¿Qué pesa en la inflación? Después de algunos días de retraso, el BCV publicó las cifras de inflación correspondientes al año 2014. Observamos cómo a pesar de que el índice general ha mantenido un ascenso sostenido, sus variaciones se encuentran notablemente deslindadas de las del subsector alimentos y bebidas alcohólicas. El grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas, que por sí solo representa el 32,2% del total del índice, presentó una inflación de 54,2% en 2014, 13,6 pp por encima de la general. Mayores costos de producción en la industria, la devaluación del bolívar, elementos especulativos, la participación del Estado como productor y, por último, la actualización de los precios de los alimentos regulados han generado saltos en los precios. Sin embargo, otros grupos como equipamiento de hogar, bienes y servicios diversos y alquiler de vivienda, que también se encuentran bajo una fuerte regulación cerraron 2014 con una inflación por debajo de la mostrada por el INPC. Esto se debe en la mayoría de los casos a rezagos en los ajustes de los productos regulados en estos grupos, que generan distorsiones como escasez, desabastecimiento y mercados alternos donde se transan los productos a precios mayores, al tiempo que producen una inflación represada y hacen que los índices pierdan su eficacia como medidores del comportamiento de los precios de la economía. En vista de que el 69,5% de la canasta usada para medir la inflación en Venezuela está sujeta a controles de precios o a algún tipo de regulación, y que esto aunado a los retrasos en la publicación de las cifras durante el año pasado hace difícil encontrar una medición adecuada de inflación, en Ecoanalítica nos dimos a la tarea de construir un indicador de inflación subyacente, que aísla los efectos estacionales y de los controles sobre los precios. Según nuestro indicador de inflación subyacente, la variación interanual de precios en 2014 fue de 83,8%, 15,3 pp por encima de la publicada por el BCV.