Diagonal // Del 28 de abril al 11 de mayo de 2005 6 // GLOBAL Sylvain Cherkaoui 60 AÑOS DESPUES. Las alambradas del campo de exterminio de Auschwitz en los días en que se conmemora el 60º aniversario de la liberación de los prisioneros. MEMORIA // LA EXTREMA DERECHA SE REVUELVE A LOS 60 AÑOS DEL FIN DE LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZIS El presente del pasado: Alemania recuerda El 8 de mayo se celebra el 60º aniversario de la liberación de las víctimas de los campos de concentración nazis. Dos días después se inaugurará, en el corazón del nuevo centro del Berlín unificado, el Juana Vera Berlín ¿Está usted orgullosa de ser alemana?, le pregunta un periodista a una joven okupa, que vive en lo que un día fuera una fábrica de hornos crematorios de la empresa alemana Topf & Söhne. “¿Qué es ser alemana?. Tener un carnet de identidad alemán, un pasaporte alemán, una tarjeta de la Seguridad Social. Tener derecho a una ayuda social en caso de necesidad. No, no estoy orgullosa de ser alemana si todo eso que puedo tener me diferencia de esa persona que está en frente de mí y no tiene techo, ni ningún derecho”, responde la joven que, junto con otros okupas, está luchando para evitar que los 40.000 metros cuadrados sobre los que se alza este edificio sean vendidos. El testimonio de esta joven alemana forma parte de una exposición que ocupa la galería del Instituto para las Relaciones Extranjeras de Berlín. Esta es la forma de recordar que han hallado los directivos de esta galería, porque en estos días toda Alemania se dedica a recordar. Tiene que recordar que murieron seis millones de judíos, que millones de rusos perecieron, que miles de mujeres y de hombres trabajaron como esclavos para empresas como Hugo Boss o Siemens, que la noche del 13 de febrero de 1945 perecieron 35.000 personas en Dresde bajo las bombas de los aliados. Y a punto de cumplir 60 años de este especial psicoanálisis, he aquí algunos resultados. “Alemania asume un papel de víctima”, comenta Esther Bejarano, superviviente del campo de concentración de Auschwitz y coautora, junto con la periodista Birgit Gärt- monumento a los judíos europeos que perecieron a causa del Holocausto. Sin embargo, tanto en la comunidad judía como en la alemana se escuchan voces en contra de la existencia de este monumen- ner, del libro de reciente publicación Sin embargo vivimos. Reunificación de la identidad Actualmente Alemania se debate sobre su identidad. Se remueve en el diván del psicoanalista. Desde hace 15 años es un país reunificado. Antes existían la Alemania del Este y la Alemania del Oeste. Pero un día, la Alemania del Oeste se comió a la del Este. “La compró”, dicen algunos. “La Alemania del Oeste extendió el sistema capitalista de mercado de forma brutal. Antes de la caída del muro, la gente de la República Democrática Alemana (RDA) no tenía mucho dinero, pero sí dignidad. Su gente disponía de un techo, por el que pagaba alrededor de 20 euros, unos 40 marcos, y de un sueldo. Accedía a actividades culturales y sus hijos iban a una buena escuela y a buenas guarderías. Pero un día todo desapareció y la vida de estas personas cambió por completo. Muchos perdieron sus puestos de trabajo y se encontraron en el paro. Pero esto no fue todo. Alguien les dijo que toda su vida había sido un Tras el asesinato de Theo Van Gogh en Holanda comenzó a hablarse en Alemania del fin de la ‘sociedad multicultural’ error, que la vida de sus padres también había sido un error y se creó ante ellos un inmenso vacío”, comentó, durante una lectura en la Casa Bertol Brecht de Berlín, la periodista Kerstin Decker. El monumento de la polémica El próximo día 10 de mayo se inaugura el monumento a las víctimas del Holocausto en pleno centro de Berlín. Entre la Potsdamer Platz y la Puerta de Brandemburgo, y en frente del Tiergarten o Jardín de las Fieras. Hace 60 años, a pocos metros, se hallaba el búnker de Hitler, destruido en la guerra. “No estoy a favor de este monumento. Sería mejor que se invirtiera en los campos de concentración, hoy museos y bibliotecas. Este monumento es una provocación. Una causa para calentar los ánimos de los radicales, que por desgracia, son permitidos. Por otro lado, ya que existe, me pregunto por qué sólo es para los judíos y no para todas las víctimas”, comenta Esther Bejarano. Demasiado tarde para cambiar las circunstancias. Toda Alemania se vuelca en celebraciones, conferencias, lecturas, exposiciones sobre los distintos aspectos de la Segunda Guerra Mundial. Lo más novedoso, el reciente revisionismo de la figura de Hitler, el papel de víctima del pueblo alemán y, de modo paralelo, el aumento del número de simpatizantes con los partidos fascistas, prohibidos por la Constitución germana. to. Mientras todas las instituciones piden perdón por el pasado, la extrema derecha insiste en sus viejas tesis, en un contexto de alto desempleo y conflictividad social. “En muchos casos este vacío fue llenado por las ideas de los grupos de extrema derecha, quienes consideran Alemania del Este una zona liberada. Ellos no les dijeron como solucionar sus problemas. Pero buscaron un culpable: el extranjero”, interviene la periodista Birgit Gärtner. “El fascismo ha existido siempre. Ya estaba ahí antes del año 1933 y siguió ahí tras 1945. Los grupos radicales tanto de derecha como de izquierda, que existen en Alemania y en Europa, no se basan en ideologías novedosas. Lo que sí es algo nuevo es la globalización neoliberal que está provocando una inclinación mundial hacia la derecha. Por ejemplo, los eslóganes de Partido Nacionalista Alemán, NPD, de hace veinte años, son los que usa hoy el Partido Socialista Alemán. Esto es una realidad, “como lo es el hecho de que la política contra el extranjero la está iniciando un partido de izquierdas. Por todo ello, pienso que en 10 años, los partidos nacionalistas alemanes estarán en el Parlamento Central de Alemania”, señala Gärtner. El avance del totalitarismo A mediados del año 2004, el Gobierno del Partido Socialista Alemán, en coalicción con el Partido de los Verdes, anunciaba el final de la Ayuda Social (Arbeitslosseshilfe). Tras el anuncio y aprobación de esta reforma social, las calles de Alemania se llenaron de manifestantes, pero el Gobierno de centro-izquierda no cambió su nueva política social. El clima social en Alemania se fue helando a medida que se acercaba el otoño del año 2004. Alemania celebraba entonces los quin- ce 15 años de la caída del muro y comenzaba a ser consciente de las consecuencias. “Cometí un error de cálculo”, comentó el ex presidente Helmut Kohl, en rueda prensa con los periodistas extranjeros. “Hará falta una generación más para que desaparezcan las diferencias psicológi- Los eslóganes del Partido Nacionalista Alemán de hace 20 años son los que usa hoy el Partido Socialista de Schröeder cas entre la Alemania del Este y la del Oeste”, añadía. Poco después, el Partido Nacionalista Aleman, NPD, fundado en 1964, obtenía algo más del 8% de los votos en el departamento o Land de Sajonia-Brandemburgo. Tras el asesinato del cineasta holandés Theo Van Gogh por un radical islámico, salió a la luz un vídeo, realizado por miembros del servicio secreto alemán, infiltrados en una mezquita turca de Berlín, en el que el imán decía que los alemanes eran unos “cerdos”. Se comenzó a hablar de la sociedades paralelas: la turca y la alemana, en concreto en Berlín, donde vive la comunidad turca más grande del mundo, tras la de Turquía. La polémica sobre las Sociedades Paralelas alcanzó al Parlamento, cuyos miembros comenzaron a elaborar un Proyecto de Ley con el fin de obligar a todos los extranjeros a aprender y a hablar alemán. El asesinato de Theo Van Gogh había puesto en duda no sólo en Holanda, sino también en Alemania, la idílica existencia de la sociedad multicultural.