11 Sentido del honor y respeto a la dignidad del educando. Privilegiar una forma de comunicación donde se dé espacio para el diálogo. Promover un sentido comunitario del aprendizaje. Además, el éxtasis posee cuatro características definitorias, que precisamos brevemente (ibid., p. 12 y 13): Carácter preventivo. La educación en el éxtasis ayuda a eludir formas anómalas de comportamiento. Además, contribuye a configurar el futuro mediante proyectos que dan sentido a la propia vida y futuro ejercicio profesional. De este carácter preventivo derivan virtudes como la prudencia, la atención, la preparación, la previsión. Carácter transformante. El éxtasis está dotado de una fuerza creadora que promueve la transformación y maduración personales. Propiedades de este carácter son el cambio, la renovación, el desarrollo, la conversión. Carácter de simplicidad. No puede comprenderse la complejidad de la realidad desde la propia complejidad, sino desde la simplicidad de una visión espiritual que solo puede conseguirse abriendo la propia visión a la visión del sujeto absoluto, que es el término de referencia transcendental de nuestro movimiento extático. Simplicidad no es aquí simplismo, ni comporta reducir la reflexión a la primera impresión o al primer golpe de intuición. La simplicidad potencia la visión y el conocimiento. Sus virtudes son la humildad, la inocencia, la naturalidad, la sinceridad, la claridad. Carácter de firmeza. No cabe en la educación del éxtasis la vacilación, la ambigüedad, la transmisión de una visión débil de la realidad, ni la reducción del compromiso y la exigencia en el educando y el educador. Proporciona fortaleza, tenacidad y constancia. El éxtasis, vivido por el profesor, debe llevarlo al deseo de transmitir, más que meros contenidos, aunque no sin éstos, una visión del campo de estudio con sentido humano, donde prime la búsqueda de la verdad y la integración de los distintos saberes, todo ello al servicio del bienestar físico, sicológico y espiritual de un ser humano entendido desde su origen y destino transcendentes. El profesor que educa en el éxtasis busca, entonces, ayudar al estudiante a configurar su comprensión de sí mismo, de la ciencia, de la realidad, de manera que pueda irse preparando para la vida y el ejercicio profesional dentro de un proyecto integral como persona. Pero, sobre todo, la educación en el éxtasis ha de propender a que el estudiante descubra que solo en Alguien absoluto puede satisfacer sus más profundas aspiraciones: “el hombre puede alcanzar un progreso en unión con este ´quién´ absoluto que da satisfacibilidad, dentro de lo que es posible en esta vida, al misterio que para sí mismo representa el hombre librándole, de este modo, de una forma de soledad que, lejos de impulsarle, paraliza sus estímulos en todo cuanto debe acometer. Ésta es la primera educación prospectiva del hombre”25. 5. Educación en el culto dúlico Todas las teorías pedagógicas han hecho suya la influencia metafísica del principio de identidad, lo que ha dado en una concepción materialista del ser humano como criatura “biosico-social”, marginando con ello lo que es más preciado a la persona humana: su apetito de trascendencia. La identidad, ya teórica, ya práctica, “ha insuflado en la pedagogía: el solipsismo e inmanentismo, que aportan la problemática del subjetivismo y el objetivismo pedagógicos; el 25 Rielo, “La persona no es ser para sí ni para el mundo”, p. 105