En Uruguay cada año circulan millones de cheques diferidos por montos de varios miles de millones de dólares. Los cheques diferidos están al alcance de la gran mayoría de las pequeñas y medianas empresas. La comercialización bursátil de cheques diferidos mejora la aceptación entre los potenciales inversores. Es fundamental una previa calificación de los emisores de cheques o exigir el respaldo de un sujeto calificado. ¿Cómo se instrumenta el mercado de cheques de pago diferido? Dos variantes dominan es sistema, aunque existen también otras modalidades menos comunes. Una primera forma es el “sistema patrocinado”. Básicamente, una empresa, generalmente de cierto volumen, obtiene permiso para que los cheques que ella libre a favor de terceros coticen en bolsa. Este sistema se encuentra pensado para operar básicamente con proveedores de la empresa autorizada. Así, la empresa autorizada libra un cheque a 120 días a favor de una pequeña empresa proveedora, el beneficiario. Este proveedor/beneficiario no se hace del cheque sino que el mismo queda depositado en una institución que centraliza los pagos y compensaciones, una caja de valores. El beneficiario endosa el cheque librado por su cliente para que sea negociado a través de la bolsa de valores. De ésta forma, el beneficiario puede recibir los fondos mucho más rápido que si hubiera esperado el vencimiento. Además, la cotización bursátil le permite obtener tasas de descuento más bajas que si lo hubiera recurrido al descuento bancario individual (es decir sin la puja que usualmente se da en la bolsa entre los potenciales inversores). La empresa patrocinadora también obtiene beneficios. La comercialización bursátil le permite pagar antes y mejor a sus proveedores, y eventualmente obtener mejores precios. Esto incide naturalmente en su marketing ante su cadena de proveedores, y aumenta la fidelidad. Adicionalmente, si anteriormente financiaba de alguna forma a sus proveedores, le permite desligarse de la engorrosa tarea de administración de créditos, para concentrarse en su negocio principal. El segundo sistema es el “sistema garantizado”. En este sistema interviene un tercero que usualmente es una sociedad de garantía recíproca, SGR, o un fideicomiso creado a tales fines. Estas entidades garantizan los cheques diferidos, lo cual aumenta su atractivo para potenciales inversores. Las SGR, si bien se encuentran legisladas en Uruguay, no han tenido desarrollo en la práctica por la ausencia de incentivos fiscales claves en su éxito en otros países. Obviamente la actividad de las SGR no es gratuita ya que, a cambio del aval, exigen una contragarantía y cobran una comisión. De todas formas, el resultado de la tasa de descuento de los documentos avalados es generalmente beneficioso para la empresa que recurre a sus servicios.