La ética y la moral en la educación en valores Autora: Eliana Agassi de Castro ¿Asesinará la humanidad a la Madre Tierra o la salvará? [...] podrá salvarla venciendo la codicia suicida y agresiva que, en todos los seres vivos, inclusive el propio hombre, ha sido el precio del regalo de la vida [...]. Ese es el enigma con el que hoy se enfrenta el Hombre. (TOYNBEE, 1979, p. 723) Desde el surgimiento de la vida, el hombre ha experimentado cambios que han alterado la conducta humana. Algunos de ellos han sido muy lentos y han pasado desapercibidos por generaciones; sin embargo, otros han sido tan marcados que han caracterizado fuertemente determinados períodos de nuestra historia. A finales del siglo XX se acentuó la llamada globalización, que produjo, de forma rápida y vertiginosa, un complejo proceso de fuertes cambios a escala global, rompiendo fronteras entre las naciones y causando impacto en la política, la economía, el mundo del trabajo; también aproximó las culturas y tradiciones de los lugares más distantes del planeta. La idea clásica de sociedad, como un sistema bien delimitado, se fue diluyendo en detrimento de una nueva concepción de tiempo y espacio y ha surtido graves efectos sobre las identidades nacionales, institucionales, culturales e individuales. Tales acontecimientos han desencadenado una crisis humana que resulta una sección entre lo físico y lo espiritual, desapareciendo la conducta ética. Las nuevas tecnologías dinamizan los medios de comunicación — impresa, radiofónica, televisiva, informática, telefónica, internet etc. —, a tal punto, que informaciones de todo tipo llegan diariamente a las personas en forma de avalancha, lo que hace que la información que un hombre de nuestra época recibe sea excesiva, siendo gran parte de ella inútil y muchas veces, las informaciones que les son realmente importantes no son encontradas cuando se necesitan. Por su parte, el consumismo va en detrimento de satisfacer las necesidades básicas y se focaliza en la propiedad, no en la acción del hombre. La preocupación mayor gira en torno a poseer, y no a existir, de ahí que la reflexión se enfoque en el consumo, y el hombre deje de ser el centro de la vida. Esta dinámica del comportamiento moderno ha llevado al hombre a apartarse de los valores éticos, razón por la que le resulta más difícil comprenderse a sí mismo y explotar su capacidad natural de ser simplemente bueno y productivo. Las distorsiones de esos valores han traído graves conflictos sociales a nivel mundial y la realidad brasileña no es una excepción. En la actualidad, Brasil presenta un panorama de progreso económico y de programas sociales en el país, que han mejorado la calidad de vida de los pobres, disminuyendo las tasas de desempleo y aumentando las plazas en instituciones de enseñanza, no obstante la juventud brasileña afronta aún, una situación muy desfavorable y como mencionaran Vieira & Bonis (2013), ellos “componen el grupo más desprotegido de la sociedad”. Existen 14 millones de brasileños analfabetos. Casi 3,7 millones de niños y jóvenes se encuentran fuera del sistema educativo, esto es, el 8% de la población en esa faja etária (NAOE, 2012, p. 1). Existen en Brasil dos millones de jóvenes viviendo en favelas, la mayor parte de ellos son negros (66,9%) y cerca del 30% viene de familias con renta de hasta medio salario mínimo. El 22% de los jóvenes entre 18 y 19 años están fuera del sistema escolar o no completaron la enseñanza fundamental, el 29% de los matriculados entre el 1° y el 9° grado trabajan y de los que trabajan casi la mitad no tiene documentación firmada por el empresario y el 71% de ellos ganan menos de un salario mínimo (VIEIRA & BONIS, 2013). En total son 50,2 millones de jóvenes en Brasil, entre 15 y 29 años, representando el 26,4% de toda la población. En el año 2008 el 30,4% de esos jóvenes vivían en familias con renta domiciliar per cápita de hasta ½ salario mínimo, el 82,1% de la población de 15 a 17 años frecuentaban la escuela, pero apenas el 48,0% cursaba la enseñanza media. A partir del año 2010 hubo un incremento de la matrícula en la enseñanza media, sin embargo, la mayoría continúa necesitando trabajar y muchos abandonan los estudios con una escolaridad aún muy baja, lo que les ha dificultado alcanzar mejores empleos. (ANDRADE, 2008). La exclusión del sistema educativo de esos niños y jóvenes por las razones antes mencionadas evidencia discriminaciones en cuanto al derecho a la educación. Otro punto importante a destacar, es que entre los jóvenes que deberían estar en la Enseñanza Media, con edades de 15 a 17 años, la exclusión escolar alcanza más de 1,5 millón, casi la mitad de ellos (48,2%) concentrada en las familias con renta inferior o igual a medio salario mínimo (BARRETO, 2012, p. 8-9). En la zona rural brasileña, fueron contabilizados 24% de los jóvenes en edad de cursar la Enseñanza Media (entre 15 y 17 años) excluidos de la escuela. Como explica Barreto (2012, p. 34), el Brasil, aunque haya obtenido innegables avances en el área educacional, principalmente en cuanto a legislación, ha demostrado que las políticas públicas aplicadas no han sido suficientes para garantizar condiciones adecuadas en la educación del país. La exclusión escolar ha sido muy significativa y el estado moral e intelectual de esos excluidos de la escuela y, consecuentemente, de la sociedad, afecta a la sociedad como un todo. En una lista de 92 países, el Brasil figura en la cuarta posición en número de homicidios de niños y adolescentes, con una tasa de 13 por cada 100. La violencia que lleva a esos homicidios comienza a los 12 años de edad, y llega a índices inaceptables a los 18 años de edad, resultando en 58,2 homicidios para cada 100 mil jóvenes/adolescentes. No obstante, el hecho aún más preocupante es la tolerancia y la aceptación “tanto de la opinión pública como de las instituciones precisamente responsables de enfrentar ese flagelo. [...] El Brasil convive, trágicamente, con una especie de “epidemia de indiferencia, casi con la complicidad de gran parte de la sociedad” afirma Waiselfisz (2012, p.), con una situación que debería ser considerada de calamidad social. En el año 2011, el Sistema de Informacão de Agravos de Notificação (SINAN) registró 10.4525 casos de niños y adolescente violentados sexualmente, de estos, 4.155 eran casos de violación, constatándose que los principales agresores, en esos casos, fueron los padres. Hasta los años 2000, el Estatuto del niño y del Adolescente definía que el brasileño era joven solamente hasta los 18 años, a partir de esa edad el ciudadano no podía continuar siendo favorecido por las políticas públicas, pues había dejado de ser foco de la acción del Estado. Pero, para Vieira & Bonis (2013) es en ese momento de la vida en que ocurre la mayor incidencia de adentrarse en las drogas y la criminalidad. Hoy en día, la inseguridad y las angustias en relación a las dificultades de introducirse en el mercado del trabajo están presentes en los jóvenes de todas las clases y situaciones sociales. Se trata de una vivencia sufrida y dramática, informa Andrade (2008). La pobreza, las dificultades para encontrar empleo y la baja escolaridad que el joven brasileño enfrenta, son síntomas de una seria exclusión social que se complica con la pérdida actual de valores en la sociedad. Esa breve constatación muestra el cuadro actual de la juventud brasileña. Un panorama inquietante que ha impulsado a esta educadora, a buscar mecanismos de cambios, dispuesta a participar de las discusiones en boga, y contribuir con los colegas académicos y las entidades empeñadas en la búsqueda de soluciones para tan grave problemática. Conociendo que, para la concientización de esa realidad es necesario tomar como base un nuevo patrón de una sociedad fundada en principios éticos. La ética es uno de los temas más tratados por el pensamiento filosófico contemporáneo, pero también es un tema presente en la vida cotidiana de cada uno y que forma parte del vocabulario conocido por casi todos. La reflexión ética arroja luz sobre la discusión sobre la libertad de elección. La ética cuestiona la legitimidad de las prácticas y los valores consagrados por las tradiciones y costumbres. Abarca tanto la crítica de las relaciones entre los grupos, las instituciones y los grupos antes que ellos, como la dimensión de las acciones personales. Por lo tanto, para analizar el significado ético de la sociedad humana en su relación con diversos aspectos de la vida social: el medio ambiente, la cultura, la sexualidad y la salud. DESARROLLO ¿Qué importancia tienen la ética y la moral para lograr una educación en valores? La palabra ética proviene de ethos de la lengua griega y en un principio transmitió un sentido de residencia o el lugar donde se vive, pero con el tiempo ha adquirido una significación del modo de ser de la persona. La palabra moral viene del latín mores que originalmente significaba costumbre, pero estaba tomando la idea de la forma de ser de carácter. Se observa, pues, que las palabras tienen un sentido moral y ético casi idénticos. Sin embargo, en el contexto académico, el término "ética" se refiere a la filosofía moral, es decir, saber que reflexiona sobre la dimensión de la acción humana, mientras que la "moral" denota los diferentes códigos morales concretos. La moral responde a la pregunta "¿Qué debemos hacer?" Y la ética, "¿Por qué?" La ética, como filosofía, estudia el fenómeno moral, y trata de racionalizar la dimensión moral de la vida humana. Como concepto, la ética es de alguna manera normativa, incluso de forma indirecta, ya que sólo pretende reflejar en el campo de la moral, no se centra directamente en el día a día humano. Este no es un código moral, pero la ética no puede ser neutral frente a los códigos ya que se produce a través de la crítica a los costumbres morales (CORTINA Y MARTÍNEZ, 2005, p. 2). La idea de Sócrates acerca de la ética está vinculada a la razón, la acción ética debe fundarse en la razón (FEITOSA, 2006, p. 8). Chaui (2002, p. 292-293) cuenta como Platón explica el pensamiento socrático: el alma humana está dotada de tres funciones principales, la preservación del cuerpo, la protección y el conocimiento del cuerpo. Así que si alguien tiene sed, el cuerpo produce en el alma el deseo de agua. Cuando se siente sediento el alma quiere nada más que beber agua. No es posible que el alma, al mismo tiempo, no quiera beber, porque la persona no puede estar en contradicción consigo mismo, con el riesgo de destruirse a sí mismo. Pero el hecho es que esto ocurre en muchas situaciones, porque el acto de beber agua también depende de la decisión de la persona, y como no es posible que la misma parte de la persona se contradiga. Platón atribuyó cada una de estas operaciones para el control de una parte o función diferente del alma. El hombre puede estar enojado consigo mismo, se aburre y se censura por haber cedido al impulso, pero la experiencia también muestra que hay niños que nacen con irritabilidad, por ejemplo, y no siempre alcanzan el uso de la razón, la mayor parte sólo viene a razonar bien después. De aquí se sigue que la ira no es una parte muy diferente de la razón Fue entonces que Platón "dividió el alma en tres partes o funciones - la razón, la pasión³ y el deseo -., Y dijo que el comportamiento correcto es el resultado de la armonía entre estos elementos" (Bennett, 1995, p 15.). a) la función apetitiva (o deseo) es la parte entre el diafragma y el ombligo, en busca de comida, la bebida, el sexo y los placeres relacionados con la conservación del cuerpo; b) la función de ira (o pasión): es la parte por encima del diafragma, la cavidad torácica, a través del cual una persona se enoja o se enfurece contra todo lo que amenaza la seguridad del cuerpo y todo lo que pueda hacer sufrir; c) la función racional (o razón) se encuentra en la cabeza (cara y cerebro), y se relaciona con el conocimiento, es la más alta función del alma y se refiere al espiritual y al inmortal, el principio divino dentro de nosotros. Por lo tanto, las funciones apetitiva y colérica, no pueden llevar al hombre a la condición de virtuoso, porque "las pasiones del deseo de la ira hacen que los apetitos y impulsos violentos de nuestro cuerpo oscurecen nuestra inteligencia, impidiendo conocer y darse cuenta de su propia actividad [...] quien no conoce la razón no conoce la virtud "(CHAUI, 2002, p. 295). Platón observa, por lo tanto, que la vida ética virtuosa depende de la parte raconal del alma, y su tarea es dominar las otras dos partes, manteniéndolas en armonía con la razón. En este punto, Aristóteles se opone a Platón y afirma que la razón no tiene el poder de controlar, dominar y gobernar los deseos del placer y la ira, ya que son deseos que provienen de la naturaleza humana, como una tendencia, y que ambos derivan tanto del objeto externo que afecta los seres humanos, como del ethos del individuo, o sea del carácter, de la índole o de su comportamiento. Para el estudio de la ética, Aristóteles (1991, p. 5) supone que cada acción, cada investigación, cada decisión tiende a un bien, por lo tanto, las cosas tienden para el bien. Sin embargo, algunos fines consisten en actividades, otros son obras distintas de las actividades. Así, el autor diferencia la ciencia práctica de la ciencia productiva, distinguiendo el conocimiento práctico de la técnica, o la práctica de la teoría. Ambos elementos de esta dicotomía se dirigen a un bien (objeto, finalidad). Para este filósofo, el bien de la ética es el bien del individuo que se prepara para vivir en sociedad, es el bien ético que todos deseamos. El propósito de la ética es, entonces, "la vida feliz, la buena vida y la buena actuación, o la felicidad" (Chaui, 2002, p. 441). La felicidad, en este caso es la vida plena realizada que en su máxima excelencia, no se puede lograr de inmediato, pero tampoco de manera definitiva. Todavía existe desacuerdo entre los dos filósofos, la helenística se amparó que confiamos en las dos grandes filosofías clásicas, Platónica y Aristotélica. El pensamiento filosófico en detuvo en tres áreas de estudio, la física, la lógica y la ética, este último campo se ha convertido en responsable del estudio de la naturaleza humana, la vida recta y feliz. Los autores mencionados aquí, y muchos otros especialistas en ética, adoptan posiciones en conflicto, critican a los demás, toman rumbos diferentes en los estudios, pero sin duda existen entre ellos, puntos de acuerdo. El concepto principal que no varía entre los autores es el que indica la ética es un instrumento para una vida de buena calidad. Siendo la ética una filosofía que estudia el fenómeno moral, es hora de hablar de las principales características y funciones de la moral. Se atribuyen varios sentidos a la cuestión moral. Se entiende como un conjunto de principios, preceptos o mandamientos que confluyen en un sistema que determina el comportamiento, también como un código de conducta personal, o como un conjunto de doctrinas morales que tratan lo bueno de la acción humana, la bondad y el mal moral, sino que también puede ser entendida como buena la voluntad del espíritu, la moral alta, lo que representa carácter y alta autoestima (CORTINA & MARTÍNEZ, 2005, p. 2). El concepto de moral se refiere a las acciones y decisiones de la persona en la vida, en el día a día, frente a los problemas y aún en períodos de felicidad. La moralidad puede significar una adquisición de virtudes que conducen a la felicidad a la persona que aplica el intelecto para encontrar maneras de alcanzar la vida plena, feliz y satisfactoria a nivel global, explica Cortina y Martínez (2005, p. 4). Existe también el carácter individual de la moralidad, que determina, por ejemplo, una alta autoestima y permite afrontar la vida sin ningún tipo de desmoralización. La moralidad del deber mantiene su enfoque en la autonomía que representa la dignidad, es decir, tiene el fin en sí mismo. También existe moral en la habilidad para resolver conflictos de manera pacífica a través del diálogo. La importancia de la ética y los valores morales en la educación no es una nueva percepción. Con esta breve evaluación de los términos ética y moral, expuestas anteriormente, se puede ver que los diferentes pensadores mencionan la importancia del aprendizaje de la ética y de los valores morales para que el hombre viva con rectitud y dignidad. De acuerdo con los Parámetros Curriculares Nacionales (PCN), de responsabilidad del Ministerio de Educación de Brasil, "es fundamental para la escuela que sea legitima la presencia de los valores morales y las normas sobre la conducta de los estudiantes, los maestros y otros miembros, independientemente de lo que aparezca en la esfera pública, para formar enteramente al ciudadano "(PRADEL y DAU, 2009, p. 525). Pero no sólo hay que poner la ética como disciplina escolar, es necesario tener cuidado con la forma de insertar estos valores en la enseñanza de los jóvenes. CONCLUSIONES El estado actual de la sociedad brasileña, en la que se percibe una mejora en las condiciones objetivas de vida, junto con el deterioro de las actitudes éticas que guían la misma población, no puede dejar de llevar al educador a preocuparse directamente por la formación en valores. Esta situación nos lleva a la reflexión y creencia de que, independientemente de la materia que se enseña, el maestro debe tener la conciencia de educar a los estudiantes sobre la importancia de la acción individual y colectiva para transformar la sociedad en un espacio de vida, para reconocer y respetar las diferencias. En medio del fuerte esfuerzo de los responsables por la educación en este país para incluir la enseñanza de los valores morales en la escuela media, nos proponemos , a partir del apoyo de una ONG, investigar las posibilidades de incorporar la ética en la Enseñanza Media brasileña, no como una materia regular, sino como tema transversal que pueda entrelazar todas las materias del plan de estudio, sin romper o imponer como una teoría que prescinda de la reflexión. Recordemos lo antes mencionado, que el pensamiento moral aquí adoptado es pensamiento efectivo, cuya función docente consiste en el incentivo y en la formulación de situaciones en las cuales el educando pueda construir su propia ética y llevarla consigo durante la vida. La intención es la adopción de valores por parte de los alumnos, que les proporcionen un equilibrio del alma para dar frente a situaciones cotidianas en nuestra sociedad como la violencia, el uso de las drogas, la prostitución, el embarazo precoz y otros comportamientos prejudiciales al desarrollo de la integridad humana del individuo. Creemos que es posible incorporar temáticas pertinentes a la ética y a la ciudadanía en la estructura curricular de forma transversal, sin perjudicar los contenidos tradicionales, en una institución pública de Enseñanza Media. El estudio tendrá como base la realización de trabajos por proyectos en la escuela, que faciliten la incorporación de la temática ética ciudadana en la estructura escolar de la Enseñanza Media de instituciones públicas, por medio de la inclusión de temas transversales que estimulen el papel de la educación escolar como factor de construcción de una sociedad democrática y ciudadana. BIBLIOGRAFÍA CARNEIRO, Maria Esperança F.; BRITO, Wanderley Azevedo de. Desafios do ensino médio público brasileiro: um panorama da realidade. In: SITEAL. Tasa neta de escolarización secundaria en Brasil: 2001-2008. Buenos Aires, Argentina: SITEAL, 2010. CASTRO, Mary Garcia; VASCONCELOS, Augusto. Juventudes e Participação Política na Contemporaneidade: explorando dados e questionando interpretações. In: ABRAMOVAY, Míriam; ANDRADE, Eliane Ribeiro; ESTEVES, Luiz Carlos Gil. [orgs.] Juventudes: outros olhares sobre a diversidade. Brasília: MEC/SECAD/Unesco, 2007. p. 79-116. CHAUÍ, Marilena. Filosofia. São Paulo: Ática, 2000. CHAUI, Marilena. Introdução à história da filosofia: As escolas helnísticas. São Paulo: Companhia das Letras, 2010. CHAUI, Marilena. Introdução à história da filosofia: dos pré-socráticos a Aristóteles. São Paulo: Companhia das Letras, 2002. CORREA, Sílvio Marcus de S. Brasil: uma sociedade de jovens? In: BRASIL. Um olhar sobre o jovem no Brasil. Brasília: Editora do Ministério da Saúde, 2008. p. 11-27. CORTINA, Adela; MARTÍNEZ, Emilio. Ética. São Paulo: Ed. Loyola, 2005. CORTINA, Adela. O fazer ético: guia para a educação moral. São paulo: Moderna, 2003. CORTINA, Adela. O fazer ético: guia para a Educação Moral. São Paulo: Moderna, 2003. do-ensino-funda>. Acesso em fev. 2013. DELORS, Jacques et al. Educação: um tesouro a descobrir. Relatório para a UNESCO da Comissão Internacional sobre Educação para o século XXI. São Paulo: Cortez, 2001. FERREIRA, Flavia Turino. Consumo, logo apareço: produção de subjetividades juvenis na cultura do consumo e do espetáculo. 2010. 193 fl. Tese (Doutorado). Centro de Filosofia E Ciências Humanas / Instituto de Psicologia da Universidade Federal do Rio de Janeiro. FREIRE, Paulo. Educação como prática da liberdade. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1983. FREIRE, Paulo. Educação e mudança. São Paulo: Paz e Terra, 2011. FREIRE, Paulo. Pedagogia da tolerância. São Paulo: Editora Unesp, 2004. TOYNBEE, Arnold. A humanidade e a Mãe-Terra: uma história narrativa do Mundo. Rio de Janeiro: Zahar Editores, 1979. formação integral. São Paulo: Ática, 1999. FIORI, José Luís. A governabilidade democrática na nova ordem econômica. São Paulo: IEA-USP, 1995. CASTRO, Eliana Agassi de. Formação continuada por meio de narrativas autobiográficas: um fomento ao autoconhecimento. 2010. 147 fl. Dissertação (Mestrado). Faculdade de Educação da Universidade Cidade de São Paulo. FALCONER, Andrés Pablo. A Promessa do Terceiro Setor: um Estudo sobre a Construção do Papel das Organizações sem fins lucrativos e do seu Campo de Gestão. São Paulo: Centro de Estudos em Administração do Terceiro Setor, 1999.