Una cuarta parte de la población mundial es sometida a un cambio de una hora dos veces al año AUMENTAN LAS CONSULTAS POR SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN COINCIDIENDO CON LA LLEGADA DEL OTOÑO La tristeza vital y la anhedonia son sus principales manifestaciones Las depresiones estacionales surgen como consecuencia de otros muchos factores externos que no responden al cambio de estación. El calor y la luz solar no explicarían situaciones afectivas tan distintas como la que viven gallegos y andaluces. Dormir de forma regular y mantener un cierto ritmo de actividad ayuda a prevenir los cuadros de depresión y trastornos afectivos motivados por el cambio de estación. Los adolescentes son los más afectados por los trastornos afectivos. Madrid, 29 septiembre de 2008.- Con la llegada del otoño, el número de consultas por casos de depresión y trastornos afectivos asociados al cambio de estación aumentan de forma importante. En algunos individuos, los síntomas pueden perdurar varios meses hasta que, de forma progresiva, éstos tienen a remitir por sí solos. “El organismo humano está sincronizado a los factores climatológicos como son el calor, el número de horas de luz solar, etc. Por ello, cuando se producen cambios en estos factores, ciertas personas experimentan síntomas de disminución de energía y estados de ánimos depresivos”, explica el profesor Joaquín Santo Domingo, psiquiatra de la Clínica La Luz. Además de los factores inherentes al cambio de estación, existen otros muchos agentes de carácter externo que favorecen la aparición de estos cuadros depresivos, “hasta el punto de que esta combinación de factores nos impide tener, a dia de hoy, datos únicos en cuanto al número de personas afectadas por zonas geográficas”, comenta este experto. España es un ejemplo más de la diversidad de factores que entran en juego en todo proceso depresivo, y en general, en los trastornos afectivos. “Se sabe que la situación de los trastornos de la afectividad en Galicia es diferente a la que se produce en Andalucía. Sin embargo, resultaría erróneo asociarlo sólo a un único agente como puede ser el calor o el número de horas de exposición a sol. Influyen además muchos otros factores causales, tanto físicos, como psicológicos y sociales”, puntualiza el profesor Santo Domingo. Síntomas más evidentes En cuanto a su diagnóstico, los expertos coinciden en señalar la tristeza vital como signo inequívoco en todo cuadro depresivo. Además, en torno a este síntoma se articulan otros muchos como son la pérdida de la capacidad para disfrutar (o “anhedonia”), y el descenso de energía o impulso con el que se siente el individuo. Del mismo modo, la depresión tiende a despertar en muchas personas la falta de apetito en lo que concierne a las ganas de comer. “Éste es quizá el síntoma más frecuente, pero también el más inespecífico”, comenta el profesor Santo Domingo quien además señala que “en un segundo plano puede darse además la ausencia de apetito sexual, siempre como consecuencia de un estado depresivo”. Para este experto, los trastornos del sueño suponen otra importante carga para quien sufre estos trastornos depresivos asociados al cambio de estación. “Sin duda, se trata de un síntoma bastante martirizador dado que, a las dificultades propias para conciliar el sueño, el individuo tiende a despertarse con sentimientos negativos y de culpabilidad”. La llegada del otoño ayuda a despertar ciertos cuadros depresivos que, por lo general, tienen una duración de 6 meses a un año. “Los síntomas que acompañan la depresión tienen a desaparecer de forma paulatina con el paso del tiempo”, subraya este experto en psiquiatría. No obstante, la depresión comparte síntomas con otras muchas enfermedades y trastornos físicos de todo tipo. “Hablamos de depresiones enmascaradas cuando una depresión se esconde detrás de síntomas corporales y físicos, pero también existen enfermedades orgánicas que se esconden detrás de síntomas aparentemente depresivos.” De ahí que los expertos recomienden consultar con el médico de cabecera o el internista ante el menor síntoma. Consejos saludables Dormir de forma regular y mantener un ritmo de actividades adecuado puede ayudar a contrarrestar los efectos que el cambio de estación provoca en el reloj biológico del individuo. “Es importante seguir un mismo esquema de sueño a lo largo de todo el año; mientras que el número de horas de sueño dependerá siempre de la edad de cada persona”, aclara el profesor Santo Domingo. En cualquier caso, bajo ningún concepto se debe recurrir al consumo de tranquilizantes o alcohol como solución a los trastornos del sueño. “En principio debe procurarse una buena higiene del sueño, horarios, ejercicio, relajación, etc.” Otra recomendación a tener en cuenta es la capacidad de saber reconocer las situaciones de estrés y aprender cómo manejarlas, “lo que se trata de estimular a los pacientes en el curso del tratamiento que nunca es solamente farmacológico, sino que integra prioritariamente actitudes y procesos psicoterapéuticos”. Por último, resulta igualmente importante que “el afectado conozca que no está solo y que, en torno a él, existe una red de apoyo emocional que es clave, formada por la familia, amigos, compañeros y otras personas significativas de su alrededor a los que se puede y se debe recurrir en cualquier momento de la vida”, concluye este experto. Para más información: Consuelo Cruz Maite Herráez/ Isabel Chacón/ María García de Ceca Directora de Comunicación y RR.PP. Planner Media Clínica La Luz (91.453.03.65) (91.787.03.00)