E ntre el bombo y la palabra E ntrevistamos al “Coco” Romero Reportaje y edición: Flavia Carbonetti Gualberto Elio Milagro Romero, más conocido como “Coco”, es músico, docente e investigador. Desde hace años recopila la historia y la tradición oral del carnaval nacional. Ha participado en la formación y asistencia técnica de distintos grupos carnavaleros del país. Coordina el área “Circo, murga y carnaval” del Centro Cultural Ricardo Rojas (CCR), dependiente de la Universidad de Buenos Aires, y tiene a su cargo los talleres de murga de ese Centro, desde 1988. En 1995 comenzó a editar “El Corsito”, una publicación de distribución gratuita que se distribuye por todo el país, indispensable a la hora de conocer los rituales carnavalescos de las diferentes regiones. La tela: ¿Cómo surge tu interés para estudiar la murga porteña? Coco Romero: Desde 1890 hasta la actualidad la murga porteña ha sufrido grandes transformaciones, sobreviviendo, como folklore, en una ciudad que expulsa toda manifestación colectiva. Es un fenómeno espontáneo, libre y “vulgar”, heredero de una cultura popular con elementos folklóricos porque implica una tradición gestual que se ha ido transmitiendo. Me interesó mucho historizarlo porque nadie lo había hecho y porque, además, me resulta atractiva la perduración de elemen- tos tan antiguos. Hoy, en un sistema hostil para con las expresiones populares, la murga se ha convertido en un colectivo cultural interesante, una posibilidad de que los jóvenes se encuentren, piensen, canten, bailen, compartan un ideal, representen a un barrio, a un modo de ser. La murga tiene su origen en un pueblo de España y, luego de instalarse en el Río de la Plata, se transformó en el fenómeno popular que es hoy: grupos de 20 a 150 integrantes que, con elementos característicos de la murga (el bombo, el platillo, el redoblante, la crítica, el recitado, etc.), han generado un movimiento bastante grande. En nuestra sociedad, la murga tiene una impronta familiar, no hay una gran industria detrás de ella. Esta es una discusión que se da en el ámbito murguero: ¿qué se hace con este fenómeno, se convierte en espacio artístico o queda en el ámbito de lo social? Creo que esos son los grandes debates que tienen en su seno. LT: Como movimiento popular en el que permanecen elementos antiguos, ¿qué mantiene viva a la murga? La tela de la araña . UTN . 25 Cultura Filosofía Un viaje colectivo CR: Los instrumentos de percusión de la murga convocan a la danza, es algo netamente tribal. Quienes se reúnen en una plaza a tocar el bombo forman una comunidad con un discurso muy difícil de comprender para quienes no se integran. Nuestra murga no se ha caracterizado por un discurso grandilocuente, pero sí por sus danzas. Por eso, la actuación de la murga porteña distribuye su espectáculo entre el desfile y el escenario; y a falta de buenos escenarios, el desfile absorbe una gran cantidad de tiempo, y en él está presente la danza. El punto más fuerte es que los jóvenes se expresen, que la mujer toque el bombo, que el grupo sea “horizontal”. Una de las consignas principales es la recuperación de la palabra, porque la sociedad lo necesita. Esta es una sociedad que, en líneas generales, no protesta cuando la apalean (...) Entonces, la murga expresa un poco esto, la murga habla, socializa los pesares del pueblo por medio de sus diversas expresiones. El carnaval y la murga resisten al tiempo y a las organizaciones sociales, es la oportunidad en que el pueblo hace confluir su creatividad y su espíritu comunitario. Sarmiento decía que toda fiesta es educativa, y a mí me parece una reflexión interesante. Una fiesta que proponga nuevos códigos, nuevos lenguajes, que movilice las emociones generando otros vínculos. Es una posibilidad de intercambio vivo en que el pueblo anónima e inconscientemente milita por la alegría. LT: Y como espacio de canalización, como decías, de recuperación de la palabra, ¿se ha visto un crecimiento de las murgas a partir de 2001? 26. UTN . La tela de la araña CR: Desde los 60 los jóvenes se agrupan y militan por una causa o, como en las murgas, por la alegría. Yo atribuyo esto al optimismo de los pueblos que van abriendo el horizonte. Sin optimismo se hace difícil afrontar la realidad social. La murga siempre estuvo asociada a los bombos; yo estoy convencido de que en ese espacio, los bombos deben convivir con una palabra que esgrima las consignas de su tiempo, eso le va a dar otra dinámica. LT: Decías que las murgas son movimientos espontáneos pero requieren de cierta organización… CR: La organicidad está presente y es necesaria ya que en cualquier colectivo hay roles que cumplir. Esos roles, en la murga, abarcan las distintas disciplinas que la integran y conforman su discurso. Creo necesario que los directores de estos grupos fomenten, en los jóvenes, la posibilidad de explotar su potencial para no repetir los esquemas de la sociedad. Es importante que quienes guían incentiven el desarrollo. Ese ha sido mi aporte desde “el Rojas”; he trabajado con jóvenes que están haciendo grandes aportes al carnaval. El tiempo en esto es determinante, es un proceso de desarrollo amplio y complejo. Para mí los talleres y la recuperación de la murga han sido un trabajo muy arduo, acompañado de la investigación. Yo me instalo como músico en el centro cultural, y todo lo demás surge para defender esta idea. Parece una utopía, pero un trabajo sistemático puede generar una sensibilidad social que nos permita pensar en los otros. Coco Romero escribió un libro que presentó en 2006: La Murga porteña. Una historia de un viaje colectivo, prologado por Ricardo Santillán Güemes, y publicado por Editorial Atuel. Jorge Dubatti nos dispara desde la contratapa: “Recurriendo a una figura teatral, digamos que Coco Romero podría pasar, él mismo, por una alegoría de la murga: es la esencia de la murga encarnada en forma humana (…) conoce en profundidad la cultura popular argentina y latinoamericana, y en especial el carnaval y la murga. Este libro lo demuestra (…) sintetiza en realidad los conocimientos de toda una vida, décadas de pasión murguera, de búsqueda paciente y de consecuente formación de un archivo-museo especializado. Si hoy la murga estalla en cada esquina, y el carnaval regresa con fuerza renovada en diferentes puntos del país, el lector encontrará en este ensayo las razones profundas de ese fenómeno (…) Tensión entre ficción y no ficción, dramaticidad y posdramaticidad, teatro y performance, metáfora y rito, arte y pretexto de reunión, la murga constituye hoy una de las expresiones más firmes del laboratorio de teatralidad social en que se ha convertido la Argentina a los ojos del mundo (…)”.