El milagro de Emma Alejandra Gorrín López 2º de la ESO ‘’D’’ Una tarde de verano, Cynthia paseaba con su hija Emma (de cinco años de edad) en el centro de la ciudad. Las dos estaban agarradas de la mano. Mientras, Cynthia estaba muy distraída con el móvil y no le prestaba atención a la pequeña. Se dirigían al parque para pasar la tarde juntas; Emma se fijó en un escaparate de una tienda de juguetes y fue disparada hacia allí. Cynthia cruzó la calle y siguió caminando, sin darse cuenta de que su hija no estaba a su lado. Emma entra a la tienda y se queda mirando a un oso de peluche que le llamó la atención. Al cabo de unos minutos, decidió preguntar por su madre, pero nadie le hacía caso... todos estaban ‘’enganchados’’ al móvil. Un poco más tarde, Cynthia retrocedió y volvió al sitio en donde vio por última vez a su hija, desesperada en su busca, pero no logró localizarla. La niña llegó a un paso de peatones. No era consciente del peligro de haber estado el semáforo en rojo y cruzó sin mirar a los lados, precipitadamente. Emma no llegó nunca al otro lado de la calle... unas jóvenes que estaban conduciendo no la vieron y la atropellaron; se lamentaron muchísimo, llamaron enseguida a los servicios de emergencia, que tardaron poco. El choque había sido impactante, sobre todo en los pulmones de la pequeña, ya que no podía respirar muy bien. Por suerte, una prima de Cynthia, Claudia, andaba por allí y logró llamar (irónicamente, gracias al móvil) a ésta. La ambulancia se llevó a ambas, tanto a Emma como a ella. Cynthia, quince minutos más tarde, estaba en la sala de espera. Dando vueltas sin sentido, esperaba ansiosa la salida del Dr. López, jefe de pediatría de la operación. Al cabo tres horas, su corazón volvía a latir. No pudo resistirse y rompió a llorar por la rabia y la impotencia, aunque sabía que su hija se había salvado de tal percance. Sabía que la culpa era de ella y de no estar atenta, es decir, también fue del móvil porque la distrajo mientras caminaba. Un señor que estaba anteriormente en la tienda de juguetes, se enteró de lo ocurrido por las noticias de la televisión, y de inmediato, compró el oso de peluche que vio Emma. Amablemente, acudió al hospital y se lo regaló en persona a la niña. Le agradeció al señor lo que había hecho. Al día siguiente, Cynthia cogió su móvil y lo tiró desde lo más alto de un edificio, no quería saber nada de Internet o aparatos electrónicos. Aprendió que con eso no le daba la felicidad, ahí se dio cuenta de que lo más importante era su hija y que era el único sentido de su vida. Después de tres años de lo ocurrido, tuvo otra hija. Cuando fuera mayor le habría contado lo que ocurrió en aquel entonces con Emma. El móvil, la ‘’Tablet’’...puede pasar una mala jugada, puede que sea beneficioso para nosotros pero en otros aspectos no, nos perjudican más de lo que pensamos. Casos como el de Emma pueden ocurrirle a cualquiera, así que es mejor levantar la vista y observar lo que ocurre a tu alrededor, ya que nunca se sabe lo que te puedes perder. 1