qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty 1 uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasd fghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx ISABEL ALLENDE: "LA CASA DE LOS cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq ESPÍRITUS" wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui Ejemplos de preguntas en los exámenes de la PAU 2º de Bachillerato opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg Curso 2013-2014 hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg hjklzxcvbnmrtyuiopasdfghjklzxcvbn mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwert yuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas 1. Rasgos temáticos y formales de la nueva narrativa hispanoamericana y su reflejo en La casa de los espíritus. (Ha salido en la PAU una vez) 2. El realismo mágico y La casa de los espíritus. (Ha salido en la PAU tres veces) 3. Análisis de los protagonistas de La casa de los espíritus. (Ha salido en la PAU una vez, pero bajo el siguiente enunciado: Caracterice un personaje masculino y otro femenino de La casa de los espíritus. Estas son otras posibles preguntas relacionadas con los personajes que se me ocurren: a. Análisis de los personajes femeninos. b. Análisis de los personajes masculinos. 4. Aspectos políticos y sociales reflejados en La casa de los espíritus. (No ha salido ninguna vez en la PAU) 5. Temas en La casa de los espíritus (esta pregunta me la he inventado, pero os la podéis preparar a partir de la información que aparece en las páginas 272-279. 6. El tiempo y el espacio en La casa de los espíritus (también me la he inventado, pero se puede preparar a partir de los epígrafes 5 y 6 del tema 11. 2 RASGOS TEMÁTICOS Y FORMALES DE LA NUEVA NARRATIVA HISPANOAMERICANA Y SU REFLEJO EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS1 En los años 60 del siglo XX se produjo, gracias a la labor de algunos intelectuales españoles, el llamado boom2 de la novela hispanoamericana, un fenómeno editorial que supuso la consagración de un número considerable de escritores —Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar...— cuyo deber primordial era revolucionar la literatura a fin de modificar la sociedad. Pero a mediados de los 70 surgen en esta narrativa cambios formales, temáticos y discursivos tan significantes que se puede afirmar que el canon literario instituido por la prestigiosa novelística del boom comienza a ser reemplazado por un nuevo canon, denominado por los críticos narrativa del posboom, en la que hallamos una notable presencia de mujeres (Isabel Allende, Laura Esquivel, Ángeles Mastretta...). La publicación en 1975 de la primera novela de Antonio Skármeta, Soñé que la nieve ardía, podría marcar el punto de partida del posboom, que alcanzó su cúspide con La casa de los espíritus (1982), opera prima de la chilena Isabel Allende que nos presenta los avatares vitales de las pintorescas familias del Valle y Trueba y que refleja a la perfección las luchas sociales del Chile del momento. Considerada por la crítica como la novela más famosa y popular del posboom, en ella se pueden apreciar una serie de características que la han convertido en paradigma de esta narrativa hispanoamericana. Veámoslas una a una. Isabel Allende —a diferencia de los autores del boom, quienes componían novelas enciclopédicas y totalizadoras de escritura experimentalista— busca su inspiración en lo cotidiano de la realidad latinoamericana y emplea esquemas textuales mucho más sencillos y próximos al relato realista tradicional. A pesar de que La casa de los espíritus posee una estructura circular con analepsis y prolepsis3, esta obra se encuentra muy distanciada de los experimentos estructurales, muchas veces indescifrables, de los escritores del boom. En este sentido, la opera prima de Allende recupera el esquema lineal con predominio de la trama. Es más, la prosa, fluida y natural, pone de relieve una sintaxis de periodos breves, poco complejos y con un léxico sencillo y coloquial. Como casi toda la narrativa de la chilena, La casa de los espíritus se distancia de la alta literatura innovadora e incorpora recursos del relato folletinesco y melodramático, un hecho que se observa en el amor clandestino de Pedro Tercero y Blanca, en el matrimonio de conveniencia entre esta y el conde de Satigny, en las violaciones del patriarca Esteban Trueba o en la muerte por accidente de Nívea y Severo del Valle, padres de Clara y Rosa. La nueva narrativa hispanoamericana rescata la corriente de novela social que los escritores del boom, más preocupados por lo universal y lo cosmopolita, habían abandonado. Este compromiso político característico del posboom se refleja en La casa de los espíritus a través de la narración de casi cien años de la historia del Chile contemporáneo, una narración que transcurre paralela a la crónica familiar. Los personajes, por su parte, carecen de complejidad psicológica y, debido a la inclinación de Isabel Allende por los valores éticos, están caracterizados desde una perspectiva moral maniquea4. Así, Esteban Trueba es déspota, autoritario y violento; Jaime es generoso, tierno y solidario; o Pedro Tercero García es pasional, subversivo e íntegro. No se plantean, pues, cuestiones profundas sobre la existencia ni la angustia de vivir, tal como había ocurrido previamente. 1 Es fundamental que en la elaboración de vuestra respuesta nombréis personajes o acciones que transcurren en la novela. 2 Boom: onomatopeya utilizada para designar la eclosión de la narrativa hispanoamericana en el resto del mundo. 3 Analepsis y prolepsis: técnicas narrativas que consisten en interrumpir la línea temporal de la narración para relatar un hecho del pasado (analepsis) o anticipar acontecimientos posteriores (prolepsis). 4 Maniqueo: que admite dos principios creadores, uno para el bien y otro para el mal. 3 La literatura del posboom, predominantemente urbana, añade elementos de la cultura juvenil (drogas, sexo, marginalidad...) y popular (bolero, rock, televisión, moda...). Sin ir más lejos, la acción de La casa de los espíritus no solo transcurre en la hacienda Las Tres Marías, sino también en la casa de la esquina de la capital. Además, advertimos otros muchos aspectos de la cultura urbana que forman parte de la vida de los personajes: Clara socorre a numerosos indigentes, Amanda experimenta con las drogas, Nicolás recibe clases de flamenco... Mientras que los escritores del boom manifiestan su incredulidad ante el hecho de que el amor puede ser la base en la que asentar la existencia del ser humano, en la obra de Isabel Allende este es uno de los temas fundamentales (Clara y Esteban, Blanca y Pedro Tercero, Alba y Miguel), de tal forma que se presenta como una fuerza capaz de cambiar las estructuras políticas y sociales. En la nueva narrativa hispanoamericana también se incorpora el humor con el fin de parodiar géneros literarios o aspectos de la sociedad americana y occidental. De todos modos, este tema, que aparece en muchas de las novelas posboom, no se revela en La casa de los espíritus. Tan solo hace acto de presencia, en algunas ocasiones, la ironía, como cuando se asegura que el coche de Severo del Valle "se desplazaba a la velocidad suicida de quince y hasta veinte kilómetros por hora". Lo femenino adquiere, asimismo, un lugar destacado. Los protagonistas de la opera prima de Isabel Allende son mujeres y la perspectiva que se adopta para criticar a los personajes masculinos es femenina (Esteban Trueba es violento y machista; Esteban García es un resentido que encuentra su venganza en la maldad...). Además, para Clara y Alba la escritura da sentido a sus vidas en una sociedad opresiva y patriarcal. Finalmente, los escritores posboom —a diferencia de los autores del boom, cuya postura vital es pesimista— perciben el cosmos más ordenado y muestran una imagen más tranquilizadora de la realidad. Es decir, expresan su optimismo ante un futuro esperanzador a través de la lucha feminista, política y social: Alba, después de haber sido violada por Esteban García, decide olvidar la venganza y poner el acento en la vida de la hija que espera. Esta actitud personal del personaje viene a simbolizar la confianza de Allende en el futuro tanto para su país, Chile, como para afrontar la vida. En conclusión, La casa de los espíritus —traducida a numerosos idiomas y protagonizada en el cine por Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas— es un relato político-social con destacada presencia de lo femenino, en el que la trama, narrada con sencillez, ocupa un papel cardinal. Todo ello explica que la primera novela de la chilena Isabel Allende se convirtiera desde su publicación en 1982 en un éxito inmediato de superventas a nivel internacional. EL REALISMO MÁGICO5 Y LA CASA DE LOS ESPÍRITUS La casa de los espíritus, así como otras obras de Isabel Allende, ha sido relacionada con el realismo mágico, una corriente surgida en los años 60-70 del siglo XX que pretende reaccionar ante la nueva industrialización y ante los abusos de ciertos regímenes autoritarios, como los de Augusto Pinochet, en Chile, o Jorge Rafael Videla, en Argentina. Se trata de un movimiento literario que recupera viejos mitos americanos, integrándolos de manera natural 5 Si bien el término de “realismo mágico” se refiere, en principio, a una serie de manifestaciones pictóricas europeas, su aplicación a Hispanoamérica designa una corriente importante de la novela que busca la propia realidad a través de la naturaleza, el mito (con los aspectos más extraños, fantásticos y folclóricos) y la historia y a la que acompañan una serie de innovaciones formales. 4 en la vida cotidiana. Gabriel García Márquez, Juan Rulfo o Jorge Luis Borges son algunos de los autores más significativos de esta nueva corriente estética. La novela de Allende, publicada en 1982, parte de una carta que la propia autora escribe a su abuelo agonizante. Su éxito y adaptación al cine fueron inmediatos, si bien ciertos sectores intelectuales califican su novelística de menor e incluso de deberle demasiado a García Márquez. La casa de los espíritus, que nos detalla los avatares vitales de las pintorescas familias del Valle y Trueba, refleja a la perfección las luchas sociales del Chile del momento: terratenientes poderosos y abusadores, campesinos resentidos, desarrollo del socialismo y comunismo en la zona, golpes militares... Sin embargo, la crítica literaria discrepa a la hora de valorarla como una novela característica del realismo mágico. Evidentemente, si comparamos la opera prima de Allende con otros relatos considerados por unanimidad más representativos de esta tendencia (Cien años de soledad o Pedro Páramo6), la distancia es enorme. Aun así, la obra que nos ocupa participa de ciertos rasgos de estilo del movimiento citado. Para empezar, en La casa de los espíritus se combina lo natural (catástrofes telúricas propias de Latinoamérica: huracanes, lluvias, terremotos...) con lo sobrenatural (predicciones de Clara, prácticas espiritistas, desplazamientos de objetos, aparición del fantasma de Férula...). Realidad y fantasía se presentarán íntimamente enlazadas en la novela: unas veces, por la llegada de lo mítico, de lo legendario o de lo mágico; otras, por el tratamiento alegórico o poético de la acción, de los personajes o de los ambientes. La presencia simultánea de varios narradores es otra de las características de esta corriente. La casa de los espíritus presenta, así, un pluriperspectivismo que enriquece sobremanera la visión de los acontecimientos relatados. Se trata de un texto polifónico en el que Esteban Trueba y su nieta Alba —que reconstruye la historia a partir de las anotaciones de su abuela en sus diarios— serán dos de los tres narradores del relato. Ahora bien, exceptuando el epílogo, los escritos del patriarca de la familia así como unas esporádicas intervenciones de Alba en primera persona, los catorce capítulos de la novela serán contados por un narrador omnisciente que penetra a fondo en las conciencias de los personajes. Frente al intelectualismo de los narradores del boom, en La casa de los espíritus se apela a las emociones del lector y los valores morales se recalcan desde un punto de vista maniqueo. La muerte está presente, es una prolongación de la vida; los muertos y los vivos conviven con naturalidad sin que provoque extrañeza. El realismo mágico también se caracteriza por la distorsión de un tiempo que se percibe como cíclico. De hecho, en la opera prima de Allende, el final enlaza con el principio —la novela comienza y termina con el mismo enunciado: Barrabás llegó a la familia por vía marítima— y las anticipaciones y retrospecciones son frecuentes. Aunque no se puede hablar de una alteración temporal, la autora de El juego de Ripper7 desliza en la obra elementos que remiten a una cierta concepción cíclica que, sin embargo, no afecta al texto en su conjunto. En La casa de los espíritus, la violencia, rasgo de la estética mágico-realista, se manifiesta tal y como ocurre en la vida cotidiana, produciendo la sensación de una sociedad primitiva. En el relato de Allende, este tema se asocia exclusivamente al ámbito masculino y se circunscribe especialmente al personaje de Esteban Trueba. Su ímpetu y falta de control le acarrearán un profundo sentimiento de soledad que será una constante en el personaje. Las hipérboles y exageraciones, tan habituales en esta corriente, aluden a un universo primitivo y bárbaro. Del tío Marcos, por ejemplo, se decía que sus modales se asemejaban a 6 7 Novelas de Gabriel García Márquez y Juan Rulfo, respectivamente. El juego de Ripper es la última novela de Isabel Allende, publicada hace unos meses. 5 los de un caníbal. Este primitivismo se aprecia igualmente en la sensualidad desenfrenada de Esteban hacia Pancha García, a quien "acometió con fiereza incrustándose en ella sin preámbulos, con una brutalidad inútil".8 En conclusión, La casa de los espíritus —traducida a numerosos idiomas y protagonizada en el cine por Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas— es un relato político-social con destacada presencia de lo femenino, en el que la trama, narrada con sencillez, ocupa un papel cardinal. Todo ello explica que la primera novela de la chilena Isabel Allende se convirtiera desde su publicación en 1982 en un éxito inmediato de superventas a nivel internacional. ANÁLISIS DE LOS PROTAGONISTAS DE LA CASA DE LOS ESPÍRITUS (ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES FEMENINOS) La casa de los espíritu (1982), opera prima de la chilena Isabel Allende, narra la saga de una poderosa familia de terratenientes latinoamericanos, cuyo patriarca, el despótico Esteban Trueba, ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza a tambalearse a raíz del paso del tiempo y de un entorno social explosivo. La decadencia personal del cacique arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los protagonistas de esta novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de toda una época. Isabel Allende perfila el destino de cada uno de ellos como parte indisoluble del destino colectivo de América Latina, marcado por el mestizaje, las injusticias sociales y la búsqueda de la propia identidad. Los personajes, descritos con mucha claridad, representan fielmente las características propias de una sociedad patriarcal, donde el varón mantiene un sistema autoritario, pero el eje de la vida de la familia está marcado por mujeres de distintas generaciones, cuyos nombres aluden a la blancura, símbolo de la pureza y de la luminosidad. NÍVEA, con quince hijos, es la matriarca. Asume, por una parte, el papel tradicional de madre protectora: se inquieta por la perfección de Rosa; se vuelca con su hija menor, consciente del vacío social que sufre Clara en su adolescencia; y termina con el rito familiar de iniciación masculina porque lo estima peligroso. Pero por otra, trasciende el ámbito privado asociado comúnmente a las hembras. Y es que además de realizar labores sociales, reivindica el voto para las féminas. De hecho, en el momento de su muerte era considerada la primera feminista del país. No obstante, el personaje femenino principal es CLARA, cuyo nombre nos remite a uno de sus atributos: la clarividencia. La hija menor de los del Valle, dotada de extraños poderes mentales que le permiten mover objetos, no solo se comunica con los espíritus, sino que también interpreta los sueños y predice el futuro. De niña comienza a escribir lo que acontece en unos cuadernos, que van a convertirse en la fuente principal utilizada por Alba para recuperar la historia familiar y narrárnosla. Etérea como su físico, representa un mundo dominado por la espiritualidad, la creatividad y el instinto femenino. De ahí su desapego hacia lo material: no se ocupa del ajuar, ni se preocupa por la construcción de su casa; incluso se desentiende de los deberes del hogar y olvida en un rincón las joyas que le regala su marido Esteban. Como esposa de este, ejemplifica el papel tradicional de la mujer, ya que, a pesar de no dirigirle la palabra por haberla agredido violentamente, lo acompaña en las reuniones sociales para dar la imagen de familia de un hombre que se presenta como senador del partido conservador. Clara reconoce ante Alba la necesidad de una verdadera justicia social; por eso, 8 Esta cita hace referencia a las continuas violaciones a las que Esteban somete a la campesina. 6 ayuda a los más necesitados sin establecer diferencias de clase e intenta concienciar a las campesinas sobre sus derechos, siguiendo la línea feminista iniciada por su madre. BLANCA, por su parte, es la primera hija de Clara y Esteban. Su infancia y juventud transcurren entre la casa de la esquina de la capital y la hacienda Las Tres Marías, donde conoce al gran amor de su vida: Pedro Tercero. Para Esteban Trueba, el destino de su hija era casarse y brillar en sociedad, como corresponde a la mujer de la cultura patriarcal. Sin embargo, ella se rebela contra ese sino, por lo que su amor por Pedro, un revolucionario de una clase social inferior, la lleva a enfrentarse a su padre con una voluntad y tenacidad que recuerdan al propio Esteban. Esta pasión amorosa, que constituye una transgresión de las normas de la aristocracia terrateniente, perdurará a lo largo de toda la vida. Blanca es la primera mujer de la familia que trabaja: da clases de alfarería a los niños mongólicos y a señoritas y vende sus monstruosas figuras con éxito. Además, educa a su hija siguiendo los mismos procedimientos que Clara había empleado con ella. ALBA, hija de Blanca y Pedro Tercero, es la más joven de la saga femenina, un personaje que reconstruye la historia familiar y que podría estar basado en la propia Isabel Allende. Desde antes de su nacimiento, su abuela Clara declaró que estaba bendecida por las estrellas. Por esta razón, Clara aseguraba que no necesitaba ir a la escuela. Fue criada en la Gran Casa de la Esquina, en la que mantuvo estrechos lazos con todos los miembros de la familia. Alba, descrita como una joven de escaso tamaño, adoraba jugar en el sótano y pintar en la pared de su cuarto extrañas figuras y monstruos que inventaba, similares a los que su madre hacía en cerámica y su tía abuela en su inacabado mantel. Tenía el cabello verde como Rosa; sin embargo, no heredaría su hermosura. En la universidad conectaría con diversos grupos políticos y allí conocería a Miguel, del que se enamora. Esta pasión la convierte en una mujer comprometida que socorre a los perseguidos por la represión. Detenida, torturada y violada por Esteban García, opta finalmente por la vida y no el odio. Se presenta como la heroína, pues su actitud simboliza la esperanza para el país. En La casa de los espíritus también aparecen otras mujeres que, no siendo protagonistas, desempeñan un papel significativo. Nos referimos a Férula, Amanda y Tránsito Soto. FÉRULA, hermana de Esteban Trueba, acepta el papel social de mujer abnegada, de modo que pasa de atender a su impedida madre a ocuparse de su cuñada Clara, por quien muestra un amor desmedido. Es el prototipo tradicional de solterona a la que le hubiera gustado nacer hombre como su hermano. Consciente del papel que le ha otorgado la costumbre, es incapaz de hacer nada por cambiarlo, pese a la dureza de su carácter. AMANDA, perteneciente a la clase media empobrecida, encarna el espíritu libre: se siente atraída por ideas y modas nuevas, desde el esoterismo hasta el existencialismo, pasando por la acupuntura, la meditación, el yoga y el consumo de drogas. Así entra a formar parte del círculo de Clara, donde conoce a su hijo Nicolás Trueba, con quien inicia una relación basada en el principio del amor libre. Su final es trágico porque, a diferencia de Alba, muere tras ser torturada sin delatar a su hermano Miguel. TRÁNSITO SOTO responde al viejo estereotipo de la prostituta emprendedora y comprensiva. Aunque aparece puntualmente, su papel es decisivo para la resolución de la trama, pues va a evitar que Alba permanezca en la cárcel. Se caracteriza por su entrega al trabajo, por su ambición y su visión de futuro, rasgos que le permiten ascender económicamente y evitar el destino. En conclusión, La casa de los espíritus —traducida a numerosos idiomas y protagonizada en el cine por Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas— es un relato político-social con destacada presencia de lo femenino, en el que la trama, narrada con sencillez, ocupa un papel cardinal. Todo ello explica que la primera novela 7 de la chilena Isabel Allende se convirtiera desde su publicación en 1982 en un éxito inmediato de superventas a nivel internacional. ANÁLISIS DE LOS PROTAGONISTAS DE LA CASA DE LOS ESPÍRITUS (ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES MASCULINOS) La casa de los espíritu (1982), opera prima de la chilena Isabel Allende, narra la saga de una poderosa familia de terratenientes latinoamericanos, cuyo patriarca, el despótico Esteban Trueba, ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza a tambalearse a raíz del paso del tiempo y de un entorno social explosivo. La decadencia personal del cacique arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los protagonistas de esta novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de toda una época. Isabel Allende perfila el destino de cada uno de ellos como parte indisoluble del destino colectivo de América Latina, marcado por el mestizaje, las injusticias sociales y la búsqueda de la propia identidad. Los personajes, descritos con mucha claridad, representan fielmente las características propias de una sociedad patriarcal, donde el varón mantiene un sistema autoritario, pero el eje de la vida de la familia está marcado por mujeres de distintas generaciones, cuyos nombres (Nívea, Clara, Blanca y Alba) aluden a la blancura, símbolo de la pureza y de la luminosidad. ESTEBAN TRUEBA, que representa el ocaso de la oligarquía latifundista, es el principal protagonista masculino, caracterizado desde su niñez por el esfuerzo, la voluntad y la tenacidad, pero también por la ambición, el afán de poder y el mal carácter. Consciente de que el principal impedimento para su matrimonio con Rosa es la pobreza, se propone enriquecerse explotando una mina de oro en condiciones muy duras. Ante la desesperación por su muerte, se marcha a la antigua hacienda abandonada y la convierte, con la misma perseverancia que demostró en la mina, en un fundo próspero. Al hacerse rico, Esteban adopta la postura inflexible y conservadora de los terratenientes, quienes se consideran dueños de los inquilinos que cultivan sus tierras. Aunque se jacte de la mejora de la calidad de vida que se ha producido entre los trabajadores de Las Tres Marías, su actitud paternalista no deja de ser más que una variante del sistema de opresión, de ahí que sea incapaz de establecer una relación afectiva con ellos. Nadie osa hacerle frente y actúa con total impunidad —manipulando las elecciones, violando a las campesinas, golpeando a Blanca o Clara...— ante la pasividad de las autoridades. Además, vela para que las ideas comunistas no penetren en sus tierras, amplía sus negocios, se traslada a la ciudad y entra en política, siendo elegido senador por el partido conservador. Tras la victoria socialista, es uno de los ideólogos de la trama que conspira para derrocar al presidente Salvador Allende. Como padre y esposo, actúa de la misma forma: es incapaz de dar afecto a su mujer y la persigue con el deseo de dominarla y poseerla. Por eso, fracasa constantemente con Clara y solo se reconcilia con ella cuando su muerte impide su posesión. Se considera un buen padre a pesar de que la relación con sus hijos es conflictiva. Quizá por todo ello la soledad sea un rasgo determinante de su personalidad. Por su carácter, el hacendado es ya un personaje huraño y solitario. De hecho, en sus primeros años está solo en las minas del norte y también durante la década que emplea en la reconstrucción de la hacienda. Paradójicamente, el castigo de Esteban por utilizar la violencia para frenar los cambios que se producen no va a ser la soledad —como le predijo su hermana Férula—, sino convertirse en víctima de la opresión por él mismo generada (muere su hijo, violan y torturan 8 a Alba...). El mundo de Esteban Trueba se derrumba a medida que avanza la historia y él no puede hacer nada por impedirlo. La novela muestra, en este sentido, una estructura circular: comienza con un Esteban pobre y acaba con un Esteban arrinconado e ignorado por los suyos. Con todo, el personaje se humanizará al finalizar el relato: muere en brazos de su nieta, la única de la familia por quien siempre había sentido afecto. Otro tipo de patriarca es SEVERO DEL VALLE, perteneciente a la alta burguesía urbana y cosmopolita. Frente a Esteban Trueba, Severo es un abogado exitoso, miembro del partido liberal. El fallecimiento de su hija Rosa a causa de un veneno que a él estaba destinado lo aparta de sus ambiciones políticas. Fanático de la modernidad, su muerte sobreviene por un accidente automovilístico. JAIME y NICOLÁS, por su parte, son los dos hijos varones de Esteban y Clara. Educados en un colegio inglés en la ciudad, no están vinculados a lo que representa la hacienda. En realidad, continúan dos líneas de la familia materna: la aventurera y despreocupada del tío Marcos (Nicolás) y la entrega social (Jaime). Por lo que respecta a los administradores de Las Tres Marías, el viejo PEDRO GARCÍA representa la primera generación: un hombre honrado que practica el curanderismo y es conocedor de una naturaleza que le obedece. Su hijo, PEDRO SEGUNDO GARCÍA, sirve con fidelidad y sumisión a su patrón Esteban Trueba, pero odiándolo. Se marcha de la hacienda tras la amenaza de Trueba de matar a su vástago, PEDRO TERCERO GARCÍA, perteneciente ya a una generación que se rebela, puesto que introduce en el fundo las ideas marxistas y entabla un amor prohibido con Blanca. MIGUEL es el amor de Alba. Dirigente de izquierdas desde muy joven, participa en las revueltas estudiantiles y defiende el uso de la violencia para lograr un sistema social justo. Tras el golpe militar, opta por luchar en la clandestinidad, sin exiliarse, como jefe de la guerrilla. Por eso, el ejército tortura a su amada Alba y a su hermana Amanda. ESTEBAN GARCÍA, finalmente, es el nieto de Esteban Trueba, hijo del único bastardo del patrón nacido a raíz de la violación a Pancha García. Desarrolla un profundo resentimiento hacia todos los Trueba, alimentado por su abuela. El personaje, caracterizado desde su primera aparición como una "criatura hosca y malvada", desea ser carabinero para desvincularse de la hacienda, alcanzar poder y superar una mísera vida. En conclusión, La casa de los espíritus —traducida a numerosos idiomas y protagonizada en el cine por Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas— es un relato político-social con destacada presencia de lo femenino, en el que la trama, narrada con sencillez, ocupa un papel cardinal. Todo ello explica que la primera novela de la chilena Isabel Allende se convirtiera desde su publicación en 1982 en un éxito inmediato de superventas a nivel internacional. ASPECTOS POLÍTICOS Y SOCIALES REFLEJADOS EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS La casa de los espíritu (1982), opera prima de la chilena Isabel Allende, narra la saga de una poderosa familia de terratenientes latinoamericanos, cuyo patriarca, el despótico Esteban Trueba, ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza a tambalearse a raíz del paso del tiempo y de un entorno social explosivo. La decadencia personal del cacique arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los protagonistas de esta novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de toda una época. Isabel Allende perfila el destino de cada uno de ellos como 9 parte indisoluble del destino colectivo de América Latina, marcado por el mestizaje, las injusticias sociales y la búsqueda de la propia identidad. Allende escribió esta novela tras verse obligada a exiliarse de su país en el año 1973 cuando su tío Salvador Allende, presidente de Chile, fue derrocado durante el golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet Ugarte. Debemos tener en cuenta, pues, que nos encontramos ante una novela que se sitúa dentro del ámbito y las peculiaridades de la literatura hispanoamericana. Como sabemos, toda obra literaria es, en mayor o menor medida, hija de una época que influirá de una manera u otra en la obra. Esta premisa se hace latente en esta novela, ya que La casa de los espíritus es la historia de una saga familiar ambientada en una ciudad latinoamericana sacudida ferozmente por un pasado confuso e impreciso y por un presente marcado por cambios políticos y económicos, guerrillas, enfrentamientos de clases sociales fuertemente diferenciadas, dictaduras y, en definitiva, lucha por las libertades. Este trasfondo histórico tendrá gran importancia en la obra, pues los abusos de poder y las injusticias a las que el gran latifundista, Esteban Trueba, somete a los campesinos que trabajan sus tierras —y específicamente la violación de una de las campesinas, Pancha García— serán la chispa que desencadene una serie de circunstancias trágicas que marcan profundamente el destino de todos y cada uno de los personajes de la novela y que los conducirá irremisiblemente hacia la fatalidad, el error y, a la postre, la infelicidad. El hecho de que la autora inicie su relato a principios del siglo XX se explica por su intención de presentar el golpe de Estado de Pinochet como resultado de un proceso en el que tienen trascendencia los cambios sociales y estructurales acontecidos en la primera mitad del siglo. La novela refleja la estructura económica y social de Chile, de base eminentemente rural, con una escasa industrialización y cuya riqueza procede tanto de los grandes latifundios como de la explotación de las minas de plata, cobre o salitre. El modelo social que prevalece en La casa de los espíritus es el de la oligarquía terrateniente, representado por Esteban Trueba, un patrón que ejerce el poder a través de la violencia y que se perfila como el único preparado para administrar el destino de sus iletrados inquilinos. El campesinado, en consecuencia, es víctima de este anquilosado sistema. Ignorante y sumiso, carece de espíritu de rebelión y acepta sin cuestionamiento lo impuesto por la tradición o por el tiempo. Esta sumisión al patrón, resultado de una concepción despótica de la relación familiar, se acentúa en el caso de las mujeres, quienes sufren una doble discriminación: por su estatus y por su género viven totalmente anuladas, sometidas a la violencia sexual del marido o del cacique. Entretanto, la sociedad oligárquica vive ajena a los cambios, perpetuando el sistema de dominación vigente desde el siglo XVI. La introducción de los ideales revolucionarios provocará, aunque progresiva y muy lentamente, transformaciones en las estructuras sociales que tendrán como consecuencia el triunfo en las urnas de Salvador Allende. Estos cambios se observan en la novela con la retención de Trueba como rehén tras la expropiación del fundo a partir de la reforma agraria y la conspiración en que participa activamente el padre de Blanca y que conducirá al golpe de Estado. La casa de los espíritus también nos propone una concepción maniquea de la sociedad. A la violencia de los conservadores se oponen los liberales y revolucionarios, caracterizados por la racionalidad y el idealismo. La derecha conspira para derrocar a sus adversarios políticos, sin descartar el asesinato; la izquierda, en cambio, consigue sus objetivos políticos mediante la persuasión, es decir, mediante la propaganda, la canción protesta o las actividades sociales. Esta polarización social entre una minoría privilegiada y una mayoría oprimida no 10 deja apenas espacio para esa silenciosa clase media. El personaje de Amanda encarna a este sector social que se ha trasladado a la ciudad en busca de oportunidades para huir de la pobreza y que apenas logra sobrevivir en la urbe. El retrato social de la novela queda completo con la figura del pervertido conde Jean de Satigny, un aristócrata europeo entusiasmado con la vida de América que mantiene relaciones obscenas con sus sirvientes. El marido de Blanca representa en la obra la influencia perniciosa del imperialismo extranjero; así lo confirman sus oscuras actividades de expolio de las excavaciones y el tráfico de momias y antigüedades. Para terminar no podemos obviar la presencia de dos instituciones de poder omnímodo9: el Ejército y la Iglesia. El Ejército está representado por la figura de Esteban García, nieto bastardo de Trueba. La Iglesia como institución presenta una visión de la religión más ligada a las costumbres, tradiciones o actitudes que a la difusión de un cuerpo de creencias. La novela ofrece tres perspectivas: la más retrógrada, inmovilista e inculpatoria del padre Restrepo; la orientación social del padre Antonio; y la más politizada del padre José Dulce María. En conclusión, La casa de los espíritus —traducida a numerosos idiomas y protagonizada en el cine por Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas— es un relato político-social con destacada presencia de lo femenino, en el que la trama, narrada con sencillez, ocupa un papel cardinal. Todo ello explica que la primera novela de la chilena Isabel Allende se convirtiera desde su publicación en 1982 en un éxito inmediato de superventas a nivel internacional. 9 Omnímodo: que lo abraza y comprende todo.