MODELO DE COMENTARIO DE TEXTO SELECTIVIDAD PLATÓN

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MODELO DE COMENTARIO DE TEXTO SELECTIVIDAD
PLATÓN
Cuestiones:
1.
Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el
autor del texto elegido.
2.
Comentario de texto
Apartado a) Explicación de las dos expresiones subrayadas.
Apartado b) Identificación y explicación del contenido del texto.
Apartado c) Justificación desde la posición filosófica de su autor.
3.
Relación del tema o el autor elegidos con otra posición filosófica y
valoración razonada de su actualidad.
Opción A
“Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que
anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la
vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol;
compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el
camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy
esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo
caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con
dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de
todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor
de ésta y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la
inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en
lo privado como en lo público” (Platón, República, Libro VII, 129 b, 145)
Respuestas:
1. Contexto histórico-cultural y filosófico.
Contexto histórico-cultural
El texto que nos toca comentar es un fragmento del diálogo de Platón llamado “La
República” perteneciente al segundo período filosófico de Platón también llamado el de
los “diálogos doctrinales” en el cual Sócrates sienta las bases de un comportamiento
virtuoso y justo tanto en lo privado como en lo público (política).
El interés de Platón (-Sócrates) por la política (que se refleja en este y en otros
diálogos) se vio alimentado en primer lugar por el hecho de proceder de una familia
aristocrática con tradición política y jurídica, además de haber vivido la delicada
situación de la ciudad-estado griega durante el último tercio del siglo V a.C. y la
primera mitad del s. IV a.C. Atenas fue derrotada en las guerras del Peloponeso con lo
que se sustituyó la democracia por la dominación hegemónica de Esparta (gobierno de
los Treinta Tiranos). En este periodo hay continuas crisis de gobierno, luchas por el
poder, exilios... hasta que en el 403 a.C. se restaura la democracia y Sócrates es
condenado a muerte acusado de corromper a la juventud. Tales acontecimientos
decepcionan a Platón y lo llevan a abandonar sus deseos de participar directamente en la
política prefiriendo mejor construir una filosofía la cual, a su vez, fundamente una
organización social justa.
Platón elabora una teoría filosófica en la que la realidad aparece dividida en dos
partes (sensible e inteligible) ordenadas en un perfecto orden jerárquico: desde la idea
de “Bien”, que es la realidad máximamente real de la que todo depende, hasta las
imágenes y sombras (que son realidades efímeras y poco valiosas).
Esto lo aplicó a la sociedad y creyó que sólo conociendo la organización ideal de
lo real se podría organizar con perfección la sociedad. De ahí sus reiterados esfuerzos
por adoctrinar al rey de Siracusa (Dionisio el viejo), y a su heredero, sin éxito alguno,
con lo que se retiró a Atenas (donde fundó la Academia) a enseñar filosofía.
Este pensamiento de Platón se vio favorecido por un clima de esplendor cultural
que contrastaba con el declive político. Es el periodo del clasicismo griego con el
desarrollo de la literatura dramática (Sófocles), la plástica (Praxíteles, Mirón y Fidias) o el
género histórico (Herodoto).
Contexto filosófico
Rodeado por este ambiente, Platón construyó su pensamiento y lo basó en tres
pilares fundamentales heredados del pasado:
En primer lugar, la herencia de los presocráticos. El inmovilismo del Ser de
Parménides es empleado por Platón para construir el mundo ideal (eterno e inmóvil);
pero, a su vez, existe un mundo sensible que es múltiple y cambiante, (hay pluralidad de
cosas que cambian, doctrina esta que debe de estar tomada probablemente de Heráclito).
Además, de Pitágoras tomó la creencia en la inmortalidad del alma y su aprecio por las
matemáticas.
En segundo lugar, tomó elementos de la sofística, la cual le influyó de forma
“negativa” ya que su relativismo y escepticismo fue duramente criticado por Platón.
Finalmente, fue Sócrates, su maestro, el que más hondamente influyó sobre la
filosofía platónica, tanto que resulta difícil diferenciar el pensamiento de ambos autores.
Sócrates y Platón confían en la posibilidad del conocimiento de verdades absolutas así
como de alcanzar la virtud en nuestros actos mediante el uso correcto de la razón.
A su vez, la filosofía de Platón ha influido profundamente en el pensamiento
posterior (filosófico y político) hasta nuestros días. Desde Aristóteles, discípulo directo
suyo, que construye su filosofía en diálogo con el maestro, hasta el racionalismo de
Descartes (intuición de la idea y del ser) o el idealismo de Schelling o Hegel, pasando
por la filosofía cristiana de S. Agustín, podemos encontrar las huellas de Platón como
bases, a su vez, de esas filosofías posteriores. Por otra parte, entre los filósofos influidos
por la teoría política de Platón podemos citar a Tomás Moro, autor de Utopía; Tomas
Campanella, que escribió La ciudad del Sol; y, por último, Francis Bacon, con su Nueva
Atlántida.
2. a.Definiciones:
-
-
Las cosas de arriba: las ideas u objetos del mundo inteligible. Platón
considera, siguiendo la alegoría de la caverna, que la realidad cuanto más
“arriba” esté, cuanto más cerca del bien, más real es. De modo que los objetos
que pasan detrás del tabique son más reales que sus sombras y las realidades
exteriores a la caverna (ideas) son más reales que los objetos del mundo
sensible. La idea máxima y más real, de la que todo depende es el Bien (el Sol
en la alegoría).
Lo privado: Todo lo referente al comportamiento moral del individuo. Para
Platón la actividad humana oscila entre “lo privado” o comportamiento moral
del individuo y “lo público” o comportamiento social y político. Para actuar
con justicia en ambos ámbitos es necesario el conocimiento del bien:
intelectualismo moral.
2.b.
El texto que vamos a comentar, pertenece al libro VII de la República de Platón,
donde se nos describe la alegoría de la caverna. Precisamente en este fragmento hace el
autor su propia interpretación de dicha alegoría comparándola con su teoría de la
realidad. Afirma “debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido
dicho…”. Como sabemos, se trataba de unos prisioneros que han pasado toda su vida en
el interior de una caverna sin haber salido jamás de ella y, por consiguiente, sin haber
conocido nunca la verdadera realidad exterior a la misma. Platón, en este texto, nos
explica la relación de esta alegoría con su propia concepción del mundo. La realidad
estaría dividida en dos partes: una, el mundo sensible, en la que vivimos desde que
nacimos y donde nunca podremos alcanzar un conocimiento verdadero (equivalente al
interior de la caverna), y otra, el mundo inteligible, de donde procede nuestra alma y a
la que tenemos que acceder si queremos alcanzar un conocimiento verdadero de la
realidad (episteme). Platón describe el interior de la caverna comparándola con el
mundo sensible de modo que las sombras y los muñecos que pasan tras el muro
corresponderían a las sombras y los entes físicos, así como el fuego representaría al sol.
Sin embargo, se detiene mucho más en la descripción del mundo inteligible pues,
además de indicar que está compuesto de entes ideales (“las cosas de arriba”), centra su
descripción en la máxima de las ideas: el Bien.
Pese a que el Bien es la realidad más difícil de conocer (“se ve al final, y con
dificultad”), Platón nos ofrece en este fragmento una descripción detallada del mismo:
es la causa de todas las ideas que son a su vez arquetipos perfectos de la realidad (“las
cosas rectas y bellas”); es también el que hace posible la existencia del mundo sensible
pues es quien engendra al Sol y este a su vez es la causa de la realidad sensible; y, por
último, es quien hace posible el conocimiento verdadero, esto es, que existan seres
inteligentes como nosotros que capten con acierto las ideas (“productora de la verdad y
la inteligencia”).
Sin embargo, Platón no se queda en una mera descripción de la realidad, sino que
también nos indica sutilmente las aplicaciones de dicha teoría: la teoría del
conocimiento, la ética y la política.
En cuanto al conocimiento, afirma el propio texto que el alma puede ascender
hasta el mundo inteligible (dialéctica), esto es, abandonar la simple opinión (doxa) y
alcanzar un conocimiento seguro de las ideas (episteme). De ahí que, si aplicamos bien
el intelecto, podamos llegar a conocer el mismísimo Bien.
Por otra parte, en la parte final del texto, nos indica las aplicaciones prácticas de
haber accedido al conocimiento del Bien: la ética y la política. Siguiendo los pasos de
su maestro Sócrates, Platón defiende el intelectualismo moral y es por ello que
considera que, una vez alcanzado el conocimiento máximo (Intuición Intelectual), el ser
humano debe ser recto en su vida moral (“lo privado”) y debe ser un gobernante justo
(“lo público”).
2.c.
Como hemos visto en el texto comentado, el pensamiento de Platón es un sistema
filosófico bien trabado, de modo que todos sus componentes se interrelacionan entre sí
con una finalidad eminentemente política.
Como vimos en el contexto, Platón estaba fuertemente decepcionado con los
sistemas políticos de su época, de modo que consideraba que ninguno era justo. La
sociedad parecía condenada a un círculo vicioso que iba desde la timocracia hasta la
tiranía pasando por la oligarquía y la democracia. Ni el gobierno de los militares, ni el
de los ricos asegura una organización justa. Pero menos conveniente aún, piensa Platón,
es la democracia pues, un pueblo ignorante y caprichoso no puede sino actuar caótica y
egoístamente. Ello suele llevar a una tiranía que acabe con el descontrol social y que
imponga sus criterios y su crueldad.
Sólo es posible una sociedad justa si son sabios aquellos quienes gobiernen. Y es
que la sabiduría, según defiende el intelectualismo moral, lleva aparejada
necesariamente, una vida virtuosa. Por tanto, los sabios serían los mejores gobernantes
pues, además de saber qué es lo justo y lo recto, serían honestos y virtuosos. Pero,
¿puede lograr el ser humano la sabiduría?
A diferencia de los sofistas, Platón considera que la verdad sí es posible y el ser
humano es capaz de lograrla. De hecho, ya antes de nacer, el alma humana vivía en el
mundo inteligible y conocía a la perfección las ideas. Al nacer, el ser humano queda
atrapado en un cuerpo físico que provoca el olvido de toda la verdad, pero esta puede
recuperarse utilizando correctamente la razón (teoría de la anamnesis o reminiscencia).
Como dice el texto, el ser humano es capaz de subir desde la caverna hasta el exterior
pudiendo llegar a contemplar directamente el Bien. Por tanto, el conocimiento es
posible. Ahora bien, no todos los seres humanos podrán lograrlo con la misma facilidad.
El alma se divide en tres partes: concupiscible (la de las pasiones más bajas), la irascible
(la de las pasiones nobles) y la racional. Es la razón la destinada a controlar las otras dos
partes pues es la que, cual auriga, debe llevar las riendas de las pasiones y dirigirlas
adecuadamente. Sin embargo, no todas las personas poseen en igual proporción una u
otra parte del alma. Aquellas personas en las que predomine la parte concupiscible
serían los destinados a la vida productora de la sociedad; aquellos en los que sea la parte
irascible la que predomine, serían los guardianes; y, por último, aquellas personas más
racionales serían los destinados a gobernar pues la prudencia sería la virtud que
dominaría en ellos. Igual que en la vida privada debemos guiarnos por la razón, en la
vida pública debemos dejarnos guiar por las personas más racionales y sabias: los
filósofos.
Para determinar quiénes formarían parte de una u otra sección de la sociedad,
Platón propone la educación común de los ciudadanos y la selección de los mejores para
ser instruidos en la filosofía. Aquellos que logren la sabiduría serían los destinados a
formar la clase dirigente, los “mejores” (aristón) quedando así conformado el mejor
sistema político posible: la Aristocracia.
3. Comparación.
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