1 Cuadernos de Campoo Época II. Año IV. Número 8. Enero 2011 Cuadernos de Campoo es una publicación de la Casa de Cultura “Sánchez Díaz” Equipo asesor: Jesús Allende Valcuende Manuel García Alonso Javier González Díez Daniel Guerra de Viana (Coordinador) Joaquín Gutiérrez Osés Mª Elena Marchena Ruiz Encarnación-Niceas Martínez Ruiz Fotografía de cubierta: Jorge Fernández Bolado Redacción y administración: Casa de Cultura “Sánchez Díaz” 39200 REINOSA (Cantabria) Diseño y maquetación: Jesús Allende Valcuende Correo electrónico: casaculturasd@casaculturasd.org Edita: Excmo. Ayuntamiento de Reinosa Imprime: Gráficas Quinzaños ISSN: 1136-9639 D. L.: SA-670-2009 Edición patrocinada por Miguel Aja Fernández 2 5 Manuel García Alonso 29 Agustín Rodríguez Fernández 75 Carmelo Fernández Ibáñez 99 EL ARTISTA Y SU OBRA 109 ESPACIOS INTANGIBLES CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA JOSÉ LUIS VICARIO LA BARCENILLA 3 4 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Fotografías: Manuel García Alonso P uede resultar sorprendente pero en Campoo, en Reinosa mismo, existen cabañas que responden al tipo pasiego más acendrado. Los efectos de la emigración pasiega trasladaron el modelo de ocupación y explotación ganadera a lugares realmente muy fuera de su área compacta y más propia, los Montes de Pas. Así, encontramos fincas cerradas con cabañas pasiegas en las inmediaciones de Laredo, de Torrelavega y Corrales de Buelna (El Dobra), y también en Campoo como vamos a ver. 1. Los orígenes históricos de la presencia pasiega en la Merindad de Campoo 1 Lo que se puede consultar en GARCÍA GUINEA, M. A. 1979: El Románico en Santander, tomo I, p. 68, Santander; y en GÓMEZ MORENO, M. 1971: Anales Castellanos, pp. 10 y 11, Madrid. A partir del siglo IX se produjo, ya afirmada la colonización de los valles cantábricos, con las excepciones de los cursos más altos del Miera, del Pas y del Saja, la repoblación al sur de la cordillera. Para apreciarla baste recordar el famoso Fuero de Brañosera o las referencias de los Anales Castellanos1. Este fenómeno no dejará de ampliarse hacia el valle del Duero, y dichas áreas pronto alcanzarán un gran dinamismo socioeconómico y político, muy superior al foco originario cantábrico, lo que se confirmará finalmente con el traslado de la corte real al sur y la creación de un eje económico y cultural sobre la antigua vía romana de Astúrica a Burdigala, el conocido Camino Francés a Campostela. Cristaliza entonces una sociedad más jerarquizada y diferenciada cuya base son los señoríos, eclesiásticos y laicos. Este sistema socioeconómico no dejará de crecer hasta el siglo XIV, y con él el auge de la actividad pastoril de montaña, realizada ahora, predominantemente, por pastores de los numerosos rebaños señoriales que accedían de diversas formas a los pastizales comunales de las juris6 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO dicciones norteñas, a la vez que se daba una cierta expansión de las tierras de cultivo precisamente en virtud de un dinamismo que alcanza también a la población aldeana. El privilegio, atribuido a Sancho II, concedido al obispado de Burgos en el año 10682 nos da a conocer la situación de los espacios pastoriles entre los ríos Deva y Cadagua por entonces. Nos indica expresamente el aprovechamiento extensivo de los pastos mediante pastores y cabañas. Nos habla, por ceñirnos a la zona de nuestro interés, de «pascuis» en Espinosa de los Monteros —Montes de Pas— , y en Luena y la Virga, estos últimos ya en Campoo. Por lo tanto ahí estarán, en los siglos XI y XII, los pastizales, brenas o brañas, del aprovechamiento pastoril medieval en la zona, y que alcanzarán, aunque recesivamente, a la actualidad En la Baja Edad Media apreciamos los comienzos de la colonización de aquellas zonas marginales desiertas que han quedado a espaldas del avance repoblador inicial. Se realizará durante los siglos XIII a XVI tras una concienzuda labor de tala y roza. El Libro Becerro de las Behetrías de Castilla3 puede ser utilizado para conocer el fenómeno a mediados del siglo XIV. Sólo los Montes de Pas permanecerán aún un tiempo sin poblar de manera estable. En general ahora se concretará la organización del terrazgo a partir de las comunidades aldeanas situadas en los fondos de los valles, en donde tiene un gran peso el sistema concejil comunalista. En los rebordes montañosos de los mismos, que se configuran en este momento con claridad como otras tantas jurisdicciones, se mantiene una importante cabaña ganadera en régimen de aprovechamiento comunal aldeano en convivencia con los derechos señoriales. Esto sucederá también en Campoo y 7 2 El documento de 1068 señala que los pastores de los rebaños episcopales»... habeant plenariam licentiam de pascere et de stare et tenere suas capannas per omnes meos montes de Auca et... et de Isieto et in pastis de Iurga et de Campo et de Spinosa de Castella Vetula et in Karrança et usque Somrostro et in omnibus montibus de Trasmera et in illis de Karrieto et de Val de Toranço, et in illis montibus de Fluena, sive in totos illos montes de Asturiis et de Capeçon et de Apleca», en SERRANO, L. 1935: El obispado de Burgos y la Castilla primitiva, desde el siglo V al XIII, tomo III, pp. 31 y 32, Madrid. 3 En MARTÍNEZ DÍEZ, G. 1981: Libro Becerro de Behetrías. Texto y Estudio Crítico, 3 vols., León. Campoo se percibe ya por entonces como un espacio intensamente poblado, pero no así los Montes de Pas, pues Soba y Ruesga aparecen con menciones globalizadoras y Luena, como pertenencia de Toranzo, alcanza sólo a San Miguel y San Andrés de Luena. En medio las «montañas bravas y desiertas» del privilegio enriqueño de 1396. Son numerosas las ordenanzas concejiles de la región ya publicadas, pero a título de muestra citaremos algunas en la zona que nos ocupa: GONZÁLEZ ECHEGARAY, M. C. 1974: Toranzo. Datos para la historia y etnografía de un valle montañés, pp. 337 a 342, Santander, AZCUÉNAGA VIERNA, J. 1984: Ordenanzas del lugar de Santiurde (21 de Junio de 1825), en Anales del I. de E. A. vol. VI, pp. 273 a 312, Santander; RUIZ FERNÁNDEZ, C. 1982: Ordenanzas del Concejo de Camesa, en Publ. Del I. de E. y F. «Hoyos Sáinz», vol. X, pp. 243 a 257, Santander, o GARCÍA ALONSO, M. 2001: Aguayo y los Aguayos. La creación del paisaje en la divisoria cantábrica, pp. 225 a 234, Santander. 4 Un estudio y descripción pormenorizada y extensa de todos los paisajes ganaderos tradicionales cantábricos, desarrollados a partir de los manejos diferentes del ganado, puede encontrarse en GARCÍA ALONSO, M. 2001: Tiempos y espacios de la trashumancia cantábrica, en Guazo Calderón, M.: El cordel de las merinas. Por la huellas de las cañadas, Santander. 5 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO será mantenido en todo el ámbito cantábrico, excepto como veremos en Pas, hasta finales del XIX o pleno siglo XX, dependiendo de zonas. Casi todos los concejos dispondrán, o se proveerán por entonces, de pastos para mantener su ganado, y por lo tanto, de sus propios seles para recogerlo con pastores, como prueban muchas de las viejas ordenanzas de los concejos4. El pastoreo, comunal y extensivo en las brañas, se integraba en el ritmo anual de los trabajos agrícolas. La agrupación vecinal, la aldea, a veces el barrio, era el centro del sistema y se componía de las casas o lugares de habitación, las cuadras y pajares, y los huertos cercados no lejos de las casas. Alrededor se disponían, según la topografía y la calidad del terrazgo —se preferían las tierras saneadas, soleadas y de suelo ligero asequible al arado tradicional— las mieses cercadas en común, en donde se encontraban las tierras del pan. Junto a ellas otras tierras de sembradío, o llosas, cercadas privadamente. El amplio ruedo circundante lo conformaban las praderías segaderas, muchas veces comunales, como el prao-concejo o el prao-toro, o divididas en suertes. Más alejados quedaban los pastizales comunales en que se encontraban las brañas y los seles. Esta ocupación del espacio originaba un paisaje muy característico que derivaba del propio uso y manejo de los terrazgos y los animales5. Durante el verano, con la mayor parte de los animales en las brañas, se prestaba toda la atención a la recogida de las cosechas, de cereal y heno, a las tierras de labor y suertes segaderas, hasta la entrada del otoño. En el invierno el ganado se encuadraba y se aprovechaba el heno de los pajares. Con la llegada de la primavera el ganado se preparaba para la partida a los pastizales contratándose, por concejos o barrios, los pastores. De Marzo a Mayo los animales subían, con pastores y perros, a través de las brañas, hasta alcanzar los seles propios en los puertos comunales. Allí los pastores disponían de chozos —chuzos en Pas— o cabañas para su resguardo que habían de ser reparadas tras los fuertes temporales del crudo invierno. San Miguel de septiembre señalaba el fin de la estancia en aquellas alturas y el inicio del descenso de nuevo a la aldea para aprovechar la derrota de las mieses y sacar la ganancia del año en las ferias anuales del tardío, vendiendo algunos animales, sobre todo las crías. Este ritmo o ciclo aldeano se repetía por igual en las aldeas campurrianas o en las aldeas espinosiegas, pues los espacios montuosos de Pas, hasta el siglo XVI «montañas bravas y desiertas», eran las pastizas comunales de la villa y aldeas de Espinosa de los Monteros por el conocido como Privilegio de los Herbajes de 13966, a donde accedían sus pastores y ganados de la misma manera que a los puertos de Campoo el ganado campurriano. La tradición pastoril antigua es pues la misma para Pas y para Campoo, también el modelo constructivo, el chozo de pastor destinado a hogar y catre, así será al menos hasta la aparición y cristalización del modelo básico de cabaña pasiega de dos plantas en el siglo XVIII. En las brañas de Campoo, al igual que en las brenas pasiegas, se situaban los seles con su cabaña de planta rectangular. Los mismos pastores las construían de piedra y madera del lugar. En Campoo podemos encontrar alguna diferencia constructiva, escasa, en la cubierta sobre banzo, con céspedes, o de planta ligeramente trapezoide con portal abierto, esta más bien propia de Campoo de Suso. En el resto del valle de Campoo, así como en el de Aguayo, las cabañas son de planta y estructura similar en todo a las de Pas de los primeros siglos de la Edad Moderna, aunque en 8 9 El rey castellano Enrique III concedió en dicho año a los vecinos de Espinosa, y a los monteros de la guardia real especialmente, este privilegio por el cual pueden apacentar sus rebaños en un territorio amplísimo que iba desde la Matanela (Luena) hasta Ruhermosa (Rasines), alcanzando por el norte hasta Pisueña (Selaya) y Bustablado (Arredondo). El privilegio fue sucesivamente confirmado por los distintos reyes de Castilla hasta Felipe V. 6 Sobre las cabañas campurrianas ver ALTUNA, P. 2000: Las cabañas campurrianas, en Cuadernos de Campoo 22, pp. 15 y 16., Reinosa, y GARCÍA ALONSO, M. 2000: Sobre el pastoreo en la Merindad de Campoo. Algunas evidencias de la arqueología del paisaje, en Cuadernos de Campoo 22, pp. 4 a 14, Reinosa. 7 Con más extensión se estudian los seles y chozos de aquellos primeros momentos en GARCÍA ALONSO, M. 2006: Los seles de los Montes de Pas. Evidencias materiales de los comienzos de la ocupación en las montañas pasiegas, en Sautuola XII, pp. 473506, Santander. 8 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO cubiertas puedan llevar teja además de cespedones y lastras7. Esta similitud se mantendrá con Pas, incluso cuando en la zona pasiega más propia se impondrá en los siglos XVII y primera mitad del XVIII el pastoreo privado, formándose auténticos poblados de verano en los seles, como se aprecia en Castromorca (Espinosa de los Monteros); sólo desaparecerá cuando, como se ha dicho, la cabaña pasiega con cerrada se extienda a partir de entonces8. La confluencia arquitectónica entre las construcciones pastoriles derivadas del chozo rectangular de las dos áreas es evidente, aunque en Campoo hayan llegado testimonios vividos hasta hace dos generaciones y en Pas esto se pierda en el olvido y sólo queden ruinas dignas, quizá, de estudios arqueológicos. De todas formas consideramos necesario señalar que es posible sostener una relativa falta de homogeneidad inicial, en la Edad Media, en los sistemas constructivos, lo que encajaría bien con momentos de experimentación y consolidación del sistema pastoril y, por ende, de las edificaciones. Tras la cristalización del modelo básico de cabaña pasiega, con dos plantas —cuadra y payo— vinculado a un régimen ganadero intensivo, asimilable además a un aprovechamiento trashumante en altitud mediante una muda con semiestabulación del ganado, practicado sobre parcela privada cerrada «en anillo», será a partir del siglo XVIII cuando la divergencia entre Campoo y Montes de Pas resultará evidente. Esto contribuirá también a incrementar la construcción mental identitaria, por exclusión mutua, entre pasiegos y campurrianos. Pero a partir de entonces el éxito económico, comercial principalmente, del sistema ganadero experimentado y puesto en práctica en Pas explicará un largo proceso, que alcanzará hasta el siglo XX, de «pasie- guización» de los territorios colindantes, con continuas ocupaciones de comunales en los términos aldeanos ajenos, muchas veces con la colaboración de personas de dichas aldeas para las cuales resultan aparceros o renteros muy útiles y productivos. En el caso de la antigua Merindad de Campoo se trataba de continuar el proceso de densificación de la pratificación de iniciativa privada hacia su ruedo externo. Así, en la segunda mitad del siglo XIX el proceso alcanzaba ya gran parte de los comunales altos del valle de Luena y las cabeceras de Virtus (Valdebezana) y Ahedo de las Pueblas (Valdeporres) y, poco después, rebasaría los altos del puerto del Escudo hacia Corconte (Campoo de Yuso). En este caso conviene no perder de vista que, en los sistemas pastoriles anteriores, Valdeporres, Valdebezana, Santa Gadea y Campoo de Yuso establecieron por sucesivos convenios con el Valle de Toranzo derechos de aprovechamiento en los amplios pastizales de verano de La Virga. Es decir que la tendencia de expandirse hacia dichas zonas estaba precedida por viejos convenios principalmente sostenidos con Toranzo, jurisdicción en que debe incluirse Luena9. Un grupo relativamente uniforme, y en relación con esta expansión en los siglos XIX y primera mitad del XX de la que estamos ahora hablando, es el de la cuenca de Seldehondón y el monte de La Zarzosa, en Valdeporres. En concreto podemos destacar las cabañas de Seldehondón como muy expresivas; una de ellas tiene un cabrio forastero para el breve volante y la sobrepuerta de roble en el vano de acceso al payo, elemento este ajeno a la tradición más propia de Pas, donde la sobrepuerta siempre es de piedra al exterior. Estos edificios se techan ya con teja curva. El otro grupo, con orígenes más recientes como vamos a ver, es del Escudo y Corea en Corconte, ya en Campoo. 10 11 Un estudio a fondo sobre la cabaña pasiega, sus orígenes y los procesos de la colonización pasiega se encuentra en GARCÍA ALONSO, M. 1997: La cabaña pasiega. Origen y evolución arquitectónica. Santander. 9 La fase de recesión económica que representa la Guerra Civil y la posguerra favoreció una continuidad en la ocupación de los comunales, a lo que se habrán de añadir en Campoo específicamente los repartos y ventas de parcelas de comunales ante la ocupación por el agua del Embalse del Ebro de las parcelas del fondo del valle. Por otro lado el elevado índice de natalidad y la falta de expectativas en otros sectores hizo que la población presionase nuevamente sobre el espacio. Realmente el periodo autárquico fue algo más que una tendencia, y provocó el retraso de una crisis anunciada, la definitiva, en los modos de vida campesinos tradicionales. Fueron los estertores del mundo tradicional campesino y en estas tierras supone los últimos latidos de la expansión de los modo de vida tradicionales. 10 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO 2. Los cabañales pasiegos en el valle de Campoo embargo, la cada vez más notoria especialización en el vacuno holandés, la pinta, determinará la adecuación de los espacios internos a esta explotación. Es lo que sucede por entonces en la localidad de Corconte. En la Sierra del Escudo y en su pertenencia a Campo de Yuso, se encuentran los tres cabañales —o agrupación de cabañas y fincas— corcontinos de morfología pasieguizante más evidentes, los de Corea, El Escudo y La Venta. Todos son cabañales de altura, de breniza, situados en orientación dominante al mediodía, sobre suelos pobres pero húmedos, lamiciegos, lo que les hace apropiados para el aprovechamiento estacional de verano. El cabañal de Corea se encuentra sobre la localidad en la cota media de 1 050 m situado en suave ladera orientada al sureste y se comunica actualmente por una pista rural con Corconte. Está compuesto por tres cabañas y sus correspondientes fincas, las primeras a las cabeceras de las Resulta extraño al proceso de ocupación pasiego la colonización de tierras meridionales por varias razones, la principal porque desde las alturas se buscan áreas de fondo de valle para invernar, y porque el nicho ecológico varía, provocando la ausencia de pastos de invierno, por los fríos, y de verano por el exceso de exposición al sol en los fondos de los valles, al tiempo que se alarga, haciéndola poco operativa, la ruta de trashumancia altitudinal. Conocemos la evolución de la agricultura española durante la Guerra Civil y el periodo franquista. El cambio de orientación económica a finales de los cincuenta del siglo pasado va a ser fundamental para comprender la crisis del sistema ganadero, pasiego o campurriano, a partir de los años sesenta10. Estamos realmente ante un momento bisagra entre la prolongación de los sistemas tradicionales, así como la ampliación de los espacios productivos durante el periodo de autarquía de la posguerra, y la crisis y abandono del agro que acompaña los comienzos de la modernidad con el desarrollismo. Habitantes de Campoo, de Pas, así como de la montaña burgalesa, realizarán hasta la década de los sesenta de dicho siglo una continua roza del comunal, ya con pocas o nulas resistencias, para la obtención de cierros o praderías artificiales cercadas. En las zonas pasiegas o pasieguizadas, en los Montes de Pas en un sentido amplio, estos cierros llevarán aparejada la construcción de cabaña. Junto al prado, o más bien en él, se levantará la cabaña que, en gran medida, reproducirá el modelo tradicional pasiego, aunque sus constructores y propietarios no sean todos de ese origen. Sin 12 13 Corconte visto desde la pista que sube a Corea. Una aldea campurriana en los límites de la expansión pasiega. Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Cabaña de abajo en Corea. Son visibles las pasaderas volantes y el bocarón cegado. Cabañal de Corea, en Corconte. Se observa la disposición y el tipo de fincas y cabañas. segundas, así como sus paredes, entradas y salidas. Todas son cabañas de tipo pasiego, con planta rectangular, de piedra mampuesta de cierta calidad, auténtico sillarejo, techumbre a dos aguas vertientes a laterales, con enrabaderos por alero, pero son edificios de gran tamaño en planta y alzados, bocarones para descargar los carros y cubiertas originariamente de teja con piedra para sujetar aleros. La cabaña mas baja ya tiene reparaciones del tejado con «uralita», fachada con puerta a la cuadra y un ventano superior, así como un bocarón en fachada lateral y otro en la trasera cegados con tabique de ladrillo. La cabaña central es de sillarejo, está arruinada, con la cubierta caída, pero con muestras de la presencia de lastras en él, con fachada principal simétrica de puerta a la cuadra y dos ventanas superiores, con un solo cabrio forastero, y aneja como añadido un portalón o colgadizo de gran portón de entrada y cubierto de teja. La labor 14 de cantería en los esquinales, con almohadillados, muestra una obra más reciente, así como el hecho de llevar una sobrepuerta de madera imbricada en el esquinal originario, además de ser ajena a la tradición pasiega, confirma su mayor modernidad. La tercera cabaña se encuentra en la finca más alta del cabañal, se halla en su corraliza, también es de sillarejo y tiene un bocarón cegado de ladrillo en el lateral de la finca, además de dos cabrios forasteros en fachada de accesos, muy simétrica con puerta al pajar y dos ventanas superiores, y la fecha de obra inscrita en la sobrepuerta: 1953. Las paredes Cabaña del medio en Corea. Podemos ver la fachada principal con el colgadizo añadido. 15 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Cabaña de arriba en Corea. Se aprecia el bocarón cegado. Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO la cabaña de arriba a mediados del siglo XX y está hecho «a la pasiega», tanto cabañas como fincas y paredes. Sin embargo la presencia de bocarones, que hace innecesarios e inexistentes las escaleras y patines exteriores propiamente pasiegos, habla de una forma de recoger la hierba, a granel, más bien propia de Campoo. El cabañal de El Escudo es similar y parejo al de Corea. Se halla en la cota media de 1 020 m y en suave ladera hacia el suroeste, hacia el núcleo de Corconte. Se compone también de tres cabañas con sus fincas y servidumbres. La primera, al noroeste y próxima a Corea, es una cabaña grande, de enrabaderos de losa y techumbre de teja, con vanos y esquinales con tirada y puerta centrada a la cuadra, ahora cegada. Es muy parecida a las cabañas de Corea y en la actualidad está en ruinas, sobre todo el muro largo norte. La cabaña central está reformada recientemente y tiene tejado de teja industrial moderna. Tiene un colgadizo o portalón al norte y un bocarón en muro largo sur. La tercera cabaña, al sureste y cercana ya al cabañal de La Venta es una gran casa-cabaña cuya parte habitable sobresale en planta, reformada, con bocarón en Cabaña de arriba en Corea. Se encuentra con su corraliza a la cabecera de la finca. Pared a la manera pasiega en el cabañal de Corea. En estas cabañas se observan bocarones para descargar la hierba en el pajar. En primer témino el cabañal de El Escudo y en segundo el de Corea. de la cerca, todas, son paredes armadas con un solo paramento en seco, es decir pared pasiega y muestran la existencia previa de una portillera a la pasiega, con pies derechos de piedra. La presencia de un mismo planteamiento en las edificaciones, tanto en cantería como en vanos, con detalles idénticos en la cantería, como las dos piedras pasaderas en piso alto lateral oeste, nos sitúan ante obras contemporáneas realizadas posiblemente por las mismas manos. Por todo ello podemos decir que el cabañal de Corea se fecha por 16 En la cabaña de arriba de Corea se advierte, en el cierre de pared la existencia de una portillera a la pasiega hoy cegada. 17 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO En esta cabaña de El Escudo se puede observar el bocarón y el almohadillado del vano y del esquinal de la cantería. Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO muro largo norte. Los vanos y esquinales llevan un almohadillado pintoresquista. En el cabañal, en Las Antenas, hay un edificio de sillería que no tiene nada que ver con las cabañas ganaderas, una especie de refugio de montaña con esta misma labra. Paredes y cerradas son también a la manera pasiega. Como vemos es un cabañal de tres cabañas relativamente recientes, de mediados del siglo XX también, de morfología pasieguizante, que se encuentra casi sin solución de continuidad con el de La Venta, regatada por medio, que sólo tiene una cabaña. Cabaña en ruina en el cabañal de El Escudo. Son apreciables su volumetría y reparto de vanos. La cabaña de La Venta se encuentra en medio de la finca, en un reparto de comunales con paredes rectilíneas a la pasiega, pero sin cabañas con la excepción de la aludida y sobre la cota media de 980 m. Se trata únicamente de cierros en una pradería orientada al oeste. Estamos hablando también de una obra de mediado el siglo XX similar a las anteriores, con bocarón para meter la hierba. Más abajo, ya en el aro próximo a la localidad de Corconte, nos encontramos una casa-cabaña con su finca cerrada por la trasera. Es un edificio de buen tamaño, de mampostería con las piedras pasaderas sin cortar al exterior, de dos plantas con fachada en muro corto oriental perpendicular al cumbre del tejado, con pequeño volante de cabrios forasteros, puertas a la cuadra y a la casa desviadas del eje central y con escalera exterior frontal entre pretiles. Lleva dos ventanas de la casa en el muro meridional. Se la añadió un colgadizo o portalón al muro norte con amplio portón. Tiene un acceso exterior trasero, desde la finca, a este Cabaña central de El Escudo, una edificación reformada. 18 19 Cabañal de La Venta. La rectitud de las cercas nos habla de repartos de los comunales del Escudo pertenecientes a Corconte. Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Casa-cabaña en Corconte, en los aledaños del núcleo. 11 GARCÍA ALONSO, M. 1999: Análisis zonal del patrimonio etnográfico: la cabaña pasiega y la arquitectura del contacto, en Publ. del I. de E. y F. «Hoyos Sáinz» XIV, pp. 63 a 128, Santander. Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO 3. Una cabaña pasiega en Reinosa portalón mediante prolongación del mismo. La casa recuerda mucho a tipos similares de cabañas recientes existentes en Sotoscueva y Espinosa de los Monteros (Burgos). Como se ve, al no ser una ocupación propiamente pasiega al modelo de cabaña se incorporan elementos impropios. La teja curva, con notable éxito, sustituye a las cubiertas de losas. Por supuesto con colocación de hileras de piedras o lastras para evitar el corrimiento de este material ligero por el viento. Y, muy significativamente, aparece el bocarón para meter la hierba henificada en el pajar de la planta superior, siguiendo en esto la tradición local campurriana que hace la carga a granel e incluso en carro. Como la muda no es propia de muchas de estas gentes, en la práctica su función se ve reducida a invernal para el ganado, pese al origen evidente en el modelo cabañero de los Montes de Pas. Estamos ante lo que hemos denominado «arquitectura del contacto», fruto de las influencias del sistema ganadero y constructivo pasiego en los valles y tierras del contorno11. 20 Pero sin duda lo más llamativo es la presencia en los alrededores de Reinosa de una cabaña pasiega incluso más prototípica que las reconocidas en Corconte. A las afueras de la localidad, actualmente junto a la circunvalación norte a la altura del barrio de Las Eras, encontramos una cabaña vividora pasiega, la de Eladio el Lechero, como era conocido en la villa y contornada D. Eladio Ruiz Escudero12. El promotor de la obra fue este ganadero pasiego, natural del barrio de La Sota de San Pedro del Romeral, que instaló una vaquería en Reinosa en los años veinte del siglo anterior, en los momentos en que se producía el incremento del mercado ganadero, con grandes ferias por todo el país, y una emigración a las villas y ciudades con el consiguiente crecimiento de la población urbana en la cual estaban haciendo mella los 21 12 D. Eladio Ruiz Escudero, Eladio el Lechero, nació en 1889 en la finca de La Gamuniza del barrio romeralo de La Sota. Era el quinto hijo de una familia numerosa de siete. Perdió cuando niño a su padre, D. Esteban Ruiz y la madre quedó con los hijos a cargo, todos emigraron. Con familia dedicada a la ganadería y al comercio en Valladolid y Toro, Eladio comenzó a ganarse la vida abasteciendo y reponiendo ganado para sus fami- La cuadra de Eladio el Lechero en Reinosa. Una cabaña vividora trasladada al corazón de Campoo. Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO en la estación de Reinosa. Es aquí donde se establecerá finalmente en 1920, con cuatro vacas traídas de su tierra «al debe»,casándose en 1922 con Dª Crescendia Ruiz Fernández, natural como él de la villa pasiega, comprando fincas, haciendo cuadras y abriendo un despacho de leche en la Avenida de Carlos III de la localidad campurriana, todo a lo largo de una vida de trabajos y negocios que dejaron huella en Reinosa de hombre emprendedor, trabajador y buen vecino. Es un magnífico testimonio de la gran emigración pasiega de aquél momento, cuya historia aún está por hacer. 13 El ambiente en la villa de Reinosa en aquellos tiempos resulta paradigmático, son las grandes ferias ganaderas de San Sebastián y San Mateo, cuando los tratantes montañeses acudían en busca de novillos y vacas de pareja para el carro y los castellanos, aragoneses y murcianos lo hacían para conseguir el mular para el tiro y el acarreo. Reinosa crece y recibe un goteo de campesinos que buscan en la industria local un modo diferente de ganarse la vida, en la Naval, en la Vidriera, en las diversas harineras, en las queserías, en la arriería o en el comercio de la villa, cada vez más pujantes. Existió una primera vaquería, la de Errazti, y cuando cerró modos higienistas, consecuencia de los avances en la medicina, que insistían en el consumo de leche y derivados13. Esta coyuntura francamente favorable fue aprovechada por los ganaderos pasiegos, buenos conocedores de los mercados, para, apreciando su rentabilidad, instalarse en los entornos urbanos de casi toda España. D. Eladio fue uno de ellos, trajo las primeras vacas en 1920, compró fincas en Reinosa y, siguiendo la costumbre de su tierra de procedencia, construyó más tarde en este lugar de La Ventilla cuadra o vaquería como si de una cabaña pasiega al uso se tratara. La idea originaria de D. Eladio fue llevada a efecto en torno a 1941 por el maestro de obra de Bolmir D. Crisóstomo Munua. El edificio es de amplias proporciones, en los volúmenes y en las alturas, con cubierta de lastras en un principio, hoy de teja, de un cuerpo central y sendos colgadizos para ampliar la estabulación, uno a cada lado. El cuerpo central es grande y de planta rectangular, con dos postes o puntales interiores a lo largo, y una cubierta de amplia aguada que exige tercias para sostener el encabriado. Dispone su fachada y accesos por el muro corto perpendicular a la cumbrera, entre muros cortavientos de buena sillería de arenisca con mensulones a media altura para cerrar y contener la balconada de hierro a modo de solana a la que se accede por escalera exterior lateral que sube a un patín central, esto todo de hormigón. Se cubre la fachada con un amplio volante de tres cabrios forasteros que apoyan en soleras corridas de madera, rematando al frente en enrabadero de losa a modo de moldura. En la primera planta de fachada se reparten la puerta a la cuadra y dos ventanas horizontales, en la planta alta los mismo vanos pero de ventanas verticales amplias, muy simétrico y ra22 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO se instaló nuestro Ruiz Escudero como proveedor de leche fresca. Una muestra de esta frenética actividad se puede ver en SÁIZ VIADERO, J. R. 2002: Reinosa: algunos cambios producidos en los últimos tiempos del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, en Cuadernos de Campoo 30, pp. 4 a 9, Reinosa; en SÁNCHEZ GÓMEZ, M. A. 2002: Reinosa, los prolegómenos de una ciudad, en Cuadernos de Campoo 30, pp. 20 a 26, Reinosa; o en CASADO CIMIANO, P. 1999: Las queserías de Reinosa, avanzadas y líderes en una época (1880-1910), en Cuadernos de Campoo 15, pp. 31 a 34, Reinosa. Se pueden apreciar los rasgos pasieguizantes que muestra la construcción. Dos plantas, fachada en muro corto, patín, solana... cionalista, aunque se produce, como es común en Pas, el desvío respecto al eje las puertas de acceso a ambas plantas. Todo enlucido y blanqueado con los sillares de los vanos recortados. Interiormente dispone de dos pesebres sobre muros laterales, dos aciles o cañales y el pasillo o entrecilera central. Al cuerpo central se añadió inicialmente un colgadizo amplio al este que arranca continuando la aguada del alero, comunicado mediante vano en el muro cortavientos correspondiente —un ele23 Sobre este hecho podemos ver: MADARIAGA, B. 1970: La ganadería en la provincia de Santander, en Publ. del I. de E. y F. «Hoyos Sáinz», pp. 173 a 210, Santander, o la reedición del artículo de ARCHE HERMOSA, F. 2007: El ganado vacuno en La Montaña, de 1945, reed. en En el país de la vaca pasiega, pp. 71 a 85, Santander. 14 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO mento sumamente original que no está presente en Pas— con gran portón de entrada, ya con accesos a tractores, vehículos y maquinaria de motor. La techumbre fue también de losas y aún conserva al frente una hilada de las mismas, al modo pasiego. Este colgadizo dispone de dos ventanas horizontales en la fachada este que da a un camino. El mismo sirvió de almacén de ceba y aguada para las vacas. Por el oeste, más recientemente, se le añadió de nuevo y finalmente otro colgadizo similar y de simétrica disposición con el fin de ampliar el número de cabezas de ganado frisón lechero, aunque en este caso construido con materiales totalmente industriales. Cabañas similares a esta, de donde procede sin duda el modelo, se encuentran entre las cabañas vividoras del siglo XIX y primera mitad del XX en la zona occidental pasiega, desde el río Barcelada al río Magdalena. Por ejemplo alguna de Bucimprún o de Bustalegín conocemos con la misma disposición de puertas, cortavientos y volante, otras de Bustiyerro y El Rosario, y también algunas de Resconorio. Incluso con las mismas molduraciones en los cortavientos. Sin duda se trata de una imitación tardía sobre un modelo foráneo, el pasiego, que nos habla de la preeminencia hasta entonces de este modelo tipológico, visto como exitoso porque se asociaba al éxito económico pasiego en el manejo y explotación del ganado de orientación láctea. No olvidemos que habían sido ganaderos pasiegos los primeros en introducir el frisón en la región y en España casi un siglo antes14, mientras todavía los campurrianos siguieron inveteradamente con la ganadería extensiva de razas autóctonas o mestizas de trabajo y carne. 4. La influencia de la arquitectura popular pasiega en los pueblos campurrianos 24 Fuera del ámbito espacial de los cabañales al modo pasiego, circunscrito en Campoo como hemos visto solamente a la localidad de Corconte, también se percibe, si no el modo de vida pasiego, sí la influencia de este. El influjo más aparente son las fachadas en el muro corto perpendicular al caballete y la dedicación del piso inferior completo a establo y el superior, o superiores, a vivienda y henil. Queremos recordar previamente que estas características son ajenas inicialmente a la casa rural montañesa, campurriana o de las merindades burgalesas. Son más propias de la denominada arquitectura popular de los Montes de Pas y de la arquitectura del contacto como veremos. Concretamente existe una casa, hoy vacía, en Corconte que es sin duda un buen ejemplo de dicha arquitectura del contacto, aquí pasiego-campurriano. Es una casa vividora de dos plantas con fachada principal entre muros cortavientos, lo que permite un alero de cubierta de dos cabrios forasteros, y con un bocarón en el lateral. Construida en Casa en Corconte que muestra el impacto de la arquitectura pasiega. Buena muestra de arquitectura del contacto. 25 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO 15 Esto aparece ya expuesto en GARCÍA ALONSO, M. 2001: La arquitectura popular. Reflexiones acerca de la identidad campurriana, en Cuadernos de Campoo 24, pp. 10 a 19, Reinosa. piedra de mampostería asomantes las pasaderas, con cubierta de teja y piedra sobrepuesta que desarrolla aleros encabriados. La carpintería de madera, así como la presencia de sobrepuertas de ese material, se asimilan a la arquitectura popular de Campoo. Por otra parte, en los mismos momentos en que datamos las construcciones anteriores, es destacable en la arquitectura popular campurriana del la zona de Campoo de Yuso colindante con Luena, primordialmente en las localidades de Corconte y La Población, de un modelo de casa de gran tamaño, de tres plantas, con fachada principal en muro corto y con miradores retranqueados bajo el faldón de la cumbre. Se trata de edificios que muestran claras divergencias con la generalidad de Campoo y recuerdan más, aunque de forma más imprecisa, a tipos más orientales, pasiegos o vizcaínos15. Esta tipología de casa popular del siglo XX se encuentra extendida también por los pueblos de Valdearroyo, Santa Gadea —sobre todo se ven en Herbosa— y Valdebezana. La presencia de cabañas y cabañales al modo pasiego, y de similares fechas de construcción en Corconte, como hemos visto, Casa en La Población de Yuso que muestra en su fachada influencia del contacto. 26 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO Casa de La Población de Yuso, buen ejemplo de la arquitectura del contacto pasiego-campurriano. así como la de caseríos montañeses —tipo propio de la cuenca del Besaya— en Aguayo, Lanchares y La Población, nos deben poner en la pista de esta arquitectura aldeana tan peculiar. Hablar aquí, de nuevo, de arquitecturas mestizas, fruto del contacto, no estará de más. Nos encontramos en la confluencia de tres tradiciones de arquitectura popular, la pasiega, la montañesa y la campurriana. Los influjos pasiegos no se ciñen a fincas y cabañas. Los barrios y cabañales pasiegos o los pasieguizantes que hemos visto, y las mieses y praderías campurrianas, alzan sus paredes siempre a canto seco; pero en los cabañales altos de San Pedro del Romeral, Luena y aldeas colindantes de Valdebezana y Campoo de Yuso (Cabañas de Virtus, Corconte, Lanchares, La Población y La Riva) se construyen esas paredes tan llamativas, reconocidas aquí como pasiegas, de un sólo paramento con cantos y morrillos irregulares colocados «a cuña trabada» en hueco, tan hábilmente que pueden alcanzar hasta más de metro y medio de altura16. En definitiva no es mas que un eco, pero he aquí el eco que en tierras campurrianas tuvieron 27 Sobre los tipos de cerramientos tradicionales en los predios rurales se puede consultar GARCÍA ALONSO, M. 2001, Setos, llosas, morios, cortinas, paredes y cercas. Paisajes en peligro, separata central en la revista Cantárida, Cabezón de la Sal. 16 Manuel García Alonso CABAÑALES Y CABAÑAS PASIEGAS EN CAMPOO El Escudo. Un callejo entre fincas, con sus características paredes pasiegas. en un tiempo no muy lejano los modos de vida, los sistemas de manejo del ganado y los tipos constructivos forjados en las tierras de Pas mucho antes. Un aporte de la pasieguería a estas tierras que debe ser también tenido en cuenta. 28 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno. (I)1 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) En 1986 publiqué Alcaldes y regidores: administración territorial y gobierno municipal en Cantabria durante la Edad Moderna. (Santander: Institución Cultural de Cantabria, Ediciones de Librería Estvdio). Este libro, que pretendía dar una visión global y esquemática del marco administrativo de la región de Cantabria a lo largo del período comprendido entre los siglos XVI y XIX, debe renovarse con nuevas precisiones y aportaciones surgidas tanto del análisis de fuentes documentales como de la historiografía reciente. Este artículo es el ejemplo de la actualización de mi análisis sobre el marco administrativo del territorio histórico de Campoo en la época aludida. 1 2 Sin embargo, tanto los vecinos de Hoyos, como los de San Martín, satisfacían al rey los impuestos de alcabalas y servicios, incluidos los de millones y, a estos efectos, estaban incluidos en los repartimientos generales de la Merindad de Campoo. Los concejos de Abiada, Espinilla y Naveda compartían régimen realengo y señorial, según sus barrios. 3 Preámbulo En el transcurso de la Edad Moderna, las estructuras de la administración local en el territorio histórico de Campoo se articularon conforme a una gradación de niveles, que se correspondían con las diferentes categorías de los propios entes en que se organizaron las comunidades que ocupaban y articulaban el ámbito espacial campurriano, independientemente de que sus regímenes jurisdiccionales fueran de realengo o señoriales. Estas entidades socioeconómicas, que constituían a la vez unidades administrativas, se identificaron, siguiendo un orden ascendente y teniendo en cuenta su menor o mayor ámbito espacial y jerarquía jurisdiccional, con los barrios/aldeas, concejos, villas y otras unidades administrativas de carácter supraconcejil, tales como los concejos mayores y hermandades de concejos. Desde el punto de vista de su ámbito espacial y jurisdiccional, Campoo se integraba en la Merindad de Campoo, que surge a finales del siglo XV como heredera de la antigua Merindad de Aguilar de Campoo y que abarcaba el territorio realengo ocupado por la villa de Reinosa, las siete hermandades campurrianas (Suso, Enmedio, Yuso, Cinco Villas, Los Carabeos, Valdeolea, Valdeprado) y el valle de Valderredible. Quedaban fuera de la merindad varias localidades sometidas a régimen señorial: las villas de Hoyos y San Martín de Hoyos (de la casa de Hoyos)2, las villas de Pesquera (obispo de Burgos) y Santa María de Aguayo (señorío laico), así como los pueblos que formaban el Marquesado de Argüeso (Abiada, Barrio, Entrambasaguas y La Lomba, Espinilla, Hoz de Abiada, Mazandrero, Naveda, La Serna y Villar)3, feudo del duque del Infantado. 30 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Valderredible, que funcionó como una hermandad de concejos hasta 1635, dejó de formar parte de la merindad en esta fecha al adquirir jurisdicción propia, como valle independiente, desempeñada por dos alcaldes ordinarios. Los ámbitos de la administración local Los términos justicia y regimiento definen las dos instituciones básicas de la administración de los entes locales de Campoo, tanto en el ámbito de la merindad como en los territorios señoriales, durante el Antiguo Régimen. En efecto, el mantenimiento de la justicia y la administración de la res pública constituyen la razón de ser de las diferentes unidades administrativas del ámbito territorial campurriano. El poder judicial, atributo exclusivo de la corona incluso en los territorios señoriales, es ejercido, en los pueblos realengos (ámbito de la villa de Reinosa y Merindad de Campoo), por el corregidor real, que se intitula justicia real, o por alcaldes ordinarios (caso de Valderredible, a partir de 1635), que actúan como delegados del monarca. En los dominios señoriales, en cambio, aunque también por merced del rey, la función judicial compete a los alcaldes nombrados o confirmados por los respectivos señores. Sin embargo, el gobierno interno y la administración de los asuntos públicos de cualquier comunidad, social y administrativamente organizada, compete, por voluntad del pueblo, públicamente manifestada a través de su órgano deliberante (junta de barrio, junta de concejo o junta de hermandad) a unos oficiales que se conocen como mayordomos o regidores pedáneos en los barrios/aldeas, regidores en los concejos, regidor decano en la villa de Reinosa, alcaldes 31 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) ordinarios (en las villas de Argüeso, Hoyos, San Martín de Hoyos, Pesquera, Rioseco, San Miguel de Aguayo, Santa María de Aguayo y, desde 1635, en el valle de Valderredible) y procuradores síndicos generales en las hermandades de concejos. Mayordomos, alcaldes, regidores y procuradores síndicos generales, estos tres últimos sobre todo, eran, por tanto, los oficios de gobierno en la administración local. Su elección competía, en exclusiva a los vecinos de los barrios y a los vocales de las juntas de concejo, de hermandad o de ayuntamiento (Reinosa) respectivos. Esta elección de cargos constituía el máximo exponente de la autonomía y libertad de administración de que gozaban los pueblos campurrianos a lo largo de la Edad Moderna. Sin embargo, como más adelante veremos, la tendencia centralizadora de la corona articuló, ya desde el inicio del siglo XVI, instrumentos que coartaron aquella pretendida autonomía local: los corregidores y los alcaldes mayores. Los primeros, ejecutores responsables de los intereses del rey y del estado, mediatizaron la autonomía administrativa de los concejos; los alcaldes mayores, hechura de los corregidores o de los órganos centrales de la administración que los nombraban, sustrajeron, allí donde fueron destinados, el ejercicio de la justicia a los tradicionales alcaldes de fuero, u ordinarios. administrativa, a fin de encauzar las actividades de sus individuos particulares al bien común de toda la comunidad. El barrio (o la aldea) constituyó, por tanto, en el ámbito espacial de Campoo, la célula básica del espacio rural organizado. Como núcleo elemental de población, surge de la conjunción de una comunidad productora y un espacio de producción y cultivo que se articula en torno a esa unidad de población. Ambos elementos, colectividad humana y espacio productivo, aparecen investidos, además, de un carácter jurídico propio, públicamente reconocido. En síntesis, los factores que definen al barrio/aldea son: un núcleo de población o hábitat; un territorio acotado que comprende, tanto las tierras y prados de propiedad particular (el terrazgo), como el terreno de ejidos y montes comunales (el monte), de propiedad colectiva y explotados de manera más extensiva, y un ordenamiento jurídico (las ordenanzas de barrio) que regula la vida económica de la comunidad. Estas unidades básicas de poblamiento y producción se forman tras el establecimiento permanente de varios campesinos, propietarios y cultivadores de tierras y ganados, en un mismo lugar, proceso que en la comarca de Campoo pudo iniciarse en el transcurso de los siglos X al XI, para quedar plenamente consolidado durante el XIII. Su origen más inmediato, al menos para la mayoría de los barrios o aldeas de la zona, quizás haya de buscarse, coincidiendo con el fenómeno histórico de la repoblación foramontana, en la fundación y erección de iglesias (ecclesiae) y monasterios, primitivos focos de repoblación y colonización, ya que es en torno a ellos donde se asientan los grupos de población cuya actividad económica se centraba en la agricultura y ganadería extensivas. a) Los barrios o aldeas: Dentro de la estructura administrativa local, el órgano más elemental de gobierno aparece en los barrios o aldeas. En efecto, estas colectividades campesinas, agrupadas por el determinante de su vecindad, se enfrentan ya a intereses económicos comunes que precisan de una cierta organización 32 33 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Con frecuencia, debido a este origen eclesial, el ámbito espacial de las aldeas o barrios coincide con el ámbito jurisdiccional de la parroquia a la que pertenecen. De ahí que los términos colación, feligresía o parroquia, alusivos en origen a órganos administrativos eclesiásticos, trasciendan también a la división administrativa de tipo civil, cuya unidad básica y elemental está representada por estos barrios o aldeas. Y es que al frente de estos núcleos primarios de población y producción, constituidos por individuos unidos por el determinante de su vecindad y enfrentados a intereses socioeconómicos comunes que precisan de una cierta organización administrativa, nos encontramos con un órgano, más o menos rudimentario, de gestión: la junta de barrio o junta de colación. Esta junta, constituida por el conjunto de vecinos de cada barrio, convocados al toque de campana en el sitio de costumbre, se hallaba presidida por un oficial de diversa denominación (mayordomo, regidor pedáneo). Ejerce el cargo anualmente y, o bien es nombrado por los vecinos asistentes a la junta de barrio, erigida para estos casos en junta de elección, o bien en su desempeño se sigue un turno rotativo, casa-hita, de todos los vecinos de la aldea. El mayordomo o regidor pedáneo de barrio era, ante todo, un delegado de los regidores del concejo al que pertenecía la aldea y sus competencias administrativas se ceñían, en la práctica, a los intereses ganaderos de la comunidad a la que representaba. Le correspondía, por tanto, la convocatoria de las juntas de barrio; hacer cumplir las ordenanzas, velar por los intereses ganaderos de su comunidad (guarda de vecerías de ganados, designación de sementales, contrata de pastores para los rebaños de la comunidad, repartimientos de gastos a los ganaderos del barrio); vigilancia de sembrados y servidumbres, así como ejecutar las penas en los contraventores de las ordenanzas de barrio, misión ésta en la que solía estar auxiliado por dos jueces por él designados al efecto. Desgraciadamente apenas contamos con fuentes documentales para un conocimiento más exacto de la administración de los barrios, pero este procedimiento que acabamos de esbozar es el que indican las Ordenanzas del Barrio de Arroyal de Los Carabeos, redactadas en 16264. En el concejo de Camesa, en la Hermandad de Valdeolea, tal como apuntan sus ordenanzas, los barrios que no estaban representados por uno de los dos regidores del concejo (lo que sucedía un año con el barrio de 34 35 Mapa geográfico del Partido de Reynosa. 1785. 4 Publicadas por Agustín Rodríguez Fernández: Los Carabeos. Historia, economía y sociedad en un concejo rural de la Merindad de Campoo. Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1979, págs. 91-100. Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Rebolledo y al siguiente con el de Barriopalacio) eran administrados por un regidor pedáneo. que se reconocía personalidad político-administrativa propia. Se trata siempre de colectivos humanos agrupados en uno o varios núcleos de población, próximos unos de otros, que, en el caso de los concejos de Campoo, adquieren esta personalidad jurídica no por concesión de privilegio especial, real o señorial, sino por la propia fuerza vital que les depara la comunidad de intereses socioeconómicos, ya que sus vecinos, aparte de sus fincas particulares, detentan la propiedad colectiva de sus respectivos términos comunales. De este modo, los habitantes o vecinos de un mismo núcleo de población, o de dos o más barrios o aldeas próximas, unidos por vínculos naturales de vecindad, actúan conjuntamente en la defensa de sus comunes intereses y en la ordenación de su actividad económica mediante la unión de todos ellos en una asamblea vecinal, llamada concejo. Esta asamblea vecinal se identifica, por tanto, con la reunión de todos, o de la mayor parte, de los vecinos y funciona casi siempre como concejo abierto, en el que todos los miembros de la comunidad, por el simple hecho de ser vecinos de ella, participan por sí mismos en la deliberación y toma de decisiones. A medida que avanza el siglo XII se constata el fortalecimiento e independencia de los concejos, debido, fundamentalmente, al interés que los propios reyes de Castilla y León manifiestan en proteger a esta institución, como medida para contrarrestar el poder de la nobleza y el monacato y consolidar la repoblación y la actividad comercial. En este sentido, aunque la existencia de concejos en Cantabria se documenta ya en el siglo XI, su consolidación se produce a lo largo del XII, sobre todo en la época de Alfonso VIII, para cristalizar de modo definitivo en el siglo XIII5. En la administración del concejo rural partici- b) Los concejos: De la unión de dos o más barrios o aldeas resultó el concejo, ente administrativo de estructura y funciones más complejas y al que hemos de considerar como la unidad administrativa esencial y básica de toda la organización socioeconómica del ámbito territorial de Campoo en la época que nos ocupa. Los concejos se rigieron por ordenanzas propias, la mayoría redactadas en la baja Edad Media o comienzo de la Moderna, aunque todas modificadas a lo largo del tiempo conforme las circunstancias así lo requirieron. En la España cristiana medieval, ya desde el siglo X, se llamó concilium —en romance concejo— a la asamblea de los vecinos de una comunidad, con capacidad jurídica para entender y determinar en los asuntos que les afectaban comunalmente. El concilium, o concejo local, era pues, la comunidad misma actuando y regulando las actividades de interés común para los vecinos que la integraban: defensa del término territorial local; aprovechamiento colectivo de bosques, ejidos y dehesas; arrendamientos de los bienes de propios; regulación de cierres y derrotas de los predios particulares; veredas y guardas de los ganados; control de pesas y medidas; reparo de caminos, fuentes y puentes; concesión de la vecindad a forasteros; salvaguarda de la moralidad pública y días festivos; capacidad para disponer de los bienes comunales de la comunidad, etc. Pero fue en el transcurso de los siglos XI y XII cuando numerosas comunidades locales se constituyeron como entidades de derecho público, a las 36 37 El concejo de Los Carabeos, por ejemplo, aparece documentado en 1168, en la carta de donación que Rodrigo González, alférez del rey Alfonso VIII, hace de su palatium en Caraueo a la catedral de Burgos. Luciano Serrano transcribe el documento, conservado en el archivo de la catedral de Burgos (vol. 27, fol. 133), en El obispado de Burgos y Castilla primitiva. Madrid, 1935, vol. III, pp. 236-237. 5 Requejo, Campoo de Enmedio. Foto: Cuadernos de Campoo. Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) paba la totalidad de sus vecinos. La condición de ser vecino (casado, soltero emancipado o viudo, con casa abierta y hacienda propia) era el requisito imprescindible para poder asistir y tomar parte en las sesiones de concejo, por lo que los solteros no emancipados y las mujeres (solteras, casadas o viudas), así como los meros habitantes o forasteros, carecían de capacidad legal para participar en estas asambleas. Los vecinos, siempre que las circunstancias lo requerían, se reunían en asamblea de concejo abierto, convocado y presidido por oficiales que ostentaban la autoridad delegada por la comunidad concejil y que en nuestra comarca recibían el nombre de regidores. La convocatoria a estas juntas de concejo, conocida como llamada a concejo, se practicaba mediante un toque característico de campana a campana tañida, celebrándose siempre en sitios con- sagrados por la costumbre inmemorial: pórticos o cementerios de iglesias o ermitas, al pie de un árbol secular, en edificios expresamente destinados a tal fin o en otros sitios de costumbre. La estructura regimental del concejo rural, además del órgano rector o concejo abierto, convocado y presidido por los regidores, generalmente uno por cada barrio o aldea que formaba parte de cada concejo, contaba, además, con otros oficiales subalternos a los que se les encomendaba funciones muy diversas. La elección de estos cargos u oficios de gobierno en los concejos ofrecía numerosas variantes: simple designación de los salientes quienes nombraban directamente a sus sucesores entrantes; desempeño obligatorio para todos los vecinos, según turno rotativo, casa hita; elección por sufragio general de todos los vecinos asistentes al concejo; elección restringida y encomendada a una junta de elección. Resumiendo, la estructura administrativa de los concejos venía definida por cuatro factores esenciales: -Un soporte físico: un territorio y sus habitantes. -Un órgano rector o asamblea concejil: el concejo abierto. -Unos oficiales que ejercen, en períodos anuales, la administración de la república en nombre y por delegación de la asamblea y comunidad concejil: regidores o alcaldes ordinarios. No podían ser reelegidos hasta pasados tres años. -Un ordenamiento jurídico que sirve de apoyo legal a las tareas del gobierno. Esta norma legal eran las ordenanzas de concejo, cuya legitimidad y validación les venía de su aprobación por el legítimo representante de la autoridad real: el corregidor. En los concejos de Campoo de Suso el núme- 38 39 6 Ordenanzas de Fontibre, año 1653. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.880, fs. 9-24). Ordenanzas de Espinilla, año 1724. (A.D.S., Santillana del Mar. Civil, núm. 184). 7 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) ro de sus regidores variaba en función de los barrios que componían cada concejo, o del régimen jurisdiccional (realengo o señorial). Así, al frente del concejo de Fontibre aparece un solo regidor6, mientras que en el de Espinilla, compuesto por dos barrios, uno realengo y otro de señorío, nos encontramos con dos regidores, uno por cada barrio7. En ambos concejos la gestión de sus regidores, que debían nombrar tenientes que les sustituyesen en enfermedades o ausencias, estaba fiscalizada por sobrerregidores, uno en Fontibre, dos en Espinilla. Junto a los regidores figuran los fieles, que pueden ser fieles-diputados (acompañan a los regidores en las juntas de hermandad) o fieles de alcabalas y cientos, encargados del repartimiento y cobro de impuestos reales. Aparecen, además, otros oficiales subalternos nombrados directamente por los regidores. En Espinilla figura un guarda de campo (se nombraba en el mes de marzo), un depositario de penas de ordenanzas, dos apreciadores de daños y varios contadores. En Fontibre la guarda del campo comenzaba anualmente, a partir de Santo Toribio (16 de abril), y se efectuaba por todos los vecinos en turno rotativo casa-hita. En la villa de Argüeso, capital del Marquesado de Argüeso, el concejo estaba presidido por un alcalde ordinario, confirmado por el Duque del Infantado, señor del marquesado. Todos los cargos eran de duración anual y no cobraban salario, salvo que para cumplir sus obligaciones hubieran de salir fuera de su término concejil. Su renovación se efectuaba, en junta de concejo, en el sitio acostumbrado, el día de Año Nuevo. En el concejo de Fontibre eran los regidores salientes quienes nombraban directamente a sus sucesores. En Espinilla, en cambio, la elección de oficios revestía forma especial: la elección de regidores, sobrerregidores y fieles era efectuada por una comisión electoral compuesta por los dos regidores salientes y los dos vecinos más ancianos asistentes al concejo. En caso de empate a votos, se designaba un tercer elector, escogiendo siempre al vecino más viejo en el concejo. Mecanismo semejante se seguía en el concejo de Naveda8. La asistencia a los concejos obligaba a todos los vecinos y en sus sesiones no se permitían juramentos, blasfemias, insultos ni acudir a las armas. Los asistentes debían guardar orden y compostura, cada uno en su asiento, sin tomar la palabra a no ser con licencia del regidor, despojándose del sombrero o montera, y guardar secreto de lo tratado en las sesiones. No podían asistir al concejo los mozos solteros no emancipados (menores de 25 años), clérigos y mujeres, casadas o viudas. Para adquirir la condición de vecino se exigían ciertos requisitos. En Espinilla el candidato forastero debía ser hidalgo y abonar al concejo 1 020 maravedises; el hijo de vecino pagaba media cántara de vino blanco, seis panes y dos reales. En Fontibre el forastero debía pagar seis ducados 2 250 mrs.), so pena de que casara con hija de vecino, en cuyo caso solo debía abonar una cántara de vino y seis panes, requisito idéntico al exigido al hijo de vecino. Ambos concejos contaban con sus archivos propios: un arca con llave y cerradura, que los regidores salientes entregaban a los entrantes, con inventario de todos los documentos y efectos que en ellos se guardaban. 40 La estructura administrativa de los concejos de la Hermandad de Campoo de Enmedio era similar a la expuesta para los de Campoo de Suso. Las ordenanzas de los concejos de Matamorosa, CeladaMarlantes, Fombellida, Cervatos, Fresno del Río, 41 8 Ordenanzas de Naveda, año 1690. (A.H.P.C., C.E.M., leg. 36, núm. 20). Ordenanzas de Matamorosa, año 1623. (B.M.S., Manuscritos, núm. 452). 9 Id. de Celada-Marlantes, año 1697. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.931, al final de 1697). Id. de Fombellida, año 1677. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 136-146). Id. de Cervatos, s.f. (S. XVIII). (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 83-101). Id. de Fresno del Río, año 1627 y modif. de 1677. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 172). Id. de Requejo, s.f. (S. XVI). (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 341-350). Id. de Aldueso, año 1567-1646. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 123-135). Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Requejo y Aldueso9 nos describen los regimientos de estos lugares presididos por dos regidores, con sus respectivos tenientes, en cada concejo. Salvo en Fresno, en ninguno de estos concejos mencionados aparece la figura del sobrerregidor. Los oficios de fieles presentan variedad de connotaciones; así en Matamorosa existe un fiel de derramas, nombrado casa-hita, con función de repartir y cobrar impuestos, oficio que se repite en Fresno, Requejo y Aldueso con el apelativo de fiel de alcabalas. Merece destacar el caso de Fresno, donde, además de fiel de medidas, aparecen nombrados tres vecinos encargados del reparto y cobro de alcabalas: uno, elegido entre los vecinos más ricos; otro entre los medianos y el tercero sacado de entre los más pobres. Entre las misiones del fiel de Celada-Marlantes figuraba la de tocar a concejo cuando así lo ordenase cualquiera de los regidores. En Fombellida y Cervatos, en cambio, el fiel lo era, fundamentalmente, de fechos, es decir, que daba fe pública de los actos del concejo. En varios de estos concejos (Matamorosa, Celada-Marlantes y Requejo) nos encontramos con cargos, nombrados directamente por los regidores, que, bajo el nombre genérico de nombrados, auxiliaban a los primeros en cuantas cuestiones se ofrecían y formaban con los regidores una especie de consejo especial del concejo. En Matamorosa aparecen, como oficiales subalternos, un cogedor de Bulas, dos apreciadores de panes y hierbas y un guarda de campo. Cervatos, Fresno y Aldueso contaban, además, con sendos procuradores o apoderados, a cuyo cargo estaba la tramitación de los pleitos litigados por sus respectivos lugares. La elección de regidores, fieles y procuradores, salvo en Aldueso y Celada-Marlantes donde eran nombrados directamente por los regidores y fieles salientes, se practicaba mediante una junta de elección. En Matamorosa ejercían la elección los dos regidores salientes más dos vecinos de los más ancianos y un tercero, o acompañado, que decidía un posible empate en las votaciones. Práctica similar la encontramos en Requejo, Fresno del Río y Fombellida. En Cervatos, los dos vecinos que acompañaban a los regidores en la elección, no eran los más ancianos sino dos elegidos por los asistentes al concejo. La renovación de los cargos se efectuaba, por norma general, el día de Año Nuevo, excepto en Celada-Marlantes que tenía lugar tres días antes. Las juntas de concejo se celebraban en el sitio de costumbre (Matamorosa, Fombellida, Cervatos, Aldueso y Requejo); junto a los olmos de delante de la ermita de San Miguel (Fresno), o en el Caserón» (Celada-Marlantes). Las condiciones para adquirir la vecindad variaban de unos lugares a otros. Así, en Matamorosa, el forastero debía pagar diez ducados y el hijo de vecino dieciséis panes de trigo, veinte libras de carnero, dos de tocino y dos cántaras de vino. En Fresno, dos ducados el hijo de vecino y seis el forastero, mientras que éste pagaba, en Celada-Marlantes, doscientos reales. Más barata resultaba la vecindad en Fombellida, donde solo se cobraban cincuenta maravedises al forastero y doce al hijo del pueblo. 42 En la Hermandad de Campoo de Yuso el regimiento concejil correspondía a regidores y fieles. En el concejo de La Población de Yuso, según consta en sus ordenanzas de 165410, había dos regidores y un fiel de concejo, elegidos el día primero de enero de cada año. 43 10 A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.881, fs. 140-152. Ordenanzas de Lantueno, año 1551 y reformas de 1609 y 1698. (B.M.S., Manuscrito 432, fs. 218-241). 11 Id. de Somballe, año 1562. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 431 y ss.). Id. de Santiurde, año 1658. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.884, fs. 456-463). Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Los regidores salientes nombraban directamente a los entrantes y estos, a su vez, designaban al nuevo fiel, cuya misión esencial era el reparto vecinal de las alcabalas, que debía tener dispuesto para el primer día de abril. El control de estos repartimientos lo ejercía una comisión de tres vecinos nombrada por los regidores (un anciano, uno de edad mediana y otro joven). Este concejo poseía, en el barrio de Corconte, una casa-lonja, donde solían almacenarse las mercancías que los arrieros y trajinantes traían y llevaban con destino a los puertos de Santander, Laredo y Bilbao, así como a Burgos, Madrid y otros puntos del reino. La junta de elección de oficios de San Miguel, celebrada el 30 de diciembre de 1777 en la casa de concejo de la villa, nos ilustra sobre la composición de su ayuntamiento: dos regidores, uno mayor o decano y otro segundo; un procurador síndico general; un alcalde de la Santa Hermandad, siempre hidalgo, y un ministro alguacil. La duración de estos cargos era anual y en su elección participaban los oficiales salientes y todos los vecinos de la villa. En la renovación de regidores, procurador síndico y alguacil se guardaba turno alternativo anual entre los dos barrios que componían la villa (La Bárcena y Somavía). El término de San Miguel de Aguayo constituía señorío solariego de los Echeverz, marqueses de San Miguel de Aguayo, originarios de Pamplona y residentes en México, que tenían como apoderado en la villa a Matías Sánchez de Tagle, vecino de Santillana del Mar. Por este motivo, en estas elecciones de oficios, el ayuntamiento de San Miguel de Aguayo proponía dos candidatos para cada cargo, de los que el señor confirmaba a uno12. Las ordenanzas de Rioseco apenas aportan detalles de la administración de esta villa13. Cuenta con un alcalde-justicia ordinaria y dos regidores. El concejo se celebraba en el sitio de costumbre a toque de campana. Sin embargo, el acta de elección de oficios de 9 de enero de 177614 nos presenta un ayuntamiento presidido por un alcalde ordinario y compuesto por los siguientes oficiales: un regidor, un procurador síndico general, un depositario de propios y arbitrios, un ministro alguacil y un escribano de ayuntamiento. El alcalde era puesto por el señor de la villa, Francisco Javier de Ceballos Guerra, vecino de San Felices de Buelna, quien confirmaba también la elección del resto de los cargos anuales. La administración de los concejos de la Hermandad de Cinco Villas ofrecía diversos grados de complejidad, según se tratase de lugares (Lantueno, Santiurde y Somballe) o de villas (Ríoseco y San Miguel de Aguayo). Tal como demuestran las ordenanzas de los tres lugares11, la gestión administrativa de sus concejos era desempeñada por dos regidores, uno por cada estado (hidalgos y pecheros), acompañados, en Lantueno y Somballe, por un fiel. Este, un año era elegido entre los vecinos nobles y al siguiente entre los pecheros. Los regidores de Lantueno nombraban tres asentadores de alcabalas, uno para cada tercio anual (abril, agosto y diciembre), mientras que los de Santiurde y Somballe designaban sendos apreciadores de daños, para fijar el valor y satisfacción de los daños causados en prados y sembrados de los vecinos de estos lugares. Los concejos de las villas de San Miguel de Aguayo y Rioseco estaban presididos por sendos alcaldes ordinarios. 44 45 A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.081, fs. 386-387. 12 13 Ordenanzas de la villa de Rioseco, año 1772. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 351 y ss.). 14 A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.097, fs. 1-2. Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) 15 Ordenanzas del concejo de Los Carabeos, año 1695. (B.M.S., Manuscritos, núm. 432, fs. 58-65). Publicadas por Agustín Rodríguez Fernández: Los Carabeos. Historia, economía y sociedad en un concejo rural de la Merindad de Campoo. Santander, Institución El régimen administrativo de los concejos de la Hermandad de Los Carabeos nos es conocido a través de las ordenanzas de su concejo homónimo, trasladadas en 1695 de otras más antiguas15. La entidad local de Los Carabeos estaba compuesta de tres barrios mayores (Arroyal, Barruelo y San Andrés) y otros menores. Los oficios de gobierno de este concejo, todos de desempeño anual eran los siguientes: -Tres regidores, uno por cada barrio mayor. Hasta 1782, dos de ellos pertenecían al estado general de hombres buenos (pecheros), mientras que el tercero había de ser hidalgo. Sin embargo, a partir de esa fecha, eligen dos hidalgos y dos pecheros en alternancia anual, es decir, un año dos hidalgos y un pechero y al siguiente dos regidores del estado general y uno hidalgo. Estos regidores designaban a sus tenientes. -Un fiel, o diputado del concejo, que podía ser hidalgo o pechero. Delegado del concejo, actuaba en nombre de éste y fiscalizaba, además la gestión del resto de los oficiales concejiles. -Nueve nombrados, o ayudantes de los regidores. En unión de estos constituían una junta especial de concejo que, en determinadas ocasiones, decidía en nombre del concejo sin necesidad de convocatoria general del mismo. Los nombrados, ocho pecheros y un hidalgo, eran los encargados del libro de cuentas del concejo, que debían rendir a los regidores salientes. -Jueces. Se ignora su número, pero es posible que ejercieran este oficio todos o algunos de los «nombrados». Ante estos jueces prestaban juramento los demás oficios y auxiliaban a los regidores en la administración judicial de causas civiles de poca monta (penas de ordenanza), ya que los demás casos de justicia se reservaban al corregidor 46 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) de Reinosa y Merindad de Campoo. Las juntas de concejo se celebraban, a campana tañida y convocadas por los regidores, en el sitio que llaman el Rebollo, junto a la desaparecida ermita de San Miguel (junto al roble de San Miguel, se dice otras veces), en las proximidades del barrio de Arroyal. La renovación anual de cargos se efectuaba el 26 de diciembre, festividad de San Esteban. La elección de oficios no se practicaba por la totalidad de los vecinos presentes en el concejo, sino por una junta de elección compuesta por los regidores y fiel salientes, más tres electores previamente escogidos entre los nueve nombrados. El funcionamiento de los concejos de la Hermandad de Valdeolea estaba regulado por sus 47 Vista de Campoo de Yuso desde La Riva. Foto: Javier del Pozo (2009). Archivo fotográfico Casa de Cultura Sánchez Díaz. A.H.P.C., Protocolos, leg. 3877, fs. 142-143. 16 A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.937, fs. 89-118. 17 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) respectivas ordenanzas. De estas solo conocemos, aunque ignoramos si se conservan otras, las correspondientes al concejo de Camesa y ciertos capítulos de las de Mataporquera16, añadidos en 1647. El texto original de las ordenanzas del concejo de Camesa nos ha llegado a través de un traslado efectuado 172017, conservado en el Archivo Histórico Provincial de Cantabria. Al frente del concejo de Camesa aparecen dos regidores, de los cuales, uno siempre se elegía de entre los vecinos del barrio de Camesa, mientras que el otro, un año salía del barrio de Rebolledo y al siguiente de Barriopalacio. En el año en que uno de estos dos barrios carecía de regidor de concejo, la autoridad era delegada en un teniente de regidor. Junto a los dos regidores figuraba un fiel, encargado del cobro de los repartimientos vecinales y de acompañarlos en las juntas de hermandad. La elección de oficios tenía lugar, en concejo abierto, cada primero de año, en el barrio de Camesa, punto donde siempre se ha acostumbrado a hacer las juntas y concejo de los tres barrios. La designación de nuevos cargos también era encomendada a una junta de elección, o de nominadores, integrada por los dos regidores, el fiel y el elector en la junta de la Hermandad de Valdeolea, todos los cuales finalizaban con aquel acto el desempeño de sus cargos. Estos cuatro electores, acompañados de otros vecinos, los más ancianos de cada barrio, se separaban del resto del concejo y procedían a elegir a los nuevos regidores y fiel del año que comenzaba. Ninguno de los elegidos podía repetir cargo hasta pasados tres años y, para que los regidores no parezcan dueños absolutos, los nominadores elegían, ese mismo día de Año Nuevo, dos sobrerregidores, que actuaban de jueces y fiscalizadores de los regidores. El concejo poseía su archivo: un arca de dos llaves que se depositaba en casa del regidor del barrio de Camesa, aunque la segunda llave la guardaba el otro regidor (de Barriopalacio o de Rebolledo). El concejo de Cuena se componía de dos barrios: el propio de Cuena y otro conocido como las casas de Monasterio. En 22 de marzo de 1576 los vecinos de ambos firmaron un compromiso sobre el aprovechamiento de los cotos y pastizas comunales por los ganados de uno y otro barrio18. Contó con ordenanzas concejiles, cuyo texto no se conserva, aunque sí los testimonios de sus aprobaciones sucesivas, entre 1662 y 1742, por el corregidor de Reinosa19. En agosto de 1543 los concejos de Cuena (Cuena y casas de Monasterio) y Canduela firmaron compromiso, en virtud de sentencia arbitraria, sobre los alcances de pastos que ambos concejos poseían en los términos de La Lastra de Henares, Cuesta y Prado de las Barcenillas, Campo de Barriales y otros, así como sobre derechos de pesca en el río Camesa20. 48 En la Hermandad de Valdeprado el gobierno de los sus concejos también recaía en regidores, aunque no es seguro que existieran fieles de concejo. En efecto, las ordenanzas del concejo de Sotillo-San Vítores21 mencionan dos regidores anuales, uno por el estado noble y otro en representación del estado llano, pero nada dicen sobre el nombramiento de fiel de concejo. La elección de regidores tenía lugar el día de Año Nuevo. Los salientes, junto con otros dos vecinos, uno por cada estado, se constituían en electores y nombraban a los nuevos regidores, quienes, a su vez, designaban a sus respectivos tenientes. El regidor por los vecinos pecheros nombraba a un 49 A.H.P.C., Cuena, leg. 1, doc. 3. (Copia simple de 1770). 18 A.H.P.C., Cuena, leg. 2, doc. 2. 19 A.H.P.C., Cuena, leg. 1, doc. 1 a). 20 Redactadas en 1713. En su preámbulo consta la existencia de otras más antiguas, desestimadas a raíz de una sentencia arbitral, en pleito de 1712, sobre la forma de celebrar la elección de oficios. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.936, fs. 71-87). 21 En la actualidad se conservan las ordenanzas de 27 concejos del valle, redactadas en el transcurso de 1542 (Ruanales) al siglo XIX. La mayor parte de ellas se guardan en los archivos de sus respectivas Juntas Vecinales actuales. En el Archivo Histórico Provincial de Cantabria (Santander) se conservan las correspondientes a Bárcena de Ebro, de 1695 (Protocolos, leg. 3.951, fs. 9 y ss.) y Loma Somera, de 1722 (Protocolos, leg. 3.955). Todas han sido publicadas por Juan Baró Pazos y Rogelio Pérez Bustamante, El gobierno y la administración de los pueblos de Cantabria. II Valle de Valderredible. Institución Cultural de Cantabria, Santander, 1991. 22 Según las ordenanzas de 1620 el regidor de Villota saliente nombraba al entrante, pero en la reforma de sus ordenanzas de 1743 se dispuso que el cargo de regidor corriera, casa hita, por todos los vecinos. 23 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) vecino del mismo estado como colector y coxedor de zientos. Las juntas de concejo, convocadas por el regidor del estado general, se celebraban, en régimen de concejo abierto, en el sitio acostumbrado, que es xunto a la yglesia de señor San Bítores. La asistencia a las mismas era de rigurosa obligación para todos los vecinos y en ellas debían guardar la debida cortesía y moderación: sentados, sin pasear ni ponerse las manos hacia atrás y, al intervenir en la sesión, no hiziendo de manos o lebantando vozes. La entrada de vecino en la comunidad le costaba, al hijo del pueblo, el pago de dos cántaras de vino, diez panes y cinco libras de queso. El forastero, salvo si casaba con hija del concejo, debía abonar diciséis ducados y dos cántaras de vino. Muestra de la rigidez estamental, incluso en estas sociedades rurales, es la disposición de las ordenanzas de este concejo sobre la distribución de los asientos de los feligreses en la iglesia parroquial: los hombres hidalgos ocupaban el lado del evangelio de la capilla mayor y capilla del Rosario; los pecheros el lado de la epístola. Las mujeres hidalgas se situaban, en la segunda nave, en el lado del evangelio, mientras que el lado de la epístola de esta segunda nave se reservaba a las pecheras. Generalmente los dos regidores salientes nombraban a los entrantes en la junta de concejo que se celebraba el día de Año Nuevo, salvo en Navamuel (6 de enero, día de Reyes), en el concejo mayor formado por los lugares de Villamoñico y Revelillas (22 de febrero) y en Villota de Elines, solo hasta 1743 (domingo siguiente a Año Nuevo). No faltan casos en que el nombramiento de regidores la efectúan los dos salientes y otros dos vecinos del concejo, elegidos por éstos; tal sucedía en Loma Somera, Navamuel, La Puente del Valle y San Martín de Elines. Muy raras veces la elección de regidores la efectuaban todos los vecinos asistentes al concejo de elección (Arenillas de Ebro, Riopanero y Rocamundo). Como oficiales subalternos, nombrados por los regidores, aparecen, entre otros: dos regidores menores, ejecutores de penas de ordenanzas (concejo mayor de Villamoñico y Revelillas); dos fieles o veedores de concejo para el control de tabernas, pesas, medidas y precios (Población de Abajo, Ruerrero y San Martín de Elines); uno o dos mayordomos24, encargados de repartos, derramas y prendas (Quintanilla de An, Rocamundo, Ruerrero, San Martín de Elines); dos contadores que tomaban cuentas a los regidores (San Martín de Elines); dos repartidores de alcabalas (Arenillas de Ebro, Cejancas, Repudio, Riopanero, Ruerrero (tres en este caso), San Martín de Elines y La Serna; un mesquero, o guarda de mieses (Arantiones) y dos apreciadores de daños (Arroyuelos, Bárcena de Ebro). Al frente de los concejos del valle de Valderredible, tal como reflejan las ordenanzas concejiles conservadas22, figuran también regidores anuales. En la mayoría de los concejos aparecen dos regidores, uno por el estado de hijosdalgo y otro por el estado llano, aunque no faltan concejos que solo cuentan con un regidor (Campo de Ebro, Repudio y Villota de Elines)23, cargo que es desempeñado por todos los vecinos del concejo, en turno rotativo casa hita. 50 Dentro de la categoría de los entes concejiles, la villa de Reinosa, cabeza de la Merindad de Campoo y sede del corregimiento, merece una consideración especial. El ayuntamiento de Reinosa, cuyo término jurisdiccional aparecía rodeado, cual una isla, por 51 En Villaverde del Hito se suprimió el cargo de mayordomo en la reforma de las ordenanzas de 1662 y lo mismo sucedió en Villota de Elines en 1623. 24 A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.927, año 1682. 25 A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.853, fs. 127-130. 26 José de Rújula, Marqués de Ciadoncha, «El archivo histórico de Reinosa, destruido», en Revista de Santander, 1933, núm. 3, 6º tomo, pp. 134-140. 27 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) el territorio de la Hermandad de Campoo de Enmedio, estaba presidido por el propio corregidor real, aunque la administración interna de la villa estaba en manos de dos regidores, uno de ellos decano, o mayor; un procurador general y un alcalde de la Santa Hermandad, siempre representante del estado de los hijosdalgo25. A lo largo de la Edad Moderna aparece, además, el cargo de alférez mayor, vinculado, por compra de privilegio real, a la familia de los Mioño Bravo de Hoyos. Hay indicios de que la venta de oficios públicos de Reinosa alcanzó también a otros cargos. En efecto, en escritura de encabezamiento por alcabalas, otorgada en 1588, el ayuntamiento de la villa aparece presidido por el corregidor Juan Ribadeo de Celis y gobernado por cuatro regidores perpetuos, uno de los cuales desempeñaba, simultáneamente, el cargo de procurador general de la villa. Pero aún hay más: uno de estos regidores perpetuos era un oficial real, Sancho de la Paraya, tesorero y depositario general del Rey nuestro señor y de sus alcabalas y rentas reales de los encabezamientos de las Merindades de Campoo y Pernía y sus partidos26. Con la destrucción del archivo municipal de Reinosa, en el incendio que asoló su casa consistorial en 1932, desaparecieron los libros de actas y demás fuentes documentales sobre el desenvolvimiento administrativo no solo de Reinosa sino de toda la Merindad de Campoo, ya que en este archivo se guardaban, además de los fondos municipales, los de la Junta General de la Merindad de Campoo y de su Audiencia27. Esta Junta o Ayuntamiento General de la Merindad la componían los procuradores síndicos generales de las siete Hermandades (Campoo de Suso, Campoo de Enmedio, Campoo de Yuso, Cinco Villas, Valdeolea, Los Ca- rabeos y Valdeprado), Valderredible (este solo hasta 1635) y el regidor decano de la villa de Reinosa. 52 c) Las hermandades de Campoo y el Marquesado de Argüeso: Las hermandades de concejos surgen de la unión de varios concejos y su origen, en Castilla y León, se remonta a la baja Edad Media y es consecuencia de la inestabilidad política derivada de las luchas civiles durante la minoridad de los monarcas castellano-leoneses de la época. Agrupados en hermandades, los municipios buscan el poder que les garantice la defensa de sus derechos frente al abuso de la nobleza e, incluso a veces, de la Corona misma. Su mayor auge lo adquirieron en los siglos XIV y XV, siendo entonces los propios reyes los impulsores del ingreso de los concejos en las grandes hermandades del reino. En la región de Cantabria esta institución, aunque no exclusiva, fue típica de la comarca de Campoo. A finales de la Edad Media aparecen ya configuradas seis de las siete hermandades de concejos de Campoo. La séptima, de Valdeprado, no se consolida hasta 1503. Estas siete hermandades de concejos (Campoo de Suso, Campoo de Enmedio, Campoo de Yuso, Cinco Villas, Valdeolea, Los Carabeos y Valdeprado), junto con la villa de Reinosa y el valle de Valderredible constituirán, a partir del siglo XVI, el Corregimiento de Reinosa y Merindad de Campoo. Estas hermandades concejiles campurrianas constituyeron, por tanto, unas demarcaciones administrativas con ámbito jurisdiccional superior al de cada uno de sus concejos integrantes, aunque sobre ellas ejerciera ya un control efectivo el corregimiento, como auténtico órgano fiscalizador de 53 Castillo de Argüeso. Foto: Ricardo López Blanco (2010). Archivo fotográfico Casa de Cultura Sánchez Díaz. Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) la administración local por parte del poder central de la corona. Las hermandades eran los órganos administrativos que enlazaban el gobierno propiamente local (concejos) con las instituciones de la administración periférica del estado, representada por los corregidores reales. La administración de cada hermandad, como unidad de gobierno local supeditado a la autoridad delegada del corregidor respectivo, se regulaba, aparte de las leyes del reino, por ordenanzas propias y era desempeñada por oficiales anualmente elegidos por los regidores y diputados de sus concejos, pero unas y otros confirmados necesariamente por el representante del rey en la circunscripción territorial en la que la hermandad quedaba enmarcada, en nuestro caso, el corregidor de la villa de Reinosa y Merindad de Campoo. En ocasiones estas ordenanzas contaban con la aprobación expresa de la Cámara o del Consejo de Castilla. Uno de los fines primordiales de estas agrupaciones de concejos fue, sin duda, el cuidado de la seguridad de las personas y bienes en sus ámbitos territoriales. Las hermandades se comprometían a mantener, por sus propios medios, el orden público, para lo que contaban con jueces especiales, los alcaldes de la Santa Hermandad, auxiliados por oficiales subalternos o guardas armados, vulgarmente llamados cuadrilleros. A estos alcaldes les correspondía entender en los conocidos como casos de hermandad: fuerzas, robos, hurtos o heridas realizadas en descampado, o por malhechor fugitivo aún dentro de los pueblos; quebrantamiento de morada; forzamiento de mujer y desacato o desobediencia a la justicia. Generalmente, en cada hermandad eran elegidos dos alcaldes de la Santa Hermandad, uno por el estado de los hidalgos y otro en representación de los pecheros o estado llano, quienes tras prestar juramento ante el corregidor de Reinosa, recibían de este la vara de justicia. Los alcaldes nombraban a sus propios cuadrilleros. Al frente de cada hermandad figuraba un procurador síndico general, que la representaba, como vocal nato, en las juntas del Ayuntamiento General de la Merindad de Campoo en Reinosa. Ostentaba, además, la presidencia del órgano rector administrativo de la hermandad: la Junta General de Hermandad. Junta que estaba formada por los regidores y fieles-diputados de los concejos que integraban la hermandad. El procurador síndico general, los regidores y fieles de cada una celebraban junta de elección anual, presidida por el corregidor de Reinosa, de la que salían elegidos los nuevos procuradores síndicos, los alcaldes de la Santa Hermandad y, a partir de 1766, los diputados de abastos y los personeros síndicos del común. De estos dos últimos cargos, creados por Carlos III, cada hermandad 54 55 A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.095, fs. 1-2. 28 B.M.S., Manuscritos, núm. 438. (Publicadas por José Calderón Escalada, Campoo. Panorama histórico y etnográfico de un valle. Santander, 1971, pp. 215-226). 29) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) elegía su propio diputado de abastos. Sin embargo, al menos en la Merindad de Campoo, el oficio de síndico personero del común trascendía el ámbito local de cada hermandad, de modo que la merindad entera quedaba representada por un único síndico personero. Tal como se declara en el acta de elección de oficios de la Hermandad de Campoo de Enmedio, en 1768, el nombramiento de este oficial quedaba en manos de 24 electores, tres vocales de cada una de las siete hermandades y tres de la villa de Reinosa28. Todos estos cargos eran de duración anual y solo el procurador síndico general cobraba salario por su gestión, que era satisfecho por los vecinos de la hermandad respectiva. concejos de Abiada, Espinilla y Naveda, sometidos también a la jurisdicción señorial del Marquesado de Argüeso. Las ordenanzas de la Hermandad de Campoo de Suso, comunes por otra parte al Marquesado de Argüeso y aprobadas por el Consejo de Castilla en 158929, nos confirman esta estructura administrativa. Las juntas de hermandad se celebraban en su casa-ayuntamiento de Espinilla y las elecciones anuales de oficios tenían lugar el segundo día de Pascua de Espíritu Santo, es decir, a finales de mayo o principio de junio. No deja de ser interesante que, en el capítulo 76 de estas ordenanzas, al referirse al nombramiento de los dos alcaldes de la Santa Hermandad se fundamente su razón de ser en la tradición de los antiguos duumviros del municipio hispanorromano y de los antiguos jueces castellanos, con cita expresa de Nuño Rasura y Laín Calvo. Componían la Hermandad de Campoo de Suso los concejos de Camino, Celada de los Calderones, Fontibre, Izara, La Miña, Ormas, Paracuelles, La Población de Suso, Proaño, Salces, Soto de Campoo, Suano y Villacantid, todos de régimen realengo, a los que se añadían, solo en su parte realenga, los 56 El Marquesado de Argüeso fue creado en 1475 y concedido por los Reyes Católicos a Diego Hurtado de Mendoza, I duque del Infantado, para premiar sus servicios a la reina Isabel. Hundía sin embargo sus raíces en el siglo XIV, ya que su ámbito territorial coincidía con el cedido en Campoo de Suso por el rey Alfonso XI a su hijo don Tello, uno de los habidos por el monarca castellano en Leonor de Guzmán. El Marquesado, aunque a primera vista así lo pareciese, no constituía propiamente un enclave dentro del territorio realengo de la Hermandad de Campoo de Suso. La integración e interrelación entre los territorios, privativos y comunes, de estas jurisdicciones (Hermandad y Marquesado) eran tan simbióticas que la mayor parte de los confines externos de ambos eran coincidentes. Lo integraban, además de los ya citados de Abiada, Espinilla y Naveda (solo en su parte de señorío), la villa de Argüeso y los concejos de Barrio, Entrambasaguas y La Lomba, Hoz de Abiada, Mazandrero, La Serna y Villar. La capital del marquesado radicaba en la villa de Argüeso, donde la casa ducal del Infantado nombraba un alcalde ordinario. Al frente del resto de los concejos figuraban sendos regidores pedáneos. A los pueblos de ambas demarcaciones (Hermandad y Marquesado), pese a su diferente régimen jurisdiccional, les unían muchos intereses comunes para regirse por ordenanzas únicas aprobadas, como ya hemos indicado, en 1589. Compartían los gastos de los salarios de un médico y dos cirujanos, batidas de lobos y extinción de animales dañinos, mantenimiento de caminos, puentes y nuevos plan57 A.G.S., Dirección General de Rentas. Única Contribución: Respuestas Generales al Catastro del Marqués de la Ensenada. Libro 634, fols. 619-625. 30 Agustín Rodríguez Fernández: «Pastoreo y trashumancia en Campoo durante la Edad Moderna», en Ilustraciones Cántabras. Estudios Históricos en Homenaje a Patricio Guerin Betts. Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1989, págs. 249-277. 31 A.H.P.C., Protocolos, leg. 3.936 (año 1715), fs. 3-4; leg. 4.095 (año 1768), fs. 1-2; leg. 4.095 (año 1771), fs. 4-5. 32 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) tíos. Pero, sobre todo, compartían el aprovechamiento de los puertos de montaña campurrianos. Tres eran en número (Híjar), (Palombera y Fuentes), (Palombera, Sejos y Saja), todos propios del rey, quien, a cambio de nada, había cedido el usufructo de sus pastos, aguas y maderas a los concejos de Campoo y Cabuérniga. Tal como recogen las Respuestas al Interrogatorio General del Catastro del Marqués de la Ensenada (1753)30, los concejos de la Hermandad de Campoo de Suso y los del Marquesado de Argüeso compartían el usufructo (2/3 la Hermandad y 1/3 el Marquesado) de los puertos de Híjar y de Palombera y Fuentes. Las hierbas del primero, con una extensión equivalente a 6 025 fanegas de sembradura, las arrendaban todos los veranos a rebaños merinos de La Mesta, cuyos hatos, al menos durante los siglos XVII y XVIII, no bajaron de las seis mil cabezas31, mientras que ganados propios de los concejos de la Hermandad y del Marquesado pacían las hierbas del segundo que, entre sierras de pastos y prados, superaba las 4 800 fanegas de sembradura. El usufructo del puerto de Palombera, Sejos y Saja, en cambio, con una extensión de 4 620 fanegas de sembradura, era compartido mancomunadamente por los concejos de la Hermandad de Campoo de Suso y los del Valle de Cabuérniga, constituyendo la conocida «Mancomunidad de CampooCabuérniga». por ejemplo, los regidores y diputados de los concejos de esta hermandad, presididos por don Andrés Ángel Durán y Gómez, corregidor, capitán a guerra por su majestad de esta villa (Reinosa) y real Merindad, eligieron un procurador síndico general (Manuel de Villegas, vecino de Requejo), un alcalde de la Santa Hermandad por el estado de los hijosdalgo (Francisco Seco Fontecha, vecino de CeladaMarlantes, residente al presente en la Duana de la ciudad de Cádid), un diputado de abastos (Pedro de Mier y Terán, vecino de Fresno) y tres electores para la elección del procurador síndico personero que habría de representar a esta hermandad en las juntas del ayuntamiento general de la Merindad de Campoo Integraban esta hermandad dieciséis concejos, todos de régimen realengo: Aldueso, Aradillos, Bolmir, Cañeda, Celada-Marlantes, Cervatos (con sus barrios de Cervatos, Quintanilla de Enmedio y Sopeña), Fombellida, Fontecha, Fresno, Horna, Matamorosa, Morancas, Nestares, Requejo, Retortillo y Villaescusa. Las elecciones de la Hermandad de Campoo de Enmedio tenían lugar el día de Reyes de cada año, en la sala baja del Ayuntamiento de Reinosa, en la sala del ayuntamiento, que está en las reales casas de la justicia de esta villa de Reynosa, tal como consta en las actas de 1715, 1768 y 177132. En el acta de elección del 6 de enero de 1768, 58 En la Hermandad de Campoo de Yuso, cuya sede radicaba en la casa de ayuntamiento de esta Hermandad de Campoo de Yuso, consistente en este lugar de Bustamente, uno de los comprendidos en ella, la renovación anual de cargos se practicaba el día 18 de octubre. En 1777, 1778 y 1788 los regidores y diputados de sus concejos eligieron, además del procurador síndico general, diputado de abastos y alcaldes de la Santa Hermandad, a un escribano y a un merino33. La totalidad del territorio de esta hermandad era de régimen realengo y se repartía entre los concejos de Bimón, Bustamante, La Costana, Lanchares, Llano, Monegro (y su barrio de Quintana), Orzales 59 A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.081 (año 1777, fs. 269-270; año 1778, fs. 263-264); leg. 4.086 (año 1788), fs. 246-248. 33 En la Edad Media había pertenecido a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, pero a mediados del siglo XVIII (Catastro de Ensenada) aparece ya como concejo realengo. 34 A.G.S., Dirección General de Rentas. Única Contribución: Respuestas Generales al Interrogatorio del Catastro del Marqués de la Ensenada. Libro 633, fol. 60. (Rioseco. Respuesta 2). 35 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) (y su barrio de Villapaderne), La Población (y su barrio de Corconte), Quintanamanil, Renedo, La Riva, Servillas, Servillejas, Villanueva, Villasuso y el concejo mayor de Valdearroyo, integrado por las localidades de La Aguilera, Arroyo, Bustasur34, La Magdalena, Medianedo, Quintanilla de Medianedo y Las Rozas. Los pueblos de Medianedo, La Magdalena y Quintanilla desaparecieron bajo las aguas del pantano del Ebro. señorío, en 1685, a Agustín Echeverz y Suiviza, caballero de Santiago, natural y vecino de Pamplona, primer Marqués de San Miguel de Aguayo36. En 1752 el señorío de San Miguel de Aguayo lo ejercía José Francisco de Echeverz, marqués de San Miguel de Aguayo, residente en la ciudad de México, quien no percibía nada en concepto de vasallaje. Las alcabalas, cientos, sisas y millones se pagaban al rey, aunque estas rentas, enajenadas por Felipe III, las cobraba en aquella fecha el citado Lorenzo Fernández Fontecha37. Los marqueses, que residían en México, administraron el señorío a través de apoderados. Como ya se ha indicado antes, al aludir a la elección de oficios de gobierno de la villa, en 1777 cumplía esta misión Matías Sánchez de Tagle, vecino de Santillana del Mar. Las juntas de elección en la Hermandad de Cinco Villas, que tenían lugar en la casa de su ayuntamiento, consistente en término del lugar de Santiurde, no tenían fecha fija. En 1767 se celebró el primero de marzo, mientras que durante el período 1797-1799 tuvieron lugar dentro de la primera decena de mayo. En las actas de estos años también aparece elegido, junto a los oficiales comunes, un merino. En la elección de 1797 consta además que, desde la celebrada en 1794, se había impuesto la costumbre de reelegir al procurador síndico general uno, dos, tres y hasta cuatro años consecutivos, «por considerar que un año solo no bastaba para imponerse en tan bastos asumptos como los que están a cargo del procurador». Al alcalde de la Santa Hermandad solamente le elegían los concejos de Santiurde y Somballe, sin que participaran en el acto las villas de San Miguel de Aguayo, Rioseco ni el lugar de Lantueno38. Las villas de Rioseco y San Miguel de Aguayo, ambas de señorío secular, junto con los concejos de Lantueno, Santiurde y Somballe, los tres de régimen realengo, conformaban la Hermandad de Cinco Villas. A mediados del siglo XVIII Rioseco pertenecía a Francisco Javier de Ceballos Guerra, vecino de San Felices de Buelna, quien había comprado esta villa a la Corona. Percibía de los vecinos de la localidad, en concepto de señorío, cuatrocientos maravedises anuales del aprovechamiento, por rebaños forasteros, de los pastos del término de la villa. Pese a la enajenación de Rioseco, el rey seguía recibiendo los impuestos de cientos, sisas y millones. Por el contrario, las alcabalas generadas en la villa estaban vendidas a Lorenzo Fernández Fontecha, vecino de Reinosa35. En 1668, aprovechando una de tantas crisis económicas de la Real Hacienda, Martín de la Llana Terán, cura beneficiado de San Miguel de Aguayo, adquirió de la corona el señorío de esta villa a cambio de un millón largo de maravedises. Años más tarde, en 1670, el propio concejo de la villa pleiteó con el comprador y logró rescatar el vasallaje. Sin embargo los gastos ocasionados fueron imposibles de saldar para los vecinos de San Miguel, por lo que se vieron obligados a vender el 60 61 Manuel García Alonso: Aguayo y los Aguayos. La creación del paisaje en la divisoria cantábrica. Santander: Gobierno de Cantabria, Consejería de Cultura y Deporte; Universidad de Cantabria, Aula de Etnografía, 2001, págs. 38-43. 36 A.G.S., Ibidem. Libro 634, fol. 123. (San Miguel de Aguayo. Respuesta 2). 37 A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.095 (año 1767), f. 34; leg. 4.104 (año 1797, fs. 23-24; año 1798, fs. 80-81; año 1799, fs. 23-24). 38 A.G.S., Ibídem. Libro 632, fol. 133. (Pesquera. Respuesta 2). 39 Así se confirma en el acta de elección de oficios de 1752 (A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.054, fol. 41) y en el capítulo 2º de las ordenanzas de 1794 (B.M.S., Manuscrito 432, Fol. 300.310. Copia de 1856). 40 A.G.S., Ibídem. Libro 634, fol. 105. (Santa María del Valle de Aguayo. Respuesta 2). 41 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) En los confines del territorio de la Hermandad de Cinco Villas se localizaban dos villas sometidas a jurisdicción señorial: Pesquera y Santa María del Valle de Aguayo. Pesquera era señorío del arzobispo de Burgos. En la Respuesta 2 del interrogatorio general al Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), los vecinos de esta villa declararon no saber si este dominio señorial obedecía a donación o compra. Satisfacían al rey los impuestos de cientos, sisas y millones, pero las alcabalas estaban enajenadas, al igual que sucedía en San Miguel de Aguayo, Pesquera y Santa María del Valle, en Leandro Fernández Fontecha, vecino de Reinosa39. Al frente del concejo de la villa de Pesquera estaba un alcalde-justicia ordinaria; dos regidores, uno de ellos decano, que sustituía al alcalde en ausencias; un procurador síndico general; un fiel depositario y un ministro fiscal, elegidos en junta anual celebrada entre el día 13 (Santa Lucía) y el 21 (Santo Tomás) de diciembre. Los nombramientos de alcalde y ministro fiscal debían ser confirmados por el arzobispo de Burgos, señor de Pesquera40. El señorío de la villa de Santa María del Valle de Aguayo y su barrio de Santa Olalla era ejercido, a mediados del siglo XVIII, por Luis Antonio de Navamuel, vecino de Reinosa. Las alcabalas y los cientos pertenecían a la corona, pero estaban enajenadas en el ya citado Leandro Fernández Fontecha41. siguiente y repitió en 1777 la fecha de 1775. En las elecciones de esta hermandad se elegía también al escribano de su jurisdicción42. En el valle de Valdeolea se situaban catorce concejos: Camesa (Barriopalacio, Camesa y Rebolledo), Castrillo y El Haya (Castrillo y El Haya, Hoyos, Cuena, Espinosa, La Loma, Mata de Hoz, Mataporquera, Matarrepudio, Olea, Reinosilla y la venta de Casasola, San Martín de Hoyos, Santa Olalla y el concejo mayor de Las Quintanillas, integrado por las localidades de Bercedo, Las Henestrosas, La Quintana, Las Quintanillas43 y la venta de La Cuadra. En cuanto a su dependencia jurisdiccional, todos estos concejos pertenecían al rey, salvo los de las villas de Hoyos y San Martín de Hoyos, sometidos, desde mediados del siglo XVI, al vasallaje y señorío de la casa Bravo de Hoyos. Pero incluso estos dos satisfacían al fisco real los impuestos reales comunes, tales como alcabalas, servicios y millones, para cuyo pago se encabezaban juntamente con el resto de concejos de la Hermandad de Valdeolea. Sin embargo no todos los pueblos del valle pertenecieron a la Hermandad de Valdeolea. Quedaban fuera de esta las villas de Hoyos y San Martín de Hoyos así como también el concejo de Cuena, que, aunque lugar realengo encuadrado dentro de la Merindad de Campoo, se regía y administraba como un ente separado de las demás hermandades campurrianas. Aparte de la pertenencia, en la época medieval, de la iglesia parroquial de Camesa, dedicada al Salvador, a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, aún permanecen en Valdeolea vestigios del régimen feudal en la Edad Moderna. Los ejemplos más destacables los encontramos en las villas de La Hermandad de Valdeolea celebraba sus juntas en el sitio de Casasola y parece que la renovación de oficios tampoco guardaba fecha fija. En efecto, mientras que en 1718 la elección se celebró el 19 de marzo, en 1775 el acta aparece firmada el 10 de mayo; cambió al 18 del mismo mes el año 62 63 A.H.P.C., Protocolos, 3.937 (fasc. de 1718); leg. 4.097 (año 1775, f. 76; año 1776, fs. 37-38; año 1777, fs. 73-74. 42 En el Becerro de las Behetrías (1352) aparece como «Quintanilla de Enmedio». 43 A.H.P.C., Diversos, leg. 52, doc. 11. (Copia simple de este testamento, efectuada a finales del siglo XV o comienzo del XVI). 44 A.G.S. (Valladolid): Única Contribución, Respuestas generales al Catastro del Marqués de la Ensenada, libro 630, fols. 288 y ss. (Hoyos) y libro 634, fols. 93 y ss. (San Martín de Hoyos). (Respuesta 2ª al interrogatorio general). 45 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Hoyos y de San Martín de Hoyos, señoríos de la casa de Hoyos. La vinculación de las localidades de Hoyos y San Martín de Hoyos a la casa de Hoyos arrancaba de la Baja Edad Media. Gómez García de Hoyos, vasallo de Juan II de Castilla y avecindado en Fresno (Campoo de Enmedio), vinculó su hacienda en 1445. Entre las posesiones de este mayorazgo figuraba la casa de San Martín de Hoyos, en la que otorgó su testamento el 19 de diciembre de 147644. En el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), las villas de Hoyos y San Martín de Hoyos figuran con régimen de señorío y vasallaxe de don Joseph Antonio de Mioño [y Bravo de Hoyos], vezino de la de Reynosa, quien nombraba alcaldes y justicias ordinarias en ambas villas. Percibía, además, un tercio de los diezmos de la parroquia de Hoyos y dos tercios de los de San Martín. Le pertenecía también, en el término de la villa de San Martín, un monte alto poblado de ayas y robles, en el sitio que llaman el Monte de San Martín, de unas 24 has. de extensión, cuyos pastos leñas y granas aprovechaban gratuitamente los vecinos de esta villa, aunque si querían cortar algún árbol por su pie, para reparo o construcción de casa, necesitaban la licencia del señor. Sin embargo, los vecinos de ambas villas pagaban al rey los impuestos de alcabalas, cientos, sisas y millones45. José Antonio de Mioño y Bravo de Hoyos también percibía diezmos de la iglesia de San Facundo, en el barrio de La Cuadra (concejo mayor de Las Quintanillas). Cuena, si había formado parte de la Hermandad de Valeolea en algún tiempo, dejó de pertenecer a ésta en 1569, como resultado de una real ejecutoria de la Chancillería de Valladolid, expedida el 16 de febrero de ese año, tras la sentencia de un pleito litigado entre 1546 y 1569 entre el concejo de Cuena y la Hermandad de Valdeolea por la inclusión, por parte de esta, del concejo de Cuena en los repartimientos generales de la Merindad de Campoo, porque jamás, en ningún tiempo, sus partes (Cuena) pagaban los dichos maravedís, ni les fueron echados ni repartidos por ningún repartimiento de los que hasta entonzes se an echo, ni estavan en costumbre de andar en ellos con los vezinos del Valle de Olea, ni con otros de la dicha Merindad, ni de hazer Procurador, ni lo hera el dicho valle de Valdeolea del dicho Conzejo, antes siempre havían seydo de todo ello libres y, cuando hauían de tomar Procurador para lo que convenía a el dicho Conzejo, lo tomavan e nombravan por ellos y sobre ellos; e en la dicha posesión y costumbre de no pagar ni contribuir en los tales repartimientos havían estado 64 65 Vista de Valdeolea. Julián Puente Camino (2007). Archivo fotográfico Casa de Cultura Sánchez Díaz. A.H.P.C., Cuena, leg. 1, docs. 2 a) y 2 b). 46 A.H.P.C., Cuena, leg. 2, doc. 1. 47 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) y estavan de ynmemorial tiempo… En el siglo XVIII (1733-1745) se suscitó pleito similar, resuelto por sentencia confirmada en ejecutoria de la Chancillería de Valladolid de 25 de febrero de 174746. De hecho, en las elecciones de oficios de la Hermandad de Valdeolea, al menos en las celebradas ya en el siglo xviii (años 1718, 1775, 1776 y 1777), no participan los regidores o diputados del concejo de Cuena. Esta independencia de Cuena respecto de la Hermandad de Valdeolea se confirma, además, por numerosos encabezamientos de impuestos formalizados de manera individualizada por este concejo entre 1659 y 180347. largo del tiempo. Hasta 1757 las juntas de elección solían celebrarse en el mes de enero, pero dada la normal crudeza del clima en ese mes, se trasladaron, a partir de 1758, a la segunda quincena de octubre48. En el nombramiento de procurador síndico general los electores guardaban un orden cuantitativo (según la densidad demográfica) y rotativo por concejos: dos años seguidos se nombraba de entre los vecinos de Los Carabeos, los dos siguientes salía elegido del concejo de Los Riconchos y el quinto año se designaba a un vecino de ArceraAroco. Debido al exiguo vecindario del concejo de Arcera-Aroco, los dos alcaldes de la Santa Hermandad procedían siempre de Los Carabeos y de Los Riconchos49. Las juntas de la Hermandad de Los Carabeos se celebraban a cielo abierto, en el paraje conocido como Campo de la Hermandad y, también, prado de Pramorgado, punto equidistante de los tres concejos que componían esta hermandad: Los Carabeos, Los Riconchos y Arcera-Aroco, cada uno compuesto por varias entidades de población o barrios. El concejo de Los Carabeos estaba formado por los barrios de Arroyal, Barruelo (con sus anejos de Cantinoria y La Piedra), Berzosa, San Andrés y Santolalla. Varios de estos poblados desaparecieron hace ya siglos: Santaolalla, cuya iglesia de Santa Olalla se documenta ya en 1119, se despobló posiblemente en el siglo xvi, Berzosa lo hizo a mediados de xviii y a finales de esta centuria le sucedía lo mismo al anejo de La Piedra. Constituían el concejo de Los Riconchos los barrios de Aldea de Ebro, Bustidoño, Laguillos, Malataja, Mediadoro y Santiago. Formaban el concejo de Arcera-Aroco los lugares de Arcera (integrado por los barrios de Abajo y de Arriba) y de Aroco. La elección de oficios conoció dos fechas a lo 66 El Valle de Valdeprado, cuyos vecinos eran vasallos solariegos, se transformó en hermandad realenga el año 150350, fecha en que los concejos del valle, cansados de soportar los abusos de sus señores (les exigían, entre otras cosas, que fuésemos con ellos a caza, que llebásemos el pan de sus rentas a donde ellos vivían», «e sobre yantares que nos pidían», «e sobre solares que estaban despoblados que se los pagasen las orciones como si estobiesen poblados») los demandaron judicialmente al Consejo de Castilla, ganaron el pleito, se constituyeron en hermandad y se dotaron de las correspondientes ordenanzas de gobierno. Hasta entonces venía gobernándose por dos alcaldes judiciales, uno por cada estado, y cuatro regidores generales, uno por cada concejo del valle: Reocín de los Molinos, Valdeprado, Sotillo-San Vitores y Hormiguera-Candenosa. Pero a partir de 1503 las ordenanzas de esta hermandad determinaron que, a estos oficiales antiguos, se añadieran los comunes al resto de las 67 A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.011, fs. 17-18. 48 Acta de elección de 1773. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.096, fs. 240-241). 49 Este origen de la hermandad estuvo motivado por la denuncia judicial de sus habitantes contra determinados abusos de sus señores laicos. El Consejo de Castilla dictó sentencia favorable a los concejos, cuyos vecinos se liberaron del antiguo vasallaje solariego y pasaron a depender de la jurisdicción real. (Vid.: Agustín Rodríguez Fernández: «La Hermandad de Valdeprado», en Altamira, Santander, I.C.C., 1974, págs. 59-83). 50 A.H.P.C., Diversos, leg. 6, núm. 1. (Incluye las ordenanzas de la Hermandad y sus aprobaciones sucesivas). 51 A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.085, fs. 80-81. 52 Publicado, junto a otros dos de 1637 y 1639, por Juan Baró Pazos y Rogelio Pérez Bustamante: El gobierno y la administración de los pueblos de Cantabria. II: Valle de Valderredible. Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1991, pp. 653-663. En el Archivo Municipal de Valderredible (Polientes) se guarda un privilegio real de Fernando VII (1509-1825), en pergamino, que confirma los tres documentos. 53 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) hermandades de Campoo, es decir, el procurador síndico general, los alcaldes de la Santa Hermandad y, desde 1766, el diputado de abastos, participando, como el resto de las demás hermandades, en la designación del síndico personero del común para toda la Merindad. Las juntas del valle y de la hermandad se celebraban, tradicionalmente, en el mes de marzo, junto a la ermita de San Juan, en el concejo de Valdeprado, donde en 1784 se construyó una casa de juntas51. Sin embargo, las elecciones de 1785 se celebraron el 30 de abril, también junto a la ermita de San Juan, y en ellas quedaron nombrados un alcalde de la Santa Hermandad por el estado noble; un procurador síndico general por el de hombres buenos; dos alcaldes judiciales, uno por cada estado; cuatro regidores generales, uno por cada concejo, y un diputado de abastos52. dor general, elegido por los fieles-diputados de las once cuadrillas quienes, a su vez, eran designados por los vecinos de los respectivos concejos o lugares que formaban aquéllas. Este procedimiento se documenta en la elección del procurador general Alonso de Bustamante, vecino de Cadalso, efectuada en 159954. Pero a partir de la separación del valle, en 1635, su gestión administrativa se rigió conforme a ordenanzas propias, aprobadas por el Consejo de Castilla en 1646 y modificadas parcialmente en 165155. Con arreglo al articulado de estas ordenanzas, los regidores de las once cuadrillas, reunidos en Polientes el 20 de enero (festividad de San Sebastián), celebraban junta anual, en la que procedían a la elección de los siguientes cargos de administración y gobierno: -Dos alcaldes ordinarios, uno por cada estado, a quienes competía el ejercicio de la jurisdicción real, civil y criminal. Para casos de ausencia o enfermedad estos alcaldes nombraban sendos tenientes. Cada alcalde, en su medio valle, debía celebrar audiencia cada semana y para la aplicación de la justicia nombraba alcaide de cárcel y carcelero. -Dos regidores generales, uno por los hidalgos y otro por los pecheros. -Dos alcaldes de la Santa Hermandad, uno noble y otro del estado llano. Ninguno de estos oficios podía ser reelegido en un plazo de cuatro años inmediatamente siguientes. -En la misma junta de elección se nombraban los escribanos de número, tanto para el ayuntamiento del valle como para la audiencia del mismo. La elección de alcaldes ordinarios, regidores generales y alcaldes de la Santa Hermandad recaía, anualmente, sobre vecinos de dos de las once cua- El valle de Valderredible, formado por dos medios valles (de Arriba y de Abajo, separados a la altura de la villa de Polientes, su capital) que se distribuían en once cuadrillas o concejos mayores y que comprendían un total de 54 lugares, funcionó como una hermandad de concejos, perteneciente a la Merindad de Campoo hasta 1635. A partir de esta fecha, por privilegio del rey Felipe IV (21 de octubre de 1635), se constituyó en valle con jurisdicción independiente, a cuyo frente figuraban dos alcaldes, o jueces ordinarios, elegidos anualmente por los fieles-diputados de las once cuadrillas de concejos53. Sin embargo Valderredible siguió sometido a la autoridad judicial, en segunda instancia, del corregidor de Reinosa e integrado, ya en la época de los Borbones, en el partido reinosano. Durante la etapa de hermandad, la autoridad máxima del valle la ostentaba un procurador-regi68 69 Polientes, 29 de enero de 1599. (A.H.P.C., Protocolos, leg. 4.369). 54 B.M.S., Manuscritos, núm. 472. Publicadas por Juan Baró Pazos y Rogelio Pérez Bustamante: El gobierno y la administración…, Santander, I.C.C., 1991. 55 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) drillas del valle, una del medio valle de arriba y otra del medio valle de abajo. Se seguía un orden rotativo, de modo que todas las cuadrillas participaban en el gobierno municipal de la demarcación. En esta rotación se guardaba, además, una alternancia de estados: si el alcalde ordinario por el estado noble salía elegido de la cuadrilla del medio valle de abajo, al año siguiente había de salir de una del medio valle de arriba, y lo mismo ocurría con el alcalde ordinario por el estado general de hombres buenos o pecheros. Este mecanismo electoral se respetaba también en la elección de regidores generales y alcaldes de la Santa Hermandad. d) Los ayuntamientos constitucionales del siglo XIX: Campoo de Suso, Campoo de Yuso, Enmedio, Los Carabeos, Marquesado de Argüeso, Pesquera, Reinosa, Rioseco, San Miguel de Aguayo, Santa María de Aguayo, Santiurde, Valdeolea, Valdeprado y Valderredible. 56 Estas hermandades de concejos de Campoo, más las villas de Reinosa, Pesquera, Rioseco, San Miguel de Aguayo, Santa María de Aguayo, el valle de Valderredible y el marquesado de Argüeso, fueron además, en líneas generales, las demarcaciones administrativas del Antiguo Régimen que sirvieron de soportes territoriales a los ayuntamientos constitucionales del siglo XIX. De acuerdo con el Decreto orgánico municipal de 1835, el partido de Reinosa contaba con catorce ayuntamientos56. Este número inicial de municipios, que aún pervive en 1842, sufrió modificaciones en la segunda mitad de aquel siglo hasta quedar reducido a los once actuales. A mediados del siglo XIX el ayuntamiento de Santa María de Aguayo se unió al de San Miguel de Aguayo, de modo que, en 1855, los municipios del partido reinosano se habían reducido a trece. En el transcurso de la segunda mitad de este siglo desaparecen tres ayuntamientos y se crea uno. Rioseco se fusiona con Santiurde de Reinosa; en 1868 70 Los Carabeos y Valdeprado se unen en el actual de Valdeprado del Río y el ayuntamiento del Marquesado de Argüeso, tras intentos fallidos en 1838 y 1840, se fusiona con el de Campoo de Suso en 1881 para formar el de la Hermandad de Campoo de Suso57. Por el contrario, por Real Orden de 14 de enero de 1867, el ayuntamiento constitucional de la Hermandad de Campoo de Yuso se dividió en dos: los siete lugares del antiguo concejo mayor de Valdearroyo58, más los concejos de Bimón, Llano, Renedo y Villanueva se desgajaron del primitivo ayuntamiento de esta hermandad y formaron el ayuntamiento constitucional de Las Rozas de Valdearroyo59. El caso de Valderredible merece mención aparte. En virtud de la nueva legislación decimonónica sobre administración local, el antiguo valle de Valderredible se convirtió en ayuntamiento consti71 Campoo de Suso. Archivo fotográfico Casa de Cultura Sánchez Díaz. A.H.P.C., Diputación, legajo 170, doc. 2. (Contiene documentación de los expedientes para la fusión de los Ayuntamientos de Campoo de Suso y del Marquesado de Argüeso, formalizados los años 1838 y 1840). 57 58 Llano, Renedo, Villanueva, Las Rozas, La Aguilera, Bustasur, Arroyo, Medianedo, Quintanilla de Medianedo, La Magdalena y Bimón. A.H.P.C., Elecciones, legajo 24, doc. 1. Incluye expediente de esta segregación municipal. 59 A.H.P.C., Elecciones, leg. 18, doc. 1. 60 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) tucional del mismo nombre. Sin embargo esta conversión del valle en ayuntamiento único no se produjo de una sola vez, sino en dos etapas sucesivas. En una primera fase y coincidiendo con el Trienio Constitucional, tomando como base el Decreto de 25 de mayo de 1812 de las Cortes de Cádiz, que transformaba en ayuntamientos constitucionales a los ya existentes en el Antiguo Régimen y en virtud de la orden de 16 de noviembre de 1821, el Jefe Político y la Diputación Provincial de Santander, con fecha 7 y 30 de septiembre de 1822, cursaban órdenes al valle de Valderredible para que su territorio se organizara administrativamente, dentro del partido de Reinosa y provincia marítima de Santander, en cuatro ayuntamientos constitucionales: Polientes, Ruanales, San Martín de Elines y Villanueva de la Nía. Al frente de cada uno figuraba un alcalde constitucional, cuatro regidores y un procurador síndico. El primero de noviembre de 1822 quedaron constituidas las corporaciones municipales de Polientes y Ruanales, el día 3 lo hacía la de San Martín de Elines y un día más tarde tomaba posesión la corporación de Villanueva de la Nía60. El Ayuntamiento de Polientes comprendía la villa de Polientes (capital) y los lugares de Arenillas de Ebro, Ruijas, Rocamundo, Rebollar de Ebro, Campo de Ebro, Sobrepeña, Quintanilla de Án, La Puente del Valle, Montecillo, Sobrepenilla, Salcedo, Quintanas-Olmo y Arantiones. El Ayuntamiento de Ruanales abarcaba los lugares de Ruanales (capital), Cejancas, Riopanero, La Serna, Población de Arriba, Población de Abajo, Allén del Hoyo, Quintanilla de Rucandio, Soto-Rucandio, Espinosa de Bricia, Renedo de Bricia y las casas de Vallosera. Componían el Ayuntamiento de San Martín de Elines los lugares de San Martín de Elines (capital), Villaescusa de Ebro, Arroyuelos, Villaverde del Hito, Santa María del Hito, Repudio, Ruerrero, Villota de Elines y las casas de Cadalso. Finalmente, el Ayuntamiento de Villanueva de la Nía estaba compuesto por los lugares de Villanueva de la Nía (capital), San Andrés de Valdelomar, San Martín de Valdelomar, Santa María de Valverde, Castrillo de Valdelomar, San Cristóbal de Monte, Navamuel, Moroso, Coroneles, Susilla, Cubillo de Ebro, Villamoñico, Revelillas, Rasgada, Bárcena de Ebro, Loma Somera, Bustillo del Monte y Otero. Pero el funcionamiento de estos cuatro ayuntamientos fue efímero. Los acontecimientos nacionales impidieron, una vez más, la vigencia de las reformas constitucionales en la administración. Los Cien Mil Hijos de San Luis (1823) dieron paso a la Ominosa Década absolutista y hubo de esperarse a 1833, muerto ya Fernando VII, para que la nueva división provincial y administrativa de España fuera una realidad. Una vez configuradas las nuevas provincias españolas (30 de noviembre de 1833) y la división de estas en partidos judiciales (24 de abril de 1834), el Decreto orgánico municipal de 23 de julio de 1835 dividía la provincia de Santander en trece partidos judiciales y 110 ayuntamientos constitucionales. Uno de estos era el de Valderredible, integrado ahora en el partido judicial de Reinosa. Desde 1835, por tanto, el territorio del valle forma un único municipio, con capital en la villa de Polientes. Para su gobierno se redactaron, en 1895, unas Ordenanzas municipales de policía urbana y rural, aprobadas por el Gobierno Civil de la provincia de Santander en 6 de mayo de 189661. Resultado de estos ajustes en la administración local del territorio de Campoo fue la consagración 72 73 Agustín Rodríguez Fernández: «El arado, la hoz y el molino (Valderredible en la Edad Moderna)», 1ª parte, en Altamira, tomo LXIII, año 2003. Santander, Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, 2003, págs. 116-117. 61 Agustín Rodríguez Fernández Campoo en la Edad Moderna: el marco administrativo y los órganos de gobierno (I) de los 11 ayuntamientos que han conformado, desde finales del siglo xix a nuestros días, el partido judicial de Reinosa, dentro de la antigua provincia de Santander, hoy de Cantabria: Reinosa (cabeza del partido), Campoo de Enmedio, Campoo de Yuso, Hermandad de Campoo de Suso, Pesquera, Las Rozas de Valdearroyo, San Miguel de Aguayo, Santiurde de Reinosa, Valdeolea, Valdeprado del Río y Valderredible. (Contimuará) 74 Carmelo Fernández Ibáñez1 UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA 1 Museo de Palencia e Instituto «Sautuola» de Prehistoria y Arqueología. Correo electrónico: carmelofdez@ono.com Introducción Con este trabajo y entre otras cuestiones nos proponemos enmendar un doble equívoco. En el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria se expuso desde su apertura en el año 1941 esta arma ciertamente singular tanto por su exclusividad en Cantabria (e incluso en Europa), como por el característico atractivo de unas formas que sin duda posee. Por ello, se le ha llegado a adjudicar un origen erróneo producto de una suma tanto de ancestrales como de acumulativos datos erróneos a lo largo del pasado siglo xx. En la mayor parte del cual, se carecía de los actuales soportes científicos (en forma de paralelos, estratigrafías, método, bibliografía…) para llevar a efecto un adecuado análisis de esta arma tan singular. Ha llegado incluso a evocar toda una serie de equívocas consideraciones de índole indígeno-regionalista en forma de inexactas imágenes. Por otra parte, este más que interesante objeto que lleva más de un siglo siendo elemento de comparación para múltiples cuestiones históricoarqueológicas, tanto en nuestro país como fuera de él, no había sido motivo de estudio monográfico alguno, habiéndose acumulado con el paso de los años toda una serie de equívocos a su alrededor y que lógicamente iban en aumento, y que no servían sino de confusión. Aunque hemos realizado previamente algunas reducidas consideraciones al respecto (Fernández Ibáñez, 1999, 2004, 2006), el estudio de las dagas militares en la Península Ibérica (Fernández Ibáñez, 2008a; Kabanagh de Prado, 2008) supuso un momento propicio para llevar a efecto un minucioso análisis de cada una de sus partes, y de esta manera obtener conclusiones sólidas y científicamente actualizadas (Fernández 76 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Ibáñez, 2008b), desmitificando buena parte de lo que ya era una liosa e inconexa madeja de supuestos. Descripción del arma2 Este puñal está forjado en hierro a excepción de dos piezas que forman parte de la estructura de su empuñadura y que son de aleación de cobre (Figura 1). La hoja tiene una longitud de 172 mm con el desarrollo de los filos en la forma de una «S» suave o tendida, lo que provoca que nos muestre una estrecha cintura en la parte superior, para seguidamente adquirir la máxima anchura e 2 Con el fin de seguir de forma más precisa esta descripción, véanse en la Figura 6 la denominación de las diferentes partes de una daga. Figura 1 Daga romana procedente de la llanura de Bolmir. 77 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA ir reduciéndose paulatinamente hasta finalizar en un aguzado extremo en punta. Anverso y reverso son diferentes. La que podemos considerar como cara principal o anverso muestra los restos de una película negra de magnetita (Óxido ferroso Fe3O4), frágil y descohesionada de la base metálica —y su correspondiente película de oxidación— sobre la cual levemente reposa. Son los restos de lo que en otro tiempo fue la superficie original del arma. A partir de lo cual hoy podemos reconstruir aquellas superficies en las que esta película se ha perdido por completo (como es la cara opuesta), y de esta manera saber que mostraban cuatro aristas en cada una de ellas conformadas a partir de cinco amplias acanaladuras paralelas que abarcan ¾ de la superficie de cada cara de la hoja, confluyendo cerca del extremo inferior en una sola hasta alcanzar la punta. La cara opuesta (reverso) es lisa por la pérdida total de aquella antigua superficie acanalada; en el tercio inferior levemente se esboza una arista central. Vista en sección observamos que esta arma es mayoritariamente lenticular, y solo romboidal en la parte que corresponde al extremo punzante. La empuñadura (Fotografía 1) de 98 mm de longitud y 15 mm de grosor es en forma de una «T» invertida, y se trata de una estructura compuesta por cinco elementos ensamblados. Juntos muestran el mismo perfil y dimensiones (Fotografía 2). En el centro de este conjunto se encuentra un espigo plano de 5 mm de grosor que sube perpendicularmente desde la base de la hoja hasta el extremo opuesto a la punta donde se encuentra el pomo. Sobre las partes superior e inferior de este espigo se acoplan dos finas láminas de aleación de cobre (± 1 mm de grosor), para finalmente sobre ellas acoplarse las cachas (confeccionadas 78 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Fotografía 1 Daga de Bolmir: empuñadura. Fotografía 2 Estructura de la empuñadura. en láminas de 1 mm de grosor) que muestran una sección en «V» de 4 mm de altura. Parte de una de estas cachas (más concretamente la que se corresponde con el reverso) se encuentra perdida, lo que nos permite analizar parte de su interior. La cruceta, también denominada arriaz o guarda, es de forma rectangular (49 x 9 x 10 mm) y los cinco elementos de que consta quedan remachados cerca de sus extremos mediante sendos roblones. Este 79 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA arriaz se prolonga perpendicularmente en ángulo de 90º respecto a la caña o asidero de la daga. Dicha caña se ensancha levemente en el centro de su longitud en dos cortos apéndices triangulares formando lo que A. Kavanagh denomina genéricamente como nudo (Kavanagh de Prado, 2008: 20). Como elemento de unión de las cinco láminas metálicas en esta parte central solo es evidente de forma clara uno de los remaches. La empuñadura remata en la parte superior mediante un personalísimo pomo en forma de «U» o creciente lunar. Los extremos de este pomo son redondeados y de sección poligonal, y solo en el anverso conserva restos de una decoración perlada de semiesferas en relieve que seguramente decoraban ambas caras, y que ha perdido en su mayor parte junto con la película de magnetita que como antes vimos también reproducía los relieves de la hoja. la ermita del Valle.» (García y Bellido, 1963, págs. 200-201; 1976-78: , pág. 83)3. Pero con referencia al lugar de hallazgo han sido localizados algunos documentos de interés4. En el Museo Marítimo del Cantábrico en Santander se conserva el texto titulado Catálogo del Museo Arqueológico del Excmo. Marqués de Comillas, en el Fondo Tomás Maza Solano (Leg.16/3). Se trata de unos folios mecanografiados (que quizás puedan fecharse en torno a 1925) y que fue enviado con fecha 23 de agosto de 1941 a Gonzalo Bringas Vega (quien fuera arquitecto de la Diputación Provincial de Santander) por José Abarrategui (administrador del segundo Marqués de Comillas). Con el nº 839 del citado catálogo, podemos leer: Descripción. Tesoro de Juliobriga (Retortillo), que se compone Nº 1. Dos piedras areniscas, base y tapa, con una concavidad central, en la que se encontraron según cartas de D. José María de los Ríos de 26 de Septiembre de 1919 y de 16 de Agosto de 1919. (a) fragmentos de una vasija? de cristal. (b) tres anillos de oro con camafeo (c) un tubito id. con veneno ó esencias. (d) varios huesecillos, al parecer de mano y antebrazo. Nº 2. (a) un filete bocado de hierro. (b) tres lanzas pequeñas. (c) una id. grande. (d) un puñal con su vaina. Nº 3. (a) un candelabro retorcido. (b) una candileja con su asa. (c) cinco tornillos. (d) grapa de la piedra funeraria. Datos de procedencia del mismo. Adquiridos por el Sr. Marqués de Comillas por conducto de Don José María de los Ríos, vecino de Reinosa. Los objetos del nº 2 y 3 menos, fueron hallados en una tierra de labor próxima. Pormenores y vicisitudes de este hallazgo En cualquier publicación que hasta hoy haya hecho referencia a esta arma siempre ha figurado bajo la denominación de Puñal de Juliobriga, sin otros datos. Por lo tanto se le sigue hoy atribuyendo como descubierta en la antigua ciudad romana de Iuliobriga, lo cual no es cierto. La primera noticia que hace referencia a esta daga la encontramos en la primera guía del Museo de Prehistoria de Santander (1943, pág. 21). Años más tarde Antonio García y Bellido fue el investigador que nos transmite la existencia sobre el reverso del objeto de un pequeño papel adherido (hoy no conservado) y donde se podía leer: «Juliobriga-Retortillo». También recoge una serie de datos que le fueron proporcionados por Joaquín González Echegaray: «… cree recordar que se halló en la parte baja, donde 80 81 La ermita en cuestión -hoy inexistente- era denominada como de «Nuestra Señora de los Palacios» y fue erigida en la amplia llanura sedimentaria que de Este a Oeste se extiende a los pies de la loma donde se encuentran los restos de la ciudad romana, y cercana a esta en dirección N.W. Dicha llanura se encuentra en parte recorrida por el río Ebro y en ella -entre otrasse erigen poblaciones cercanas tales como Reinosa, Requejo o Bolmir. De la citada ermita hoy solo resta un túmulo recubierto de vegetación, junto y a la derecha en la carretera comarcal que une las localidades de Bolmir con Requejo. Se sabe que en los comienzos de la última contienda civil y hacia los años 1936-37 se encontraba muy deteriorada. La piedra que formaba su estructura sirvió posteriormente para construir una casa en el pueblo de Requejo, y su portada renacentista fechada entre los siglos XVI-XVII fue reubicada y es la actual portada de la Casa de Cultura «Sánchez Díaz» de Reinosa. En este último siglo citado la ermita poseyó gran fama en la comarca (BOHIGAS et alii, 1989: 6; CALDERÓN, 1971: 44 y 46; PÉREZ, CAMPUZANO y MARTÍNEZ, 1995: 105106; RODRÍGUEZ, 1983). 3 4 La documentación que a continuación vamos a manejar nos ha sido amablemente facilitada por nuestros colegas y amigos Ignacio Castanedo Tapia y Virgilio Fernández Acebo, quienes redactan en la actualidad una monografía historiográfica del mayor interés para la prehistoria y arqueología en Cantabria. Para ambos vaya nuevamente desde aquí nuestro más sincero agradecimiento por su valiosa y siempre desinteresada colaboración. «… y en la extensa Vega de Bolmir, donde fue hallado el tesorillo que en su museo guarda el Marqués de Comillas» (Carballo, 1941: 19). 5 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA En el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Santander existe un documento manuscrito sin fecha (Documentación Museo-IV, Capeta 45 Hallazgos en pueblos de la provincia) y en él, bajo el título de Lugares donde se hicieron excavaciones para el Marqués de Comillas, se encuentra redactada una relación a mano de cinco lugares, donde podemos leer en el último de ellos: En Retortillo, abajo al lado del Ebro = poco. Además Jesús Carballo añade en una publicación la siguiente cita: Hace ya muchos (años) que el Marqués de Comillas compró un tesorillo de oro procedente del sitio llamado Los Trigales y unas lanzas de hierro encontradas en la llanura de Bolmir (Carballo, 1949: 2). De lo que se deduce que el Marqués de Comillas compró para su colección un conjunto de objetos que —seguramente— las labores agrícolas habían dejado en superficie en un indeterminado lugar de la llanura de Bolmir (y que en los documentos manejados por nosotros se cita bajo la denominación de «Tesoro»), a los pies de la loma donde se encuentran los restos de la ciudad de Iuliobriga, en 1919 o poco tiempo antes5. Solo se especifica el lugar llamado Los Trigales, quizás un lugar cercano a la que fue ermita de Ntra. Sra. de los Palacios como apuntó J. González Echegaray a A. García y Bellido, y este último autor posteriormente publicó como ya dijimos antes. De todo esto y como primera conclusión se infiere que la daga que aquí estudiamos no fue hallada en la ciudad romana, y que apareció junto a lo que podemos considerar su vaina o funda. su vida Claudio López Bru (1853-1925) —segundo Marqués de Comillas— (Cabré Aguiló, 1925) fue asaltado, y robados todos los objetos allí expuestos. Acabada la guerra los objetos fueron recuperados y depositados en el Museo de Prehistoria de Santander, donde algunos fueron expuestos para su inauguración en el año 1941: el armamento y demás implementos metálicos procedentes del Monte Bernorio (Palencia), una punta de lanza, el puñal y una cadena de bocado de caballo, por cesión temporal de Juan Claudio Güell Churruca —Conde de Ruiseñada— (1943, pág. 21) heredero del Marqués de Comillas. Los objetos fueron devueltos al Palacio, a excepción de un par de puntas de lanza de hierro y dos fíbulas en aleación de cobre procedentes de Monte Bernorio (Palencia), y el puñal de Bolmir motivo de este trabajo6 (García Guinea y González Echegaray, 1963, pág. 69 y Fig. 46). Nada sabemos hoy de la vaina que supuestamente acompañaba al puñal en el momento de su hallazgo y que se cita en el punto 2.(a) de la documentación del Museo Marítimo, de cuyos detalles carecemos totalmente. Durante nuestra última contienda civil y más concretamente en Agosto de 1937 el Palacio de Sobrellano (Comillas) donde se encontraba expuesta la colección arqueológica que reunió a lo largo de 82 El análisis de las diferentes partes de la daga Tomaremos como base de nuestro análisis las dos partes básicas en que se divide cualquier arma blanca (Figura 6): la empuñadura o zona inferior por donde se sujeta, y la hoja o parte superior. La empuñadura La empuñadura, como ya hemos descrito, se encuentra formada por una estructura compacta de cinco elementos metálicos superpuestos de perfil similar, unidos entre sí mediante pequeños 83 En otros listados de los objetos a devolver al Conde de Ruiseñada por parte del Museo de Santander y que han sido conocidos por nuestros amigos investigadores e informadores, figuran las siguientes piezas del entorno de la ciudad de Iuliobriga: cuatro puntas de lanza (una de ellas grande), un filete de bocado y una daga con su funda, todo ello en hierro. 6 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA remaches cilíndricos. Esto último más su forma general en «T» invertida suponen algunas de las inequívocas características que singularizan las dagas del ejército romano a la largo de los siglos posteriores a la primera centuria. Mas, para enmarcar esta daga adecuadamente en el tiempo, hemos de retrotraer nuestra explicación hasta los orígenes. El puñal romano que en muchos aspectos caracterizó a su ejército, todos los datos por el momento apuntan a aque tiene su origen en la meseta Norte de Hispania en el último cuarto del siglo I a.C., y fue tomada por aquel como préstamo cultural de las poblaciones celtibéricas de aquella zona durante su conquista. Este antiguo modelo de daga presentaba dos modalidades en su empuñadura: las bidiscoidales7 —que no parecen sobrepasar demasiados años el cambio de era—, y las de pomo en forma de «D» invertida (también denominado de «semidisco» por Kavanagh) hasta finales del siglo I d.C. Durante los años en que ambas empuñaduras conviven, su estructura parece ser levemente diferente. Mientras que esta última posee cinco elementos (tres metálicos y dos de materia orgánica —madera o hueso—), la bidiscoidal cuenta con siete (cinco metálicos —hierro y bronce— y dos de materia orgánica). Hacia la mitad de la caña o asidero del arma ambos modelos poseen un ensanchamiento circular/oval antideslizante (disco o nudo central). Como esta, otra característica definitoria también de ambos modelos de daga es el mostrar hombros (o parte superior de la cruceta, también llamada guarda o aún mejor arriaz) oblicuos, hecho que se refleja no solamente en la forma de la citada cruceta sino también en la parte superior de la hoja. Disco central y oblicuidad de los arriaces son algunas de las características que a nivel formal mejor identifican a las dagas militares de finales del siglo I a.C. y toda la centuria siguiente d.C. En el siglo II d.C. y en general en lo que se refiere a las armas se producen cambios sustanciales en el ejército de Roma, cuyas motivaciones últimas en la actualidad nos son desconocidas. Estos cambios lógicamente también alcanzan a los puñales, que se convierten en un objeto residual sin que por ahora tengamos una explicación clara para tal comportamiento; quizás sea un efecto con motivaciones culturales, simbólicas, tácticas... De hecho en esta centuria el número de dagas descubiertas decrece de forma ostensible con respecto a la inmediatamente anterior, dando la firme impresión de desaparecer mayoritariamente como arma reglamentaria. Aunque también con incuestionables cambios en ciertas partes, hay una evidente continuidad; evidentes y apreciables diferencias de este siglo con respecto al anterior. Este panorama muestra que la problemática es compleja y hoy existen grandes lagunas en el conocimiento, agravándose esta situación por el hecho de que los objetos conocidos se encuentran mayoritariamente descontextualizados, ya que se tratar de hallazgos Figura 6 Denominación de las diferentes partes que conforman una daga antigua y su vaina (sg. Kavanahg). Tradicionalmente denominada como «biglobular», pero que E. Kabanagh ha matizado con este término mucho más adecuado (Kavanagh de Prado, 2008: 6) ya que sintetiza el aspecto formalmente más destacado del cual deriva su denominación tipológica. Ya que la empuñadura no está compuesta por glóbulos, sino por sendos discos. 7 84 85 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Figura 2 Daga de Buciumi (Rumanía) (sg. Chirila et alii). de fortuna o bien antiguos. Este hecho nada baladí arroja un horizonte por el momento difícil de ordenar, y dar por lo tanto sentido y explicación a múltiples interrogantes. En las dagas del siglo II d.C. las empuñaduras se fabricaban sin las partes orgánicas interiores que vimos en las dos centurias anteriores antes y después de J.C. En la Península Ibérica además hace su aparición por primera vez el espigo cilíndrico (aunque de forma circunstancial, ya que mayoritariamente siguen siendo planos), lo que en todo el Norte de Europa ya se empleaba desde el reinado del emperador Nerón (54-68 d.C.). Las cachas de estas empuñaduras eran fabricadas en hierro; aunque también circunstancialmente en aleación de cobre como muestra el hallazgo de Torre Palma (Portugal) (Fernández Ibáñez, 2008: 103). Los hombros o línea superior de los arriaces (a diferencia de lo que aseguramos para el siglo anterior que eran oblicuos), ahora son rectos y forman ángulo recto con la caña. Las protuberancias centrales antiguamente con forma circular/ oval ahora se reducen ostensiblemente a pequeños apéndices triangulares. Ahondando aún más en los cambios los pomos también cambian de manera muy significativa ya que desaparece la forma semidiscoidal en «D», confeccionándose en estos momentos dos nuevos tipos diferentes; y a su vez con dos variantes. La daga de Buciumi —Rumanía— (Chirila et alii, 1972, pág. 62, lám. LVII) (Figura 2) fechada en este segundo siglo es el primero de los tipos y muestra un pomo redondeado con 86 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Figura 3 Dagas del siglo II d.C.: Bar Hill -Inglaterra- (1), Tuchyna -Slovakia- (2 y 3) (sg. Bishop y Coulston). una concavidad en la parte superior, de tal manera que se consiguió una estructura en lo que hemos dado en denominar como «pomo bilobulado o de mariposa» (Fernández Ibáñez, 2007, pág. 417; 2008a, pág. 116). El segundo tipo agrupa a otros puñales que muestran el pomo con la forma de una particular «U» cuyos extremos superiores están apuntados como muestra el hallazgo inglés de Bar Hill (Figura 3,1) fechado a mediados del siglo II d.C. (Roberson, Scott y Keppie, 1975, pág. 99 nota 15, Fig. 32-15). 87 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Fiotografía 4 Dagas procedentes de Künzing (sg. Herrman). Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA es posible establecer dos tipos básicos con alguna variante. El primero es el de extremos apuntados y concavidad de profundidad media, siendo claramente una continuidad respecto a los que ya vimos en pasado siglo II. Pero las dagas de Künzing presentan pequeñas variaciones con respecto al de Bar Hill ya visto (Figura 3,1), como es un redondeamiento general de este extremo(Fotografía 4,3). Otras variantes de estas empuñaduras muestran un pomo de forma hexagonal (Fotografía 4,2), o bien este como tal ha desaparecido, quedando tan solo una muesca en el extremo que ahora es redondeado (Fotografía 4,1). Preludiando, lo que a partir de entonces y hasta el día de hoy serán estas formas de empuñar las armas blancas. Los hombros de las guardas o arriaces son oblicuos durante el siglo I a.C., siendo rectos en las centurias siguientes. Las características de las dagas de la centuria siguiente (siglo iii d.C.) las conocemos con relativa seguridad a partir de los hallazgos efectuados en las excavaciones del antiguo taller ( fabricae) del fuerte Künzing (Austria) (Fotografía 4), compuesto por 59 dagas y 29 fundas (Herrmann, 1969; 1972); son los únicos hallazgos que con un gran número de objetos mejor conocemos para este siglo, con fecha segura y procedentes además de contexto militar. En líneas generales vemos que la empuñadura sigue siendo una continuidad de la ya vista en el siglo anterior pero con ciertas variantes. También se fabricaban en hierro y nuevamente sin los elementos orgánicos de madera o hueso de la empuñadura como los del siglo I. El engrosamiento (nudo) central de la caña de nuevo se reduce a unos pequeños apéndices de forma triangular. El pomo sigue siendo un elemento que define bien estos modelos tardíos de puñales, y por ellos nos 88 La hoja Las hojas de las dagas del ejército romano de los siglos I-II d.C. halladas hasta hoy en la Península Ibérica, muestran como una de sus principales características el presentar hojas con un nervio central (Fernández Ibáñez, 2008a, págs. 111-115 y 117), y en este sentido la daga de Bolmir es la única que muestra varios de estos nervios al haber sido surcadas sus caras por acanaladuras paralelas. Las hojas suelen ser en general anchas; estrechas solo de forma excepcional en los hallazgos de Corporales (León) y Monte Castrelo (Asturias) (Fernández Ibáñez, 2008, págs. 92 y 94-95). Los espigos que sustentan la empuñadura y que nacen desde la hoja (en el centro mismo del extremo opuesto a la punta), son láminas en la mayor parte de los hallazgos. Los pedicelos estrechos están solo representados por los ejemplares de los yacimientos de Rosinos de Vidriales (Zamora) y Ateabalsa (Na89 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Figura 4 Daga de Sotopalacios (Burgos). varra) ambos del siglo ii d.C. (Fernández Ibáñez, 2008, pág 102-103); no se conoce por el momento en la Península Ibérica la forma cilíndrica como a veces aparece en el Norte de Europa. Para el resto del Imperio en estos momentos tardíos para las dagas (siglos ii-iii d.C.) vemos algo semejante a lo que ocurre en Hispania, tan solo con algunas diferencias según nos muestran los puñales de Künzing (Austria), Copthall Court (Inglaterra), Tuchyna (Scolvakia), Carnuntum (Hungría), Nida-Heddernhem o Eining (Alemania) (Figura 3 y Fotografía 4). Las hojas son anchas con arista central de refuerzo y los espigos son tanto de sección cuadrada como laminar. Las delineaciones de los filos son rectas y/o sinuosas mostrando cinturas estrechas y altas, destacando aguzadas puntas. Algunas hojas de Künzing muestran decoraciones grabadas con motivos en espiga. El problema de la fecha En primer lugar creemos que ha quedado definitivamente confirmado que esta daga no se trata de un arma blanca de la II Edad del Hierro, sino de época romana con un claro carácter militar. Nos encontramos ante lo que hasta la actualidad podemos considerar como un ejemplar único entre los pocos conocidos en el territorio que abarcó el antiguo Imperio romano. En términos temporales podría decirse que esta arma fue fabricada/utilizada entre los siglos ii y iii d.C. Es más, según hemos comprobado por las características que presentan todas las empuñaduras hasta ahora analizadas, con respecto al hallazgo de Cantabria podríamos pensar que este es una variante hispánica, a partir de los tres únicos hallazgos conocidos de este 90 exclusivo tipo y que tan solo han aparecido en nuestro país: Sotopalacios (Figura 4) (Monteverde, 1975), una empuñadura vista hace ya muchos años (y que podemos dar por desaparecida) en un mercado de antigüedades de Madrid (Figura 5) (Cabré Herreros y Morán Cabré, 1991) y esta de Bolmir. También y a partir de los datos obtenidos entre el escaso número de dagas militares conocidas en todo el orbe que constituía el Imperio Romano y clasificadas como de los siglos ii y iii d.C., podemos obtener otras interesantes precisiones. A una más que evidente reducción numérica de hallazgos respecto al siglo primero y que quizás podamos interpretar como un masivo abandono en la utilización de esta arma, se une la carencia de unidad formal 91 Figura 5 Empuñadura de procedencia desconocida del mercado de antigüedades de Madrid (sg. Cabré Herreros y Morán Cabré). Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA entre todas ellas, presentando variantes tanto en la hoja como sobre todo en la empuñadura. Así, la parte metálica de dicha empuñadura aumenta durante estos dos siglos de tres a cinco elementos (desapareciendo por lo tanto las partes orgánicas en madera o hueso), tal y como se fabricaban las de antaño, a finales del siglo I a.C. Es como si de alguna manera se volviese a fabricar la ya antigua estructura. En cuanto a decoraciones tan solo la desaparecida daga vista hace ya años en Madrid es la única que la mostraba en base a un dibujo geométrico, posiblemente nielado en plata. También la daga de Burgos, que quizás podría ser fechada en el siglo III d.C. no solamente según su parecido en cuanto a forma con algunas de las aparecidas en Künzing (Fotografía 4), sino porque asimismo muestran su hoja decorada mediante un espigado similar. orientando la investigación por derroteros hasta ahora desconocidos, zanjando de forma definitiva que no se trata en modo alguno de un arma prerromana relacionable con las antiguas poblaciones cántabras. Finalmente y con respecto a la hoja del puñal de Bolmir no nos queda sino confirmar lo que la empuñadura ya nos dijo, y es la vuelta a los viejos modelos del siglo primero d.C. Entre las hojas fechadas en el siglo segundo ninguna lleva ni las nerviaciones que le son tan características ni otro tipo de relieve, a no ser el ya clásico refuerzo longitudinal que las recorre en su parte central a todo lo largo de ambas caras. Pero sin embargo la hoja de Sotopalacios sí las presenta (Figura 4): ¿vendrá a decir esto que puede ser también una característica más de los puñales del siglo iii d.C.? Por lo que la cuestión cronológica del arma procedente de Bolmir y que aquí hemos tratado sigue sin poder ser resuelta de forma categórica. Por el momento no podemos asegurar otra cosa que no sea su datación entre los siglos ii y iii d.C. No obstante hemos podido comenzar a aclarar muchos otros, 92 ¿Qué otro tipo de información nos proporciona el hallazgo de Bolmir? Un muy interesante aspecto es el que deriva de los datos aportados en el tercer apartado de este trabajo Pormenores y vicisitudes de este hallazgo, a raíz de la documentación manejada con respecto a los pormenores del descubrimiento de la daga en cuestión. Como vimos, en el documento titulado Catálogo del Museo Arqueológico del Excmo. Marqués de Comillas se relacionan los hallazgos efectuados en la llanura de Bolmir, al pie de la ciudad de Iuliobriga, y es en este documento donde leemos claramente el descubrimiento de una piedra horadada de forma cóncava con su correspondiente tapa, e incluso una grapa (supuestamente metálica). Estos objetos quizás nos estén poniendo tras la importante pista de la existencia en la citada llanura —como no podría ser de otra manera— de la necrópolis o una de las necrópolis de la antigua ciudad romana, de lo que hasta hoy no existe testimonio material alguno. Como también es importante el hecho de que hasta la fecha no se haya encontrado ni rastro del imprescindible cementerio que le es característico a todo núcleo urbano a lo largo de la historia. Los objetos que fueron hallados (restos de vidrio quizás de una urna olla usuaria —para huesos— y/u olla cineres —para cenizas—, —Martín de la Torre, 1991—, huesos y demás hallazgos) tal vez responderían al ajuar depositado en una urna fu93 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA neraria de incineración de mayores dimensiones en piedra, que fue tan usual en emplazamientos cementeriales del Alto Imperio (Diebner, 1987) de los siglos I – II d.C. Como ejemplo más cercano de este tipo de ritos lo encontramos algunos kilómetros más al Sur en la necrópolis de Eras del Bosque de Palencia capital (Amo, 1992; Fernández Ibáñez, 2008: 97-98) Quizás la daga mismamente formase parte del ajuar de alguna tumba, como varios puñales quizás también lo fueron en la misma necrópolis palentina (Fernández Ibáñez, 2004: 209; 2006a: 283 y 285-286). Este no sería el único ejemplo, ya que podemos citar otros muchos a lo largo de la extensa geografía que abarcó el antiguo Imperio Romano, y que solo actualmente se están comenzando a valorar. Serían modelos de lo que decimos las necrópolis de Ateabalsa (Navarra) o Sta. Lucía (Taranto, Italia) Por lo tanto no sería nada extraño encontrarnos ante la necrópolis (o una de ellas) de Iuliobriga por cuyo interés (ya que nos encontraríamos ante el primer ejemplo en Cantabria) y confirmación debieran de llevarse a cabo prospecciones al respecto, aunque vislumbramos que actualmente no es tarea fácil. Y ello debido a que el valle de Reinosa hoy se encuentra modificado en grandes extensiones producto del aprovechamiento que a lo largo de los años los habitantes del entorno han hecho de esta área geográfica, siendo el pantano del Ebro la obra más emblemática, aunque no la única. Las continuas labores agrícolas desde época inmemorial (posiblemente ya desde momentos romanos) y de pradería en los últimos decenios, han convertido los alrededores de Bolmir en una llanura haciendo desaparecer los accidentes topográficos que suponían un estorbo al aprovechamiento del suelo. Por lo tanto muy posiblemente han sido borrados de su geografía los siempre imprescindibles relieves en la localización de asentamientos de la antigüedad. Reflejo superficial que suele resultar muchas veces inequívoco en la identificación de algún tipo de ruina que se encuentra soterrada. En este caso ha sido la documentación escrita la que quizás nos ha puesto en evidencia nuevas ruinas muy cerca de la ciudad de Iulióbriga, y con ella relacionadas en algún momento, más allá de lo que es la colina de su asentamiento. Por pura lógica también nos es posible atisbar (de una manera que por ahora metodológicamente no es prudente evaluar de forma categórica) la presencia de militares, ya que son ellos los únicos que en estos siglos aún llevaban en su equipamiento este tipo de armas que durante siglos les fueron tan características; aunque en estos siglos centrales del Imperio ya se encuentren a punto de desaparecer de su indumentaria. Si en verdad la daga proviniese de un área cementerial, podríamos pensar quizás que se tratarse de un veterano que se llevó a la tumba aquello que quizás conservó durante décadas como valioso recuerdo. Lo que fuera uno de los símbolos más emblemáticos que caracterizó su noble y peligrosa profesión durante ¼ de siglo, y además sobreviviendo. A partir de la cual hizo realidad el mayor de los anhelos para todo peregrini o indígena de la época, como fue llegar a alcanzar el estatus de ciudadano romano tanto para él como para sus descendientes. 94 95 Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Carmelo Fernández Ibáñez UN PUÑAL MILITAR DE ÉPOCA ROMANA HALLADO JUNTO A LA CIUDAD DE IULIOBRIGA Bibliografía Atlántico en Época Romana (C.Fernández Ochoa y P.García eds.), B.A.R. Int. Series 1371, Oxford, 203-228. Amo, M. del (1992): «Una tumba», Boletín del Seminario Arte y Arqueología LVIII, Valladolid, 169-207. Fernández Ibáñez, C. (2006): «Post Vestigium Exercitus. Militaria romana en la región septentrional de la Península Ibérica durante la época Altoimperial», Actas del IIº Congreso de Arqueología Militar Romana en Hispania (A.Morillo ed.), León, 257-308. 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Remo (rastrillo), 2009 Madera de cedeceira y hierro 291 x 40 x 8,5 cm 3. Remo (cazo), 2009 Madera de cedeceira 284 x 9,5 x 4 cm 4. Remo (percha), 2009 Madera de cedeceira y metal 247 x15,5 x 15cm EL ARTISTA Y SU OBRA José Luis Vicario Campanas (cervicales), 2009 Madera de olmo, roble y haya 220 x 24 cm de diámetro Una sola verja o el esmeril estéril «No = si, por los cojones.» «Fíate de la virgen y no corras, ya verás que ostias te llevas.» «Cuidaos ajenos, de los cojones cuelgan.» Este grupo de obras fueron exhibidas en el Museo de Bellas Artes de Santander con el título El soporte foramontano. La muestra constaba de varias series de piezas realizadas entre 2007 y 2009. Tanto los materiales empleados en cada una de las series, como las proporciones, las referencias y las intenciones se adecuan a unas necesidades específicas y diferenciadas. De tal modo, aparecen resoluciones en piedra, plata, madera, tela, espejo y distintos objetos de uso cotidiano. Todas las esculturas dispo- nen de una pretendida intención rural y utilitaria. Ante tanta y frecuente «virtuosidad» virtual estas piezas intentan basarse en una presencia atávica y una perspicacia furtiva. Todo el conjunto de la exposición elaboraba un desarrollo multidisciplinar en torno al paradigma del soporte en la escultura. En consecuencia, he tratado la idea del soporte como un problema y una circunstancia tridimensional, incorporando a su resolución plástica los efectos, los aciertos y so100 101 EL ARTISTA Y SU OBRA José Luis Vicario EL ARTISTA Y SU OBRA José Luis Vicario Soporte de plata II, 2009 Plata y piedra 12 x 17 x 41 cm dos por la intencionada contención del formato y el recuerdo de los aperos estrictos que se vinculan al esfuerzo propio de faenas agrícolas, pesqueras y ganaderas, frente al devenir del museo de arte. Desde hace tiempo el proyecto escultórico que desarrollo se compromete con la expresión de inquietudes y certezas a través de la concreción expresiva, oportuna en cada caso. Especialmente con aspectos de resolución formal, como es el tamaño, y los mecanismos plásticos que la obra dispone para abarcar el espacio. No atiendo al estilo o a señas de identidad, puesto que en cada caso, las necesidades de la obra requieren unas soluciones concretas. Para ello, básicamente me remito a conceptos de forma y escala, selección del material y de su acabado, instalación expositiva e intervención lumínica. De este modo introduzco en las bre todo la esencia propia del uso del objeto. De este modo, además de los componentes intrínsecos del arte, las esculturas intentan atribuir a esto también su empleo, o mejor dicho, un uso específico bien sea este práctico, hipotético o referencial. Procuro aunar el arraigo y la riqueza del registro rural al desarrollo de la evolución propia del arte contemporáneo. Me valgo para ello del capricho propio de ese juego retórico que ambos mundos posibilitan para la mutación y la síntesis en el fruto de los resultados concretos. Así pues, el trabajo deriva con destellos camperos condiciona102 103 Equipaje Delgado, 2007 Mármol rojo 60 x 45 x 33 cm Equipaje Grueso, 2007 Mármol rojo 60 x 45 x 33 cm Equipaje Bond, 2007 Mármol rojo 60 x 45 x 33 cm EL ARTISTA Y SU OBRA José Luis Vicario Instalación de Pasión I, II, III y IV, 2006 Mármol de olivilla EL ARTISTA Y SU OBRA José Luis Vicario Secreto (mortero), 2008 Mármol macael, 2/20 25 x 25 x 18 cm obras visos tan de cantante pop como son: el amor, la espera, la certeza del acierto, la responsabilidad de abarcar y expandirse, el impacto de aspectos políticos y sociales en el desarrollo individual, la cotidianeidad de la felicidad, la búsqueda de lo que nunca regresa, la ambición del sediento, el vuelo de una pluma o de una bolsa de plástico, el aguante de unos huesos de aire, el desdén de los náufragos por la noche, las lecciones infantiles de Bartok, la búsqueda del perfume de quien pasó a mi lado, la escucha de una biografía triste, el nerviosismo previo del viajero, la conversación de quien lleva anillos, la alusión al buenos días de la tristeza, la micro vida fósil en Marte, el talento de los otros, la belleza que acostumbra, la casa de la vida de unos cuantos, el linóleo de la casa de la cascada, otro viaje a Nueva York, mi amiga la estéril y su amigo 104 Palée, 2009 Madera, espejo, plomo e imperdibles. 81 x 61 x 19 cm 105 Cesto de mimbre (adulto), 2009 Mimbre 201 x 74 x 40 cm EL ARTISTA Y SU OBRA José Luis Vicario EL ARTISTA Y SU OBRA José Luis Vicario que vive en una eterna yema de huevo, las obras de mi taller, unos candelabros de plata catalanes, un mantel lleno de huellas de pájaros, la botella llena de agua con una escalera y terrones de azúcar dentro, Proust, el frío, los diamantes, Dean & Deluca, la tela de ruán iluminada por velas de tiniebla, Michiko cantando a Scelsi, las dedicatorias de mi próximo catálogo, las descripciones del Cairo por P. Loti, mis próximos cuadros, una rodilla que ya no duele, el tabaco, mis clases de portugués, la ilusión de un encargo querido, componer la luz, la confianza de un desconocido, una ducha, el olor a fritanga fresca, los erizos de mar, las fuentes sonoras japonesas, el proyecto ilusionado de un amigo, Paris en octubre, una casa en invierno, una pasta pasada, una postal, un capricho caro, un capricho barato, un capricho, siempre toda Italia, el viento, una humilde bandolera, el niño con seis dedos a quien sus padres mutilaron por amor, el libro que estoy escribiendo, la Sicilia, la Ibiza y la Mallorca de este verano, una camisa, el fuego lejano, la sopa de tomate con ron, unos guantes, el color de las paredes del Kabanah, el brindis sin vasos, las entrevistas aburridas, el maltrato a los maltratadores de sí mismos, las cintas que se acoplan, el mantra de un tartamudo, la lucha armada por separado, el botón al infierno de Dante, un baluarte transparente como una medusa, el coleccionista de fracasos y victorias, la cantautora aristócrata, el sombrero de todos y la mochila de sal, un mapa a escala 2:1, la caligrafía de la lluvia, el acero y la caliza, millones de kilómetros en línea recta, la estufa del revés, un nudo gordiano, una mermelada zen, los latidos del que no haya... Durante el transcurso de este periodo de estudio todos estos aspectos y muchos otros han representado un motivo continuo de revisión, y lo seguirán siendo con posterioridad, creo. Fotografías: Jorge Fernandez Bolado Agradecimientos: Museo de Bellas Artes de Santander Galería Del Sol St. 106 107 LA BARCENILLA ESPACIOS INTANGIBLES ESPACIOS INTANGIBLES lA BARCENILLA La Barcenilla y Vista Alegre hacia 1920. Imprenta de Arselí Irún. ESPACIOS INTANGIBLES lA BARCENILLA La Barcenilla Bárcena, barcenilla, es un topónimo muy característico de Cantabria referido a los lugares llanos próximos a un río, generalmente en un meandro de suaves riberas apropiadas para cultivos, que sufre periódicamente inundaciones. Es posible que la palabra provenga de la voz prerromana bargina, derivada de barga, campo inundado. El emplazamiento reinosano de La Barcenilla responde en parte a ese modelo, pero reúne otras características que lo hacen diferente. Adosado a un empinado promontorio de roca caliza que estrecha notablemente la bárcena, formada, a su vez, en el espacio de confluencia entre el Híjar y el Ebro. El diminutivo barcenilla es, por tanto obligado dadas las características físicas del lugar. La ocupación humana transformó y, en cierta forma, redujo ese espacio. Una senda paralela a la margen izquierda del río y una línea férrea delimi110 tan el pequeño triángulo urbanizado. Este último ha sido, indudablemente, el factor determinante en la configuración del barrio. El desarrollo urbano de los núcleos afectados por el ferrocarril tuvo siempre en las vías del tren una frontera física y sociológica. Lo que estaba al otro lado, es decir, los espacios urbanos o periurbanos a los que se accedía cruzándolas, quedaban en cierta medida marginados. Solo el empuje urbanizador de la segunda mitad del siglo XX propició, en muchos casos, la ocupación residencial (no tanto la industrial) de estos lugares. La Barcenilla puede considerarse, en su evolución, un ejemplo de adaptación a los cambios promovidos por el desarrollo industrial en áreas de la periferia urbana. Espacios geográficos imprecisos, zonas de contacto con los núcleos rurales inmediatos, en ocasiones poco favorables, por su tamaño y condiciones, para albergar las grandes instalaciones industriales o residenciales, pero por esa misma 111 La Barcenilla y Vista Alegre en 2011. Cuadernos de Campoo. ESPACIOS INTANGIBLES lA BARCENILLA ESPACIOS INTANGIBLES lA BARCENILLA razón, más asequibles, dado el menor valor del suelo. Su condición de lugares mestizos se refleja en la interesante mezcla de usos dentro de un espacio muy reducido: agrario, manifestado en las huertas; preindustrial, denotado por el calero o el molino harinero; industrial, visible en los pequeños talleres o fábricas; residencial, con viviendas bloque típicamente urbanas y construcciones aisladas de tipo rural. A todo esto hemos de sumarle el hecho de que el lugar es, también, zona de comunicaciones claramente marcada por la presencia del paso a nivel que da acceso al barrio, pero también al camino que comunica con el vecino núcleo rural de Requejo. Este hecho motivó que durante mucho tiempo fuera frecuentado por paseantes que le añadieron un uso recreativo, como espacio de ocio. La misma imposibilidad física de ampliar la ocupación del suelo, y el crecimiento de la ciudad en otras direcciones fueron dejando a La Barcenilla en su estado actual. La dotación de suelo industrial en polígonos específicos trasladó los pequeños talleres e industrias a ellos, manteniéndose en la actualidad un uso exclusivamente residencial, sin que haya habido una ampliación del mismo en las últimas décadas. En cierta manera, el barrio sigue presentando su carácter semiurbano e intenta rescatar la función de espacio de ocio, perdida también por la irrupción de otras sendas mejor adaptadas que atraen a los paseantes. El proyecto de recuperar esta bárcena, dentro del plan más ambicioso que pretende construir un camino a lo largo del río hasta Fontibre, ha tenido, por ahora, una repercusión menor, plasmada en la construcción de una pasarela y la adaptación de una zona de paseo sobre el llano de inundación del Híjar. El descuido y la proliferación de basura en el entorno, no ayudan precisamente, a que mejore el atractivo del lugar. 112 Recuerdos de la Barcenilla Existían dos Reinosas. La calle del Generalísimo Franco, desde el Cañón a la fuente de la Aurora, y la avenida José Antonio que llegaba hasta el parque de Cupido (calle Mayor y avenida del Puente de Carlos III, en la actualidad), que formaban la ciudad, donde estaba el comercio y cuyas aceras recorrían los vecinos para hacer las compras a diario, y los días festivos, despacio, paseando en parejas los adultos, y en pandillas ruidosas y numerosas los más jóvenes; pero había otra Reinosa formada por los barrios, más rural, más antigua, en la que los niños jugaban en las calles aún sin asfaltar, poblada de risas y voces en los veranos interminables de nuestra infancia sin miedo, en la que las mujeres se sentaban al sol al lado de su portal o vivían permanentemente acodadas en las ventanas de las galerías o en los balcones, controlando desde lejos, 113 Vecinos de La Barcenilla. Principios de los años 60 del siglo xx. Archivo fotográfico de la familia Ortega. ESPACIOS INTANGIBLES lA BARCENILLA ESPACIOS INTANGIBLES lA BARCENILLA sin entrometerse, los juegos de los niños del barrio, en esa Reinosa floreciente de los años 70. La Barcenilla era un pequeño barrio alejado del centro, surcado por dos grandes cicatrices, el Ebro y la vía de tren. Era la frontera, aquí acababa la ciudad. El barrio estaba formado por varias casas, huertos, algún pequeño taller y la fábrica de anchoas en lo alto del cerro del paseo de Vista Alegre. Las huertas estaban entre dos ríos, en la confluencia del Híjar y el Ebro, como si fuera, y eso se aprende mucho más tarde, la ciudad de Koblenza y la unión del Rin y el Mosela bajo la atenta mirada de la estatua ecuestre del Káiser Guillermo y donde allí hay parques, aquí surgían las matas de judías o cebollas que se concentraban en el triángulo inundado periódicamente por los dos ríos. En nuestro barrio no había estatuas, ni siquiera había aceras, pero disfrutábamos de una vida tranquila y feliz, interrumpida, solo, por los trenes conocidos como chispas o por los mercancías. Los elementos más atractivos para los niños eran, sin duda alguna, la garita verde del guardagujas y el cierre para los peatones, una puerta tornadiza, que se convertía en nuestros juegos infantiles en un improvisado tiovivo que daba vueltas y más vueltas. Los veranos eran el territorio de nuestra infancia, las huertas presentaban vivos colores y constituían nuestro diminuto reino donde destacaba el pequeño huerto del señor Varona, ordenado y armónico como si fuera el expositor de un supermercado. En aquel feudo de hortalizas, y arrullados por los ladridos de los perros, jugábamos sin descanso. En el invierno había otros alicientes, sobre todo en la zona del Calero y la cuesta que conducía a la fábrica de conservas Hoyo, aquella pendiente era una improvisada pista de esquí en la que cada uno usaba lo que estaba a su alcance para deslizarse, trineos, bolsas de plástico o algún recipiente de madera, mientras la nieve cubría las huertas y los ríos mordían las orillas blancas y muertas. El túnel del tren, con su gran boca negra y profunda, el más largo de Cantabria, destacaba sobre el blanco de la piedra de las vías y la línea horizontal de la traviesas. El túnel era el reto de nuestra imaginación de niños callejeros, la puerta a todas las fantasías, y penetrar en su negrura amenazante nos permitía el ascenso a la categoría de héroes. Atravesarlo cumplía, entre nosotros, una suerte de rito de paso, el más atrevido ¿hasta dónde llegaría?, ¿vería los enormes murciélagos?, o ¿le asustaría la luz a lo lejos de algún tranvía de horario incontrolado? Ese era el mayor desafío y solo los valientes intentaban penetrar en aquellas tinieblas cargadas de misterio. 114 La Barcenilla era el límite sureste de Reinosa, y el camino, a través del paseo de Vista Alegre, hacia Requejo. Todos los años por San Pedro, los reinosanos enfilaban esa senda para llegar a la romería del pueblo vecino. Vista Alegre era refugio de enamorados, de pandillas de adolescentes y de pescadores con grandes botas verdes de goma que aguardaban pacientes a las truchas que se deslizaban corriente abajo. Este paseo con grandes árboles y un asiento de piedra, construido en un terraplén muy cerca del lugar donde se unen nuestros dos ríos, era desde los años veinte, un lugar habitual para disfrutar de las tardes de verano, siempre muy concurrido, pero después de la guerra y como consecuencia de un plan de saneamiento, se instaló a la entrada del paseo el desagüe de las aguas fecales de la ciudad y los malos olores expulsaron a quienes lo frecuentaban. En el último tercio del siglo XX, solo algunas familias y ancianos de las 115 ESPACIOS INTANGIBLES lA BARCENILLA casa próximas se sentaban por las tardes a disfrutar del buen tiempo y, ya al anochecer, algunas parejas aprovechaban la oscuridad y tranquilidad del lugar para saltarse los preceptos morales impuestos por una sociedad que comenzaba a liberarse poco a poco. A lo largo de los años 70, grupos de muchachos y muchachas se juntaban en aquella zona para fumar sus primeros cigarrillos y divertirse con bromas y juegos, porque, como sucede incluso en la actualidad, apenas tenían lugares donde estar juntos y sin la vigilancia de padres o adultos. En La Barcenilla existía una enorme casa de piedra, la antigua fábrica de muebles de los Toledo, de la que hoy solo queda el solar, y escasos restos aislados de un viejo molino harinero. En ese solar, como en el poema de León Felipe, dejamos nuestra infancia. Frente a este paraje idílico, espacio de nuestros juegos, y observados por la lejana pero presente, mirada paterna, los niños jugábamos en las peñas del Calero y bajo los chopos ribereños de Vista Alegre, en el paso a nivel y corriendo de huerta en huerta, libres y felices. Daniel Guerra de Viana 116