barca estudio - Iglesia Galilea

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En la Obra
Versículo clave: Nehemías 3
INTRODUCCIÓN:
Hay una profunda verdad en el dicho de Emerson, de que “la tarea de cada hombre es su
salvavidas”. Esta verdad es de especial aplicación al obrero cristiano. Si alguien pierde su vida
(sirviendo), la salvará, según enseñaba uno mayor que Emerson. Este capítulo está repleto de los
nombres que los que tuvieron parte en la reconstrucción de la muralla. Sus nombres gozan del
eterno recuerdo porque, como María, llevaron a cabo una buena obra para honra de su Nombre.
Las acciones santas se destacan como huellas en las arenas del tiempo. Veremos algunas
lecciones breves pero importantes acerca de esto.
DESARROLLO
1) Hay necesidad de trabajo: “el muro de Jerusalén (está) derribado” (1:3). Por la fe, los muros
de Jericó fueron derribados, tras haber sido rodeados; pero los muros de Jerusalén no van a ser
levantados solo por la fe. Según la practica teología de Santiago, hay una esfera en la que “la fe
sin obras es muerta”. Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. ¿No hay acaso muchas piedras (almas)
yaciendo alrededor de nuestras puertas que están fuera de su lugar apropiado, y que por ello no
alcanzan a cumplir el verdadero propósito para el que existen?
2) Hay trabajo para todos: “A cada uno su tarea” (Mr 13:34). “Si alguno no quiere trabajar,
tampoco coma” (2 Ts 3:10). Y esto es tan cierto con respecto a las cosas espirituales como con
respecto a las temporales. ¿Qué derecho tiene nadie de gozar continuamente de las cosas
espirituales si no hay un resultado de servicio activo para el Señor, el Dador de todo? No todos
pueden ser capaces de llevar a cabo la misma tarea, pero todos pueden trabajar. Las hijas de
Salum (v. 12) quizá no podían hacer el trabajo duro como el emprendido por el hijo de los plateros
o por el hijo de un perfumero (v. 8). Los sacerdotes (v. 1) y los comerciantes (v. 32) puede que no
sean igualmente expertos en el arte de edificar, pero en el Nombre de Dios ayudaron en el trabajo.
Que cada uno haga algo. Si no puedes manejar la paleta, puedes desde luego orar: “Dios bendice
a los edificadores”. Trabaja en oración.
3) Esta obra fue voluntaria: “Dijeron: Levantémonos y edifiquemos” (2:18). La necesidad fue
puesta delante de ellos; lo pusieron en su corazón, y se decidieron a comenzar en el acto.
Aquellos que salen y trabajan en amor por Él recibirán de Él “lo que es justo”. “El corazón del
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sabio está a su mano derecha”, listo para manifestarse en acción (Ec 10:2). Cuando el corazón ha
sido entregado a Dios y a su causa, la mano del servicio seguirá con toda certidumbre. El Señor
Jesucristo no apremia su yugo sobre nosotros, sino que dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mi” (Mt 11:29)
4) Este trabajo era unido: Se observará que casi cada versículo en este capítulo comienza con
palabras como esta: “Junto a ellos”, “Después de él”, “Tras él”, “Después de ellos”. Cada obrero
unió su obra con la de su vecino. Por cuanto eran de un solo corazón se unieron bien dispuestos
en el esfuerzo. Estaban inspirados no por ninguna consideración egoísta de recompensa
personal o de preeminencia, sino por un gran motivo de honra a Dios: la gloria de su Nombre y la
salvación del pueblo. No podemos realmente estar unidos en la gran obra de Dios a no ser que
todos los intereses meramente sectarios y personales desaparezcan de la vista en el único e
intenso deseo de edificar aquella sola causa que puede dar honra y gloria a Dios nuestro
Salvador. El esfuerzo de las iglesias es a menudo más parecido a la confusión de Babel que a la
convicción de Pentecostés. “Somos colaboradores de Dios” (1 Co 3:9).
5) Este trabajo alcanzó éxito: La palabra “restauró” aparece 34 veces. Cada constructor
restauró, rehízo y acabó, aquella porción de trabajo que le había sido asignada. Todos tuvieron
éxito en su obra, aunque no todos hicieron, quizá, la misma cantidad de trabajo. En el
temperamento y estilo de estos obreros habría, indudablemente, una gran diversidad; pero en su
objeto y propósito hallamos aquí una gran unanimidad. Baruc parece haber sentido un gran
entusiasmo por la obra, por cuanto se le distingue como aquel que “con todo fervor reparó otro
tramo” (v. 20). Luego, aquellos que tenían casas “restauraron… cada uno enfrente de su casa” (v.
28); y Mesulam lo hizo “enfrente de su cámara” (v. 30). Estos obreros alcanzaron el éxito porque
se negaban a desalentarse, aunque “sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su
Señor” (v. 5).
APLICACIÓN: Galilea Galilea; levantémonos y edifiquemos, los muros de nuestro corazón, los
muros de nuestra ciudad, los muros de nuestra iglesia. Cada uno de nosotros es un obrero,
necesario; y recuerde que no hay trabajo chico ni esfuerzo minúsculo cuando se lo hace con el
corazón para Dios.
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